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Treinta y cinco

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Con un suspiro JiAh se sentó en la cama al ver a JungKook usar sólo unos boxers luego de tomar una ducha, parecía sentirse fresco. A mitad de la noche, ambos fueron a la habitación de ella y se acostaron a dormir cómodamente; aunque ahora que lo notaba, JiAh sentía algo incomodo su trasero... bueno, no por nada fue la escena de ayer.

Él estaba de espaldas buscando unas prendas para vestirse, por lo que no notó su mirada detrás de su cuerpo. JiAh sonrió y lo detalló hasta concentrarse en esa cicatriz de su muslo, la misma que él le había contado que fue hecha por un disparo en el ejército.

— Buen día. — murmuró para verlo voltearse y mirarla con una sonrisa hermosa.

— Buen día, princesa. — se acercó con un short en sus manos y luego se inclinó a ella para darle un beso.— ¿dormiste bien? — ella asintió.— ¿Te duele algo? — ella volvió a negar aunque sí sentía una leve molestia.

— Estoy bien. — murmuró para llevar su rostro al cuello de él y besarle con suavidad esa parte de su cuerpo que tanto le gustaba. Bajó un poco más y llegó a su pectoral para darle un beso suave sobre la marca roja que ella misma había dejado la noche anterior.

— Me alegra saber eso, me preocupaba que pudiese haberte lastimado.— ella sonrió con ternura y negó aún con su cabello despeinado mientras cubría su cuerpo con la sábana.

— ¿Amor? — llamó en un murmullo y él la miró fijamente.— ¿Me contarás lo que pasó cuando te dispararon?

Él suspiró y luego se incorporó para mirarla desde su posición.

— Estábamos en el campo cuando fuimos atacados por sorpresa... — empezó con suavidad.— uno de mis compañeros fue alcanzado por una bala en la pantorrilla y yo volví por él... pero al avanzar unos pasos sentí algo muy caliente en la parte interna del muslo. — pareció pensativo y continuó.— miré abajo y vi sangre salir de mi pierna; los otros sargentos volvieron y nos ayudaron, pero en el transcurso de hacerme el valiente y continuar ayudando a mi amigo a pesar de mi herida, pues... perdí mucha sangre y también perdí el conocimiento. — suspiró.— luego de eso desperté en el hospital y no supe nada más...

Al contar eso JiAh lo veía hipnotizada, pues se sumergía en la historia y no podía creer que eso le había pasado a él... JungKook lo era todo para ella, no se imaginaba siquiera el qué hubiese pasado si lo hubiese perdido.

Por otra parte JungKook pensó en lo contado y recordó una parte de la escena aquel día. Había sido llevado al hospital y fue atendido por los médicos de la base más unas enfermeras de turno, pero había una en especial que se colocó sobre su rostro y le sonrió diciendo unas hermosas palabras que no olvidaría.

No puedes irte, tienes mucho por lo qué volver a Seúl... aún no te toca, Kook. JiAh te necesita más que a nada en el mundo. — susurró aquella voz angelical mientras lo miraba con una sonrisa.

Era Suni. Estaba seguro, porque preguntó por tal enfermera y al él ver a quienes lo atendieron, aquella hermosa enfermera no estaba.

Parpadeó saliendo de sus pensamientos y observó a JiAh con una sonrisa suave para acercarse y darle otro beso.

— Debió haber sido duro. — susurró en los labios de él.

— Fue mucho más duro el hecho de que no te vi durante todo ese tiempo... pero tu recuerdo me hizo fuerte. — le acarició la nariz con la suya y sonrió.— y volví sano para cumplir mi promesa de que en algún momento te iba a volver a ver.

— Jung... — lo miró sorprendida sin poder terminar cuando él la interrumpió.

— Nunca llegué a pensar en dejarte ir... siempre me aferré a la idea de seguir amándote, y por eso volví. — aseguró.— para recuperar tu amor y darte el mío.

JiAh sonrió levemente y se sintió sonrojada. JungKook siguió dándole besos por todo si rostro hasta lograr las risas de ella. En un punto cayeron nuevamente a la cama mientras él la acorralada contra el colchón besando cada parte de su rostro.

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Unas horas después JungKook en el Gimnasio empezó a recibir felicitaciones por algunos de los clientes que sabían su cumpleaños; aunque no sólo por eso, sino porque SoHee se encargó de colocar un cuadro con su foto en una pared que decía 'Cumpleañero del día'.

Ash~ Ya verás, tonta. — siseó por lo bajo al ver la foto.

— Cumpleaños feliz... te deseamos a ti... cumpleaños mi gorila... ¡cumpleaños, feliz! — cantó trayendo en sus manos un pastel pequeño y no pudo evitar reír con eso.

— ¿Quieres que te lance el pastel a la cara? — preguntó mientras apuntaba la foto de la pared, ella sonrió con burla y chasqueó la lengua.

— Simplemente sopla la vela, tonto. — JungKook negó entre risas y se inclinó soplando las velas para después oír los aplausos de todos los presentes mientras se incorporaba.— Ya son veintiocho, Kook... estás envejeciendo.

Él la miró de mala manera y SoHee rio.

— No seas exagerada. — dijo con su voz neutral y luego tomó una cucharilla a un lado del pastel para incrustarla en el mismo y así comer un poco de ese delicioso sabor a chocolate.

— ¿JiAh se quedó en casa? — preguntó interesada. Quería saber el chisme de lo de anoche.

— Sí. — respondió de forma seca y le vio el rostro mientras masticaba el segundo bocado del pastel.— No te diré nada, ya te conozco. — mencionó agarrando nuevamente un poco de pastel.

Ash~ quiero saber si la convenciste. — sonrió burlona.— ella me había dicho que no y me decidí a comprar el coso ese para dártelo a ti... me dije a mi misma que tu sí la convencerías y... — JungKook no perdió tiempo y metió el bocado de pastel en la boca de la chica para así callarla de una buena vez.

— Deja de ser chismosa. — regañó entre risas y se fue a los vestidores para alistarse para entrenar.

SoHee le había dicho que no fuera a entrenar, pero él quiso hacerlo cuando JiAh le mencionó que haría algunas cosas del trabajo en el juzgado y luego estaría algo ocupada con un caso que debía enfrentar al día siguiente.

Así que simplemente fue para distraerse un poco, aunque los recuerdos de lo que pasó ayer lo azotaban como si fuese la mejor fantasía de su vida.

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El hombre soltó el humo de su boca mientras con sus dedos sostenía aquella foto revelada por su compañero de negocios. Sonrió mordiendo luego su labio inferior mientras la hermosa cabellera con reflejos dominaba la fotografía.

— Se ve preciosa. — murmuró llevando nuevamente el cigarrillo a sus labios.— toda una diosa, de esas que vuelven locos a los dioses del olimpo. — siguió murmurando y la persona frente a él lo miró con seriedad.

— Eso fue ayer. — comentó el tipo frente al otro que usaba un uniforme beige mientras su cabello seguía largo y negro.

— Me encantaría enviarle un regalo... está demasiado guapa y tengo que hacérselo saber. — Min YoonGi volteó a verlo y dejó ver esa cicatriz vertical en su ojo.

Él había tratado de huir de los policías, por lo que en plena pelea y persecución terminó con esa herida en su rostro, una que marcó el mismo por siempre, pues sería difícil de borrar.

— ¿No crees que tenemos mejores cosas que hacer que estar al pendiente de una puta? — rechistó el otro y de inmediato las llamas se dejaron ver en los ojos del más pálido, golpeó la mesa con sus puños con fuerza y lo miró de una forma que asesinaría a cualquiera.

El oficial que estaba al resguardo tomó una de sus armas eléctricas por si al hombre se le ocurría agredir a su visita, el pelinegro lo miró de reojo y se volvió a sentar en su silla para volver a ver al tipo. Llevó el cigarrillo a sus labios nuevamente y le dio otra calada antes de triturarlo en el cenicero.

— Cuida tu sucia boca, porque la mujer de la que hablas es mía... es mí mujer... así que controla tu lengua o yo mismo te la corto. — murmuró con rabia y el otro lo miró de mala gana.

— Esa mujer te volvió loco... nosotros no nos aferramos a ninguna... lo sabes muy bien. — susurró inclinándose a YoonGi y este sonrió de lado.

— Loco y todo lo que quieras, pero ella... es mía. — susurró igual muy cerca del rostro del otro.

Este mismo se levantó de la mesa y recogió las fotos que le había mostrado a Min YoonGi, pero este al final colocó su mano por encima de la última foto que vio.

— Me tengo que ir. — mencionó el tipo y recibió del mayor una mirada penetrante.

— Ésta se queda. — dijo mirándolo desde abajo y el chico suspiró para tomar las demás fotos y guardarlas en su bolso.

— Bien. — murmuró sin ganas y colgó su bolso en el hombro.

Al irse, Min YoonGi le entregó la foto al guardia y este la tomó entre sus dedos.

— Haga inspección si quiere, pero luego me la lleva. — murmuró de lo más serio y el guardia lo escoltó de nuevo a su celda.

A Min YoonGi lo habían llevado a una cárcel lejos de la ciudad, una donde estaban los principales jefes de carteles de droga y todo lo demás. Poco le importaba, pues podía trabajar incluso desde la cárcel, nadie podía dar con su centro y menos con el jefe; así que estaba tranquilo.

——— •⚜• ———

JiAh entró a su casa luego de haber presentado las pruebas al fiscal Woo para que defendiera el caso del padre violento del que todos hablaban en Seúl, pues a ellos como parte del juzgado les tocó defender a las víctimas que habían tomado valentía para denunciar a su agresor.

Caminó hasta la sala viendo en su teléfono el mensaje de SoHee diciendo que llegara pronto a su apartamento, ya que ella y JungKook se irían hasta allá en cuanto salieran de la jornada laboral en el gimnasio.

Ella contestó que estaba en su casa y buscaría dos botellas de vino que tenía guardada para la ocasión; aunque sólo tomarían SoHee y GaEun porque ella no debía tomar mucho y estaba segura de que JungKook no lo haría para acompañarla... siempre era así de lindo.

Dejó el bolso sobre la isla de la cocina y empezó a sacar la bolsa de regalo que había comprado para guardar las botellas. De reojo notó algo sobre su piso que no había notado con anterioridad, se acercó y vio la tarjeta blanca, se puso de cuclillas y la tomó para ver lo que decía.

"No puedo creer lo guapa que te has puesto, en verdad no sé en qué estaba pensando cuando te dejé a un lado... eres una mujer preciosa, y me encantas."

Su labio tembló un poco al reconocer la letra y luego leyó más abajo.

"No te olvides de mi y visítame, estaré esperándote."

Tragó fuerte intentando calmar el temblor en sus manos y suspiró luego de sentirse demasiado nerviosa.

— YoonGi... — susurró mirando al frente de manera perdida.

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