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Once

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JiAh sonrió viendo en su teléfono el mensaje de JungKook, diciendo que estaba en el estacionamiento y que en unos minutos estaba allí. Se levantó de la cama arreglando su vestuario y fue al tocador a retocar su maquillaje, sus labios de un color rojo y sus pestañas rizadas. Otra vez se veía perrísima.

Hoy vestía un vestido de satín negro con unas botas hasta debajo de sus rodillas, su cabello ondulado se veía algo corto por las ondas y su rostro maquillado solo complementaba el vestuario.

Había pasado más de una semana que había vuelto a ver a JungKook y no habían hablado sobre estos juegos nuevamente, así que ayer quedaron en encontrarse hoy en su apartamento para una sesión de las que a ambos les gustaba.

Ella fue hasta su closet y abrió el pequeño para sacar unos envases y unas fustas, pues todo lo demás estaba en la otra habitación. Vio allí la bolsita con el polvo blanco y suspiró cerrando luego con llave. YoonGi no le había avisado de nada sobre ir a buscarlo, y ya estaba pensando tirarlo pero no quería pagarle a ese idiota por eso.

Al ir a dejar las cosas en la habitación más oscura de su casa el timbre sonó, ella sonrió de lado y se llevó consigo el collar junto a la cadena. La práctica típica que siempre hacía con JungKook, él era el único que lo había usado y JiAh no podía esperar para verlo con eso nuevamente.

Caminó apagando las luces en el trayecto para dejar solo una encendida de forma tenue. Abrió la puerta y vio a JungKook allí parado, su cabello estaba un poco más largo y se parecía mucho más al Mister J que conoció en el Club Dionysus dos años atrás. Él la miró de pies a cabeza y soltó un suspiro para después tragar fuerte.

— Te estaba esperando. — sonrió ladina y él hizo una igual para pasar y hacer que ella diera unos pasos atrás, pues JungKook parecía querer acorralarla.

— Estás... — negó con su rostro sonriendo un poco y prosiguió.— magnífica... — murmuró y ella sonrió mucho más con el cumplido.

La puerta se cerró por la gravedad y él sonrió con más malicia al quedar en total oscuridad, sólo con una débil luz del fondo del pasillo que los iluminaba. Su mano tatuada se levantó y se posicionó en esa cintura delgada cubierta por el satín.

— Dame un beso. — ordenó ella con seriedad y él rio un poco. Se acercó tomando esos labios rojos entre los suyos y le dio ese beso húmedo que le estaba pidiendo.

JiAh aprovechó la oportunidad y le abrocho el collar al cuello. JungKook se separó y la vio algo confundido para tocar el material de cuero en su cuello.

— Eres una pervertida astuta. — rio otro poco y volvió a besarla con dominancia para luego tomarla de la nuca y mantenerla allí en el beso.

Al separarse, ella tiró de la cadena y lo llevó con ella hacia la habitación, al estar frente a la puerta JiAh se detuvo para abrir la misma, momento que JungKook aprovechó para colocar su mano en el firme glúteo debajo del satín; por lo cual JiAh soltó una risita hasta que la puerta fue abierta.

JungKook pasó recordando muchas cosas vividas ahí, incluso el último día en que estuvo en ese lugar... Un amargo recuerdo que prefería suplantar con otro más ardiente que se daría hoy.

— ¿Qué tal si jugamos un poco? — propuso con voz coqueta y tiró de la camisa negra y delgada que él traía para sacarla por su cabeza. Se acercó a su torso y empezó a repartir besos mojados por todo su pecho y abdomen, escuchando los gemidos de él dominar la habitación.

JiAh se colocó de rodillas frente a su entrepierna aún cubierta por su pantalón, lo miró a los ojos desde esa posición y se acercó a su miembro mientras abría la boca y lo mordía con mucho cuidado sobre la tela del pantalón, él mordió su labio inferior y con su mano le acarició el cabello cuando JiAh repetía la acción mientras se sostenía de sus muslos.

— ¿Ya está preparado para mi? — preguntó con voz coqueta y él asintió mordiendo otra vez su labio inferior con la respiración agitada.

— Desde que abriste la puerta y te vi en ese vestuario... — sonrió travieso y ella lo imitó para desabrochar el pantalón oscuro y bajar la cremallera. Otra vez lo miró a los ojos con travesura y pasó su lengua por todo el largo de su miembro... sin apartar sus ojos de los de él ni un segundo.

— Está duro... — murmuró viéndolo fijamente cuando su dedo le acarició la longitud.

— Entonces ayúdalo, preciosa. — llevó su mano al cabello ondulado y hermoso de ella para enterrar sus dedos en este mientras relamía sus labios.

Ella prosiguió con una sonrisa y bajó el elástico para liberarlo de la presión, haciendo que cayera en su rostro con el propósito de excitarlo mucho más. Y así fue, a JungKook se le nublaron aún más los ojos por el deseo que sentía al verla de esa manera, por esa razón apretó un poco sus dedos en esa cabellera castaña para después verla tomarlo con su mano y masajearlo un poco. Al conectar sus ojos nuevamente, JiAh sacó su lengua y lamió desde el tronco hasta la punta del mismo.

Oh~ Dios... — susurró cerrando sus ojos para echar su cabeza hacia atrás cuando ella introdujo el miembro en su boca, utilizando su mano en la parte que quedaba fuera de la misma.— Lo haces tan bien, preciosa. — aduló incorporándose para verla nuevamente, succionaba su miembro de manera constante mientras lo veía a los ojos. Al sacarlo para tomar aire, él le acarició la mejilla y la vio cerrar sus ojos con el tacto.— eres espléndida... y perfecta. — volvió a susurrar mientras la veía.

JiAh era perfecta para él, con todo y sus errores ella lo era.

Ella lo miró y abrió su boca para mostrarle su lengua, con ello él rio un poco y tomó su miembro para golpetear un poco su lengua con la punta del mismo antes de que lo volviera a introducir. Siguió con ese juego húmedo por unos minutos hasta que lo metió hasta su garganta, provocando una arcada que la hizo sacarlo y así dejar ver a JungKook sus ojos algo lagrimosos por la reciente acción.

Mierda~ me vas a volver aún más loco, JiAh. — soltó en un gruñido cuando la vio levantarse. Ella le tomó las mejillas con sus manos y lo besó de forma apasionada antes de tomar nuevamente la cadena.

— ¿Por qué mejor no te sientas, cariño? — propuso relamiendo sus labios. Lo empujó para sentarlo a los pies de la cama y quitarle la cadena al collar. La vio ir hacia el closet y luego sacar unas sogas delgadas, regresó a él y se las mostró.— ¿Podrías quitarte el pantalón? — pidió para verlo asentir. Él prosiguió con ello y se quitó también sus boxers.— levántate. — ordenó viéndolo hacerlo.

JiAh sonrió satisfecha y le pidió sus manos, lo hizo ponerlas en su espalda y ella se puso detrás de su cuerpo para atarle las muñecas entre sí, y después continuar haciendo amarres en todo el torso del chico hasta terminar en su espalda. Le había formado una especie de arnés con las delgada y roja soga. Él la miró de forma seductora y esperó por lo que su preciosa zorrita quería hacer con él.

— Soy todo suyo, mi reina. — murmuró para hacer que JiAh levantara la mirada a sus ojos con una sonrisa y sus mejillas algo coloradas.

— Me encanta eso. — murmuró con tono lascivo para luego acercarse y darle un beso corto en sus labios, uno que no iba muy acorde a la situación. Continuó sentándolo en la cama para luego acostarlo por completo.— Espérame un segundo. — murmuró devolviéndose al closet y sacó el aceite de vainilla que tanto le gustó a JungKook en uno de sus encuentros pasados. Volvió a él y le mostró el frasco.— ¿Recuerdas esto? — preguntó con una sonrisita traviesa y él la imitó.

— Claro que sí. — respondió con su voz ronca antes de que ella avanzara a su posición.

— Te encantó el aroma... — susurró viéndolo fijamente.

— Me encantó tanto que cada vez que siento la vainilla me llega el recuerdo de ti montándome en esta cama... — contó en un gruñido por lo bajo, ella sonrió relamiendo sus labios y se subió a la cama para colocarse a horcajadas sobre su regazo.

— ¿Qué tal si repetimos ese recuerdo? — ladeó su cabeza viéndolo con su sonrisa traviesa, él se removió un poco por la excitación al verla sobre él.— voy a verter sólo un poco... — alargó mientras destapaba el frasco.— Sólo... Un poco... — dejó caer gotas por las partes libres de cuerdas y JungKook gimió con ese contacto algo frío y delicioso.— recordaremos... — puso sus manos sobre las gotas para esparcirlas y conectó sus ojos con los de él.— repetiremos... pero todo será mucho mejor. — siguió susurrando y él le sonrió con sus ojos brillantes. Una sonrisa más que enamorada de esa mujer sobre él.

— Móntame, mi reina... — pidió en un murmullo necesitado y JiAh rio un poco con el apodo, se levantó un poco del regazo de JungKook y subió su vestido hasta la cintura, dejándole ver al chico que no traía nada debajo, por lo que esté sonrió negando con su cabeza.— Traviesa... — murmuró relamiendo sus labios, sin siquiera poder mover las manos y tocarla.

— ¿Quieres que haga algo por ti? — preguntó con tono bajo para después llevar los dedos a su intimidad y masajear un poco.

— ¿Podrías masajear tus pechos? — pidió con la voz temblorosa por el deseo. Ella lo hizo y él se sintió en el cielo.— Tócate... — pidió nuevamente y JiAh bajó una mano a su intimidad mientras la otra seguía en su pecho.— Oh~ Dios... — dijo en un gemido bajito al sentir como su miembro dolía mucho más.— Te necesito, amor.

Ella sonrió ampliamente y llevó las manos a su espalda para bajar el cierre del vestido, lo subió y luego lo quitó para lanzarlo lejos. Se echo un poco hacia atrás para dejar caer un poco de saliva sobre el miembro del chico excitado bajo ella, y con su mano lo masajeo escuchando a JungKook gemir necesitado.

— Ya, cariño... ya te voy a ayudar. — calmó inclinándose a él para para darle un beso en sus labios antes de volver a su posición. Acomodó el miembro en su intimidad y se dejó caer lentamente mientras soltaban un gemido.

Nena~ Dios... — gimió echando su cabeza hacia atrás mientras mordía su labio inferior. La miró con sus ojos brillosos y encontró su mirada de igual manera que la de él.— No sabes cuanto te amo... — suspiró viéndola cerrar sus ojos para disfrutar de sus movimientos.

Ah~ se siente tan bien esto... — susurró para volver a inclinarse y volver a besarlo. Se siguió moviendo mientras compartían besos y no duraron mucho tiempo para alcanzar su orgasmo.

Cayó rendida sobre él mientras sentía espasmos en su cuerpo por la liberación de su excitación. Enterró el rostro en el cuello del jadeante chico y dejó besos húmedos sobre este para escucharlo suspirar encantado.

— Desátame, amor... quiero abrazarte. — dijo con la respiración jadeante y JiAh lo besó nuevamente en su mandíbula para continuar a sus labios.

Al hacerlo, JungKook la abrazó de la cintura y la dejó debajo de su cuerpo para continuar besándola como quería: de manera romántica y apasionada.

— Necesitamos práctica... — rio ella cuando JungKook besó su cuello.

— Tenemos tiempo para hacerlo. — añadió con una risita igual y ella lo abrazó del cuello.

— ¿No nos vamos a quedar con sólo esto hoy, no? — preguntó viéndolo sonreír travieso.— ¿Ves que eres un pervertido tal como yo? — comentó riendo un poco y él admiró verla así: radiante.

— Contigo jamás me he conformado con una. — murmuró juntando sus narices y haciendo que ella abriera sus piernas para meterse en éstas.

— Eres un hombre malo. — susurró llevando su dedo índice al labio inferior magullado por los besos. Este la vio embelesado.

— Contigo puedo portarme tan mal que me desconozco. — gruñó mordiéndose luego el labio que ella acababa de tocar.

— ¿Mi mala influencia? — preguntó con la ceja alzada y él negó.

— Más bien... me haces sacar a Mister J del oscuro cuarto donde lo dejé. — relamió sus labios y ella sonrió ampliamente. Lo abrazó del cuello y juntó sus labios en otro beso.

— Pero esta vez... — susurró intercambiando la mirada de los ojos y labios de él.— Que me baile sólo a mi... que me seduzca sólo a mi... y que me folle sólo a mi.

JungKook sonrió de lado y luego volvió a relamer sus labios.

— Pero... es que Mister J siempre fue tuyo... Al igual que JungKook... Has hecho que mis dos yo te amen con locura. — suspiró y volvió a besarla.

Y es que desde que vio a JiAh cruzar la puerta de la oficina de Kahi supo que sería ella su infierno... pero luego de que ella conociera al JungKook real y este mismo la viera con otros ojos, unos que en aquel momento no debían verla, supo que ella también sería su cielo.

JiAh era su mujer ideal.

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