Dos
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— JungKook... — llamó Suni suavemente mientras miraban el atardecer a través de la ventana. Jungkook la abrazaba suavemente mientras ella con su cabeza sobre su pecho sentía ese corazón enorme del chico.
— Dime, preciosa. — murmuró dando un corto beso en su cabeza.
— Por favor prométeme que harás las cosas bien y te disculparás con JiAh... — él frunció el ceño y bajó la mirada para verla, pero ella no lo veía, sino que no apartaba la mirada del sol ocultándose.
— Suni...
— JungKook, JiAh no tenía culpa de no saber lo que pasaba... ella sólo pensó que lo hacías por querer mientras faltabas a tu promesa con ella... — susurró con calma y él miró el sol también. Tragó fuerte y la escuchó suspirar.— Ella te quiere muchísimo, se le nota cuando te mira... le brillan los ojos. — susurró otra vez mientras sonreía levemente.— y tú también lo haces... también te brillan los ojos...
— Suni... — dijo con tono de queja y advertencia.
— Ya reconoces que te gusta mucho... ¿Por qué no puedes reconocer que te equivocaste con ella si lo sabes? — se quedó mudo y no dijo nada.— Sé que ella es buena para ti... y... no quiero irme sabiendo que has destruido un hermoso corazón allá afuera. ¿Puedes hacerlo? — preguntó nuevamente y él asintió.— no asientas, promételo.
— Te prometo, Suni, que me disculparé con ella como te lo había prometido antes y no lo había podido hacer por mi orgullo... — explicó besando su cabeza y ella rio un poco.
— Eres tan terco... también prométeme que arreglarás eso. — susurró nuevamente.
— Te prometo todo lo que quieras, señorita Park SunJi, pero ya no me ordenes que me das miedo. — ella rio un poco y aferró su rostro al pecho de él cubierto por una camisa negra.
— Te amaré siempre, Kookie... — susurró otra vez contra su pecho y él se sintió extraño con eso, pues hacía mucho que ella no le decía que lo amaba.
La apretó suavemente y cerró sus ojos sintiéndose cálido y reconfortado.
— Te amaré siempre, Suni. — se inclinó un poco y besó su frente.
Cerró sus ojos sintiéndola y de pronto se sumergió en un sueño, uno que fue como dar un parpadeó que lo hizo abrir los ojos en sorpresa al ver la oscuridad de la noche por tener las luces apagadas, por lo cual la habitación se iluminaba con la luz de las calles. Se movió un poco incorporándose y levantó la mano para acariciar la mejilla de Suni, no sabía por cuánto tiempo se había quedado dormido.
— Suni. — llamó en un susurro mientras le acariciaba la mejilla con su pulgar.— Hey, despierta, dormilona. — volvió a susurrar mientras sonreía un poco, pero al ver que no despertaba borró la misma y con el índice le dio toquesitos en la mejilla.— Suni... — repitió y su corazón se aceleró, volvió a sacudirla un poco y al no ver respuesta sus ojos se cristalizaron.— Suni, no... no me hagas esto. — pidió con la voz entrecortada.
Volteó para encender una lámpara y le vio el rostro, uno más pálido de lo normal. Empezó a soltar hipidos más notorios, y por la puerta abierta su padre pudo escucharlo.
— ¿JungKook, está todo bien? — preguntó desde afuera en la cocina y él no respondió.
— ¡Suni, despierta! — le dijo nuevamente sacudiendo su cuerpo frío e inerte.— ¡No me dejes, Joder! — exclamó un poco más alto y los pasos de su padre empezaron a oírse.— ¡Suni, despierta! — repitió entre el llanto y sus lágrimas a flote.
Su padre llegó a la habitación y vio la escena, JungKook seguía abrazando al cuerpo sin vida de Suni mientras repetía en llanto que no lo abandonara.
JungKook se sentó en la cama con la respiración agitada y la frente sudada, había tenido ese sueño nuevamente, ese que lo perseguía desde que estaba en el servicio. Elevó su mano y la puso en su pecho sintiendo el corazón acelerado, encendió la luz y observó la hora en su teléfono, eran las seis y media de la mañana.
— Dios... — susurró masajeando sus ojos y luego peinando su cabello.— ¿Por qué no se van? — repitió cansado.
Se levantó para ir a lavarse y salir de una vez a su trabajo.
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JungKook se inclinó y luego se puso de cuclillas para sonreír suavemente y dejar las flores en el florero a un lado de la lápida.
— Hola, mi hermosa guerrera... — susurró son una sonrisa pequeña.— Ya sé que te abandoné por mucho tiempo, pero ya volví de mi servicio al país, así que vine a verte y a traerte unas hermosas flores... — acomodó las flores a un lado de las otras que tenía cuando llegó y sonrió, su padre seguramente recordó la flor de su nacimiento y le trajo algunas, las cuales eran las favoritas de Suni y de él.— Te traje unos tulipanes, sé que te gustan mucho desde que viste aquel drama romántico... — rio un poco mientras lo recordaba, tocó la pequeña fotografía a un lado del nombre y la acarició con sus dedos.— Te extraño mucho... pero sé que estás bien dondequiera que estés... estás mucho mejor que aquí en la tierra. — siguió sonriendo.
Recordó un momento de él y Suni hace unos años atrás y sonrió aún más. Era ese recuerdo de cuando fueron al bosque de Seúl en su primer mes de novios, claro que a escondidas de su padre... allí caminaron por el sendero del sitio tomados de la mano mientras apreciaban el paisaje verde del lugar, y al llegar al pequeño gazebo la tomó de las mejillas y le dio un suave beso en sus bonitos labios, unos que deseaba besar algún día en un altar.
Pero a su memoria otro recuerdo se interpuso, uno donde en el mismo gazebo le tomaba la espalda baja a esa castaña de pestañas hermosas para acercarla y besarla con parsimonia. Allí se dio cuenta que había desarrollado un sentimiento fuerte por ella, cuando al besar a JiAh se perdió en el sabor de sus labios sin recordar nada más que su delicioso aroma.
— Perdón, Suni... no sé porqué estoy recordando eso ahora. — susurró negando con su cabeza.— sé que tu nunca te equivocas... pero ¿por qué ella tenía que hacerme esto? No tiene nada de parecido a ti... y... yo creía que uno como humano tenía un tipo ideal de persona al amar... — suspiró sentándose en el césped.— tu me enamoraste con tu carisma a pesar de todo lo malo que habías vivido... y JiAh... — pensó por un momento y continuó.— JiAh me hizo sentir cosas con su personalidad chispeante, atrevida y mandona... — rio por lo bajo con lo último.— bien decías tú que a mi me faltaba mano dura de una mujer... — continuó riendo, volvió a suspirar y siguió mirando la foto en la lápida.— extraño mucho tus "Te quiero mucho, Kookie" — siguió sonriendo y sin evitarlo una lagrima cayó de su ojo.— recuerdo que te pregunté porqué habías dejado de decir que me amabas, y... — soltó un hipido levantando sus rodillas para luego rodearlas con sus brazos.— y tu me dijiste que ya no lo harías porque tenías que empezar a darle una oportunidad a alguien más de hacerlo. — rio un poco entre lágrimas y continuó.— no sé cómo podías seguir pensando en mí después de todo lo que te hice... — con el dorso de su mano limpió su nariz y luego con la manga de su suéter negro limpió sus lágrimas.— Voy a cumplir mi promesa, hermosa... voy a continuar con mi vida como te lo prometí antes de partir. — se levantó del césped y elevó su mano para acariciar nuevamente la foto de Suni.— debo irme, hoy comienzo a trabajar en el gimnasio nuevamente... — miró sus ojos brillantes en esa foto y suspiró sonriendo levemente.— Hasta luego, amor... te amaré siempre.
Se ha hecho menos la interacción, confío en ustedes ♥
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