Dieciséis
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JiAh no pudo evitar ver una vez más su pantalla en la pared, donde se reproducía uno de los tantos videos de Suni en esa USB, esta vez en el cuadro sólo salía ella mientras corría por un campo de hermosas flores púrpura, se veía demasiado linda con su cabello castaño casi de color miel, sus ojos llenos de vida y sus mejillas rosadas... se veía llena de vida, como siempre debió ser.
Limpió sus lágrimas con la manga de su abrigo del pijama y luego colocó un mechón de cabello detrás de su oreja. Poseía un moño despeinado en su cabello mientras su nariz roja demostraba que había llorado un poco más luego de la discusión con Jungkook.
Había tomado una cita con su psicólogo para el lunes en la tarde, hacía mucho tiempo que no lo iba a visitar y estaba segura de que este le preguntará tantas cosas de la loca vida que había estado llevando en la ausencia a la visita en su consultorio. Pero al buscar algo para ponerse ella encontró nuevamente la memoria USB, y aunque se repitió miles de veces que no lo hiciera, su mente malévola con ella misma le hizo conectar el USB a su televisor.
YoonGi también le había escrito y le había dicho que pasaría dentro de poco a buscar su mercancía. Menos mal y le avisó porque estuvo a punto de tirarla por el inodoro.
Puso en pausa el televisor cuando escuchó el timbre de la puerta principal, se levantó y fue a esta con el polvo malévolo en su bolsillo. Abrió la misma y ese pálido chico de cabellera negra como la noche se dio paso a su casa, con una postura tan relajada, como si no hubiese ido a buscar una sustancia ilegal a su hogar.
— Toma... — sacó la bolsita y se la pegó al pecho.— ya, vete. — pidió molesta y él sonrió de forma ladina.
— Espera, hermosa... ¿Por qué tan molesta, eh? — elevó su mano tocándole la mejilla pero sin tomar la bolsita que JiAh aún mantenía contra su pecho.— Sabes que te ves hermosa de todas las maneras y esta me prende demasiado, pero... me intriga porqué estás tan alterada. — mordió su labio inferior y luego sonrió con sorna, como si el mundo estuviese debajo de la planta de sus pies.
— Sólo quiero que te vayas y te lleves esa cosa que me ha traído sólo putos problemas. — masculló molesta y YoonGi rio un poco por lo dicho.
— ¿Esto? Pero si los problemas te los buscas tu solita, hermosa. — aclaró aún con su risita de por medio. JiAh tragó fuerte con la mención y se sintió caer tan bajo que simplemente se debilitó.
— ¿Ya te puedes ir? — preguntó ofuscada. Él sonrió con travesura y sacó un cigarrillo de su bolsillo para ponerlo en sus labios, lo prendió con su propio encendedor de color dorado y luego soltó el humo en la cara de ella.
— Quiero quedarme un rato. — contestó con un tono tan lascivo que la hizo estremecer. Ella tragó fuerte desviando la mirada de su rostro y prefirió observar por el ventanal.
Aunque él no la dejó, con su mano libre le tomó la mandíbula y luego le acarició los labios con su pulgar mientras los observaba deseoso, le encantaba follar con JiAh porque ella era salvaje.
— Vete, YoonGi. — pidió con su rostro serio, pero por dentro temblaba de una manera que la hacía estremecerse... y no del miedo específicamente.
— Sabes que no quieres eso... — susurró negando con su cabeza mientras seguia acariciandole el labio inferior.— estás temblando... estás excitándote. — dijo en el mismo tono mientras JiAh tragaba fuerte, él siguió con su cínica sonrisa y la empujó desde el agarre en su mandíbula hasta tenerla recostada en la pared.
JiAh soltó la mano en su pecho, y eso a su vez hizo que la bolsita cayera al piso. Pegó las palmas a la pared y empezó a rasgar ésta con un sentimiento de ansiedad terrible.
— Claro que sí, sólo vete. — susurró ella por la cercanía de su rostro con el suyo.
Se estremecía en su interior, y como decía anteriormente no era el miedo, era preocupación, más bien, porque entendía y a su vez no el porqué estaba deseándolo... no entendía sus emociones, sus deseos... estaba loca.
Volvió a tragar fuerte y bajó la mirada a sus labios, él se llevó el cigarrillo a sus labios dando una calada y luego soltando el humo la presionó aún más contra la pared, metiendo su pierna entre las de ella para rozar su intimidad con suavidad, y como pensaba, ella soltó un gemido bajito e inconsciente. No quería excitarse, pero lo estaba logrando... se sentía mal.
Al dar una calada más, no le importó dejarlo a la mitad con tal de besar los labios de ella con vehemencia... uno que la fémina lamentablemente le siguió. Subió sus manos al cuello de él y le acarició el cabello largo.
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— JungKook. — llamó SoHee al verlo distraído en las pesas, al parpadear y reaccionar de sus pensamientos se dio cuenta que el cliente al que estaba entrenando ya había terminado sus sentadillas y necesitaba ayuda para quitar las pesas.
— Oh, disculpe. — dijo avergonzado mientras le quitaba las pesas.
— No se preocupe. — dijo el joven chico con una sonrisa. SoHee se disculpó en un susurro con él y este repitió las mismas palabras hacia ella.
— Ve a estirar un poco las piernas, HanSeok. — le indicó JungKook y este asintió yéndose hacia una zona donde podía estirar. JungKook miró a SoHee y se sintió avergonzado.
— Sé que te dije que no abriríamos hoy, pero hubo mucha demanda en el horario de la tarde y noche que creí que era mejor abrir... lo siento, debí darte el día. — JungKook negó despreocupado y SoHee lo miró con arrepentimiento.
— No te preocupes, SoHee... era mejor estar aquí que martillando mi cabeza en casa. — contestó con una sonrisa avergonzada. SoHee sonrió ampliamente al verle las orejas rojas.
— ¿Has hablado con JiAh? — preguntó suavemente y él negó.
— Le dejé un mensaje hace una hora pero ella estaba peor que tu; así que supongo que debe estar durmiendo. — resopló una risita mientras buscaba distracción en las pesas. SoHee no quiso incomodarlo mucho más y cambió de tema.
— Te quería preguntar si aún tenías las grabaciones que me dijiste tiempo atrás que tenías de Suni. — JungKook frunció el ceño por eso y pensó por unos segundos antes de voltear a ella.— es que... ya se acerca el día que fuese su cumpleaños y... me gustaría hacerle un pequeño homenaje con sus flores favoritas y algunas velas. — él suspiró y se distrajo nuevamente con las pesas.
— La última vez que supe de la memoria fue hace más de dos años cuando se la entregué a mi padre y le pedí que la guardara. — se quedó pensativo con la idea de que hacía muchísimo tiempo que no veía ese USB.
Él había hecho grabaciones junto a Suni cuando se compró una cámara nueva y empezó a gustarle la fotografía, empezó en un día que decidió grabar un momento de ella en una de sus citas y desde ese día se volvió como un pasatiempo más para ellos; el cual serviría para hacerle un video cuando ella cumpliera sus veinticinco, cosa que nunca llegó, puesto que murió poco antes de cumplirlos.
— ¿Crees que aún las conserve? — preguntó entristecida, pues ella tenía una gran idea contando con esa memoria.
— No tengo idea, pero si aún la tiene seguramente la debió haber guardado muy bien luego de la partida de Suni... sabía que estaba muy mal y ver esos videos sólo me destruiría. — SoHee asintió entendiendo y suspiró después para poner una mano en el hombro de él captando su atención.
— Haré alguna otra conmemoración, no te preocupes.
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Al entrar en su casa soltó un suspiro cansado y su padre lo miró con extrañeza.
— ¿Te sientes bien? — preguntó mientras doblaba su ropa recién lavada. Él asintió cerrando la puerta detrás de él para caminar hacia el mayor.— ¿Todo bien con la abogada Seo?
— ¿Por qué preguntas eso? — dijo extrañado por esa pregunta, el mayor se encogió de hombros.
— No sé... ayer te veías tan radiante con ella y hoy estás... — lo miró fijamente y prosiguió.— destruido.
JungKook soltó una risita y resopló un poco.
— Estoy cansado, es todo. — hizo un gesto despreocupado y el mayor asintió poco convencido, pero su hijo era muy reservado como para decir la verdad sobre sus emociones.
— Esta bien. — asintió con suavidad.
JungKook se quedó unos segundos pensativo y recordó la conversación con SoHee.
— Papá. — llamó y este lo vio sin dejar de hacer lo que hacía.— ¿recuerdas la USB con las grabaciones que te di tiempo atrás? — él asintió luego de pensar un momento.— ¿Aún las conservas?
— No... una vez Suni me pidió que guardara unas cosas en una caja y luego la guardara en un lugar de su habitación, cuando me diste la memoria y dijiste que eran grabaciones de ustedes, creí que allí estarían bien protegidas. — pareció algo confundido y luego recordó mejor.— creo que metí allí la USB pero no recuerdo muy bien... — dijo confundido y JungKook asintió.
Le gustaría verlos pero, por otra parte si se habían perdido no quería recuperarlos.
— Pero la habitación de Suni quedó vacía, te deshiciste de todo. — el mayor pareció confunfido y escuchó la voz de su hijo nuevamente.— Bueno, creo que era mejor que se perdieran.
— No, al final, esa caja creo que la donó a algún sitio antes de partir. — siguió confundido sin estar totalmente seguro. JungKook suspiró una vez más y siguió a su baño para tomar una ducha refrescante.
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JungKook dio una vuelta en su cama abriendo los ojos y resoplando frustrado. No había podido conciliar el sueño por pensar en JiAh, se sentía preocupado y temeroso, pues ya había perdido a alguien importante en su vida y jamás desearía que eso se repitiera de la misma forma.
Se sentó en su cama y observó a su alrededor oscuro, tomó su teléfono en la mesita de noche y vio la hora en el mismo, indicaba las dos y media de la madrugada y eso sólo lo estresó mucho más hasta hacerlo levantarse de la cama. El mismo teléfono lo tomó llevándolo a su oreja luego de marcar el número de ella.
Varios pitidos sonaron indicando que el teléfono estaba apagado, y eso sólo lo preocupó. No debió nunca haberla dejado sola, debió quedarse allí con ella.
— Mierda~ no puedo dormir con esta preocupación. — susurró buscando en su closet una chaqueta negra y un jogger que pudiera usar. Al estar listo salió de la habitación y tomó las llaves de su moto.
Poniéndose el casco estando sentado sobre su moto le llegó un mensaje en su teléfono.
— Estaba durmiendo... estoy bien. — susurró él leyendo el mensaje.— No me convences, nena. — murmuró mirando al frente para guardar el teléfono en su chaqueta y luego encender el vehículo.
Salió del estacionamiento y manejó de forma civilizada por la ciudad, al llegar a su edificio se quitó el casco para observar a lo alto del mismo y luego bajar la mirada al guardia de seguridad que lo miraba con extrañeza hasta que pareció reconocerlo cuando le sonrió. Decidió acercarse dejando el casco sobre la moto y le sonrió con amabilidad al señor de la guardia nocturna.
— Buenas noches, señor. — hizo una corta reverencia y este la imitó.
— ¿Cómo está, joven? ¿Qué lo trae por aquí a ésta hora? — preguntó extrañado, aún con su sonrisa amable.
— Quisiera saber si la señorita Seo JiAh está en su casa... ¿usted la ha visto hoy? — preguntó suavemente mientras su respiración pesada le mostraba al señor su preocupación.
— Ella no ha salido hoy... no la he visto en la noche y no sé si mi compañero la vio en el horario de la mañana y tarde. — comentó sin saber eso con exactitud. JungKook miró a otro lado mientras tomaba aire profundamente y eso le dio un indicio al señor de que el chico estaba realmente preocupado.
— Bien... ah... gracias. — asintió con una sonrisa falsa y se dio la vuelta para ir a su moto nuevamente.
— ¡Joven! — llamó por lo alto y JungKook se dio la vuelta, se acercó nuevamente a la cabina del mismo y él prosiguió.— Para que venga con ese rostro a casi las tres de la mañana me dice que tiene una razón muy importante, y como lo he visto varias veces con la señorita JiAh, yo le voy a dejar pasar y lo acompaño a su puerta.
— Dios, sí... se lo agradezco muchísimo, señor. — juntó sus manos en agradecimiento y el mayor negó con una sonrisa.
— No se preocupe. Iré con usted... y si la señorita JiAh lo permite bajaré de nuevo, pero comprenda que por reglas de seguridad no puedo dejarlo subir solo. — JungKook asintió rápidamente y se percató apenas que había otro chico más joven haciendo guardia con él cuando este se volteó para darle indicaciones.— Vuelvo en unos minutos.
Al ser acompañado por el guardia hasta el piso de JiAh y luego a su puerta, este le permitió tocar el timbre, pero no había respuesta, repitió nuevamente la acción y no se escuchaba respuesta alguna. Se preocupó de inmediato.
— No abre... — susurró y luego puso su oreja contra la puerta dejándole escuchar el televisor en su interior.— hay ruidos pero no parecen personas... sólo se oye el televisor. — le informó al mayor y este decidió tocar la puerta.
— ¡Señorita JiAh! Soy yo, SukJeong... necesito hablar con usted. — informó y luego se escucharon ruidos algo fuertes, por lo que JungKook se sintió alarmado.
— Necesito entrar, necesito ver que está bien... — mencionó preocupado, el mayor no pudo decir nada, pero cuando estuvo por tomar una decisión la puerta se abrió.
JiAh estaba allí parada, con ropa de pijama, sus ojos saltones y brillantes, muchísimo más de lo normal en ella. Cuando vio a JungKook sus ojos cambiaron a unos asustadizos y se aferró a la puerta para no mostrar más que a ella misma.
— Disculpen... estoy, ah... estaba ocupada, estaba en el baño y... y... ¿Qué hacen aquí? — preguntó temerosa y se aferró nuevamente a la puerta.
— ¿Cómo que qué hago aquí? — preguntó JungKook en un murmullo preocupado.— estaba preocupado por ti, no sabía nada, no respondes mis mensajes y...
— Te dije que estaba bien. — interrumpió mirándolo nerviosa.
— Pues sabes que yo no me creo esa mentira. — replicó pareciendo molesto, pero en realidad estaba preocupado. El guardia se alejó dándoles un poco de privacidad al notar que estaban peleados.— ¿Puedo pasar? — el semblante de ella cambió y de inmediato negó.
— No, tu sabes que no deberías estar aquí... — murmuró con sus ojos saltones y brillantes que le dejaron ver que estaban un poco rojos.
— Discutimos, sí... pero sabes que no estaría molesto contigo, sólo quiero ayudarte, amor. — susurró viéndola con pesar, JiAh vio borroso de pronto y negó rápidamente.
— No me digas así... yo... yo no merezco eso... yo... no te merezco... sólo vete. — negó con su voz quebrada mientras susurraba. Él vio sus manos y éstas parecían tener un tic nervioso por lo mucho que temblaban.
Y aunque pareciera extraño para cualquiera, al él tomarle las manos éstas dejaron de temblar de inmediato. Ella se sentía segura con él.
— Hey ¿Qué pasa? — susurró con la voz igual de cortada. Le dolía verla así, y demasiado.
— Debes irte... — volvió a pedir y él negó apretando sus manos con suavidad para darle algo de calor, pues estaban demasiado frías.
— No, no lo voy a hacer... esta vez no me iré. Me quedo aquí, punto. — replicó y ella lo vio con tristeza.
— Soy un desastre... — volvió a susurrar. Él negó.— No tengo arreglo... — él volvió a negar y la atrajo a su cuerpo para abrazarla un poco, pues parecía que en verdad lo estaba necesitando. Miró a los lados y el señor SukJeong ya no estaba, le acarició la espalda a JiAh y ésta empezó a temblar un poco más.
— Hermosa. — llamó despegando su rostro de su pecho, lo tomó entre sus manos y la miró con tristeza. No podía verla así, le rompía el alma.
— Lo siento tanto... — susurró tragando fuerte.— yo... no sé porqué no puedo controlarlo. — negó frenéticamente y siguió llorando a cántares.
Él se quedó viéndola fijamente y un detalle en su rostro le hizo cambiar el semblante a uno serio y más que preocupado.
— JiAh... — llamó en un susurro. Con su pulgar le limpió la nariz de un residuo blanco en ésta.— ¿Qué es esto? — preguntó con su voz temblorosa por los nervios que le causó eso. JiAh limpió su nariz con su mano y JungKook al tomarle el rostro con las manos se vio más que asustado.— Dime que no lo hiciste... — negó con su rostro sintiendo la respiración agitada. Ella no decía nada y soltó un gruñido.— Mierda ¿Qué has hecho? — preguntó con sus ojos cristalizados y después la soltó para empujar la puerta algo fuerte.
Caminó al interior viendo algo de desastre en la sala con mantas en el sofá y algunos cojines en el piso. Fue directamente a la mesa de centro de la misma con una JiAh nerviosa detrás de él. Se puso de cuclillas y observó en la mesa rastros de algo blanco que parecía haber sido esparcido.
Quería llorar, no podía creerlo. Se levantó y la miró.
— JiAh. — susurro con tono lastimero en un suspiro mientras la veía llorar y negar con su cabeza.
— Ayúdame... — susurró ella.
Ambos conectaron sus ojos y sus miradas se dejaron ver más que destruidas.
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