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Cuatro

——— •⚜• ———

Jungkook en el gimnasio le indicaba a un miembro como hacer un ejercicio con las pesas y este asentía a su voz algo ronca, pues el chico se daba a respetar en el sitio y a muchos les gustaba su manera de entrenar.

— Te dije que con constancia tus músculos crecerían, SungHo. — el chico rio un poco recordando cuando vino al gimnasio hace dos años y JungKook fue quien lo animó a seguir yendo.

— Me faltaba confianza... — el pelinegro asintió de acuerdo con ello y le ayudó a mantenerse en la sentadilla mientras estaba al pendiente por si se le caía la pesa.

— Sí... — murmuró mientras el chico hacía sus ejercicios. Vio como unos chicos, unos críos reían un poco y decían "wow" a cada rato mientras veían el teléfono de uno de ellos. SungHo terminó su serie y JungKook apartó la vista de los críos.— estira tus piernas un poco en la caminadora... la misma serie. — el otro asintió obedeciendo y así mismo él aprovechó de ir hacia los jóvenes que aún reían.— ¡Hey! Vienen aquí a entrenar o se van, hay personas que necesitan esas máquinas. — cruzó sus brazos viéndolos y ellos tragaron fuerte haciendo una reverencia hacia el imponente chico.

— Lo siento, sólo veíamos un video. — murmuró uno de ellos y JungKook alzó una ceja. Él le extendió el teléfono para que el pelinegro lo viera también y se percató de eso que a los chicos tanto les gustaba. En el video salía JiAh en una discoteca bailando con otra chica, se movían de forma sexy frente a la cámara mientras sostenían una bebida en sus manos.— es la abogada Seo JiAh ¿no le parece esto un escándalo? — JungKook lo miró seriamente.

— Ella ha estado metida en muchos escándalos últimamente... es... hermosa y tiene un cuerpazo... — mencionó otro del grupo, alabando mientras mordía luego el labio inferior y JungKook tomó aire profundamente para calmarse, pues no parecía ser mayor de edad.

— Pero está muy loca últimamente. — eso fue suficiente para que JungKook explotara.

— ¿Y te parece a ti correcto expresarte así de una mujer? — dijo con rabia. Soltó sus brazos y lo apuntó.— que no se te olvide que tu vienes de una, y la mujer por más perdida que esté en el mundo merece respeto ¿me oíste? — regañó al final y le quitó el teléfono de las manos para eliminar ese video permanentemente.— y que sea la última vez que estás distrayendo a los miembros del gimnasio, o entrenas o te vas, una de ambas. — respiró con irregularidad y el chico asintió cuando JungKook le entregó el teléfono.— JiAh es una gran mujer, una gran abogada... ¿te has puesto a pensar si está pasando por un problema en su vida? — el chico volvió a tragar fuerte e hizo una reverencia.

— Lo siento... no pasará de nuevo. — murmuró y el mayor asintió.

— Más te vale. — terminó con su voz seria y se dio la vuelta para volver con SungHo, quien con la respiración agitada y su frente sudada lo miró.

— ¿Todo bien? — preguntó exhausto.

— Sí... continuemos con tu rutina. — el chico asintió y ambos fueron hacia una de las máquinas para ejercitar las piernas.

Mientras SungHo hacía las series él no podía dejar de pensar en lo que acaba de saber de JiAh. ¿Qué estará pasando con ella para que esté actuando de esa manera?

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A la noche JiAh nuevamente estaba explorando un nuevo mundo junto a YoonGi. Ella estaba sobre él moviéndose lentamente sobre su miembro, mientras que él como respuesta sonreía para luego llevarse el cigarrillo a los labios.

YoonGi era un fumador y tomador experto, siempre que él iba a follarla terminaba compartiendo un cigarrillo con él o este mismo le pasaba el humo a su boca. YoonGi era su mala compañía... una dañina pero placentera compañía.

Lo había conocido en un club un año atrás, él le enseñó a fumar y probar alguna que otra cosa para salir de su mundo e irse a otro. Sólo lo hizo una vez y no le gustó mucho el cómo terminó con una terrible existencia al día siguiente; por lo que se juró no volver a hacerlo, ahora sólo compartía un cigarrillo con él de vez en cuando.

— Divina... — susurró ladeando su cabeza con el cabello negro estorbando un poco en su rostro. Tenía el cabello largo y lo hacía ver de maravilla.— ¿Quieres que te folle duro? — JiAh asintió con los ojos cerrados, perdida en su mundo.

Al dar la última calada a su cigarrillo, él le tomó el rostro desde las mejillas con una sola mano, le apretó un poco para hacerla abrir la boca y allí mismo le pasó el humo con sus labios pegados para luego besarla con salvajismo. Tenía sus labios ya muy magullados cuando la vio nuevamente, así que la sacó de su miembro y la tumbó sobre la cama.

Ah~ apresúrate. — Susurró y él le dio una palmada fuerte en su glúteo izquierdo.

— Ponte en cuatro. — exigió y ella lo hizo para sentir como se introducía en su interior con fuerza.

Él siempre la follaba de forma ruda, nunca lo había hecho con él de forma suave y apasionada, sencillamente porque no era lo de él. En cambio Jimin lo hacía, pero eso sólo pasaba cuando el chico de hermosos labios estaba en el país, con su agenda ahora muy apretada se veían poco.

Ah~ Sí... me voy a correr. — y lo hizo. Se corrió luego para dejarse caer sobre la cama.

— Estás débil cada vez que follamos... sabes que no me gustan las débiles... — murmuró con algo de fastidio.

— No sé qué me pasa... parece que me falta mucha practica. — rio suavemente y él sonrió de lado cuando ella se puso boca arriba.

— Ya me voy, preciosa. — JiAh asintió con una sonrisa satisfecha sexualmente y él se puso sobre ella para besarla por última vez y morderle el labio inferior.

Se puso su ropa y luego de despedirse con la promesa de volver cuando lo llamara, salió de la habitación y luego de la casa misma.

A veces se sentía sucia cuando todo terminaba, y por eso ahora mismo estaba yendo hacia el baño para darse una buena ducha. Lo entendía, ella sabía que estaba mal, pero al momento de ceder, lo hacía, era como si el sexo fuese su única medicina para sentirse bien.

Al salir del baño y vestirse con un pijama corto y cómodo empezó a recoger las colillas que YoonGi había dejado en un cenicero sobre su mesa de noche, acomodando luego las cosas que habían terminado en el suelo por la cogida salvaje que habían tenido.

Rato después fue a la cocina y se sirvió un poco de jugo de naranja natural, pues quería tomar algo refrescante antes de irse a dormir.

Llegó a la habitación y vio unas gavetas mal cerradas, cuando fue a cerrarlas bien algo llamó su atención. Allí estaba la memoria USB que Suni le había dejado, la tomó y por inercia la conectó al reproductor para activar en su televisor el último video visto.

JungKook... — lo llamó en un murmullo y él levantó la mirada de su teléfono.— saluda a la cámara. — rio un poco y JungKook hizo lo mismo.

¿Para qué es eso, Suni? — se quejó suavemente y ella siguió riendo.

Es para que cuando estemos viejos tengamos recuerdos grabados. — él empezó a reír nuevamente y tomó una de las fresas del envase en la sabana sobre el césped.

A veces inventas unas cosas. — negó con una sonrisa y miró a Suni fijamente hasta que ella dejó de reír.— Te amo. — murmuró con una sonrisa enamorada y por el movimiento de la cámara supo que ella se inclinó hacia él para darle un beso que se escuchó en la lejanía.

La cámara se apagó y JiAh bajó la cabeza nuevamente entristecida.

Estando su vida como estaba, hecha un desastre por perder el rumbo, ¿Cómo se suponía que sería buena para él? ¿Cómo podía ser ella buena para el chico que hizo de todo para intentar salvar a su amada?

Estaba empezando a creer una cosa: Suni se había equivocado.

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