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Cuarenta y uno

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JiAh salió de la habitación una vez terminó lo que iba a hacer, aunque se veía un poco más nerviosa que antes logró estabilizarse un poco gracias a la medicina que se había tomado; para ella era lo mejor para que JungKook no notara lo que pasaba por su mente justo en esos momentos.

Cuando estuvo en el baño sus acciones se vieron interrumpidas por una llamada, una que tuvo que atender por el hecho de la peligrosa persona que la estaba fastidiando. Min YoonGi fue claro y preciso, y eso sólo le dio aún más miedo.

"Él está ahí, contigo... ¿Quieres que le disparen desde donde lo ven, o prefieres que sea a quema ropa?"

JiAh le juró que él no sabía nada, que ella no le había contado nada, y sólo recibió una risa burlona de su parte junto a otras palabras.

"Lo sé, preciosa... sé que no eres capaz de traicionarme ahora mismo. Pero... no confío en nadie justo ahora, así que... te tengo una orden que debes cumplir. ¿O lo mandas al carajo y que se aleje de ti, o te largas tu lejos de él? No voy a permitir que mi plan falle."

Ella susurró unas maldiciones que sólo lo hicieron reír con burla y luego fue su ultimátum esas últimas palabras.

"Te repito que no soy una persona con la que puedes jugar... hazlo o lo mato. Sabes que puedo hacerlo."

Le colgó luego de eso y JiAh hizo lo posible por calmarse, refrescó su rostro con un poco de agua y luego se tomó su medicamento con la prescripción del doctor.

Tragó fuertemente una vez que estuvo en la cocina y vio esa hermosa espalda ancha que su novio lucía, él cocinaba algo que ella aún no sabía por el hecho de no alcanzar a ver por el cuerpo de él... pero le daba igual, sólo quería verlo a él.

— SunMi quiere que vuelva a su casa... me dijo que fuese mañana. — murmuró hacia el chico y se sintió culpable de mentirle cuando éste se volteó mirándola con una suave sonrisa.

— Es bueno que compartas con ella, así podemos despejar un poco la mente. — JiAh asintió lentamente y bajó un poco la mirada para sentir cómo él se acercó y le tomó las manos por encima del mármol.— ¿Estás bien?

— Sí, yo... — susurró perdida y luego negó con su cabeza.— a veces parezco egoísta contigo y eso hace que me sienta culpable. — murmuró levantando su cabeza para verlo, él le sonrió un poco y ella lo imitó.

— No sientas culpa... sólo no estabas bien y... pasó lo que pasó... simplemente olvidemos ese mal rato, vamos a concentrarnos en nosotros y en estar felices ¿Sí? — ella asintió mientras sonreía hacia él y este volvió a besar el dorso de sus nudillos para luego verla acercarse y darle un beso en sus labios.

— Te amo tanto, amor. — susurró ella sintiendo pesar en su mente, pero a su vez queriendo protegerlo de todo lo malo que pueda amenazarlo.

Ya JungKook había sufrido demasiado en poco tiempo, y no podía seguir dejando que sufriera... y haría todo lo que fuera porque él estuviese protegido.

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A la madrugada JiAh se despertó por una pesadilla que no recordaba y se sentó en la cama mientras cubría su cuerpo desnudo con las sábanas. Volteó a ver a JungKook boca abajo mientras dormía profundamente, su espalda desnuda era una magnífica vista mientras era acompañada por la cabellera negra y desordenada. Habían hecho el amor y luego simplemente se habían quedado dormidos.

Se levantó tomando una camiseta que al verla bien notó que era de él, así que se la puso y se levantó para caminar al baño, se encerró unos minutos y luego tomó agua con las manos para mojar un poco su rostro, suspiró y se miró luego en el espejo.

— ¿Por qué tengo que entregarlo yo? — susurró intentando todo lo posible por no dejarse ver débil.

— Porque no pondré en riesgo a mi banda viniendo para acá y que posiblemente los arresten... tu eres mi abogada y tenemos privilegio de confidencialidad... nada mejor que eso ¿no? — contestó ladeando su sonrisa nuevamente.

— Cálmate, JiAh... sólo debes entregar el sobre y ya luego terminas con esto. — susurró recordando las palabras de YoonGi.

Colocó su cabello detrás de las orejas y volvió a suspirar mientras sentía en su pecho una leve taquicardia, salió luego de calmarse y vio a JungKook removerse hasta colocarse boca arriba.

— ¿Te estás sintiendo mal? — preguntó algo adormilado y se sentó en lo que JiAh caminó hacia él.

— No, sólo... tuve una pesadilla, es todo. — murmuró acostándose nuevamente y JungKook la atrajo hacia él para abrazarla.

— ¿Quieres que haga algo? — preguntó apretándola un poco.

— Sí... que me abraces fuerte y me repitas que me amas hasta que me quede dormida. — susurró con los ojos cerrados mientras tenía su rostro nuevamente oculto en su cuello.

JungKook rio suavemente con sus ojos igualmente cerrados, volteó para besar su frente y luego la apretó con delicadeza mientras acariciaba su brazo.

— Te amo... — susurró, JiAh sonrió y apretó su cintura con el brazo.— Te amo, te amo... — JiAh rio un poco y él se le unió.— Puedo estar así hasta que amanezca ¿lo sabes, no? — mencionó y ella asintió contra su piel.

— Claro que lo sé, amor... y te amo demasiado por eso. — se aferró a él nuevamente y tan pronto como tres parpadeos lentos que dio, se quedó dormida.

JungKook sintió su respiración calmada y sonrió con su corazón tranquilo, volteó nuevamente y le besó la frente con delicadeza.

— Tengo tantos proyectos en mente contigo que te sorprenderías, cariño. — pegó su nariz a su piel suave y luego se concentró en volver a dormir.

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— ¿Tienes todo lo que necesitas? — preguntó JungKook una vez estacionaron fuera del edificio de SunMi y ésta misma estaba allí esperándola, pues era un jueves por la mañana y JungKook debía ir al gimnasio, por eso no se quedó un rato con ambas.

Al menos pudo llamar a SunMi antes de que salieran, justo cuando JiAh fue a tomar un baño. Habló con la hermana mayor de su novia y le explicó lo que había sucedido y que JiAh ya estaba mejor, así que se quedó tranquila y aceptó las sugerencias de JungKook para mantener tranquila a su novia.

— Sí, llevo lo necesario... Woo me envió unos documentos pero no tengo cabeza en estos momentos, así que SunMi los revisará. — mencionó viendo el asentimiento del chico. Ella se quedó mirando unos segundos sus ojos y él los de ella antes de que se unieran en un beso suave y lento.— Te amo. — susurró con una sonrisa y sus mejillas sonrojadas, cosa que a JungKook le encantó.

— Te amo. — susurró de vuelta.— vendré por ti en lo que me llames ¿bien? — ella asintió y le dio un saludo militar para verlo a él reír suavemente.— Ya basta, nena... — pidió sintiéndose avergonzado y JiAh le tomó las mejillas para besarlo nuevamente con sólo besos cortos y repetitivos.

— Te llamo luego ¿bien? — él asintió.— Te alimentas bien ¿Sí? — él sonrió aún más amplio y volvió a asentir.— Te extrañaré. — murmuró haciendo un puchero pequeño y él volvió a acercarse para besarla otra vez entre risas y luego la envolvió en un abrazo.

— Anda, ve... dile a SunMi que te acompañe a la cita médica, no quiero que vayas sola. — ella asintió y luego se separaron para despedirse nuevamente con otro beso corto.

JiAh bajó del auto y se inclinó antes de cerrar la puerta.

— Adiós... te amo. — le lanzó un beso y este lo imitó para verla sonrojarse.

— Te amo, nena. — murmuró para luego verla cerrar y dar la vuelta para acercarse a SunMi con su pequeño equipaje.

Al JiAh entrar al edificio SunMi volteó y JungKook le hizo un gesto que le indicaba a la mayor que le avisara en caso de que se presentara algo.

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— ¿El médico te dijo a qué hora te iba a atender? — preguntó SunMi a un lado de ella en la sala de espera. Habían ido al área de enfermería para sacar un poco de sangre del cuerpo de la menor antes de que fuese a la consulta con su médico de cabecera.

— Sí, está esperando los resultados de mi examen de sangre... quiso cerciorarse de que el alcohol que consumí y las pastillas no hayan tenido algún tipo de alteración en mi sistema. — SunMi asintió y luego vio al psicólogo, quien era el que la iba a atender en esos momentos.

— JiAh, puedes pasar. — informó el hombre algo canoso y ésta volteó a ver a SunMi.

— Te estaré esperando, ve. — JiAh asintió y caminó hacia el interior del consultorio donde tendría una larga charla con el profesional que ahora estaba sentado frente a ella en su peculiar sillón.

Sabía que el código de ética le prohibiría decir palabra alguna, por lo que hasta ahora la única persona a la cual le podía contar era a él, a su psicólogo... aunque también le dejaría algunas instrucciones claras que le gustaría que supiera en caso de que algo saliera mal. Luego del mensaje de Min YoonGi de hace unas horas, sintió aún más miedo.

Porque sabía que la vigilaba, y también temía que debido a eso los suyos pagaran las consecuencias.

"El sabado por la noche irás al club de la calle setenta y siete, aquel club donde nos conocimos. Preguntarás al bartender por el 'Dragón' y le dirás que vas de mi parte, éste te indicará a donde debes ir, le mencionarás a los escoltas que Min tiene un recado que darle al jefe... allí te dejaran pasar"

"Espera mis proximas instrucciones"

JiAh tragó fuerte y luego suspiró para empezar a hablar.

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