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Cuarenta y siete

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JungKook picaba con el cuchillo las verduras que usaría para prepararle una sopa, en contra de su voluntad, a JiAh. El médico le indicó con rigurosidad que debía tener una alimentación sana; es decir, nada de comidas chatarras o prefabricadas; algo con lo que JiAh pataleaba cada vez que debía comer.

Él la entendía, no había nada mejor que comerse una pizza o una hamburguesa, pero lamentablemente en su estado ella no podía hacerlo, más que todo por los químicos dañinos que podia tener alguna salsa o harina, mucho más cuando en Seúl todo era prefabricado.

Colocó las verduras ya picadas en la olla que tenía el agua ya hirviendo un poco y continuó con lo que seguía.

Mm~ se ve delicioso. — murmuró esa hermosa voz detrás de él. Al voltear un poco la vio entrando a la cocina para sentarse en un taburete.

— ¿Te sientes bien? — preguntó curioso y ella asintió.— es muy raro que digas que la sopa se ve deliciosa. — rio un poco y JiAh sólo sonrió.

— Yo no hablaba de la sopa. — murmuró con voz seductora y JungKook rio dándose la vuelta por completo.

Él estaba sin camiseta y sólo usaba un short que le quedaba justo en sus piernas, las cuales estaban más ejercitadas que antes al igual que todo su cuerpo.

— Siempre haces esos comentarios cuando me ves preparándote la sopa... — dijo con una sonrisa mientras colocaba las manos en el borde del mesón detrás de él.— Ya no te funciona esa técnica.

JiAh sonrió enamorada y bajó del taburete para caminar hacia él y abrazarlo de la cintura mientras levantaba el rostro para verlo. La panza de seis meses le dificultaba un poco el poder estar más cerca de él, pero JungKook amaba esos abrazos, por el hecho de que ver a JiAh embarazada de su hijo le daba una calidez enorme en su pecho que no podía disimular, ya que cada vez se lo demostraba con besos suaves y luego estos mismos por todo su rostro.

— Pero es que es verdad, estás más musculoso y apetecible... — mordió su labio inferior y él rio fuertemente.

Ash~ es que eres tan tierna y a la vez sexy, amor. — murmuró con usa sonrisa comprada por JiAh. Levantó sus manos y le tomó del rostro algo gordito por el embarazo.— Sabes que si sigues así, igualmente no te daré pizza de comer. — ella hizo un puchero y él rio un poco se acercó para besarlo pero ella giró el rostro, él procedió a dejarle un sonoro beso en la mejilla y ella inevitablemente sonrió cuando siguió repitiendo la acción por todo su rostro.

Ah~ eres un baboso extremo. — se quejó entre risas y lo miró para ser ella misma quien le tomara del rostro sonriente y se acercara a besar sus labios con mucha dedicación y amor.— Te amo. — susurró.

— Te amo. — susurró él también. Le dio un último beso y le dio la vuelta lentamente para abrazarla de espaldas.

Estaba recostado del mesón y recostó a JiAh sobre él para poder apreciar un poco más su panza hermosa.

— Se mueve muchísimo estos últimos días... ¿Quién sabe a quien salió con tanta inquietud? — ella giró viéndolo con sarcasmo y JungKook sonrió culpable para subir la pijama hasta por encima de la panza y así poderla acariciar libremente.

— Pues ya me siento orgulloso. — mencionó con una sonrisa malévola y ella rio un poco para levantar la mano y acariciarle la mejilla mientras lo miraba más que enamorada.— ya no puedo esperar a que salga. — rio un poco y JiAh le vio con ternura.

— Serás un gran papá. — murmuró viéndolo con sinceridad cuando él levantó la mirada de la panza y la miró fijamente.

— Aún no sé si lo haré bien. — mencionó con suavidad y JiAh sonrió con ternura hacia esos ojitos brillosos que siempre demostraban amor hacia ella.

— Pues yo estoy segura de que sí lo harás bien. — ambos se sonrieron y luego JungKook se aferró a ella, enterrando su rostro en ese cuello perfumado mientras sus manos le siguieron acariciando su panza.

JiAh cerró sus ojos y se dejó relajar por las caricias de su querido prometido. , tiempo atrás, específicamente hace un mes; cuando JiAh tenía unos cinco meses, JungKook decidió que era el momento y le propuso matrimonio... y ella aún lo recordaba de la manera más hermosa.

【●●●】

Caminaron tomados de la mano hacia el interior de la casa de playa en Busan. Habían decidido viajar por el país en un mes completo, así que fueron de punto en punto hasta llegar a Busan, la ciudad que vio nacer a JungKook. Él aprovechó de visitar la tumba de su madre y le dejó muchas flores por el tiempo que tenía sin visitarla. Le presentó a JiAh con una sonrisa en el rostro y mencionando las palabras: "Sé que si estuvieras ahora mismo aquí, dirías que he crecido demasiado y que estás orgullosa"

Todo eso le causó algo de sentimiento por el hecho de que JungKook había perdido a su madre cuando estaba muy pequeño, y no tuvo ese afecto que JiAh ya se había prometido darle a su retoño.

— Menos mal llegamos en la noche, quiero dormir de una vez. — mencionó JungKook viéndose algo cansado por el día de recorrido que tuvieron por la zona antes de ir a la casa.

— ¿Quieres un masaje? — preguntó JiAh más que dispuesta a masajear esa espalda musculosa de su novio.

— No estaría mal. — mencionó con su sonrisita pícara y JiAh rio un poco.

JungKook abrió la puerta en cuanto introdujo la llave y ambos entraron a la oscura casa. JiAh sonrió aún más con cada paso que daba, pues habían velas aromáticas en algunas partes mientras iluminaba tenuemente el lugar, y la luna... la luna se veía a través de las puertas corredizas que daban al exterior.

— Esto es hermoso... — susurró mirando cada parte con admiración. Se acarició un poco la panza y prosiguió.— es mucho más hermoso de lo que se ve en el anuncio, incluso... — volteó para comentarle algo pero enmudeció.

No tuvo que alzar la mirada, esta vez tuvo que bajarla porque el hombre más hermoso de su vida se encontraba arrodillado frente a ella con una cajita abierta en sus manos mientras le sonreía con algo de timidez. Dentro de esa cajita roja había un anillo, específicamente uno de compromiso que brillaba con las pocas luces del lugar, pidiéndole a ella, a Seo JiAh que aceptara las palabras y el amor, que el que la sostenía, tenía para dar.

— Jung... — susurró asombrada, viendo con total sorpresa esos grandes ojitos brillantes.

— Hace tiempo que llevo pensando en esto... hace tiempo que he tomado la decisión más grande de mi vida... hace tiempo que decidí que amarte es lo único que quiero hacer por el resto de mi vida... repetirte que no hay ninguna mujer que me haya hecho sentir de la forma en que tu lo haces... — tomó aire y JiAh notó que estaba nervioso. A ella se le aguaron los ojos pero no iba a llorar hasta que terminara de hablar.— ahora mismo tenemos un compromiso enorme con la vida, por mandarnos una hermosa bendición de la que me voy a encargar que sea feliz... pero eso sólo puedo hacerlo de la mano de una persona... y esa eres tu JiAh... — susurró y tragó fuerte.— Quiero amarte, demostrarte cada día lo mucho que crece este amor por ti... quiero vivir junto a ti las más hermosas experiencias y... nunca, nunca dejarte sola. — ella no pudo más y soltó sus lágrimas poco a poco mientras sorbía su nariz.— Seo JiAh... ¿Quieres ser mi esposa?

Ella sonrió poco a poco hasta reír un poco mientras asentía rápidamente. JungKook suspiró sonriendo también y le colocó con calma ese anillo que los unía en una promesa de estar próximamente juntos frente a un altar.

JungKook se levantó y le tomó el rostro para besarla con suavidad, un beso entre sus sonrisas felices por empezar una nueva etapa juntos. La abrazó y luego le besó la mejilla de forma repetitiva mientras le susurraba varias veces en el oído que la amaba.

【●●●】

Sintió en ese momento que la vida le sonreía, que por fin estaba obteniendo lo que tanto quería. Y al igual que ella, sabía que JungKook pensaba lo mismo.

Ella se separó y lo vio de manera tierna cuando se volteó, le tomó de las mejillas y le sonrió para acariciarlas con sus pulgares.

Oh~ — se quejó un poco cuando sintió una molestia en el interior de su panza. JungKook la miró preocupado pero ella sonrió suavemente.— Me ha dado una patadita. — rio suavemente y él sonrió aún más amplio para colocar la mano allí y sentir cómo otra patadita le tocaba la mano.— Creo que siente celos de que te esté dando cariño. — rio un poco y él le acompañó.

Shh~ hay papá para ambos. — siseó y murmuró JungKook con una sonrisa mientras ambos miraban hacia la panza, notando cómo las manos masculinas se movían un poco a causa de las pataditas.— Aún no sé cómo no se deja ver con tanto que se mueve. — su tono de sorpresa fue aún más notorio cuando sintió otra patadita.

— Cada vez que vamos al obstetra está totalmente quieto y con sus piernas cruzadas. — rio JiAh acompañando el comentario de JungKook y este asintió para luego mirarla con ironía.

— Al parecer no solamente se parece a mi en carácter... es malcriado o malcriada igual que su mamá. — JiAh rio culpable bajo la mirada de su prometido y luego le tomó de las mejillas para darle un fuerte y sonoro beso en sus labios, uno que se repitió constantemente de manera corta hasta que ésta bajó a su barbilla y luego a su pecho desnudo, para subir nuevamente a su cuello y luego a sus labios.

JungKook simplemente sonrió y negó lentamente con las hormonas alborotadas de su prometida. La despegó de su cuello con las manos en su rostro y luego la atrajo a sus labios para besarla de manera suave.

No es que ellos tuviesen una actividad sexual muy activa como antes, habían mantenido sus encuentros limitados por la complicada gestación de JiAh. Por suerte hace un mes le hicieron unos estudios y descubrieron que el bebé venía con excelente estado de salud, no tenía ninguna malformación ni algún padecimiento que se pudiese detectar.

Ese día al llegar al apartamento de JiAh, ambos se sentaron en la cama de ella y se abrazaron mientras lloraban juntos por la felicidad que les causaba esa noticia. Desde que estuvieron conscientes de los efectos de la escopolamina no pasaba ni un día en que no hablaran de eso, con miedo de que su pequeño o pequeña pudiese traer algún padecimiento por culpa de esa mala experiencia. Pero la vida esta vez no había sido mala con ellos, y físicamente les había mandado un retoño muy sano.

Y estaban tan felices con ello.

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