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Cuarenta y dos

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— ¿Qué es esto? — preguntó el detective observando la pantalla de su computador. Sus compañeros le habían entregado las grabaciones de la camara de seguridad de la cárcel donde estaba Min YoonGi.

— Los guardias del reclusorio me dijeron que había una abogada que había ido a revisar el caso de Min YoonGi, pero que no había pedido ninguna de las evidencias o documentación del recluso al salir del lugar... eso les pareció extraño. — murmuró con tono profundo el jefe de esa unidad.— quise traerle la evidencia para que revisara, ya que ese es su caso.

El jefe de la unidad salió luego de una corta reverencia y el detective Kim simplemente se llevó los dedos a sus sienes, preguntándose qué hacía Seo JiAh defendiendo al recluso que ella misma entregó... era insólito.

Podía llamar a SoHee y ponerla en sobre aviso, pero estaba inseguro por el hecho de no saber si el novio de la chica también estaría de cómplice de Min YoonGi.

— Debería llamar a la señorita Han... estoy más que seguro que ella podría tener información. — SeokJin lo miró indeciso y este continuó.— la señorita Han tiene años, la mitad de su vida persiguiendo a los que la dañaron... estoy seguro de que puede confiar en ella, jefe.

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SoHee llevó una botella de agua hacia JungKook y este la tomó para destaparla y beber un gran trago para hidratarse luego de la serie que acababa de hacer. Estaba ejercitando sus brazos junto a JiSung luego de hacer su trabajo como entrenador, ya era un poco tarde, por lo que esa sería su última serie antes de irse a duchar y cambiar.

Oh~ gracias, SoHee... necesitaba hidratarme. — soltó con la respiración jadeante por el cansancio y ella sonrió. Estaba feliz de saber que JungKook había podido hablar con JiAh y habían pasado una gran noche.

— No es nada... hoy te ves radiante. — mencionó con una sonrisa suave.

— Fue una gran noche. — respondió con su tono feliz y su rostro resplandeciente. SoHee le dio una palmada en su brazo y luego lo apretó un poco.

— Lo mereces, rebelde. — murmuró feliz por él. JungKook le devolvió la sonrisa suavemente y se tomó otro trago de agua.— ¿Cuándo planeas hacerlo? — él la miró confundido.

— ¿A qué te refieres? — ella sonrió otra vez y le despeinó el cabello un poco sudado.

— A pedirle matrimonio. — aclaró y él rio un poco con el tono que ella había empleado.— ¿Será pronto?

— No lo sé, no lo sé... — negó haciéndose el tonto y SoHee le dio una palmada en su nuca.

— ¡Anda, dime! Te organizo una cena, o te ayudo en lo que te necesites ¿Sí? — JungKook simplemente rio y se fue a los vestidores con SoHee detrás de él suplicando.

Nuevamente la haría suplicar un rato antes de darle una respuesta. Pero eso no sucedió por mucho, pues SoHee tuvo que atender una llamada en su teléfono y se alejó de él para irse a su oficina.

Cuando él se había duchado, y al volver caminó hacia la oficina de SoHee, la vio con un rostro confundido.

— ¿Ha pasado algo? — ella frunció el ceño y asintió.

— El detective Kim va a mi casa, dice que tiene algo qué hablar conmigo sobre el caso de YoonGi. — JungKook tomó aire profundamente y colocó su toalla en el hombro.

— ¿Qué no se había resuelto ya? — preguntó confundido, a lo que SoHee se encogió de hombros.

— Hasta donde sé está preso, pero... no sé qué habrán descubierto ahora. — al responder eso simplemente él asintió comprensivo.

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Al entrar el detective al apartamento abrió los ojos en grande al notar a JungKook recostado en la isla de la cocina. Pasó adelante en lo que SoHee lo dejó pasar y luego se dirigieron a la sala.

— Espero que no le importe, pero pienso que JungKook debería saber cualquier información sobre YoonGi, él y JiAh merecen estar actualizados. — el detective asintió en un suspiro y luego miró al pelinegro acercarse hasta colocarse a un lado de SoHee en cuanto ella se sentó.

— Bien, ah... hace unas horas fue a mi oficina el jefe encargado del reclusorio donde está encarcelado YoonGi, él quiso informarme de una extraña situación que ocurrió esta semana. — abrió su maletín y sacó una carpeta para sacar de allí lo que traía para mostrarles.— YoonGi recibió dos visitas esta semana, pero una de ellas llamó la atención de los guardias. — colocó las fotos en la mesa de centro y se las puso de frente para que la detallaran mejor.

JungKook de inmediato tomó la foto con preocupación y sorpresa al notar esa preciosa cabellera y facciones que él más que nadie conocía.

— ¿Qué es esto? — preguntó en un murmullo molesto y preocupado a su vez.

— Es lo que queremos saber. — mencionó el detective.— Min YoonGi no mostró interés en servicios jurídicos para pelear por su libertad, y ella llegó al reclusorio como visita legal por ser su abogada, firmó como tal, por lo que su conversación con él no fue grabada. — JungKook apretó las fotos con molestia y su rostro se volvió rojo de la ira.

— Ella no es capaz de ayudar a ese idiota. Lo sé. — aseguró mirando al detective con llamas en sus ojos.

— Eso queremos creer pero... quiero decirles que es necesario investigar esta situación. — SoHee simplemente asintió y JungKook negó siendo insistente con su pensamiento.

— ¡Es que no, maldición! — exclamó levantándose repentinamente.

— JungKook. — dijo suavemente SoHee mientras se levantaba tomándole del brazo para intentar calmarlo.— sé que amas a JiAh pero es necesario que...

— ¿¡Qué mierdas estás diciendo, SoHee!? — exclamó soltándose de su agarre para mirarla indignado, la apuntó con su dedo y ella lo miró atenta.— tu misma sabes cómo son esa gente de mierda... tu sabes de lo que son capaces ¡y JiAh no es así, joder! — comentó frustrado y fue en búsqueda de su bolso para buscar su teléfono y revisar si tenía algún mensaje de ella, pero no tenía nada, el último mensaje era uno donde le decía que ya había salido de la consulta y se iría con SunMi hacia el apartamento de ella para descansar.

— Creo que JungKook puede tener razón, SoHee... — ella lo miró un poco temblorosa, estaba consciente de que aún tenía algunos traumas del pasado y quizás eso le hacía desconfiar de todos.

— ¿Por qué lo dice? — preguntó JungKook acercándose a él nuevamente.

— Por el guardia que vigilaba ese día en la sala donde estaban, dijo que él notó a JiAh muy nerviosa, que constantemente hacía gestos de rabia y a la vez miedo. — JungKook llevó los dedos a su cabeza y apretó sus cabellos.— quisiéramos saber donde está JiAh. — miró a JungKook y este asintió.

— Está con su hermana. — contestó seguro y el mayor frunció el ceño un poco.

— Llámala, necesitamos que venga. — dijo aún inseguro y JungKook volvió a asentir.

— No es necesario. — caminó hasta su bolso y tomó las llaves del vehículo.— Yo mismo voy por ella. — aseguró.

— Espera. — SoHee se levantó y caminó hacia él.— hay otra cosa que no te hemos mencionado. — él los miró confundido.

— Tengo un infiltrado en la banda de Min YoonGi... logré convencer a alguien hace más de un año para que se integrara a la banda pero no hemos obtenido muy buenos resultados ya que investigabamos en Daegu y no habíamos continuado de éste lado... ahora mismo es mi mejor agente encubierto y ha logrado ganarse la confianza de los integrantes. — mencionó tranquilo y SoHee sonrió.

— No falta mucho para tenerlos a todos y lo mejor ahora es que te quedes con JiAh, si YoonGi la tiene bajo amenaza es mejor que se mantenga alejada y protegida.

— Bien, voy por ella. — asintió y salió apresurado del sitio.

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JiAh sentía su teléfono vibrar en la pequeña cartera que colgaba de su hombro. Sabía que era SunMi quien la llamaba para saber donde estaba... no la culpaba, en verdad.

Se había escapado de la casa de SunMi un sábado por la noche y la mayor temía que le pasara algo.

Antes de arreglarse y maquillarse le dejó una nota a SunMi sobre la cama, una donde le decía lo que estaba por hacer, y donde también le explicaba qué debía hacer en dado caso de que no recibiera noticias suyas. Por una parte no fue tan tonta, pudo dejarle dicho a su psicólogo y a SunMi todo lo que pasaba y podía ir con más seguridad de que al menos sabrían qué fue de ella.

Entró al club y vio demasiadas personas bailando en la pista canciones pegadizas. Se acercó directamente al bartender y le sonrió con coqueteo... necesitaba verse como toda una puta.

— Hola, preciosa. — apoyó sus manos sobre la barra y se acercó con una sensual peligrosidad hacia ella.— ¿Qué le puede servir un plebeyo como yo a una Reina como usted? — le miró los pechos a raiz del escote de su atuendo y luego volvió a sus ojos maquillados.

— Sí necesito algo, cariño... necesito ver al Dragón... — mencionó con voz coqueta y el hombre guapo cambió de expresión a una seria mientras se alejaba de la barra.— Tengo un recado muy importante de parte de Min.

— Min YoonGi. — dijo con lascivia y se recostó de nuevo de la barra.— esa rata escurridiza sigue diciéndole a la gente qué hacer aún estando en la cárcel. — rio un poco y le apuntó con su cabeza hacia unas escaleras detrás de una puerta abierta y con dos escoltas a los lados.— Habla con ellos, preciosa... y cuando termines, ven y tómate algo. — le guiñó un ojo y JiAh sonrió con picardía para luego alejarse de la barra y caminar hacia la dirección apuntada.

— ¿Se te perdió algo, linda? — preguntó uno de los guardias fornidos del lugar, ella les sonrió de lado.

— Vengo de parte de Min YoonGi... Deben dejarme pasar. — destacó la primera palabra y estos sonrieron con un poco de burla pero igualmente se apartaron.

— Veo que a Min le gustan las mujeres de su mismo tipo de personalidad. — dijo uno de ellos mientras en el paso de JiAh hacia las escaleras, le acarició un mechón de su moño suelto.

JiAh no le prestó atención y uno a uno subió los escalones, al llegar arriba se encontró con más personas, pero éstas mismas eran todo lo contrario a lo que acababa de ver: Era, literalmente, un prostíbulo junto a una fiesta de cocaína y marihuana por todas partes.

Desagradable.

— Hola, hermosura. — dijo uno de los chicos totalmente drogados en su oído, sintió náuseas de que alguien tan asqueroso estuviese cerca de ella de esa manera. Pero debía aguantar.

— Busco al "Dragón". — mencionó sin trabas y los de a su alrededor se detuvieron a mirarla con sorpresa. Parecía que su líder era una persona sin pocas visitas, y no le parecía raro.

— ¿Para qué lo buscas? ¿Quién eres tu? — preguntó de nuevo el tipo que ahora no parecía tan drogado y estaba más alerta a la realidad.

"...Se ruda, no les demuestres miedo o desconfiarán"

La voz de YoonGi resonó en su mente y al menos agradecía que no la mandara a la boca del lobo sin prepararse un poco.

— No te interesa quien soy, sólo hablaré con tu jefe, asquerosa rata. — murmuró con rabia mientras lo empujaba con su dedo.

— ¡Oh Vaya! Tengo al fin una visita. — dijo con sorpresa una voz nueva en el lugar. Las personas presentes en el sitio se fueron yendo poco a poco en cuanto este les hizo un gesto con su mano, aunque aún no había podido verle el rostro.

Pero era mejor no haberlo visto.

JiAh abrió sus ojos en grande en cuanto lo vio sonriendo de esa manera tan malévola que sólo le había visto a Min, era la misma maldita sonrisa. Lo miró de pies a cabeza y este encendió un cigarrillo al sentarse en el sillón de cuero frente a ella.

— ¿Qué? ¿Tan sorprendida estás? — preguntó para reír luego como sólo Min hacía.

— Estabas en la cárcel. — murmuró hacia el hombre de cabello rojo, era largo como el de Min.

Si no era Min YoonGi, pues era idéntico.

Ah~ lo sé... el idiota de mi hermano se dejó atrapar. — murmuró con rabia a la vez que se llevaba el cigarrillo a la boca para dar una calada.

Entonces era su hermano, su hermano gemelo.

Ya entendía mejor, sí era idéntico a YoonGi, la diferencia era el color de cabello y la nueva cicatriz que tiene YoonGi en el ojo, además de que éste pelirrojo se veía que tenía gusto por los trajes italianos y zapatos de diseñador.

Era como el clásico gánster de películas.

— Entonces, princesa... — dejó caer su mano con el cigarrillo entre sus dedos mientras este desprendía un poco de humo.— ¿Traes algo para mi? — soltó el humo lentamente mientras la miraba de forma fija.

Una mirada de arriba a abajo mientras la desnudaba a su paso.

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