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Cinco

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— ¿Has visto a la chica de allá? — preguntó SoHee en su oído mientras disimulaba el no verla. JungKook levantó sólo la mirada de su vaso y notó a una pelinegra muy bonita mirarlo fijamente, entonces asintió.— no ha dejado de mirarte desde que llegamos aquí. — rio un poco y JungKook sonrió negando. Su amiga estaba ebria.

Habían ido a una discoteca por el cumpleaños de SoHee, pero en cuanto llegaron vinieron directamente a la barra, pues era el lugar favorito de esos dos.

— No me interesa. — negó con una sonrisa para elevar el shot de tequila y tomarlo. SoHee rio un poco más fuerte.

— Anda, acércate a ella... y así, hacemos un trío. — pidió ebria y él negó entre risas cuando ella se bebió su trago. Entonces luego, ella lo miró mal.— Es mi cumpleaños, Kook... vayamos a divertirnos un poco, se nota que te hace falta. — lo miró de pies a cabeza y él volvió a negar.— en el ejército seguro no te regalaban una noche para una buena cogida. — lo hizo reír un poco más y esta se le unió.— es la verdad, deberían al menos dejar que una mujer vaya y les moje el amigo un poco... tanta batalla y no reciben ni una mamada. — hizo un pequeño puchero y él volvió a reír.

— SoHee, estás demasiado borracha. — se quejó entre risas y ella continuó.

— Entonces... ¿Qué hacemos con la niña? Está que hay que recogerle la baba con un balde. — rio otro poco y él volvió a ver a la chica para suspirar.

— No sé... ¿Qué se te ocurre? — preguntó viendo a SoHee sonreír como toda una borracha sosteniéndose de su hombro.

Mm~ — miró a la chica con disimulo y volvió a verlo a él.— Hagas lo que hagas no te escandalices. — le apuntó con el dedo mientras veía algo borroso. Le tomó la mejilla con su mano y se acercó para darle un beso en los labios, uno corto al menos, porque ya eso se sentía raro.

Era raro que SoHee y él se estuviesen dando un beso mientras eran mejores amigos, pero al parecer a ésta no le agradó mucho cuando se limpió un poco los labios.

— SoHee... — se quejó y ella levantó la palma.

— No pasó nada ¿bien? — este movió su mandíbula y ella prosiguió.— Guarda el secreto, que si no... me deja mi preciosa.

Este sonrió negando con la embriaguez de su amiga y vio al frente como la chica ya no estaba. Al menos funcionó. A lo que SoHee se refería era a su novia, pues JungKook se había enterado de que esta última estaba saliendo con una miembro del gimnasio luego de varias cosas que tenían en común.

Estaba feliz por su amiga, pero tal como él, ella la regaba ebria.

— Se fue... ¿Pero sabes que? Tenía cara de puta, no era para ti, mi amigo. — le palmeó el hombro y JungKook soltó otra carcajada.

Luego de eso se dispuso a irse, pues SoHee estaba quedándose dormida y no podía quedarse más tiempo allí. Mientras manejaba con cuidado en las calles nocturnas de Seúl, se puso a pensar en JiAh, en todo lo que había visto e investigado de ella en estos últimos dos años. No entendía por qué estaba teniendo ese comportamiento, y quería verla...

Si hubiese sabido en el cementerio todo lo que pasaba, estaba seguro de que sí se hubiese acercado a ella.

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JiAh tomó su laptop y se sentó en su cama para revisar los archivos que SunMi le había enviado al correo.

— Es muy tarde, SunMi. ¿Por qué me envías esto tan tarde? — preguntó confundida al ver la hora. Eran las dos de la mañana.

Mañana trasladarán a papá a la casa, y es bueno que tenga todos sus documentos al día... yo no lo hago porque sinceramente no he descansado nada, JiAh, y muero de sueño. — bostezó un poco al otro lado de la línea y la castaña sonrió suave.

Su padre había empezado a sufrir del apéndice y tuvieron que operarlo hacía unos meses, luego de eso SunMi lo tiene en su apartamento para llevar a cabo su tratamiento al pie de la letra. JiAh no lo hacía por obvias razones, y es que no estaba bien en su vida como para cuidar de la de alguien más.

— Está bien, SunMi, descansa... yo me encargaré de arreglar todo. — aseguró y escuchó un suspiro de la mayor al otro lado.

Bien. Iré a dormir... cuídate revoltosa. — murmuró y JiAh sonrió enternecida.— te amo.

— Yo también te amo. — contestó suave y luego colgó par concentrarse en los documentos legales de su padre, necesitaba introducir todo en el departamento de salud de Seúl para pedir su jubilación, pues entre SunMi y ella habían tomado la decisión de darle tranquilidad a su padre.

Es por eso que SunMi cuidaba mucho de lo que el mayor pudiese ver de su pequeña JiAh, también por eso SunMi siempre le pedía a ella que se comportara un poco más.

Al terminar lo que estaba haciendo, cerró su computadora y se acostó en la cama. No podía dormir, así que decidió encender el televisor y ver algo nuevo... precisamente había algo nuevo, pero de ella, pues la habían captado fumando con un chico en un callejón.

Ahora no se podía fumar un cigarrillo tranquila junto a su amigo Min YoonGi... su gran amigo de la infancia... "Sí, claro" dijo en su mente y rodó los ojos.

Eso era lo que le decía a Jimin cuando este veía las noticias y le preguntaba.

Cambió de canal y prefirió nuevamente colocar la memoria USB de Suni, allí otro de sus lindos videos empezó a correr.

Y aquí está JungKook... el chico que no deja de comprarme gomitas de oso cuando estoy molesta por algo... — él levantó la mirada y sonrió mostrando sus dientes delanteron mientras arrugaba un poco su nariz. Se veía tan lindo.

— Al parecer no estás enojada ¿verdad? — mostró el empaque de las gomitas y la risa de la chica se escuchó.— acomodaste el ceño en cuanto las viste. — exclamó algo ofendido y ella siguió riendo.

A veces cuando me molesto actúas muy tierno... así que la mayor parte finjo que lo estoy. — comentó con tono cómplice.

¿Entonces no estás molesta porque llegué tarde a nuestra cita? — preguntó confundido y ella al parecer negó entre risitas, pues JungKook se acercó para intentar atraparla y ella salió corriendo de él, por lo que la cámara dejó de enfocarlo.

El video terminó y JiAh limpió un poco sus lágrimas.

Ella no sería como Suni... ni siquiera merecía que ella le diera su confianza.

Ver esos videos era hermoso, pero era una tortura constante, y no podía evitarlo, los videos eran como una droga... y el compararse con Suni lo era aún más.

Sabía que no debía, pero era casi inevitable.

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