Tiempo después, recuerdo haberme despertado porque desde afuera de nuestra vivienda -sí, ahora convivo con mi amante- en Mirazáh, se oía una acalorada discusión por un asunto de bienes, materias primas y... dinero.

- ¡Que te haz robado todo mi dinero, imbécil! -gritó Mustaine- ¿Me tomas por gil? ¡Sé perfectamente que te haz aprovechado en uno de tus maricones viajes a Castel para robarme el crédito de conquista en Iradil para tú quedarte con el cobro que no pude efectuar!

- ¡Te juro, Dave, que no sé de lo que me hablas! -soltó Kirk en su defensa, el líder de las tropas parecía arder de furia con su tono de voz y el vocero del Rey estaba atemorizado por ello.

- ¡Claro que sí, negro de mierda!

- Oye, ¿qué te pasa? ¡Yo no soy negro! ¿Acaso no tienes algún otro argumento para atacarme que no sea mi color de piel?

- Eres negro, acéptalo -reprochó-. Aparte, joder, es que sé que haz sido tú porque la última carta del Rey agradecía tu gran mérito por la conquista en Iradil, siendo que yo hice casi todo. También me parece sospechoso que de la nada tu fortuna haya crecido tanto en un lapso de tiempo tan corto.

- Insisto, no sé qué es lo que me dices.

- ¡Claro que sí! ¡No me vengas con payasadas!

- No, Dave, te lo juro... ¿Y-yo para qué quiero más dinero? Si tengo un cargo tan elevado, no más que el tuyo, pero...

- Por eso mismo. Así que, o me devuelves mi dinero o...

- ¡Que no he hecho nada, carajo!

- A ver, ¡o cierran el hocico o se los cerraré yo a la fuerza! -ahí entró de manera dramática a la pelea Lars.

Mientras oía, iba colocándome un hermoso vestido que me hicieron ayer un grupo de esclavas. Se me hacía interesante oír puesto que de los conflictos internos se podían sacar ideas fantásticas una vez que todos se compusieran y volvieran a ser "amigos" -si es que esa palabra logra encajar en esta sociedad tan macabra-, no obstante, esta discusión... fue diferente, no hubo final feliz, no hubo buena solución, nada positivo.

- ¿Y tú qué te metes acá?

- Estimado líder de tropas y vocero del Rey, YO soy el jefe acá por si no se han dado cuenta, si tenemos conflictos internos, difícil se nos hará continuar conquistando por estas tierras, nos distraeremos, los merusos atacarán y nos harán morir por culpa de conflictos menores como ese.

- ¿Menores, dices? ¡Este idiota me ha robado un gran porcentaje de MI dinero!

- ¿Y? Eso es cosa de ustedes, no hay necesidad de tener que armar escándalos como ese, van a despertar a Leonor con sus gritos idiotas y si eso pasa, no me va a gustar.

- Ah, ya saltaste a defender a la infiltrada -bufó Kirk.

- Sí, ¿y? ¿Algún drama con eso?

- ¿Pasa algo, muchachos? -dije asomándome por la entrada de la vivienda- Me parece que hay algún problema, no sé, no los veo muy animados.

- No pasó nada, linda -Lars me sonrió de manera maravillosa-. Lo mejor será que -se dirigió a los dos que discutían-, ustedes arreglen sus dramas en otro lugar. Para así no retrasarnos, joder, tenemos mucho que conquistar todavía... ¿no han visto cuánto territorio hacia el sur nos queda?

- Pero... -trataron de interrumpir ellos.

- ¡Sin "peros"! Que su problema puede resultar siendo un contraataque de los merusos para nosotros, ¿acaso no se dan cuenta de que la más mínima información la pueden usar en contra?

- En todo caso... -interceptó James, quién seguro escuchó también el problema- Aunque, me cuestiono: ¿cómo lograrían sacarnos información si no logran entender nuestra lengua?

- Pero yo si la suya -contesté de brazos cruzados-, con tan sólo observarnos, pueden sacar hipótesis rápidas acerca de nosotros. Imagínense que tan derrocados estaríamos si ellos comprendieran nuestra lengua.

- Sí sabías acerca de eso... ¿por qué nunca nos lo contaste? -los cuatro me contemplaron con el ceño fruncido.

- Creí que tras la misión anti-malones ustedes se percataron de ello. Es algo muy obvio.

- Entonces... -murmuró Hammett- Tenemos que tener cuidado con nuestros próximos ataques porque ellos podrían aprovecharse de cierta manera de nosotros y nos podrían atacar con daños irreversibles.

- Anda, dile a tu querido Rey de eso y chúpale la pija además -reprochó Mustaine, rodando los ojos-. Señor obviedad, eso es lo que Leonor nos está diciendo.

- Ese insulto denigrante no era necesario.

- Para mi sí.

- Joder, cállense -Helfield gritó asqueado-. ¿Los indios de mierda están haciendo "espionaje" con nosotros y ustedes quieren prestarle más atención a un puto problema de dinero? ¿Entienden que con esa información podrían hacer venganza y dejarnos a nosotros como esclavos?

- Creo que exageras -el jefe de la misión parecía ser el único "relajado" aquí-, no más tenemos que ser precavidos e ignorar mierdas como esas -señala a los dos que insistían en pelear-. Vamos, muchachos, tenemos mucho trabajo que hacer y un día desperdiciado será un gran descuento en la paga semanal.

- El jefe tiene razón -opiné con una sonrisa orgullosa, los tres restantes rodaron los ojos en disgusto-. Mejor ponerse a trabajar que perder dinero al preferir discutir porque perdieron más dinero... no sé, ¿es muy tonto lo que digo?

Me dieron la razón.

No obstante, aunque cada uno haya regresado a su oficio, ejerciendo "bien" su cargo, y que yo me haya mantenido lejos trabajando con los esclavos, ahora mucho más precavida para que no ocurran más escándalos así. PEEERO, ya había puesto una contraindicación que no especifiqué y ahora la explicaré:

En mi ausencia mientras administraba, registraba -y maltrataba- esclavos nuevos, resulta que ocurrió otra discusión más, quizás aún más idiota que la anterior.

Yo no estaría contándoles ésto sino fuera porque mi hermoso amante me relató todo en lujo y detalle. ¿Saben cuál fue el problema ahora? Resulta que James consideraba que Lars era un terrible líder y que él merecía el cargo de jefe de misión porque contribuía con ideas mejores. Entonces, se armó una discusión tremenda en The Four Horsemen.

Tuve que salir yo con la sugerencia de que se realizara una votación. Que los Rattlehead decidieran quién de los cuatro era el mejor jefe para la misión de conquista. Al parecer... nadie le hizo caso a James, por una gran mayoría de votos, Lars fue catalogado como la persona que mejor merece ese cargo.

Sin embargo... las constantes peleas lograron hacer que el cuarteto The Four Horsemen se separara, los cuatro mantenían sus grandes cargos pero ya no trabajaban en conjunto, lo que dificultaba todo. Para rematar, en ese mismo día, cuando llevábamos meses o incluso, un año, sin saber del sacerdote Junior Ellefson, ha regresado sólo para sacarnos en cara que no debíamos seguir atacando con gran constancia con la intención de aniquilar a todos los merusos, que eso iba a ser peor para nosotros.

Junior ofrecía la idea de idear una guerra defensiva, es decir, que nosotros conquistáramos y sin causar mayores daños para ellos que abandonaron a sus dioses para dedicarse por el camino del Dios católico. Así no hay problemas ni nada de esas cosas...

Quién diría que una simple sugerencia podría desatar una oleada de insultos entre la masa de soldados. Todos tenían sus propias opiniones con respecto a ese tema, finalmente, el jefe de la misión, es decir, mi hermoso amante, era el elegido para decidir si aquella guerra defensiva se declaraba.

A él se le tiró encima un montonazo de gente para argumentarle a favor o en contra de esa guerra defensiva. Luego de un par de horas caóticas con respecto a ese tópico, Lars tomó la decisión de que no se efectuara ese tipo de guerra porque no le apetecía ser amable con los indios y argumentó que quería que Luri se transformara auténticamente en un país, así que, ese tipo de "guerra" no serviría para nada puesto que la "guerra ofensiva" -manera que él tuvo para referirse a una guerra común y corriente- se manifestaría de cualquier otra manera.

Pero claro, el día de hoy paz no pudo existir para nada, y no pueden evitar nombrarme recelosos los soldados porque les arde que una simple mujer tenga mejores beneficios que ellos. Entonces, Junior, picado porque su gran idea fue desechada, ha dado un comunicado a todo el mundo, porque claro, si uno realiza el sacramento de la confesión, uno cree que el sacerdote va a mantener su maldita boca cerrada si le dices tus pecados...

¿Adivinen qué romance ilegal delató el religioso? Oh, sí, el mío...

De "ídola" -o al menos eso creía que me consideraban- pasé a ser una Doña Nada. El odio se me vino encima de inmediato puesto que la cosa con Lars...nuestro tipo de romance era prohibido, ser amantes y tan lujuriosos no se permitía bajo ninguna razón. Mi querido amante tuvo la obligación de resguardarme mejor porque hasta los de nuestro bando me odiaban.

Temida y odiada por los indígenas, envidiada y odiada por los de raza blanca pura.

Leonor, casi, De Ulrich. Recuérdenme, porque luego yo los reinaré, si es que no los aniquilo con mis propias manos en mi camino al éxito.