CAPÍTULO VEINTE - LAURA
Viernes, 21 de septiembre del 2018
Como siempre, llego unos minutos antes a la cita. Eso de cenar con amigos un viernes por la noche debería de ser algo normal para una chica de mi edad, no obstante, yo estoy muy desentrenada. No sabía si venir como había ido hoy a la facultad o arreglarme un poco, por si salíamos luego a tomarnos algo.
¡Qué raro me parece eso de salir a tomar algo! Si yo solo tomo Cola-Cao, té o agua. Tendrá que haber alguna bebida que me guste entre todas las que existen en la carta de un bar.
Al final me he puesto unos vaqueros, eso de ir en ropa de deporte no me parecía muy correcto. Seguro que Jacobo y Rafi se habrán cambiado de ropa también. En cuanto Jacobo me abre la puerta del apartamento, el olor de la comida me abre el apetito.
—¡Rafael, esta vez te has superado! —exclamo al ver la mesa preparada y con la comida servida.
—Rafael me pide que lo disculpes. No me dijo la razón, pero hoy no vendrá a casa a dormir. Aun así, la comida estará genial, porque lo dejó casi todo preparado. Yo solo le he dado los últimos retoques conforme a sus instrucciones —dice Jacobo un poco nervioso.
—¿Le ha pasado algo? —me preocupo.
—No, no es nada de eso. Solo me quiso dar una sorpresa. Pero siéntate a comer. Seguro que tienes mucha hambre —me tranquiliza mientras me retira la silla para que me siente.
—¿A qué sorpresa te refieres, Jacobo? —le pregunto, extrañada, antes de empezar a comer.
—Ya sabes que Rafael se ha convertido en mi mejor amigo, bueno, más que eso, en el hermano que nunca tuve. A él le cuento todo lo que me pasa y desde que te conocí le he detallado todo lo que sentía. Al principio lo divertida que me parecías, lo simpática que eres, lo bien que me sentía a tu lado, hasta que me di cuenta de que me había enamorado de ti —me dice sin miedo alguno y sin contenerse, yo en su lugar no podría ser tan sincera.
—Jacobo, no sé qué contestarte —murmuro, un poco desbordada por la información que acaba de desvelar y, sobre todo, sorprendida.
—No hace falta que digas nada, solo habla si tienes algo que decir, pero tenía que aprovechar esta oportunidad para decirte lo que siento —continúa él tan serio, que no parece el Jacobo de siempre.
—Yo no creo que estés enamorado de mí. Yo sé cómo te mira una persona enamorada. No tendré mucha experiencia en eso del amor, pero la mirada de un enamorado la conozco bien, Jacobo, y tú nunca me has mirado así —le explico después de meditarlo un poco.
—¿Qué quieres decir? ¿Qué te estoy mintiendo? —me pregunta sorprendido.
—No, a mí no, te has estado mintiendo a ti mismo. Considero que no estás acostumbrado a una amistad como la nuestra y eso te confunde. Yo también te quiero mucho, Jacobo, pero como amigo. Hoy por la tarde, por ejemplo, estaba nerviosa pensando si íbamos a tomarnos algo por ahí o no después y si debía cambiarme de ropa. Es una sensación que me llena de ganas de vivir, aunque eso no significa que esté enamorada. Significa que tengo ganas de ver a mis amigos, de divertirme y reírme con ellos —intento explicarme.
—¿Lo dices en serio? —me pregunta mi amigo, que me mira cada vez más contrariado.
—Pues claro. Cuando te acuestas por la noche, ¿sueñas conmigo? Y tienes que decirme la verdad, porque me lo debes —le exijo mirándole a los ojos.
—No, ni lo había reflexionado —me dice pensativo.
—Cuando llego con Rafael a casa y me ves, ¿te quedas sin aliento?
—Vale, vale, ya lo pillo —me dice él en su tono de voz habitual.
—Yo solo he querido a un chico en mi vida, Jacobo, y aunque estoy intentando olvidarlo, jamás arriesgaría nuestra amistad para conseguirlo, ya lo haré con otro.
—¿Con otro? —parece que otra vez no entiende nada.
—Sí, hay un chico en clase, Carlos, bueno, hemos empezado a coquetear. Rafael ya lo conoce. Te lo presentaré la semana que viene —le confieso, dándole mucha más importancia a mi relación con Carlos de la que tiene.
—Tienes razón, Laura, el saber que coqueteas con un chico no me afecta como debería hacerlo si estuviese realmente enamorado. No obstante, me siento tan bien a tu lado.
—Y yo contigo, Jacobo, yo también me siento genial a tu lado. Este Rafael es un genio, la comida está de muerte —cambio de tema de conversación.
—Sí, creo que después del fiasco de esta noche, me haré gay e intentaré enamorar a Rafael —dice, antes de empezar a reírnos, este sí es mi Jacobo.
—Y a mí me deberías adoptar —le suplico.
—Pero ¿para qué estudia este chico? Con todas las cualidades que tiene, debería buscar una chica rica y casarse y después de dejarle, con lo que consiga en el divorcio, montar un restaurante de dos estrellas Michelin y a vivir la vida que son dos días.
—Jacobo, eres el chico más loco que conozco —le digo sin poder parar de reír.
***
La verdad es que la noche fue muy divertida. Al terminar de comer y después de varias ocurrencias de Jacobo, que ya volvía a ser el mismo de siempre, nos fuimos a un bar que está cerca de mi casa, aunque en la zona de bien, como la llama Rafael.
Allí también estaban algunos compañeros del instituto, pero nos sentamos en una esquina y no dejé que nos molestasen. La semana había sido muy intensa y ahora solo quería relajarme y hablar un rato con Jacobo. No quería acostarme temprano, pero tampoco pasarme mucho, mi hermano vendría mañana.
Tengo muchas ganas de verlo, de hablar con él, de contarle todo lo que me ha sucedido estas últimas semanas. No se va a creer cómo ha cambiado Rafael, tanto que hasta le ha preparado una cena romántica a su compañero de piso para que se me declarase.
Imagino que querrá que yo viva la misma fortuna que él, pero es un poco truculento que el amor de tu vida prepare una cena para que te enamore otro, es bastante sórdido. Ahora tendré que ponerle empeño a la relación con Carlos, es una vía de escape, una forma de intentar empezar a vivir mi propia vida sin Rafael, sin estar a su sombra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro