Domingo, 16 de septiembre del 2018

Es increíble todo lo que me ha sucedido en las últimas veinticuatro horas. Aún no he podido asimilar que Rafael haya conseguido la otra beca. A pesar de llevar todos estos años separados, me alegro muchísimo por él. Se nota que sigue siendo muy buena persona.

Entre él y Jacobo hay una conexión muy fuerte. Jacobo habla de Rafael con cariño y Rafael lo trata como si fuese su hermano pequeño. Es fantástico que se hayan coincidido en el mismo piso, porque sé que a Rafael le cuesta un poco encontrar su lugar entre los demás, aunque conmigo hiciese una excepción y, por lo que he podido observar, ahora con Jacobo también.

En realidad, puede que no sea mala idea eso de compartir piso, pero también es como una lotería. Puede que seas afortunado y de compañero te toque un Rafael o un Jacobo o, si las cosas se tuercen, puedes tener a algún chico como los amigos del pueblo de Jacobo o, peor aún, una chica como su exnovia.

Si durante el curso conozco a alguien agradable con quien convivir, me pensaré el hacerlo el año que viene, aunque llevo mucho tiempo viviendo sola y, posiblemente, me cueste adaptarme. Eso de compartir salón, baño o cocina, con lo maniática que soy para el orden, puede que me vuelva loca. Si mi compañero dejase los platos siempre sucios en el fregadero o no colocase las cosas en su lugar, me pondría de los nervios.

Si tuviese que vivir con alguien, preferiría tener baño propio e incluso mucho mejor con cocina propia, pero si cada uno tiene su cocina ya no sería compartir piso, o eso creo.

Con mucho que intente quitármelo de la cabeza, todo me lleva a recordar que mañana voy a coincidir en clase con Rafael y no sé si estoy preparada para ello.

Tiene novia y, a pesar de eso, me ha besado, un beso que llevaba esperando desde que era una niña. No pude pensar en otra cosa en cuanto posó sus labios sobre los míos que en lo que estaba sucediendo entre nosotros dos, aunque no importa todas las sensaciones que sentí con nuestro primer beso, todo se vio reducido a que tiene novia.

No tiene sentido que evoque lo cambiado que está. Está mucho más alto, la espalda más ancha y se nota que ya no es el flacucho que casi no podía correr detrás del balón sin caerse. Aunque sus ojos siguen siendo oscuros y sus pestañas infinitas, lleva otro corte de pelo, un poco más largo que como lo solía tener la última vez que nos vimos. También se nota en las facciones de la cara que ha crecido, aunque sigue siendo él en su esencia. Pero todo esto es irrelevante porque tiene novia.

Otra chica, una que no soy yo, le ha tomado de la mano, lo ha besado y le ha hecho reír como lo hacía yo antes. Tiene novia.

Ella lo escuchará y él la tratará como si no hubiese nadie más en el mundo, como si fuese lo más preciado en todo el universo. Tiene novia.

Creo que hubiese sido mejor el no habérmelo encontrado, que hubiese seguido imaginando que para él no hubiese nadie más importante que yo. Ahora mismo, a pesar del beso, siento que toda mi vida vuelve a desmoronarse.

Yo cavilando todos los días en que fue lo que pasó para que desapareciera, en si él pensaría en mí como yo lo hacía en él y me he percatado de que todo me lo había imaginado, que me había inventado una película en mi cabeza. Yo queriendo que me abrazara, me besara y que nunca más soltase mi mano mientras él estaba muy feliz con su novia.

Tendré que armarme de valor mañana, no puedo dejar de ir a clase por algo que solo eran imaginaciones mías. A lo mejor en clase hay otros compañeros con los que pasar el rato. Lo peor es que tengo que dejar de quedar con Jacobo, al fin y al cabo, viven juntos y son muy buenos amigos.

Otra vez a la casilla de salida. Sola.