Lunes, 10 de septiembre del 2018

Es mi primer día en el Instituto Gutenberg y no quiero llegar tarde. La primera semana siempre ponen a los nuevos en diferentes clases y proyectos todos los días para que podamos adquirir una vista global de lo que van a ser nuestros próximos años en el centro de estudios y no quiero llamar mucho la atención.

Estoy segura de que he sido la primera en llegar a secretaría y apuntarme el horario de la primera semana. Lo de ir en bici tiene sus ventajas: no hay atascos, no tienes problemas para aparcar y si aún estás adormitada, el aire fresco en la cara te despierta completamente.

Yo sé que tardaré diez minutos en llegar al instituto y eso todos los días. Tendré que comprar ropa adecuada para cuando comience a llover, aunque la técnica de cambiarme cuando llego a clase y dejar la ropa tendida en el baño me ha funcionado muy bien estos últimos años.

Estoy un poco nerviosa, hoy me toca con alumnos que llevan tres años en el instituto. No quiero hacer el ridículo el primer día. Para colmo, solo ponen a cinco nuevos por clase como máximo, por lo que seré uno de esos cinco y no me gusta ser objeto de todas las miradas. Ya me ha tocado interpretar ese papel suficiente tiempo y nunca me ha gustado.

Cada vez hay más alumnos en los pasillos. Me encanta el ambiente, todos contentos de volverse a ver y sin la presión de las clases, proyectos o exámenes. Están todos contando las batallitas del verano y planeando la fiesta de este sábado. Nunca pensé que los estudiantes del instituto se interesaran tanto por esa fiesta y, además, me ha sorprendido lo bien vestidos que van todos a clase. Los chicos con pantalón y chaqueta y las chicas tan arregladas como si fuesen de fiesta.

Al contrario que en la universidad, donde el porcentaje de chicas es superior al de los chicos, en el Instituto Gutenberg esa cifra no llega al cinco por ciento. Mi hermano siempre ha dicho que es el sitio ideal para una chica que quiera buscar novio, bromeando sobre mi escasa, por no decir nula, vida social y amorosa. Pero si eres chico, la posibilidad de que consigas una pareja es mínima. Por eso mi hermano opina que no es recomendable para que cualquier chico estudie. Posiblemente, es la forma que tiene de decirme que se preocupa por mi vida sentimental.

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Las clases parecen interesantes y los estudiantes bastante aplicados, pero es tanta la cantidad de personas nuevas que me he visto obligada a conocer, puesto que en el instituto los profesores interactuaban muchísimo con los alumnos, que he acabado agotada.

Alfinal del día termino acostada en la cama, después de contestar a las milpreguntas de mi hermano sobre mi primer día de clases. Estoy para el arrastre yse me cierran los ojos, ni siquiera he tenido tiempo de llamar a Jacobo, peroha sido un día tan intenso que a pesar de que me agrada hablar con él, lodejaré para mañana. Estoy demasiado cansada para entablar una conversación conalguien más.