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treinta y ocho



YoonGi nunca se había comido las uñas, pero en este momento le era inevitable, creía ciertamente que si seguía iba a terminar comiéndose su propio dedo. Se encontraba solo en una sala de espera, llevaba horas; y sus nervios estaban aumentando por momentos en vez de relajarse como supuestamente debería ser.

Soltando un suspiro pesado, echó su cabeza hacia detrás con los ojos presionados con fuerza. Lamentaba no compartir lazo con JiMin, por lo menos podría calmarle a través de la marca, pero solo de pensar que su pareja estaba solo en el quirófano, pasando miedo, le revolvía el cuerpo por dentro.

<< Va a estar bien, todo va a salir bien, está en  buenas manos... >> Se repetía una y otra vez a si mismo, aún manteniendo su mirada en negro para intentar buscar algo de paz, aunque la búsqueda fuera abruptamente interrumpida por el sonido de las puertas del operatorio abriéndose. 

A Yoon no le hizo falta un solo segundo para ponerse de pie y acercarse al doctor, que se quitaba la mascarilla y el gorro que debía de usar por protocolo en las operaciones. El alfa pálido pudo ver como el señor se quitaba el sudor de la frente, y por un momento pensó en lo peor ¿Ese hombre estaba sudando porque había pasado algo malo? -- ¿Qu- --

-- Todo bien, señor Min, JiMin-ssi logrará ver. De hecho ya consiguió ver algo, pero es necesario que ahora tenga sus ojos vendados durante unas horas. -- Explicó; el mundo regalándole una de las mejores noticias de su vida al joven. -- Cuando lleguéis a casa, procura que la luz no sea nada intensa, el podrá acostumbrarse un poco a esa iluminación, y dentro de un par de días será perfecto. -- 

-- Gracias, gracias, gracias, de verdad. No sé como agradecerlo. -- 

El doctor rió, dejando un suave apretón en el brazo de ese chico que parecía tan emocionado, era bonito ver como la juventud seguía poseyendo el poder de amar de todo corazón a alguien más. -- Tranquilo, JiMin-ssi ya lloró bastante al terminar la operación, él ya me agradeció demasiado. Estoy contento con que haya salido bien. Dentro de dos semanas, que es cuando el ojo ya se habrá terminado de adaptar después de la operación, es necesario que venga de nuevo, muy posiblemente JiMin necesite utilizar gafas; tendrá vista cansada a lo mejor. -- 

El azabache asintió ante las indicaciones del profesional.  -- C-cuándo podre... verle. -- 

-- Tranquilo, no le queda mucho, estaba cambiando su ropa y ya salía. Ven conmigo a mi despacho para darte la receta de las gotas que debe echarse y los horarios de las curaciones, así adelantáis tiempo. -- 

Todo esto no era comparable ni con el mejor de sus sueños. 

El alfa se encargó de recoger todos los papeles, nuevas citas para las revisiones y los medicamentos que su pareja debía de tomar ahora en el proceso de curación. La realidad es que cuando salió de la consulta del médico y vio a su chico con la nariz roja y ojos vendados, una sonrisita le surcó los labios.

Park había llorado como un niño pequeño al comprobar que podía ver algo, ya nada era negro, habían luces, colores, fromas por fin podía volver a ver el mundo como hacía años. Aún así no pudo disfrutarlo demasiado, pronto le habían advertido sobre la luz y la precaución estas horas postoperación sobre la intensidad lumínica. 

No podía esperar para llegar a casa y ver a YoonGi, la cara de su pareja... ¿Eso en serio estaba pasando? 

-- Mimi... estás muy callado, amor. -- Dijo el más mayor mientras abría la puerta de su hogar, tomando la manita temblorosa de su novio. 

-- Perdón, aún me siento un poco mareado de la anestesia, hyung. -- Explicó con voz suave, y no era del todo mentira, pero los nervios no le dejaban pensar demasiado. --  Y-yoonGi. -- Llamó, apretando la mano ajena. 

El aroma de JiMin se estaba haciendo notar por la entrada de su hogar, el pálido agradecía de que por lo menos ya se encontrasen dentro, no quería siquiera pensar que otra persona se pudiera sentir atraído por el aroma del omega que amaba. Ese perfume natural era su mayor adicción. -- ¿Qué pasa, cariño? ¿Ya quieres ver? -- Y el más joven asintió, abrazándose despacio a Yoon, quien al momento le correspondió. -- Vale, déjame preparar todo ¿Si? Tengo que cerrar las persianas o tus ojitos se dañarán. -- 

JiMin acabó por sentarse en el sofá de la sala, apretando sus manitas sobre sus rodillas, ver a YoonGi, ver a YoonGi, ver a YoonGi. Solo podía pensar en aquello, era posiblemente la vez que más impotencia le estaba dando no poder visualizar algo, quería arrancarse la venda de la peor manera. 

Cuando sintió como el mullido mueble se hundió a su lado, supo que el pálido ya se encontró allí, justo a su lado ¿Cómo será la forma de su carita? -- JiMinie ¿Y si te parezco feo...?  ¿Me dejarás? -- 

-- ¡Hyung! No digas tonterías, eso no va a pasar... ¡Déjame verte ya! -- Pidió desesperado, alzando sus manitas con la intención de quitarse la tela de sus funcionales orbes, pero YoonGi había conseguido atrapar sus muñecas antes.

-- Espérate... antes que nada, te amo, te amo y estoy muy feliz de que por fin puedas lograr conseguir lo que tanto ansiabas, JiMin. Estoy feliz de haber estado contigo en el proceso.-- Susurró moviendo su rostro frente al del otro chico, dejando que las narices de ambos se acariciaran entre ellas con cariño. 

Para JiMin era imposible no sentir ternura con un novio como YoonGi, ese chico era todo lo que su corazón y lobo ansiaban tener al lado toda la vida. Con delicadeza depositó un besos en los finos labios del mayor, dejando que el contacto durase varios segundos. -- Gracias, hyung, yo estoy feliz de que haya sido así también... ¿Quieres quitar tú la venda? -- Inquirió sonriente, y para el alfa era todo un honor hacerlo. 

Despacio, con toda la delicadeza que le caracterizaba al tratar a su omega, deshizo el nudo que había en la parte posterior de su cabeza, la tela no tardando en deslizarse. Los ojos del Park seguían igual, blancos, pero por la expresión del chico de mejillas regordetas, supo que sí, que efectivamente le estaba viendo. 

El rostro y las puntas de sus orejas no tardaron en tomar rubor, no podía ser real, Min YoonGi no podía ser cierto. -- ¿Qué pasa? Estás muy - --

-- Eres excesivamente guapo, hyung, no puedo creer que seas mi alfa. -- Interrumpió, mirando con adoración aquellas delicadas facciones que el pálido poseía. 

Su pareja parecía un muñeco de porcelana, sus ojos rasgados eran como los de un desafiante felino y sus labios finos pero rosados naturales se veían apetecibles, mucho. Con tranquilidad, el omega llevó sus pequeñas manos hacia el rostro ajeno, pasando el pulgar por el pómulo y luego mandíbula del azabache. -- Ah ¿si? ¿Tú crees? -- Inquirió en un susurro. 

La respiración del rubio se cortó al verle sonreír. La comisura de sus labios se habían alzado de la manera más atractiva que alguna vez pudo fantasear. -- Hyung... eres en serio precioso. -- Volvió a repetir, haciendo que el nombrado riera un poco avergonzado, se alegraba de gustarle sin lugar a dudas. 

-- Nada que ver con tu carita hermosa, pero gracias, mi vida, te lo agradezco. -- El de cabellos oscuros giró su rostro para besar la mano del pequeño, quien seguía acariciándole, como si tuviera miedo que este momento se le escapase entre los dedos. -- Te ves tan lindo mirándome con atención... parece irreal. --

Sin poder evitarlo, JiMin sonrió con sus ojitos acuosos, el amor de su vida estaba frente a él, lo estaba viendo, su futuro marido, al que estaba dispuesto pedirle matrimonio más pronto que tarde, se encontraba en su campo de visión. 

Min, que estaba a punto de emocionarse de igual forma y soltar todo el océano Pacífico a través de sus ojos, besó los párpados cerrados del más joven, luego depositando otro beso sobre sus abultados labios. -- Te amo tanto... todo va a mejorar... Tengo que enseñarte nuestro hogar, presentarte a nuestros niños; Peachy, su mamá y Holly... -- Susurraba en los labios del rubio, que sonreía, asintiendo con suavidad. 

Era un momento tan íntimo y especial... que difícilmente fuera a ser olvidado en algún momento de sus vidas. 

Más aún por lo que pasó a continuación. 

El teléfono del alfa, que descansaba sobre la mesa baja frente al sofá, sonó provocando que ambos se separasen mirando el aparato. -- Disculpa, cariño, un momento. -- Dijo para luego estirarse hacia delante, descolgando la llamada; siendo lo próximo que escuchase el llanto agónico de Hwang, -- ¿HyunJin? --  Preguntó preocupado el pálido. 

-- ¡Sunbae! N-necesito que v-venga ¡por favor! ¡Sunbae, por f- -- Gritaba exasperado, con el corazón en la garganta

-- Espera, chico ¿Qué pasa? -- Interrumpió.

-- ¡TaeHyung, muerto! Ju-JungKook; é-él... -- 

YoonGi necesitó incluso ponerse de pie y acercarse a la ventana de la cocina para que le diera el aire. No estaba entendiendo nada de lo que el joven alfa de la mafia le decía, y el hecho de haber escuchado "TaeHyung muerto" no ayudaba en absoluto. -- Hwang, voy a ir, no tardaré demasiado, pero necesito que me expliques... -- Comentó tratando de parecer tranquilo, no podía alterarle más. 

El llanto desconsolado de ese chico a través de la línea telefónica le estaba partiendo el alma. -- Estábamos en casa, y JungKook de repente c-comenzó a entrar en un ataque de ansiedad. D-dice que sintió lo peor, algo peor que cuando se llevaron a mi hermano, T-taeHyung ha muerto... J-JungKook se desmayó de dolor, est- ¡sunbae no puedo solo! ¡No puedo más! -- 

YoonGi tragó saliva, no sabía qué decir, era algo muy probable, si tu pareja destinada moría... tú no tenías mucha probabilidad de seguir vivo... el cuerpo de su mejor amigo había colapsado. Era algo que la pareja había discutido mucho anteriormente. -- HyunJin, escúchame, hago la maleta y voy directo al aereopuerto ¿Si? No estás solo, no te vas a quedar solo ¿Estáis en el hospital? -- 

Una vez más, entre hipidos y gritos lastimeros asintió al alfa que sentía también como parte de su familia, tal y como JungKook y TaeHyung le habían enseñado. -- N-no tardes... Si JungKook muere... y-yo....y-yo.-- 

-- JungKook no va a morir, HyunJin, él es el tipo más testarudo que conocí en mi vida, ni la muerte lo vence. -- Intentó animar al chico, aunque sabía que sí, que su mejor amigo podía morir, con Tae muerto, su cuerpo podría parar de funcionar en cualquier momento. 

-- N-no, sabes que no, que JungKook no podía vivir sin mi hermano, ni mi hermano sin él. Ellos eran la vida del otro... -- Contestó el más joven. 

Y como YoonGi iba a debatirle aquello, cuando era lo más verdadero que la vida había dictado. 



No me matéis. Ya veréis como se desarrolla, solo, no me matéis. jsjsjs

Voy a intentar acabar ya con Dispara en poquito, porque con las pruebas de acceso a la universidad me he tardado mucho en actualizar, y os merecéis ya los capítulos finales. 

Gracias por la paciencia y perdón por haceros esperar. 

Os quiero. 

Kissuuu~~

100721

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