· Final ·
23 de octubre; 00:18 am, Tokyo
Con una habilidad que siquiera había sido consciente de cuando había adquirido, HyunJin se ató su media melena rubia frente al espejo notablemente quebrado, dejando dos finos mechones cayendo por su frente. Escuchaba afuera muchos pasos, de aquí para allá la gente corría, gritaba o se disparaban entre sí, pero vamos, hacía tiempo que aquello le había dejado de asustar.
¿Y qué hacía él en aquel baño -bastante poco cuidado- con temple sosegado? Pues esperar a la señal de su hermano mayor.
-- A ver, no nos lo tengas en cuenta señor Zhào, no es nada personal, pero es que usted y sus ratas le habéis tocado demasiado las pelotas a la familia Jeon; solo teníais que estaros quietecitos, solo eso. -- Habló HyunJin agachándose a la altura del hombre que él mismo se había encargado de capturar.
El nivel que el joven alfa tenía para atar a alguien más con rapidez era inigualable.
A lo mejor, si hubiera llevado alguna vez una vida normal, de esas en las que estudias y cuando llegas de la escuela tus padres te preguntan si saldrás en la tarde con tus amigos; puede que el rubio sintiera un mínimo de lástima por ese hombre que ahora lo miraba con ojos de corderito degollado, pero no, ni un atisbo de compasión corría por sus venas. -- No me mires así, es tú culpa, ahora solo te queda aceptar tu destino y quedarte calladito. -- Animó con una sonrisita, dándole dos palmaditas en su mejilla con gracia.
Hwang se colocó detrás suyo para asegurarse -por puro aburrimiento en realidad- de que los nudos estuvieran todos correctamente hechos, para su suerte la puerta del baño fue abierta por alguien más. Las esquinas de sus labios se irguieron de forma automática. -- ¡Hyung! ¿Ya nos vamos? --
-- Sip, ya sabes, tenemos prisa. A las cinco tenemos el vuelo a Canadá para ir a ver al resto de la familia. -- Explicó TaeHyung, cargando de nuevo la munición de su arma mientras se acercaba al hombre que respiraba de manera irregular sentado en la esquina de la habitación. -- Ash, señor Zhào, es usted un llorón de primera. -- Chistó el de piel canela acercándose a él para agarrarlo del brazo y colocarlo de pie en un fuerte tirón.
Para el hombre fue sorprendente comprobar cuanta fuerza tenía ese omega, ese precioso joven que podía asesinarte solo con la mirada. Le fue imposible no sollozar con fuerza ¿Ya lo iban a matar? No quería morir, quería un poco de tregua.
Nunca pensó que pasaría de tenerlo todo ahora a estar en manos de un... desquiciado mental, uno que era como una leyenda entre las personas que se dedicaban a este mundo. Nadie no conocía a TaeHyung; y por ende, nadie no conocía a su amado JungKook; ni qué decir de HyunJin, que era una mezcla perfecta de los dos.
Hwang iba andando detrás de los dos mayores mientras hablaba con el resto del grupo por el pinganillo que los mantenía en contacto. Fue en un tonto traspies por los nervios que el hombre tropezó cayendo de rodillas, siendo fuerte el impacto para estas puestos que si quiera pudo colocar sus manos al estar atado.
-- Ay, Dios, malditos viejos torpes. -- Se quejó el antiguo peliazul, usando la punta de sus botas negras para alzar al barbilla del susodicho. -- Si no estás muerto aún es porque JungKook es un caprichoso y lo quiere hacer el mismo, y lo que mi alfa quiere, mi alfa tiene... peeero... yo soy más caprichoso que él ¿Y sabes que soy también, señor Zhào? Más cruel... --
Con una sonrisa cínica el omega le miraba desde arriba, realmente tenía una gran repulsión por ese hombre al cual nunca había visto antes o siquiera sabido de él, pero de camino a la misión JungKook les explicó a donde iban, y su pasado tormentoso pedía justicia.
Zhào Jian, el hijo de puta que llevaba toda la red de pedofilia más grande de todo el país de Japón. ¿Y qué decir? TaeHyung no podría olvidar jamás al hijo de puta que le había arruinado la vida robándole una parte de él, haciendo que nunca más fuera un infante. Podía ver la cara de su más grande pesadilla en la del señor que ahora tenía a los pies, aunque su abusador ya hacía tiempo que estaba muerto.
Ante los crudos recuerdos Kim los apaciguó dándole una patada en la boca del estómago al beta, escuchando como HyunJin reía ante la acción. -- JungKook hyung se cabreará si te lo cargas tú, TaeHyungie. -- Avisó su hermano, mirando como tosía revolcándose de dolor en el suelo.
-- JungKookie nunca podría enfadarse conmigo. -- Fue lo que contestó, tomando el cabello castaño del mayor para seguir andando, llevándole de rodillas por los pasillos.
Realmente Jian nunca pensó que se vería en esa situación, estaba cruzando lo que era antes su lugar de trabajo, los cuerpos de su gente tirados en el suelo con charcos de sangre alrededor, ya todos habían muerto, solo quedaba él vivo, "vivo" porque se sentía ya en el infierno.
El de piel canela andaba con una sonrisa en su rostro, ya quería que escuchar la felicitación de JungKook por haberle hecho caso y no haberse adelantado a los acontecimientos. Era por estas cosas que Kim sabía que no serviría como líder, no tenía la paciencia que hacía falta, era impulsivo como él solo.
-- ¡Alfa! ¿Podemos matarlo ya? -- Inquirió, una vez que llegó al jardín.
JonGin estaba allí junto a otros jóvenes de la mafia que ahora formaban parte del equipo de alta élite, estaban asegurándose de que ningún niño haya quedado dentro del edificio, tenían que ayudarles a volver a su país e intentar entregarlos a las autoridades sin ser descubiertos.
El grito de Kim hizo que JungKook girase su rostro hacia su dirección, puesto que hasta hacía un segundo estuvo hablando con el más mayor de los pequeños, sacándole información de manera calmada.
Una risa ronca se escapó de sus labios ¿Cambiaría alguna vez el amor de su vida? Esperaba que no. -- Precioso ¿Era necesario traerle así? -- Preguntó al ver como el hombre estaba a duras penas con sus ojos abiertos, su cuerpo temblaba por mantenerse de rodillas y si es que tenía la cabeza alzada era porque Tae la tenía bien sujeta, llevándose incluso cabellos entre sus dedos y anillos.
-- Uhm, no sé, pensé que como tiene fetiches extraños a lo mejor también le gustaba que le tratasen como un perro o algo así. -- Contestó agitando bruscamente la cabeza del hombre; no lamentándose de escucharle jadear de dolor.
-- ¿Es él? ¿El que os raptó es él? -- Inquirió JungKook hacia el chico con el que estaba hablando.
Hubieron unos cortos segundos en los que el joven adolescente no pudo decir nada, solo tenía sus ojos apagados sobre el hombre que se encontraba de rodillas a duras penas. No hubieron palabras de por medio, pero TaeHyung le entendía tan bien; estaba seguro de que era satisfacción pura lo que el otro estaba sintiendo.
Y le ayudaría, le iba a impulsar a llegar a la paz mental que se merecía. -- ¿Quieres matarlo tú? ¿Cómo te llamas?-- Fue esta vez el de piel canela quien se dirigió hacia él.
El chico pareció pensarlo; no sabía si era buena idea dar su información a gente de la mafia, aunque pronto se olvidó de sus miedos ¿Por qué tenerles pavor a los mismos que habían venido a salvarles? Esos chicos eran sus héroes. -- HueningKai. -- Murmuró relamiéndose los labios, volviendo entonces a conectar la mirada con el asqueroso ser que lo llevaba torturando años. ¿Quería matarle él?
-- Bueno, lo que mi omega te ha propuesto es algo un tanto descabellado, tendrías que vivir toda la vida pensando que asesinaste a alguien así que no te preocupes y eso no es fácil para cualquiera, ese trabajo sucio lo podemos solucionar nosotros. -- Habló de nuevo el Jeon pensando con la cabeza fría y de manera lógica.
Sin embargo el joven le impresionaría.
-- ¿Me ayudas? Si quiera alguna vez sostuve un arma... -- Dijo hacia TaeHyung. Quien rápidamente le sonrió en grande. Ah, ese chico tenía los huevos necesarios. Le gustaba.
-- Claro que lo haré, HueningKai; no sabes el placer que será. -- >> Matar a violadores siempre será mi hobby favorito. << Pensó.
JungKook sabía a la perfección que no debía de meterse en esto, se trataba de temas personales y superación de traumas que a él no le tocaba impedir. Pero bueno, que Kai quisiera ver la cabeza de ese hombre decorada con agujeros de balas no significaba que los demás chicos que habían sido anteriormente capturados quisieran hacerlo.
De hecho ahora el grupo de jóvenes estaban mirando con terror hacia ellos, juraría que incluso el más pequeño se había hecho pis encima. Y quisiera en serio poder asegurarles que nada malo les iba a pasar, pero tal vez era imposible convencerles de eso después de todo lo que habrían tenido que pasar en este sitio. -- Precioso, voy a llevar a los chicos a la camioneta, tenemos que llevarlos a otro lugar y dejar el mensaje anónimo en la policía para que vayan a por ellos, no tardéis demasiado. -- Pidió el alfa mientras guardaba su arma en uno de los accesorio de su cinturón. -- ¿HyunJin-ah? ¿Vienes? --
El rubio asintió, dejándole una caricia en la espalda a su hermano mayor (a quien por cierto ya había alcanzado en altura). Dejó que ese joven se desahogase con TaeHyung, quien posiblemente fuera el único que lo pudiera comprender.
-- Vaaaaaaale, Jian, Jian, Jian ¿Algo que quieras soltar por tu asquerosa boca antes de que tu cabeza sea atravesada? -- Preguntó el de piel canela bajándole la tela que tenía en la boca, dañando incluso la comisura de sus labios al tenerla tan apretada. -- Nada de reproches, sino te mataremos más rápido de lo que puedas terminar de llorar. --
-- Y-yo, HueningKai ¡T-te crié! Hazme caso... e-ellos no te van a ayudar... ¡Per-Perdón! Nadie volverá a toc-tocarte pero... ¡Ayúdame! ¡Haz algo! --
<< Menos mal que dije nada de reproches...>> Pensó Tae moviéndose con tranquilidad hasta quedar justo detrás del adolescente. -- Él te está pidiendo que hagas algo ¿Qué harás? ¿Intentar salvarle, ayudarle tal vez? -- Murmuró en su oído, mirando desde arriba como ese hombre seguía llorando como un bendito gilipollas de rodillas.
-- Matarle, eso voy a hacer. -- Dijo seguro él; complaciendo realmente las expectativas del omega de ahora cabellos negros.
-- Oh, Dios, adoro a este chico. Jian, le has jodido la vida al equivocado. -- Exclamó contento; y en serio al hombre le dio terror el ver como el de piel canela era capaz de ponerse tan contento por su asesinato.
Sí, definitivamente los rumores sobre Kim TaeHyung se quedaban cortos... él era un maldito psicópata sin remedio alguno.
Kim le dio el arma a HueninKai, quien pegó su espalda al torso del omega mayor; buscando un poco de apoyo en la locura que estaba a punto de cometer. -- Apunta, te ayudaré. -- Susurró en su oído, y aunque las manos del joven temblaban un poco, se veía perfectamente que no dudaba ni un solo segundo de sus acciones.
Desde su perspectiva Tae cerró uno de sus ojos para poder ayudarle a disparar justo en el medio de la frente de ese hombre. Él era asesino, pero no poco perfeccionista, las cosas había que hacerlas bien.
Con delicadeza movió el arma un poco más hacia la derecha y entonces le dio la orden al rubio que tenía apoyado en su pecho. >> Dispara ahora, o te arrepentirás. << Volvió a murmurar cerca de su oreja, y sin miramiento ninguno: apretó el gatillo.
A lo mejor se debió a lo poco que pesaba por su desnutrición, pero nunca pensó que el disparar un arma te impulsara hacia detrás, por suerte ese omega desquiciado estaba cuidando de su espalda, literalmente.
Miles de sensaciones recorrieron su cuerpo, pero ninguna de ellas definitivamente eran lástima o arrepentimiento. Tenía a cuatro metros delante suyo a Jian, su maltratador, abusador y proxeneta de hacía años muerto con un agujero en la mitad de su frente.
-- Perfecto, jovencito; lo hiciste. Estoy orgulloso. -- Kim aplaudió con suavidad una vez el cuerpo inerte del hombre se desplomó, creando un charco de sangre a su alrededor. -- Ahora tenemos que irnos, debemos de dejaros en el sitio clav- --
-- Espera, TaeHyung-ssi. Yo... -- El azabache le miró con una de sus cejas alzadas, esperando que ese joven terminara la frase. Normalmente no tenía paciencia alguna, pero sabía que con él tenía que tenerla obligatoriamente, ni él ni su lobo serían capaces de tratarle mal. -- Yo quisiera ir con vosotros. Quiero ser el héroe de alguien más. Como JungKook-ssi lo ha sido para mi. --
Vale, aquello sorprendió de sobremanera al mayor; no era para nada como el caso de HyunJin, su hermano menor empezó muy joven en la mafia, su cabeza ya estaba destrozada desde hacía tiempo. Kai acababa de matar por primera vez, incluso necesitando ayuda para hacerlo ¿Por qué ahora quería entrar en algo como esto? -- HueningKai, esto es más complicado de lo que parece, tienes quince años o así, puedes seguir adelante, una vida norm- --
-- ¿Una vida normal después del recorrido que llevo? Fui marcado por un hombre a los ocho años, he visto como amigos míos han muerto de hambre o por enfermedades no tratadas por culpa de ese hombre, violaciones, trata de blancas... n-no sé lo que es estar seguro en un sitio. ¡Nadie vino a ayudarme alguna vez porque el Gobierno es corrupto y lo cubría! Muchos venían aquí a por los servicios que Jian ofrecía. Yo quiero ser uno de ustedes, quiero luchar de verdad... quiero ayudar de verdad. -- Pidió con su labio inferior temblando, deseando que el otro le entendiera.
Porque no conocía de nada a ese hombre guapo de piel canela, pero sentía que tenían cosas en común; quería creer que él era quien podía ayudarle junto a quien lo había salvado antes, su héroe.
>> Joder, JungKookie se va a cabrear por esto. << Pensó. De todas maneras su papel en esta vida era ser su niño caprichoso y rebelde. La mafia iba a crecer una vez más.
-- Vamos al auto, me encargaré de convencer a tu héroe. -- Aseguró, viendo como los orbes del chico parecieron brillar por primera vez.
El joven rubio corrió hacia donde el omega le había indicado, deseando poder en un futuro ser igual de útil que ellos habían sido para él.
-- Esto es demasiado extraño... apenas lo acepto porque te adoro; pero jugar a la familia feliz y super pastelosa no es mi especialidad. No sabes lo que me costó empezar a conocer a JiMin, el omega con sangre de purpurina. -- Se quejó el antiguo peliazul, cruzándose de brazos mientras esperaban en la puerta del aereopuerto.
-- Yah, hyung. Acabo de marcar a JeonGin hace apenas unos días, estamos muy sensibles el uno con el otro y JungKookie y YoonGi hyung me dieron permiso para traerle. -- Argumentó el rubio, revisando la pantalla de su teléfono, por si daba la casualidad de que su omega se hubiera perdido por el camino o necesitase algo.
Las orejitas de su lobo se pusieron alertas cuando escuchó el nombre de su pareja salir de los labios de Hwang, casi lo olvidaba... -- JungKookie ¿Sigues enfadado con tu niño? -- Habló con voz melosa el de piel tostada haciendo el amago de abrazarse al fuerte torso del nombrado.
Sin embargo, el jefe de la mafia le dirigió un vistazo que consiguió dejarlo quietecito en su sitio, sin apartarle la mirada, porque desafiar al alfa en realidad era lo que más le gustaba en el mundo. Era excitante. -- Mi omega a veces no piensa antes de hacer las cosas, claro que sigo molesto. No sé como hacerte entender de una vez que no tienes que tomar este tipo de decisiones sin más. -- Murmuró con voz dura, ojos oscuros y penetrantes.
-- Vamos, estoy contribuyendo a que no haya más desempleo. -- Bromeó, aunque lo dijo con un semblante totalmente serio.
-- No estoy para gracias, Kim; ahora tengo que solucionar lo que un omega caprichoso ha decidido por su cuenta. -- Contestó tomando con su única mano el rostro del susodicho, apretando las mejillas para que sus labios se abultasen.
Y cualquiera se sentiría asustado con la mano del alfa demandante apretando tu rostro y juzgándote con la mirada, pero TaeHyung estaba ronroneando como si aquello fuera el mejor de los mimos. JungKook lo podía sentir a través de la marca que compartían.
Porque sí, por fin ellos dos estaban enlazados de la manera en la que llevaban soñando tantísimo tiempo. Kim batió sus pestañas, dejando salir su aroma dulce a propósito queriendo molestar al alfa. -- Deja de regalarle a los demás tu maldito perfume, Tae; estoy tan cabreado como para matar al primer gilipollas que se te acerque insinuándote algo. --
El omega sonrió, viéndose adorable -por primera vez en toda la jodida historia- por hacer aquella mueca con su rostro aún tomado.
Jeon suspiró soltándole, entonces pronto teniendo la mano del de piel canela sujetando la suya. -- No te molestes, lo mío es sacarte de quicio no consolarte, jefe Jeon. -- Rió el más mayor, apoyando su cabeza en el hombre de su pareja. -- Pero de verdad, no te preocupes, todo saldrá bien, JonGin se ha ofrecido a ser el mentor de ese chico. Confío en él, y tú también lo haces. --
-- ¡Ay, ya! JeonGinie está ya aquí, nada de la mafia a partir de ahora. -- Pidió al ver como su adorable novio venía corriendo hacia ellos, arrastrando una maleta de equipaje que casi parecía más grande que él.
Tae ya le había advertido, estaba cumpliendo los mismos fallos que YoonGi había cometido en un pasado, ocultando algo como esto a su pareja. Pero bueno; el alfa rubio ya era mayor como para tomar sus decisiones.
Ahora solo tenían que relajarse y disfrutar. Después de un par de meses de nuevo iban a estar todos juntos, como la familia que eran.
[...]
La casa que YoonGi y JiMin tenían en Canadá era posiblemente la que cualquier persona en su sano juicio desearía. Amplia, bien iluminada, con porche y jardín trasero. El pálido al final pudo cumplir el sueño que siempre creyó que nunca podría tener. Tenía una vida común y corriente, en la que su mayor preocupación era escoger el desayuno de su querida hija.
Por supuesto que los saludos habían sido igual de emotivos que siempre, YoonGi desearía poder verles más a menudo, pero entendía que la decisión que él había tomado no tenía que ser la que los otros chicos tomasen. Solo le quedaba echarles infinitamente de menos y cuidar de ellos cuando estuvieran en su hogar.
Llevaba años haciendo el papel de guardián con ellos, planeando cada misión para que volvieran a salvo, siendo la mano derecha de Jeon. En serio era complicado desconectar totalmente de todo eso.
-- ¡¡Tete!! -- Gritó una pequeña de cabellos castaños y mejillas abultadas tan pronto como vio a su tío entrar por el pasillo principal de su hogar.
JiMin dejó a su cachorrita en el suelo, viendo como ella corría aún un poco torpe hacia el omega de tez canela, quien la alzó bastante contento de poder ver a la pequeña excepción de su desagrado hacia los bebés. Amaba, no; adoraba a su "sobrina".
Él no podía tener hijos, era estéril. En el tiempo en el que estuvo secuestrado anterioremente tuvo que provocarse tantos abortos que había estropeado de alguna manera su interior. Y no es como si él ahora quisiera ser padre; y JungKook tampoco, pero siempre pensaba en el ¿Y si algún día hubieran querido?... Por eso se concentraba en ella, en la pequeña más bonita del mundo.
-- Alice, mi pequeña chimchumirrichin. -- Lloriqueó Kim estrechando a la bebé entre sus bracitos, escuchándole reír agudo. Su tío era taaaan gracioso (posiblemente era la única persona en el mundo que pensase aquello.)
Pero es que no se quedaba ahí, pronto por la puerta entró su otro tío JungKook y... bueno. Sus mejillas se colorearon más rápido de lo debido. Tenía un amor platónico por el alfa ¡Su tío era tan guapo! Solamente podía pensar en su Tete como pareja de él, era el único que estaba a la altura.
Y aunque podría pasarse horas embobada hacia él, su atención fue capturada por el joven rubio que también adoraba. -- ¡Jinie! -- Gritó pataleando para que Tae le bajase, ahora corriendo directa hacia Hwang, quien se agachó a su altura para abrazarle y besar su frente.
Nadie sabía cuantas horas HyunJin había jugado con esa chiquita cada vez que estaban en Canadá. -- Mira, traje a mi omega, me dijiste que querías conocerle ¿No? -- Dijo, pronto teniendo a su lado agachado a JeonGin, quien le saludó con su mano.
-- Es bonito. -- Admitió llevándose el pulgar hacia sus labios por estar un poco avergonzada, no era demasiado tímida, pero necesitaba entrar en un poquito de confianza. Vaya, unos cinco minutos y ya tendrías a la pequeña Alice correteando alrededor tuyo pidiéndote jugar.
Todo el mundo decía que era la viva imagen de su padre JiMin; y en realidad YoonGi no tenía ningún problema con ello. Amaba que su hija se pareciera al omega del que estaba completamente enamorado; aunque ella también haya heredado alguna cosa que otra suya, como su pasión por dormir, la cocina o sus ojitos.
-- Cariño ¿Y los perros? -- Inquirió el de ojos felinos mientras se acercaba hasta su pareja, besando castamente sus preciosos labios. -- Mientras esperaba a que el vuelo llegase les he comprado varias cosas. Encontré las chuches favoritas de Peachy. --
-- Están en el jardín, hasta hace un instante se encontraban jugando con tu niña, pero dicen que Alice siempre correrá detrás de un conejo... -- Murmuró, viendo como una vez más su bebé miraba con ojos de corazones a su tío JungKook. Ash, la cachorrita incluso antes de saber decir su primera palabra ya observaba de esa manera a Jeon.
Y la realidad es que a todos les hacía demasiada gracia.
Con lo mucho que tenían que hablar y el poco tiempo que habían tenido como para preparar algo de comer para tantos como eran, habían decidido pedir algo a domicilio, así que ahora se encontraban esperando a que el timbre sonase para poder almorzar.
HyunJin junto con JeonGin se habían ido al jardín para juguetear con la pequeña. La joven pareja estaba sentada en el sofá que se balanceaba con sus manos unidas, jugando a las películas con Alice; a la que sus padres le estaban criando usando tanto el coreano como el inglés, así que era capaz de comunicarse con su familia a la perfección.
La cachorrita usaba a sus mascotas para simular la película de 101 Dálmatas, haciendo reír a los dos chicos por la gracia natural que la castaña tenía.
JeonGin estaba extremadamente feliz, le había costado mucho llegar a este punto. Su padre hacía unos largos meses que murió por una inesperada enfermedad, y no es como si cuando se enamoró de HyunJin las cosas fueron fáciles. Sabía que la omega predestinada del chico había muerto por alguna razón; así que había sido complicado.
El lobo del contrario al principio le rechazaba, al punto en el que ambos casi terminaron por apenas manejar una amistad... pero no quisieron rendirse, y ahí se encontraban. Ahora bien, en armonía y con una marca rosada por ser reciente en el cuello del omega.
-- No sé cómo pueden estar fuera, hace demasiado viento. -- Se quejó JiMin, acomodándose las gafas que se resbalaban por el puente de su pequeña nariz. Al inicio acostumbrarse a ellas había sido incómodo, pero vamos, siquiera se lo cuestionaba. Eran las que les había facilitado por ver después de su operación.
Aún a veces se sorprendía cuando despertaba y era capaz de usar sus ojitos. -- No todos tenemos un jardín en casa, chico purpurina. -- Bromeó el otro omega, quien como no, había escogido las fuertes piernas de su alfa para sentarse encima a pesar de que había sitio de sobra en el sofá.
YoonGi llegó ofreciéndole una cerveza a JungKook y a JiMin; obviando que TaeHyung no querría puesto que él no bebía alcohol y lo sabía perfectamente. -- Es un verdadero gusto teneros aquí en casa... a veces me gustaría envolveros en papel de burbujas y guardaros en una cajita. -- Habló YoonGi.
-- La patenidad y la espera de tu segundo cachorro te han vuelto todo un sensible, pitufo gruñón. -- >> Oh, here we go again. << Resonó en la cabeza del pálido.
-- Fíjate, a ti eres a quien menos he echado de menos; mocoso contestón. -- Replicó de la misma forma para molestar al de piel canela; quien le miró achicando los ojos.
Y TaeHyung hacía tiempo posiblemente hubiera seguido con la discusión hasta lanzarle un arma blanca o apuntarle con algo (como en realidad ya había hecho muchas veces en el pasado) pero después del último secuestro que vivió, su cabeza cambió un tanto.
En ese tiempo en serio creyó que nunca más podría vivir algo como esto, una paz absoluta que a veces le hacía falta para volver al trabajo. Apreciaba cada una de las cosas que tenía, a su hermano menor, su sobrina, su hyung el cual soportaba su malhumor y chistes ofensivos siguiéndole el juego, el chico purpurina y sus interesantes conversaciones; y por supuesto, JungKook.
Aunque no es como si se hubiera vuelto un meloso con él, si que ahora se paraba más a apreciarle. Tal vez acariciarle el rostro mientras dormía, abrazarle durante unos segundos siendo verdaderamente consciente de que el alfa estaba entre sus brazos, besarle despacito.
Se había dado cuenta de que dentro de su desastrosa vida, era alguien privilegiado; y ahora realmente lo sabía apreciar.
-- Deja de molestar a TaeHyunGie... -- Murmuró el chico de mejillas regordetas, pellizcando con delicadeza el abdomen de su pareja.
-- Ash, Minie no seas injusto. Yo no puedo pellizcarte la panza. -- Se quejó el de ojos felinos mirando hacia la barriguita apenas abultada de su omega. Hacía poco que habían tenido la noticia que venía otro cachorro en camino, y aunque no hacía demasiado que habían tenido a Alice, esto no dejaba de emocionarles igual.
Park rió ante el infantil reproche de su mayor; algo que en realidad solía hacer habitualmente. -- No seas tonto... aún no está tan grande como para que no puedas pellizcar con cuidado. -- Murmuró mirándose el estómago, habiendo levantado su ropa.
Tae se sorprendió, era la primera vez que veía la barriguita de una persona embarazada; por muy tonto que sonase. Sus orbes curiosos se quedaron mirando hacia allí, viendo como YoonGi acariciaba la piel ajena con cariño.
-- ¿Todo bien? -- Susurró JungKook mientras pasaba su nariz por la curvatura de su cuello, donde la marca de ambos residía.
-- Todo perfecto, JungKook-ah. -- Aseguró, llevando una de sus manos hacia los cabellos oscuros de su menor para acariciar estos mientras le mimaba. Jeon supo que no le mentía cuando su aroma al contrario de volverse agrio se endulzó. -- Ver al chico purpurina en estado me hace feliz; me gusta ser el tío guay. --
El alfa rió bajito, sintiéndose aliviado de que Tae no se pusiera nostálgico ante estas escenas. Realmente se moriría de la lástima si su chico quisiera tener hijos, porque era tarea complicada tenerlos de manera biológica después de todo; así que le tranquilizaba el alma que TaeHyung pensase así.
Además, la vida que ellos llevaban no es como para quedarse en cinta ni mucho menos. Y él... él ya tenía bastante con intentar educar al incorregible y temible Kim TaeHyung; al que amaba como a nadie en el mundo.
Sus vidas no eran perfectas; pero tampoco les hacía falta, les bastaba con estos momentos para después seguir haciendo justicia de la manera más sucia. Así eran ellos. Los mejores antihéroes de toda Corea, y eso seguirían siendo siempre.
Pues... se acabó "Dispara" *Llora en mil idiomas diferentes* AAAAAAAAAAAAAh, perdón por el camino tan largo, pero en serio mi vida en este tiempo ha sido una montaña rusa de emociones gigantesca. Esto ha hecho que mi "yo" la cual inicio esta obra no sea la misma que mi "yo" de ahora, y por lo tanto, me costase escribir.
Pero de ninguna manera quería mandar a borradores esta obra, le tengo mucho aprecio y realmente me parece entretenida y linda. Así que espero que en serio la hayáis disfrutado tanto como yo. <3
He de decir que quien más me animó a terminarla ha sido mi bebé Tesshyung , así que nada, aquí tienes mi vida, lo pides, lo tienes (un poco tarde, pero you know) jsjdjsjs, te amo.
Ahora que está terminada es el momento de releerla entera jsjsjs, normalmente hago eso con muchas obras. Si alguna vez os hice sonreír, reír o el día más llevadero, mi misión está más que cumplida.
Recordaros que podéis encontrarme en las demás historias de mi perfil <3 espero que les deis una oportunidad.
Byebye! Os quiero muchísimo, cuidadse mucho ¿Si? <3 130622.
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