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cuarenta



Al inicio no había sido fácil ni por asomo, pero YoonGi había conseguido de alguna manera el poder vivir en una falsa tranquilidad. Su cerebro había aprendido a ignorar los pensamientos sobre la mafia. Él lo había intentado, en realidad lo había hecho, querría que JungKook y HyunJin hubieran desechado esa vida; pero ninguno había estado por la labor, así que lo tenía que aceptar. 

Él había conseguido establecer una vida corriente allí en Canadá, no trabajaba, pero seguía ganando dinero debido a inversiones que hacía con marcas caras. La verdad es que usar el dinero que ya tenía en inversiones seguras, había sido una de sus mejores ideas. 

Tenía todo el tiempo del mundo para vivir tranquilo, no es como si se mereciese menos después de la vida tan estresante que había tenido que llevar desde que nació; se merecía unas vacaciones para siempre. Además, le encantaba pasar todo el tiempo del mundo en compañía de su omega. 

Su precioso omega. 

-- ¡YoonGi! ¡Para de jugar con la comida! -- Exclamó entre risas, pasando sus manitas por el cabello carbón de su pareja. -- En serio vas a acabar con la nata; y si me da antojo por la noche vas a tener tú que ir a buscarla por haber estado jugueteando con ella. -- 

-- Pero, mi amor... no hay nada como besar tu barriguita con nata. -- Dijo antes de desobedecer de nuevo las órdenes del joven. 

Era imposible, YoonGi tenía una gran debilidad por la pancita abultada de siete meses de su chico. Se estaba dedicando a hacer caritas sonrientes con la nata, para después comérsela directamente del cuerpo ajeno. Nada lascivo o con segundas intenciones, más bien todo lo contrario, solo quería poder seguir escuchando las carcajadas de su pareja. -- Alfa... vas a machar el sofá. -- Se volvió a quejar él, que estaba tumbado sobre el mullido mueble antes nombrado. 

-- Lo limpiaré entonces, pero me gusta mucho hacer esto; y creo que a nuestro cachorro  también, da pataditas cuando lo hago. -- Con toda la emoción que era capaz de derrochar a través de sus ojos, el pálido miró a JiMin, provocando que este sintiera derretirse. -- ¿¡Ves?! ¡Acaba de dar una! -- Exclamó ilusionado, volviendo a dejar otro besito en la abultada barriga. 

¿Qué iba a hacer Park? Adoraba ver al hombre de ojos felinos tan feliz como un niño pequeño, definitivamente la vida había sido muy mala con el amor de su vida, le había robado la felicidad de una infancia y adolescencia normal. Min era alguien muy fuerte, pero roto. 

No era normal ver como asesinaban a tu padre y hermano con 16 años; y luego tu madre escapaba a otro continente, teniendo él que hacerse cargo de la mafia apenas con esa edad. 

Así que no, JiMin nunca le prohibiría algo si eso significase robarle esa sonrisita que mostraba sus encías rosadas y preciosas. -- ¿Crees que somos raros? Digo, normalmente la gente siempre quiere saber el sexo de sus hijos cuanto antes; y nosotros estamos esperando al parto. -- Fue JiMin quien habló.

-- Claro que no, mi vida, nos gustan las sorpresas. -- Murmuró, apoyando su mejillas contra piel descubierta del abdomen ajeno mientras le miraba a los ojos. Park llevaba gafas, pero no como antes, estas solo eran para ayudar a sus ojitos a enfocar bien. 

Tal y como dijo el doctor, JiMin tuvo que comenzar a usar gafas para poder ver bien del todo; pero no es algo que le molestaba, después de todo llevaba mucho tiempo usando gafas; aunque antes fuera para poder tapar sus ojos blancos, y ahora para tener una magnífica vista.

Con el tiempo, por suerte, había superado su complejo con sus orbes; no es como si le apasionasen, pero a YoonGi sí. Adoraba esos dos pequeños ojos almendrados blancos y brillantes. -- Ver tu rostro todos los días sigue siendo mágico, hyung. -- 

-- ¿Cómo te imaginabas que era? Ya sabes ¿Tenías alguna idea hecha sobre mí? -- 

-- Uhm... pensé que irías a ser un poco más moreno, cuando me dijiste que eras pálido, nunca imaginé que tanto. -- Rió colocándose un poco mejor en el sofá, hasta acabar sentado; aún así sin apartar el rostro de su chico de su barriguita, teniendo al alfa arrodillado entre sus piernas. -- Y tus ojos... no me esperaba que fueras a tener unos ojos tan preciosos, YoonGi. Tienes una mirada seductora. --

Por alguna razón, aquello hizo que el alfa riera avergonzado, agachando un poco la mirada. -- Yah, Minie; la primera semana que pudiste ver no parabas de mirar mis ojos como si fueran lo más interesante del mundo. -- 

-- Eso es porque para mi lo son, por lo menos hasta que nazca nuestro bebé, ahí tendré una nueva debilidad, lo siento, mi amor. --  Dijo; sin esperar que YoonGi apoyase sus manos a cada lado de su cuerpo en el sofá, irguiéndose un poco para quedar a su altura.  

-- ¿Ah sí? Entonces tengo que aprovechar el tiempo que me queda siendo tu favorito... -- Susurró acercando su rostro al ajeno, inclinando un poco este para que sus labios encajasen. 

Ambos se habían vuelto unos expertos en aquello, nada se les daba mejor que besarse, que tocarse y demostrarse cuanto se anhelaban el uno al otro cada maldito instante. Con mucho cuidado, las manos del alfa recorrieron los muslos y caderas del otro, estaba arrodillado frente a ese omega, literal y metafóricamente 

Fue el rubio quien tomó el labio inferior del mayor con sus incisivos, tirando de este mismo y así pudiéndose fijar en su preciosa dentadura. -- Tus colmillos salieron... -- Se burló el pequeño, sintiendo como YoonGi lo pegaba con delicadeza a su cuerpo a la vez que deslizaba su rostro hacia el cuello del de mejillas abultadas. 

-- Salen porque tu aroma me vuelve loco; y nunca veo mal momento para reforzar nuestro precioso lazo. Mi lobo siempre está dispuesto a enterrar los colmillos en ti, te adoramos. -- Dijo en voz baja, pasando su boca por encima de la marca hecha el mismo día que habían concebido al cachorro. 

Con una sonrisa y ojitos cerrados el más joven estaba disfrutando de como la húmeda lengua ajena contorneaba su lazo, el roce de los colmillos de su alfa en esa zona ya le hacía temblar de forma involuntaria. -- Yo si lo veo mal momento, mi vida. Tengo examen online en... ¡en cinco minutos! ¡Aparta, Yoon, necesito estar en línea ya! --  

El pálido rió sin poder evitarlo, no es como si se alegrase de que su chico casi olvidase la hora de su examen, pero verlo todo nervioso, correteando por la sala con esa barriguita abultada, le daba la vida. Park cuando llegó a Canadá siguió con sus estudios de abogacía;  solo que ahora lo estaba llevando online debido al embarazo.

La realidad es que le faltaba bastante poco para terminar, eso era realmente bueno. Estaba deseando poder ver como su precioso omega cumplía su sueño. Él iba a ser el novio más orgulloso. 

Con la intención de no desconcentrar a JiMin, el hombre de ojos felinos se levantó del suelo, pasando por su lado para depositar un beso sobre sus cabellos rubios y susurrar un "mucho éxito, porque la suerte es para los que no valen" antes de irse de la sala. 

El alfa, como decíamos al principio, a día de hoy había conseguido poder vivir más tranquilo. Pero le había costado mucho tiempo. El estrés traumático que la vida criminal le había dejado era real, y no es como si pudiera ir al psicólogo para arreglarlo, no podía admitir ser un ex mafioso, con mucho esfuerzo y amor de parte de su pareja lo había conseguido, lo llevaba mucho mejor. 

Ya las pesadillas eran muchas menos, dormía sus ocho o incluso más horas de sueño sin interrupciones o recuerdos horripilantes. 

-- ¿Qué pasa, Peachy? ¿No quiere jugar contigo el pequeño Holly? -- Inquirió, como si el labrador pudiera responderle por algún casual. El canino le miraba moviendo su cola de lado a lado, esperando que como era costumbre, Yoon le tirase su pelota color azul para ir a buscarla. 

Y eso hizo el alfa justo después de sentarse en el columpio balancín que tenían en el jardín, donde muchas veces disfrutaba de los días soleados junto a JiMin; y próximamente su cachorro. 

Estaba entretenido jugueteando con Peachy, teniendo a la madre de este tirada en sus pies dormida; y en una esquina en jardín; a la sombra, Holly dormitaba también panza arriba. 

Min no sabía cuantas veces había lanzado el juguetito de goma cuando su teléfono sonó en su bolsillo anunciando un mensaje. No podía negar que sacó el aparato con cierta ansia, sabía que la mafia estaba de misión, y JungKook siempre le enviaba un mensaje antes de partir a una y al llegar, asegurándole que todo siguiese en orden. 

>> Fuimos a aquel lugar, pero ni rastro de la puta mafia ni del cuerpo de TaeHyung. Aún así, hemos encontrado algunas bolsas con munición. No deben de andar lejos. << Fue el mensaje del mafioso. 

<< Tranquilo, Kook, lo lograréis. ¿Hoy tenéis la fiesta en la mansión del jefe de la mafia de JeonGhan? >> Respondió el pálido, no tardando en recibir contestación. 

>> Sí, creo que me vendrá bien para poder despejarme un poco. HyunJin no vendrá, ha quedado con JeonGin, se van al cine a ver no se qué película. << 

<< Vale, ten cuidado. Te amo. Me vas contando como lo pasas, disfruta mucho. >> 

Extrañaba a Kook y HyunJin, pero estaba bien con la distancia, era menos tediosa de lo que en un principio había imaginado. Por lo menos tenía seguro que ambos se iban a tomar unas vacaciones en Canadá en cuanto el cachorro naciese, iban a pasar el primer mes allí con ellos. Eso lo llenaba de alegría. 

Poco a poco, estaba teniendo la vida que siempre había soñado. 

Aunque el corazón siguiese doliéndole cada vez que recordaba a su pesadilla de cabellos azules.





Si a JungKook le gustaba el hecho de ir a fiestas organizadas por las mafias, es porque había alcohol, mucho alcohol de calidad, pero ni por asomo era por los y las omegas insistentes que tanto repudiaba. -- Vamos, Jeon-ssi ¿Cuánto hace que TaeHyung muri- --

Con habilidad y usando su conocimiento en tácticas cuerpo a cuerpo, el nombrado consiguió doblar el brazo del joven chico para ponerlo en su espalda y colocarlo con la cabeza contra la barra donde ofrecían las bebidas. -- Lávate la boca con agua bendita para hablar de mi omega; o tendré que dispararte en ella para que seas digno de tan solo decir su nombre, sucia rata. -- 

-- P-perdón... -- Se disculpó el castaño con un poco de miedo. Ya sus amigos le habían advertido de que acercarse con segundas intenciones al poderoso alfa era misión imposible. Muchos lo habían intentado a través de los meses; por alguna razón se veían capaces de ocupar el puesto de TaeHyung. 

Pero eso era imposible ¿Cómo ocupar ese rol, cuando el lobo de JungKook y su parte humana habían encontrado al amor de su vida, al amor más puro y leal? Aquello era irremplazable. 

--  Vete de aquí, no quiero verte, y dile a tus amiguitas las zorras que no se acerquen por aquí si no quieren acabar con un agujero en la frente. -- Avisó, soltando al omega y empujándolo; le tenían arto, más que arto. 

El joven había escapado de allí tan pronto como Jeon lo había soltado, y cuando el alfa creyó que podría seguir bebiendo tranquilo, la risa de alguien más lo alteró un poco. -- JungKook, amigo, ellos solo quieren agradarte. -- Bromeó JeonGhan sentándose a su lado, pasando su brazo por los hombros ajenos. 

-- No jodas, solo quieren sentir mi polla hasta la garganta y ver si pueden llevarse algo de mi dinero, Ghan; son insoportables. Si te dan lástima fóllatelos tú. -- 

Kook tomó el chupito que descansaba sobre la barra y lo ingirió como si el líquido en realidad no estuviera quemando toda su garganta. -- Créeme, ya tengo con quien pasar la noche, pero si no algún culo lindo de los de allí me llevaría. -- 

-- Sigue haciéndote el machote, Ghan, a ti te gusta que te rellenen el culo como a un pavo en navidad. -- 

-- ¡Jeon! ¡Que desagradable eres! -- Dijo entre risas el rubio, que se atrevió a dar un suave golpe en el brazo de Kook, menos mal que tenían ese tipo de confianza, sino hubiera acabado posiblemente con la nariz rota de un gancho. 

JeonGhan quiso decirle que con ese comentario le había recordado a TaeHyung, pero no quería reabrir una herida que al parecer siquiera había sido cerrada. Cuanto lo lamentaba por esos dos, había que estar ciego para no haber visto anteriormente cuanto se habían amado; y cuando Kook lo seguía haciendo. -- Sí, sí, anda, dile al cabrón del barman que nos ponga más de eso. -- 

Y sin dudarlo, fue a cumplir las órdenes de Jeon, estando a punto de levantarse del taburete para pedir más bebida; por lo menos si tiroteos no hubieran sonado alertando a todos. 

Ghan y Jeon se miraron sorprendidos; nadie había esperado tener visita en el día de hoy. Muchos de los presentes en la fiesta ya estaban armados, moviéndose por todos lados para buscar a los impostores. -- ¡Voy a la planta de arriba! -- Gritó el azabache y antes de que JeonGhan pudiera negarse, se había entrometido entre la gente del gran salón. 

-- ¡Joder, Jeon...! Nunca aprende a no irse solo. -- Se quejó el rubio moviéndose con intención de seguirle, aunque no lo consiguiese en absoluto. 

El alfa estaba subiendo las amplias escaleras decoradas con una alfombra roja cuando las luces de la mansión se fueron, alertando aún más a todos los presentes. Más tiroteos se escuchaban acompañados de gritos. 

Lo poco que se alcanzaba ver era gracias a las luces de emergencia que habían instaladas; así que se podía distinguir todo con claridad, pero en una tenue luminosidad. 

Kook andaba con la pistola cargada, apuntando hacia delante y teniendo todos sus sentidos alertas; necesitaba escuchar de donde provenían los gritos y poder socorrer a quien fuese; y matar a quien fuera necesario. 

No es como si conociera el amplio lugar, y el tener a tanta gente corriendo de aquí para allá no ayudaba en absoluto. El azabache estaba recorriendo uno de los pasillos de la planta de arriba cuando un grito desgarrador se escuchó justo allí; y conocía esa molesta voz, había sido la del omega castaño que se le insinuó antes. 

JungKook corrió, girando la esquina del pasillo; y siendo todo terriblemente rápido, tuvo sin esperarlo a alguien apuntándole directamente a la cabeza, la pistola tocando su cráneo; y él tenía a esta persona tomada del cuello con una de sus manos. 

Y la situación no era la más indicada; pero JungKook se quedo inmóvil, el alma pareció irse de su cuerpo cuando conecto los ojos con ese chico. Esa persona, el cual parecía igual o más sorprendido que él. -- T-T-TaeHy- --

Tres disparos de la misma pistola que lo estaban apuntando a la cabeza no le dejaron hablar. 

JungKook incluso se mareó del sonido del arma cerca de su oreja; y por un momento incluso pensó que las balas irían para él, pero solo le hizo falta girar el rostro para ver como tres cuerpos caían al suelo no muy lejos suyo junto a más armas. Kim, una vez más le había salvado la vida. 

El alfa se sintió volver demasiados años atrás, como la primera vez que se habían conocido. 

De nuevo se miraron, no por mucho tiempo, TaeHyung no demoró en poner su mano detrás de la nuca del alfa, juntando sus bocas de forma ruda. Esto era un sueño, no podía ser real. JungKook apretó su mano en el cuello contrario, pero no con la intención de ahogarlo, sino de esa forma en la que a ambos tanto le gustaba; recibiendo como respuesta un gemido tembloroso de parte de la boca del chico de piel canela. -- Mi vida, mi vida, mi vida... estás aquí... --Jadeó el menor mirándole, pareciendo incluso asustado, en serio tenía tanto miedo de que no fuera real, lo sentía demasiado auténtico. 

-- Lo estoy... joder, JungKook, te extrañé tanto, f-fue tan... tan horrible... -- Murmuró a media voz Kim, y entonces el joven se permitió escanearle. 

Su chico tenía el cabello negro, ya no azul, habían cicatrices en sus mejillas, como si alguien hubiera hecho cortadas en ellas alguna vez; apenas un par cerca de su ojo. Su boca seguía igual de perfecta, y al bajar a su cuello vio algo que le revolvió el estómago. Un lazo. -- T-Tu... ¿Fue consentid- -- Y antes de terminar la pregunta el ahora azabache le empujó con fuerza, haciendo que casi Jeon tropezase con el cuerpo inerte del muerto omega que yacía en el suelo, casi se le olvidaba. 

-- ¿Eres gilipollas? Me violó, lo hizo tantas veces como quiso, como cuando era pequeño... Me quedé en coma días... y cuando desperté, creí que te había matado, que había asesinado a tu lobo con la marca de alguien más... creí que te habías muerto, JungKook... -- Sollozó el mayor, y el nombrado no dudó en acercarse cuando vio su labio temblar. 

Habían vivido meses en los que creían haberse perdido el uno al otro, había sido como vivir una pesadilla. -- Precioso... ya, mi vida, lo siento, lo solucionaremos... tenemos que movernos de aquí -- Por primera vez, no era TaeHyung quien estaba consolando a Kook, sino que era al revés. 

El de piel canela se abrazó fuerte a su pareja predestinada, teniendo miedo de que por alguna razón todo esto se esfumase; que se le escapase entre los dedos. Pero sí, Jeon tenía razón, si alguien los veía ahí iba a ser un gran problema. 

Fue el más joven quien tomó la barbilla ajena para juntar sus labios otra vez; y aunque Tae se permitió cerrar los ojos con la intención de relajarse en esa boca que tanto había anhelado, Kook entreabrió los ojos para divisar como a lo lejos del pasillo alguien venía hacía ellos.

Sin dudarlo sacó su arma de nuevo y disparó varias veces hasta escuchar el grito agónico que le indicaba que había acertado. 

-- Tú por mi y yo por ti ¿No, bebé? -- Susurró acariciando los labios de un asombrado TaeHyung con su pulgar. -- Nos vamos de aquí. Ahora. -- Sentenció, no sin antes buscar munición en los bolsillos de los tres tipos que antes había asesinado el omega. 

Jeon no había podido preguntar demasiado al muchacho, pero no había que ser adivino para notar que este segundo secuestro había afectado en demasía al chico de piel canela. El alfa había podido ver el miedo en los ojos del antiguo peliazul cuando lo había mirado antes; y eso solo hacía que las ganas de matar a ese gilipollas que tanto había abusado de él, crecieran. 

Ambos; como antiguamente, estaban corriendo por el lugar cubriéndose las espaldas del otro. Nada importaba en este momento; daba igual a quienes tenían que matar, a quien llevarse por delante. 

Solo tenían claro que iban a salir de allí, juntos; sí o sí, o los dos o ninguno. 

-- ¿Has venido con él y los suyos? -- Susurró el jefe de la mafia asomando su rostro por un pasillo para ver que no había nada por allí; recibiendo un asentimiento contrario. -- ¿Sabes donde se encuentra el saco de mierda de JaeSang? Voy a asesinarlo hoy mismo. -- 

-- En la planta de arriba, en el altillo, él en serio cree que estás muerto. -- 

Una sonrisa lasciva decoró los labios de Jeon. -- Vamos a darle una sorpresita entonces al capullo ¿No, mi vida? -- Con su mano izquierda; en la que tenía aquel tatuaje a conjunto, el alfa acaricio su mejilla; provocando que una risita se escapase de los labio ajenos. 

-- ¿Desde cuando te van las caricias dulces, Jeon? -- Se burló el nuevo azabache. 

-- Desde que creí que te había perdido, TaeHyung; no sabes lo insoportable que fue... -- 

El mayor tomó el cuello de la camisa de su pareja para atraerlo hacia él, plantando entonces otro beso en la boca que más le gustaba en todo el mundo. Posiblemente hubieran llegado a más, no era la primera vez que irían a tener sexo en mitad de una misión o algo así y además se extrañaban de sobremanera; pero hoy solo querían salir de allí  con el gilipollas de JaeSang muerto. 

Tae no preguntó, lo haría más adelante; pero no ahora; a pesar de que se había fijado en que Kook tenía dos manos, y él había visto con sus propios ojos como una de ellas se le había sido cortada. El menor llevaba una prótesis. Se alegraba de que pudiera manejarse con esta. 

Más gritos, más gente tirada por el suelo y más disparos certeros de parte de Kim, que seguía teniendo la más brillantes de las punterías. 

Ambos entraron en una habitación, la última del pasillo más alto. En esta había unas escalera de madera que llevaban a un altillo.-- ¿Hay alguien arriba con él? -- Susurró Jeon, solo tenían que subir las escaleras y ya estarían frente al jefe de esa otra mafia, aquella que le había destrozado la vida a TaeHyung. 

El omega se encogió de hombros, llevando el dedo índice hacia sus abultados labios para indicarle que guardase silencio y se quedase ahí quieto. Cuando Tae se había separado de JaeSang con intención de llevar a cabo sus órdenes; habían más personas con él, pero supuestamente todas tenían algo que hacer o buscar; hasta donde habían acordado, el hombre se quedaría allí esperando a que todos terminasen de buscar las joyas de la mansión; para colocar unos explosivos y marchar. 

Kim, se acercó hacia las escaleras para intentar escuchar algo; y lo consiguió, la voz de una mujer se escuchó como si estuviera a punto de bajar del altillo. -- No lo entiendo Jae, pero vale... como quier- Oh, ¿Qué haces aquí? -- Dijo desde arriba, mirando hacia TaeHyung. Ella lo detestaba, si pudiera lo hubiera torturado hasta la muerte. 

La chica era nada más y nada menos que la que había cortado la mano de JungKook en el fatídico día, Hyeri. Le tenía un enorme odio a TaeHyung; porque aunque JaeSang era su destinado, este solo parecía adorar a ese muchacho que había secuestrado cuando era apenas un niño, y había vuelto a hacer. 

-- Quería hablar con JaeSang, ya he conseguido lo que tenía que hacer ¿Te vas y nos dejas solos? -- Inquirió el omega con un toque de burla que a la chica le sacaba de sus casillas, no es como si al chico le gustase ser el favorito de tremenda mierda con patas, pero para molestar a Hyeri, era magnífico. 

Kook agradeció que su chico hubiera parado a la fémina, pudo esconderse en el armario de la habitación, el hecho de que la luz no fuera la mejor también ayudo bastante. 

Si las miradas matasen, Kim TaeHyung estaría enterrado bajo tierra ahora mismo. -- Eres asqueros- --

-- Hyeri, cállate ya y vete. Sube, Tae, mi amor ¿Qué traes para mi? -- Se escuchó desde arriba; siendo la voz de ese alfa; algo en el pecho de JungKook vibró, teniendo que hacer casi un esfuerzo inhumano en no salir ya hacia arriba y hundirle la bala en el cráneo. 

Con aires de superioridad el chico de tez canela pasó al lado de Hyeri, asegurándose de que esta saliera incluso de la habitación donde Kook se encontraba. -- Hola... -- Saludó el omega al ya estar arriba con el hombre. 

Este se encontraba sentado en un sillón entre todos los muebles que había en aquel altillo, que por lo visto era usado para almacenar objetos y muebles que no se utilizaban. -- Hola, precioso, terminaste rápido ¿Me echabas de menos? -- Sonriente, palmeó sus piernas, y Tae no se movió del lugar. -- ¿Qué pasa, Kim? ¿No me has entendido? Ya sabes que es lo que pasa cuando desobedeces, pensé que los últimos cortes bastaron ¿Quieres el próximo en el ojo, o qué? -- 

Los orbes de JungKook se abrieron ante el asombro, sabía que aquellas cicatrices en el rostro de su omega eran nuevas. Y ahí si que no pudo controlar su impulso más animal, debería de haber esperado un poco más, asegurarse de que nadie más pudiera entrar allí. Pero al salir del armario totalmente dispuesto a ir hacia arriba, se topó con la misma chica que se había ido hacía apenas un minuto, había vuelto a entrar por algo. Y Hyeri sabía perfectamente quien era ese joven alfa. -- ¡JaeSang, está aquí Jung-! -- Gritó  en seguida, recibiendo una rápida patada de parte del chico que la hizo volar hasta chocar contra la pared. 

En el altillo, TaeHyung se asombró, pudo ver como el ceño del hombre frente a él se arrugaba. -- Kim ¿Quién está ahí abajo? -- Inquirió levantándose del sillón, escuchando como la mujer intentaba quejarse, aunque se le dificultase al tener a Jeon subido sobre ella, casi estrangulándola con una de sus manos. -- ¡TaeHyung, apártate de las escaleras! -- 

-- ¡No! ¡Joder, es hora de parar esto, maldito viejo asqueroso! -- Con manos temblorosas sacó su arma. Tae era capaz de acabar con cualquiera en un segundo sin pensarlo, pero ese hombre era su punto más débil, era su monstruo, su pesadilla hecha realidad.

La pistola estaba cargada y el traumado chico estaba apuntándole con el ceño fruncido y ojos llorosos, lágrimas ya escapándose de estos. JaeSang seguía acercándose a él sin miedo, ahora sonriéndole de esa forma macabra que lo ponía nervioso. -- Tae, cariño... ¿No me digas que te reencontraste con él? ¿Cómo era? ¿JungKook? Tú no puedes escapar de mi... -- Bang 

Jeon se asustó al escuchar el disparo que venía de arriba de las escaleras. -- ¡TaeHyung! -- Llamó, desconcentrándose en seguir apretando el cuello de aquella mujer a la que le tenía de por si rabia acumulada. Hyeri, bastante mareada por la falta de oxígeno consiguió sacar la pistola que tenía en el bolsillo, intentando alzar su mano para apuntar a la garganta del joven que lo estrangulaba. 

-- Tu puta madre... eres un asqueroso, no aprecias nada Kim... -- Se quejó el hombre, la bala había rozado su ojo, el cual ahora sangraba. Por primera vez la bala de Tae no había sido certera. -- Ven, aquí, no hagas ni una puta tontería más, ven. -- Y aunque el mayor estuviera pidiendo aquello, el chico no paró de llorar y negar con su cabeza, apretando el gatillo para disparar de nuevo, lástima que las balas se acabasen. 

Al escuchar la ausencia de munición en el arma, JaeSang sonrió con una de sus manos en su rostro para tapar si ojo herido, la sangre escurriéndose por sus dedos. -- N-no te acerques... -- Susurró asustado TaeHyung, sabiendo que si era atrapado por él, era omega muerto. 

-- Una lástima que me estés cabreando tanto ¿no es así, belleza? Mira que intenté darte lo mejor. Te marqué, te intenté dejar embarazo muchas veces y tú solo te provocaste abortos intoxicándote.Tae, me agotas la paciencia, cariño... --

El nombrado se movió por la habitación, entre todos los muebles, con la intención de esquivar al alfa que cada vez se acercaba más a él. -- ¡J-JungKook! -- Llamó desesperado, con sus piernas y manos temblorosas. 

Jeon estaba poniéndose demasiado nervioso, su omega lo estaba llamando a gritos desgarradores y no tenía idea de qué estaba pasando escaleras arriba, solo escuchaba los pasos de ambos por el suelo de madera. 

Hyeri le propinó un rodillazo en el abdomen, consiguiendo poder zafarse de las manos ajenas y quedar encima del joven mafioso. -- Joder, para tener una mano de mentira, haces demasiada fuerza. -- Se quejó tosiendo y estando dispuesta a disparar a la cabeza de JungKook. --

Podía ser la adrenalina, o la angustia de querer salvar al amor de su vida, que no paraba de gritar por él. El joven tuvo unos benditos reflejos para esquivar el disparo, escuchando como detrás suyo se rompía el espejo; y no dudó, no lo hizo ni un segundo. 

Jeon estiró su brazo en lo que la chica recargaba el arma, atrapó un trozo de los tantos cristales y lo llevo al cuello ajeno; en un rápido movimiento pasándolo de extremo a extremo de su garganta. 

Fue rápido, pero para Hyeri pareció ir en cámara lenta. Sintió como se mojaba de su propia sangre que brotaba de su garganta como una fuente; incluso manchando al chico que tenía enfrente y el cual lo acababa de asesinar. 

La mujer sujetó la muñeca de Kook, que seguía en su cuello; intentó respirar, vivir unos segundos más para dispararle y acabar con él; pero lo próximo que hizo fue desplomarse en su propio charco de sangre. El alfa tuvo que sacarse el cristal de la palma de su mano, puesto que al ejercer la fuerza se lo había clavado allí; sin embargo nada importaba, consiguió sacarlo mientras subía a prisas las escaleras después de tomar la pistola de la fémina.

Arriba acabó encontrándose con lo que menos pudo esperar.  JaeSang tenía agarrado del cabello a TaeHyung, con un arma blanca en su mentón; estaban mirándose a los ojos, el pequeño llorando desconsoladamente y ese hombre con una cara de asombro inexplicable. -- Viejo asqueroso... -- Llamó Kook acercándose a ellos con toda la furia recorriendo su cuerpo. 

-- Tú... has matado a Hyeri... -- Murmuró, sin poder creerlo. Su predestinada acababa de morir, algo dentro suyo estaba comenzando a ir mal. 

-- S-suéltame... -- Pidió Tae. -- N-nunca la cuidaste, nunca la apreciaste, fuiste u-un- -- 

La sangre de su ojo no había dejado de brotar; y las palabras del omega antiguamente peliazul lo habían conseguido terminar de cabrear. JaeSang estuvo a punto de degollarle, teniendo el mismo final que su pareja predestinada; pero no era algo que cierto alfa fuera a dejar. 

JungKook empujó el cuerpo del hombre; y se le olvidó que incluso tenía un arma con la que dispararle. No perdió el tiempo antes de subirse encima suyo, en su estómago, desde esa posición propinándole puñetazos en la cara uno tras otro. 

Y qué si sus nudillos dolían, qué si su manos seguía sangrando por la reciente herida, qué si se estaba manchando de más sangre aún proveniente de la boca, nariz y ojos del malnacido ese. -- ¡Eres un jodido enfermo! ¡Abusaste de TaeHyung desde niño! -- Puñetazo. -- Lo traumaste de por vida con tus asquerosas acciones. -- Otro. -- Mataste a sus padres los cuales lo amaban. ¡Le causaste problemas de salud por la mísera alimentación! -- Otro. -- ¡Le robaste la jodida infancia y le hiciste desconfiar de que la gente lo pudiera querer! -- Dos más. -- Te mereces la peor de las muerte, saco de mierda... -- Susurró con la respiración agitada. 

Bueno, su terapeuta en estos momentos no estaría muy segura de que los ataques de ira hubieran desaparecido. 

JaeSang tosió sangre, ahogándose un poco incluso con esta, pero regalando una última sonrisa burlesca. -- Pero no sabes lo bien que... que se siente meterle la polla y anudarle dentro una vez que lo marqué. -- Fin

El joven alfa sacó la pistola que tomó de Hyeri y disparó, no sabe cuantas veces lo hizo, diez, quince o veintitrés. Lo único que le hizo parar fue sentir como el cuerpo de su omega le abrazaba desde detrás temblando y llorando. -- K-Kook... ya... ya, él está muerto... -- Pidió en un sollozo, pegándose al  cuerpo del amor de su vida, quien respiraba con fuerza por toda la ira descargada. 

-- Lo está... no te va a tocar nunca más... -- Sentenció mirando el rostro de JaeSang; que ahora podía ser cualquier cosa menos una cara, estaba irreconocible, no se sabía si eso era un rostro o algo aplastado por un camión cisterna que había reventado. 

Se acabó, terminó la pesadilla. 

-- TaeHyung, bonito, debemos de irnos; no tengo fuerzas para luchar con otro más si viene; y tú necesitas descansar... en casa, nuestra casa. -- Pidió agotado, aún algo tenso por el momento; los de aquella mafia podían volver en cualquier momento.

Y aunque ; como ya sabemos, esos dos no eran de porquerías románticas, TaeHyung dejó que su alfa se diera la vuelta para juntar sus frentes y dejarse caer sobre sus labios, aunque fueran cinco segundos, el necesitaba un poco de JungKook, de su razón de vivir. 

Con cuidado el más joven meció el cuerpo del piel canela correspondiendo a los pequeños besitos que le estaba otorgando. ¿Quién los entendería? Ambos magullados, llenos de heridas y demasiada sangre; pero necesitaban del otro. 

Estando a punto del infarto por escuchar como alguien se acercaba a ellos subiendo las escaleras, TaeHyung le quitó la pistola a JungKook de las manos, no soltándose del abrazo apuntó hacia la entrada del altillo esperando ver quien era; y dispuesto a matarle. 

-- ¡Jung- ¿TaeHyung? -- Inquirió más que confuso JeonGhan, que venía con la respiración agitada y lleno igual de sangre en su ropa. -- Joder... estás... estás vivo. -- 

Kim asintió, bajando el arma y dejándose completamente caer encima de Kook; estaba exhausto. No sabía cuanto tiempo llevaba comiendo de mala forma, siendo maltratado y sin poder dormir del estrés; su cuerpo pareció relajarse y permitirse no poder más en ese instante que por fin se encontraba entre los brazos de Jeon, con JaeSang muerto. -- Descansa, bebé... Te llevo, tú descansa... -- Le susurró el menor; tomándolo por sus muslos y estrechándolo entre sus brazos. -- ¿Traíste tu auto, Ghan? -- 

-- Sí, vamos, no queda ninguno de ellos vivo... podemos ir tranquilos. Estaba buscándote porque no encontraba ni tu cuerpo ni a ti por ningún lado... -- Explicó, andando detrás del poderoso joven por las escaleras. 

-- Encontré a mi vida, y no podía irme sin él; o sin hacerle justicia... -- 

JeonGhan sonrió dándole dos suaves palmadas en su espalda. El regreso de TaeHyung iba a ser una gran noticia, ya podía imaginar los rostros de YoonGi y JiMin... su mejor amigo iba a ser un mar de lágrimas; y el pálido estaba seguro que también. -- Lo conseguiste, Kook; en serio lo hiciste. -- Felicitó el rubio mientras se iban de aquella mansión llena de cuerpos muertos y desorden desastroso. 

JungKook solo podía pensar en que cierto chico apellidado Hwang, les esperaba en su hogar; en esas paredes que compartirían los tres por fin, juntos.



¡Hola, angelitos míos! Aquí el capítulo nuevo, creo que a todos os habrá alegrado bastante ¿No? De verdad no iba a tener dinero para pagar tantísimas terapias JAJAJA. 

El capítulo está dedicado a mi bebé Tesshyung porque le he hecho sufrir mucho; y ella siempre me hace infinitamente feliz. u3u Perdón, bebé. 

Lo dicho, espero que os haya gustado el capítulo. 

Os quiero muchísimo. 

Cuidadse, porfi porfi. 

180721.

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