Disorder: Capítulo diez
El juez aceptó la propuesta de ingresar al menor a un hospital psiquiátrico de forma permanente al no poder juzgarlo como un adulto.
Lo totalmente desesperante para él comenzó este lugar.
Se le fue prohibido escribir, tener un objeto punzo cortante cerca. Podría ser una buena arma para él.
En el tiempo de las visitas era lo más dulce que podía tener una vez al mes, lo hacían ver como si no careciera de nada. Con el tiempo su mirada se perdió. Ni siquiera hablaba, solo mantenía la boca abierta con un hilo de saliva destrozando así a su madre, mientras que su padre hubo perdido cualquier ápice de apuro y aprecio al verse amenazado anteriormente.
Las visitas llegaron a punto en que desaparecieron, seguramente su familia creyó que alejarse de él fue lo mejor.
Se pasaba prácticamente todo el día dentro de aquella pequeña habitación con apenas un retrete. El ropón verde claro que usaba, casi todo el mes estaba sucio de excremento o comida.
Se enfrentaba a diario con un sin fin de pruebas o mal tratos, sin embargo algo cabe resaltar y es que, cuando su cuerpo no soportó, en aquellos golpes nocturnos, Adam lo había dejado también.
Pareció por un instante mostrar el niño que nunca fue.
Lloró e incluso llamó a su madre disculpándose una y otra vez.
Mamá no estaba.
Adam jamás estuvo.
Y su padre y hermanos, eran tan ausentes como el sol en su habitación.
Fue entonces cuando sus ojos se apagaron, tirado debajo de su cama habiendo complacido con gritos a aquellos bravucones médicos.
Al día siguiente, se reportó que el paciente había muerto por simples razones naturales. Esas mentiras las podría aclarar, pero de nada me serviría.
Fukase está muerto, y la justicia que pueda tener no lo salvará.
En todo caso, quería compartirte esta historia y es que no siempre tiene cosas emocionantes o un buen final y mucho menos un héroe. Sentí pena por Fukase pero no podía hacerse mucho por él en ese tiempo.
Me queda un mal sabor de boca al pensar que tenía tan poca edad deade entonces y que tuvo que enfrentarse solo a la fría muerte, sin la mano cálida de una madre...
Voy tarde a una cita, así que tal vez no veamos pronto, porque mi casa aún tiene muchos lugares que no he limpiado y con suerte encuentro otra historia.
Las casas, sin duda son un mar lleno de sorpresas.
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