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SeokJin... estaba bastante decepcionado de sí mismo. Porque lo supo en cuánto los vio... Eran celos. Estaba jodidamente celoso de la forma en que NamJoon acariciaba a Jimin buscando calmarlo mientras lo tenía acurrucado contra él. Sabía lo que era porque no era la primera vez que lo sentía, eso lo hacía todavía peor, significaba que él tenía que reconocer inequívocamente que le atraía NamJoon, lo suficiente para reconocer el malestar instalado en su estómago y el nudo de su garganta, para el calor indescriptible de sus entrañas y las ganas de ser él el acariciado, calmado, mimado...
¿Por qué rayos le atraía NamJoon? ¿Cómo era posible que un simple beta estuviera sintiéndose atraído por un alfa? ¿Queriendo quitarle el lugar a un omega que tenía muchas más razones para estar que él? ¡Era ridículo! Reconocer, muy en el sub consciente, que el moreno causaba esas cosas en él lo hacía todo más confuso, porque él preciaba su amistad por sobre todas las cosas, y sabía que jamás, nunca en la vida, ocuparía el lugar de compañero para NamJoon. Esa realidad no debería dolerle como le dolía.
No era posible, no.
A él no le dolía que NamJoon jamás iba a ser su compañero, y estaba muy equivocado con pensar que podía atraerle. No. NamJoon era su amigo, el líder de su equipo, nada más.
Nada más.
—¿Hyung? —NamJoon tomó una de sus manos, alarmándolo y deteniendo toda la maraña de pensamientos ilógicos. —¿Te encuentras bien?
—Sí —mintió casi con descaro, con una amable sonrisa que podría engañar a cualquiera, pero no a NamJoon.
No a él, porque su relación siempre había sido más fuerte, ellos habían convivido juntos mucho más de lo que habían convivido con los demás. Odió que así fuera en cuánto notó el ceño fruncido del moreno y vio casi en cámara lenta como éste se cruzaba de brazos mirándole expectante. Le hicieron falta segundos para inventar cualquier estupidez.
—No pasa nada, de verdad —volvió a afirmar. —No me siento tranquilo sabiendo que dos de nuestros miembros están en esta situación y más aún, como se sienten también los demás al respecto.
Bien. Eso era lo suficientemente convincente para un NamJoon recién salido de su celo y alterado por la situación general. No notaría tan fácilmente la mentira.
—Imaginábamos que podía suceder si algunos se emparejaban —NamJoon se encogió de hombros —Tampoco quiero que el ambiente general se tense por esta situación, para mí sería entendible si hubiera realmente un motivo para discutir, pero solo es Yoongi hyung siendo inseguro de sí mismo y de Jimin.
—¿De qué hablas? —cuestionó. Hablar de Yoongi siendo inseguro no era cosa de todos los días, pero no acababa de comprenderlo, no cuando había sido el beta quién ayudó a Jimin en todo su proceso de superación.
—Es solo que él esta inseguro de su condición, piensa que al no ser un alfa, no puede satisfacer a Jimin. —completó NamJoon resumidamente, sin incomodarse por hablar de los problemas de otros miembros con su mayor. SeokJin siempre había sido un buen consejero y entre ambos, habían podido establecer un ambiente general ameno con todos.
Solo que esta vez SeokJin se quedó callado. Lo hizo porque no había palabras, no había forma de decir nada sin sentirse un hipócrita haciéndolo, porque le sucedía exactamente lo mismo, aunque no lo quisiera reconocer expresamente.
Y NamJoon lo notó. Notó como todo el semblante del mayor de pronto se opacó, como su piel perdió un poco de color y como balbuceó inútilmente palabras que no entendió. Quería darse el tiempo de estar con él, atenderlo y entenderlo, pero en este momento le urgía hablar con Yoongi.
—No te preocupes, hyung. —quiso calmarle, pensando equivocadamente que SeokJin estaba preocupado. —Puedo arreglarlo, hablaré con él.
Y SeokJin se quedó solo en el estudio del moreno. Sin notar ese tenue aroma a cacao que desprendía todo el lugar. Perdido en su propia maraña de problemas, en su propio sentir, en la poca moral que iba a tener de decirle que no había razón para sentirse de tal forma, que él no era menos por no ser un alfa.
Dolió porque recordó lo mucho que anheló algo distinto en el pasado, cuando todavía era un joven en edad de presentación. Tontamente, lo único que evitó sus lágrimas solitarias en medio del estudio, fue ese aroma que parecía acariciarle la piel, reconfortarlo, abrazarlo. Eso necesitaba.
A la mañana siguiente, SeokJin estaba medio dormido en una de las bancas fuera de la oficina de Bang SiHyuk, en el edificio principal de la compañía. Hasta donde él estaba se oían regaños y de vez en cuando las voces de sus dongsaengs. NamJoon también estaba con ellos, solo como mediador de los chicos, pero poco podía hacerse. Su jefe tampoco les haría nada, más allá de regañarlos por la falta de educación para con el staff y él mismo, pero sabe que si la situación se vuelve a repetir, no dudaría en castigarlos. Así es como luego de media hora más, con SeokJin a punto de quedarse dormido finalmente, los tres chicos abandonaron la oficina, apareciéndose por el pasillo en el que estaba. Jimin lucía neutral, pero Yoongi mostraba una cara de enfado. NamJoon fue el primero en acercarse hasta él, casi tomándole de los brazos para evitar que cayera.
Era todavía temprano y solo se levantó para acompañarlos porque no se sentía tranquilo de la resolución de pd-nim. Por la sonrisa del moreno, sabía que nada grave pasó fuera del regaño.
—Hyung, vamos, no te duermas aquí —le instó a seguirle el líder, tomándole de la muñeca para levantarlo finalmente. SeokJin sentía que todo le daba vueltas y quería solo cerrar los ojos por un instante, sin embargo, se obligó a sí mismo a seguir al moreno.
—Compremos algo para el desayuno, Nam hyung —sugirió Jimin cuando ambos estaban a su lado. El más alto asintió y se dirigieron a la salida para ir en busca de comida y luego por los otros tres miembros restantes. Faltaba revisar muchas cosas acerca del próximo álbum, y por la tarde se reunirían con sus directores de producción para hablar acerca del concepto que querían darle al tema principal.
Cuando tenían trozos de pollo y bebidas para todos, llegaron por fin a su departamento, dónde Taehyung y Jungkook esperaban hambrientos por ellos. Su hyung solía ser el que cocinaba para todos y con su ausencia, y el nerviosismo de todos por la llamada de su jefe a Jimin y Yoongi, nadie se animó a cocinar. Pasaron rápidamente a la cocina, acomodándose alrededor de la mesa. Todos comieron con calma, pero como siempre, SeokJin fue consciente de la incomodidad de uno de sus miembros. De su mirada intranquila, casi triste.
Yoongi.
Era una característica del hyung de BTS, él realmente sentía que algo no encajaba cuando uno de los chicos no se sentía del todo bien. Reconocía la mirada del rapero mayor porque se identificaba con ella y estaba dudando entre sí era aceptable que hablara con él o no. Lo dudaba porque nuevamente viene a él el recordatorio de cinismo llenando a su dongsaeng de palabras vacías que él no sentía.
Tenía dos opciones. Dejarlo vivir su tristeza, dejarlo equivocarse cuando estaba a tiempo de corregirlo o sincerarse. No había duda. Decidió rápidamente apartar su orgullo, porque no solo podía hacer algo mejor por Yoongi, si no también por Jimin, que sufría la necedad de su mayor.
Así que al terminar su desayuno, se levanta rápidamente para alcanzar la huida del otro beta. —Yoongi, ¿me acompañas? —su tono suave y la sonrisa lograron tranquilizar al casi albino que parecía fuera de lugar.
No era una sugerencia, pero el beta se encontró siguiéndole a gusto. La conversación no sería cómoda, pero SeokJin era a quién Yoongi necesita ahora mismo. El mayor lo guió hasta su habitación, dejándole tomar asiento a su lado sobre su espaciosa cama de cobertor gris. El tacto suave del cobertor y el aroma del perfume de su mayor que flotaba en el aire lograron relajarlo.
—¿Cómo te sientes? —preguntó. Totalmente directo al punto, porque no había caso en tener tacto con la situación cuando él mismo presenció la discusión del día anterior.
—Bang pd nim nos advirtió que a la próxima nos castigaría y quitaría ciertos privilegios. Solo nos dijo que no tenía interés en impedir una relación entre los miembros del grupo mientras fueran conscientes de que debía mantenerse en secreto, pero no podíamos faltar el respeto al equipo de trabajo.
—Me imaginé algo así, pero pregunté cómo te sientes, Yoongi. —repitió SeokJin.
El albino suspiró pesadamente. —Como la mierda, hyung.
—¿Qué sucedió con Jimin? —se atrevió a preguntarle. Tomando entre sus manos el peluche de RJ sobre sus cojines y luego acomodándolo sin decir nada sobre sus piernas.
—Yo no quería que fuera así, es solo que... —se revolvió el cabello, mostrando una evidente frustración de la que el mayor solo fue testigo en el pasado cuando escribir temas se volvía una obligación por sobre algo que hacer por querer. —Es... Él quería que pasáramos su celo juntos. Y yo no pude. No puedo. No soy un alfa, hyung. No puedo soportar la idea de oírlo llamando a un alfa, o a su pareja destinada, simplemente no soy capaz.
La cara que observó el mayor de Yoongi lo dejó frío. Porque se sentía tan desolado y él comprendía más o menos su revoltijo. Dividido entre lo que podía y lo que deseaba hacer, pero el límite de Yoongi era distinto al suyo, porque ellos tienen una relación. O tenían.
—Tienes miedo. —afirmó finalmente. Era sencilla la conclusión, pero SeokJin se halló encontrando palabras para su amigo. —Yoongi, eres un beta, tal como yo. No podemos cambiar la casta en que nacimos, pero no lo sé, es solo que...
—No me digas lo que Nam, hyung. Yo sé que no debería, que Jimin me acepta, el problema soy yo.
—Lo eres. —reafirmó, Yoongi le miró mal, pero SeokJin se limitó a sonreír. —Es que no hay más, porque eres tú el que no se acepta. Sé que piensas que el instinto de Jimin no te corresponde, pero según entiendo, siempre hay una conexión entre el lado animal y racional. Él no llamará a nadie más, no lo hará porque decidió conscientemente, y no en pleno celo, estar a tu lado. Eres un beta y eso no cambiará. No eres menos, Yoongi, no creo que tu pene funcione menos o sea más pequeño por tu género secundario.
—No creo que ese sea el punto, hyung... —rezongó el albino, con las mejillas teñidas de rojo.
—No lo sé, pareciera que eso es. Que temes que no seas igual de satisfactorio en la cama que un alfa cualquiera. —bromeó, porque estaba hiriéndole el orgullo. No sabía si eso serviría, pero verle tan triste lo perturbaba. —Yoongi. Lo entiendo, porque yo tengo la misma duda. No me siento suficiente para el instinto de alguien que no pertenece a mi género secundario, me pregunto si vale la pena arriesgar cuando puede que yo sea el pasajero y que me abandone en cuanto halle al que se supone se creó para corresponderle. Estoy aterrado, todavía no soy capaz de reconocer plenamente que me atrae y creo que no lo haré. Te aseguro que odio eso de que solo los alfas y omegas puedan crear un lazo tan profundo, de verdad, pero vivir de la manera en que lo estoy haciendo no está bien. Es hipócrita de mi parte decirlo, aunque si puedo evitarlo para ti, es suficiente para mí.
—SeokJin, tú... —el rapero le observó con sorpresa, sospechando al instante quién podía ser el responsable de aquello en su mayor, pero prefirió callar. Lo hizo porque la triste expresión de Jin era el reflejo de la suya.
—Pero tú eres correspondido. Jimin te quiere, te pide, te busca. Si lograste que cortara contigo entonces no volverá. Demuéstrale que te importa, Yoongi. Date una oportunidad. Puede que no se repita —acaba diciéndole. Eleva el rostro de peluche de su RJ para que la alpaca vea también a Yoongi, que huye de su mirada enfocándola entre sus manos entrelazadas en su regazo. —Y si no resulta al final, bueno, te invitaré todo el helado que quieras y te ayudaré a desquitarte
—Me acompañas de vacaciones a otro país —completó Yoongi casi risueño.
—De acuerdo, nos vamos juntos a otro país y te las pago. —dice, sabiendo que al menos por Jimin, no sucederá. Es consciente que el omega menor solo necesitaba de eso, de un Yoongi que cediera a él.
—Entonces lo haré. —suspiró el albino. —Y si me lo permites, lo haré ahora, antes de que pensarlo lo suficiente logre hacer que me arrepienta
—¡Ese es mi meow!
—Oh no jodas. —gruñó el rapero, pegándole un portazo a la puerta en cuanto sale, sin ganas de detenerse a pensar, queriendo encontrar la cabellera rubia del chico más bajo.
SeokJin se quedó observando la puerta por la que salió con una sonrisa estúpida. No ha sido lo mejor intervenir, pero no se arrepentía. Deseaba tener esperanza en que lo solucionarían correctamente y los vería juntos nuevamente, como hacia meses venían arrastrando. De alguna forma solo quería cuidarlos, porque sabía que el cariño que se tienen es sincero, pero lleno de inseguridades.
Se recostó en su cama sin nada más que hacer, pensando en las próximas actividades a las que debe asistir, aunque se detuvo cuando recuerda que el día de mañana, son NamJoon y Yoongi los que tienen actividades en solitario. El líder invitado a un programa de variedades y el beta a una sesión fotográfica pendiente. En su caso, tiene toda la tarde libre. Por la mañana asistiría a su terapia física y había pensando en practicar la coreografía en solitario.
Cuando estaba replanteándose sus planes del día siguiente, siente el golpeteo de la puerta avisándole de una visita. Cómodo como está recostado sobre su cama con RJ entre sus manos, se limitó a gritar pase, desde donde se encontraba. Era la piel morena de NamJoon la que se asomó, vestido con un buso que, aunque no era ceñido, distinguía bien sus piernas muy trabajadas en el último tiempo. No siguió observando porque sería muy obvio, pero el moreno le sonrió usando las gafas para leer que tenía, tomando asiento junto a él.
—¿Cómo te fue, hyung? —cuestionó, sus hoyuelos marcados. Se dejó caer sobre la cama, perpendicular a SeokJin, dejando que el mayor casi recueste su rostro sobre el abdomen del otro.
—¿En qué? —preguntó devuelta, sin entender a qué se refería.
—Con Yoongi hyung. —respondió—Lo vi salir de tu habitación, fue a buscar a Jimin.
—Oh —comprendiendo, sonríe. Acabó por rendirse y dejó caer su cabeza sobre NamJoon, quién casi por instinto sube una de sus manos hasta él y comenzó a acariciarle el cabello, las yemas de sus dedos recorriendo la zona y estremeciendo al mayor que haceía esfuerzos por no retorcerse. Se había puesto nervioso, pero esa caricia era tan placentera que simplemente no quiere espantarlo. —No lo sé, en realidad. Creo que decidió que puede vivir sin ser un alfa para Jimin. Espero que todo resulte bien
—Lo hará —aseguró. La otra de sus manos se perdía hacia su mejilla, con el dorso restregándola con suavidad contra la piel suave del mayor. Para NamJoon era sorprendente ese cuidado, su piel no solo se veía perfecta con maquillaje, realmente lo era. —Ellos parecen quererse mucho. Muchas gracias hyung, yo no podía convencer a Yoongi hyung en realidad
—Lo sé. Ese idiota no iba a escucharte solo porque eres un alfa. —refunfuñó —Es una tontería, pero él siempre iba a creer que tú no eres capaz de entender su situación por ser un alfa.
—Quizá es verdad —expresó con pesar, consciente de que incluso si su instinto parece extinto, era complicado para él entender a un beta aún, y su desconfianza hacia otra persona de género secundario distinto por todo lo que un destinado significa para los omegas y alfas. Era una estupidez que sería mejor sepultada, pero todavía estaba presente en la sociedad actual. Lo sabía, porque él mismo tenía esa ilusión y por el mismo motivo, se retenía de querer.
De quererlo.
—Espero que lo haga bien —murmuró SeokJin, su voz notándose adormilada y aunque NamJoon no podía verle, se lo imagina con los ojos entrecerrados. —Prefiero tenerlos juntos
—Estoy de acuerdo —susurró, su tacto suavizándose en los cabellos de su mayor y sin intención de moverse, lo deja dormir sobre él. No es demasiado cómodo para él y le preocupa que SeokJin duerma sin abrigarse, pero no tiene el corazón suficiente para apartarlo y tampoco quiere hacerlo.
Está bien así.
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