« 07 »
Estaba desorientado cuando abrió los ojos y se encontró tanteando sus sabanas con su peluche de RJ aferrado. No recordaba cómo es que llegó hasta su propia habitación o cuanto tiempo llevaba durmiendo. El último recuerdo nítido dentro de su memoria era aquel en que NamJoon le observaba animándole mientras practicaban la coreografía.
—Hyung, ¿cómo estás? —la voz del omega rubio interrumpió su divagación.
—Jimin —afirmó, más para sí mismo que para él. A penas su vista estaba aclarándose y le costaba distinguir con claridad la figura plantada al lado de su cama —me encuentro mejor, ¿qué sucedió?
La pregunta era totalmente válida para él. Sin embargo, esto había sucedido decenas de veces a lo largo de los años y Jimin nunca tenía la respuesta correcta. Tan válida como podía ser para él, el omega menor nunca podría darle la respuesta que esperaba.
—Te desmayaste... hyung. —contestó. —Has tenido una fiebre muy alta este último día y apenas despertaste a ratos, ¿no lo recuerdas?
—Para nada —afirmó el mayor, soltándose de su peluche y colocándolo en su lado. Sus ojos estaban hinchados y su cabello enteramente revuelto. Jimin quiso encerrarlo en una cajita de cristal, pero SeokJin era su mayor.
—No te preocupes —sonrió, extendiendo hasta él la bandeja con su desayuno que nuevamente había traído para su mayor —Te revisaron en la enfermería y mientras dormías no hubo nada excepcional. Creo que simplemente estabas agotado, hyung... No te has estado cuidando bien.
Eso era mentira. Jimin lo sabía tanto como SeokJin, puesto que el mayor no había cambiado ni menguado sus rutinas de ejercicio y sus comidas acostumbradas. De hecho, físicamente estaba bien y no es que hubiera bajado de peso, claramente, pero era más fácil excusar su cansancio con eso.
Jin asintió, tan dormido como estaba y no cuestionó más. Poco podría extrañarle sabiendo de sus prácticas extensas y cansinas, para él tenía sentido.
—Desayuna, hyung. Si te sientes mejor más tarde, avisaré a NamJoon hyung para poder reagendar tus actividades.
—Muchas gracias, Jiminnie. —expresó antes de tomar el tazón con la sopa caliente humeando, tan necesitado como estaba de algo cálido para comer. Se notó claramente la sazón distintiva de Yoongi y agradeció internamente al rapero mayor.
El omega le miró apenas unos instantes antes de decidir dejarle en soledad. Él ya no era necesario y aunque su omega interno se molestase de abandonarlo, debía comenzar a reprender a su instinto para evitar dejar en evidencia la posesión que sentía sobre su mayor. Se encaminó hasta el estudio que tenían en el departamento, sabiendo de antemano que probablemente el alfa moreno había pasado la noche ahí y golpeó la puerta al llegar.
Como suponía, la cara de recién despertado del mayor le saludó desde la entrada y le cedió paso al interior al reconocerlo. Justo cuando iba a hablarle, NamJoon pareció recordar algo importante y le sujetó por los hombros, totalmente desbocado.
—¿Pasó algo con SeokJin? —cuestionó, sus pupilas levemente dilatadas ejerciendo más presión sobre su piel de lo realmente aceptable.
—De qué estás hablan... —comenzó a cuestionar, interrumpido por la preocupada voz del líder quién estaba a punto de clavarle las garras.
—¡¿Qué sucede, Jimin?! ¡Dilo ya!
Rayos. Lo entendió cuando sintió su propio aroma agrio invadiendo y cubriendo la habitación, que antes solo estuvo ocupada por el aroma del alfa, con su propio olor delatando su desagrado, como mínimo. NamJoon probablemente percibió el cambio en su aroma y pensó que era por algún problema con SeokJin... pero la verdad, únicamente era su instinto enfadado por alejarse de quién adoptó como su cachorro.
Tuvo que regañarse y obligarse a controlarlo para poder hablar, sin ganas de preocupar más al líder.
—No es eso, hyung. Jin hyung está bien, recién despertó y está más recuperado. Vine a avisarle para que pueda decirlo a los managers, imagino que tendrán que reorganizar la agenda de hyung.
—¿Solo era eso? —cuestionó, genuinamente desconfiado y más con el repentino bloqueo en las emociones de Jimin. Este asintió, para asegurarle sus palabras. —No me preocupes así, Jimin, pensé que algo malo había pasado
—Eso me ofende un poco, Nam hyung —bromeó, golpeando suavemente su hombro —¡Yo sé cuidar de mi hyung!
—Mhn... —el alfa le observó rodando los ojos, con la intención de molestarle. —Sí, claro que sí —afirmó casi sarcásticamente y abrazándolo, justo cuando el más pequeño se lanzaba contra él para golpearle.
—¡NamJoon! —la puerta se abrió de un azote y una caballera albina apareció en el marco de la puerta. El moreno vio a su mayor despreocupadamente, pero los ojos del beta se olvidaron de él y lo que venía a decirle en cuanto descubrió entre los brazos del alfa a Jimin.
Maldita sea.
—¿Qué... —Yoongi quiso cuestionar, pero la gélida mirada del rubio pudo más y casi se mordió la lengua. Un amenazante destello de verde apareció en sus ojos y nuevamente NamJoon percibió como el aroma del menor cambiaba, casi notándose la tensión.
—Ve a verlo más tarde, hyung —el omega interrumpió, hablándole al moreno antes de tomar distancia de él y luego avanzar en dirección a la salida.
No le importó que Yoongi estuviera ahí o que NamJoon diera cuenta de la situación entre ellos, sencillamente pasó de largo al albino y volvió a su propia habitación, la que no visitaba desde hace dos días.
En cambio, dentro de la habitación, el alfa le miró seriamente cuestionando a su mayor esperando obtener una respuesta. No es que tuviera que meterse en las discusiones entre los miembros, pero era su deber asegurar un buen ambiente general y el entendimiento entre todos, no le agradaban las disputas de ningún tipo ni por cualquier motivo.
Yoongi le observó indeciso, sin saber si decirle aquello que lo atormentaba.
—¿Qué le hiciste? —presionó el líder, sabiendo de la paciencia casi infinita del omega y la cara de cachorro desolado de Yoongi, dio en el clavo rápidamente. Era obvio que el rubio estaba enojado por algo que hubiera dicho o hecho Yoongi, pero no entendía el qué.
—Es una larga historia... —trató de excusarse, sabiendo que ni siquiera con él, que era su mejor amigo, había contado el intento de relación que había tenido con Jimin y los problemas por los que atravesaron hasta este aparente desenlace. Era la primera vez que Jimin hacía notorio su desagrado por él luego de una discusión y sabía que era por lo que dijo, había llegado hasta el límite de la paciencia del omega.
—Bueno, tenemos toda la mañana —le recordó el moreno, dejándose caer en su silla giratoria y mirándole casi con diversión. —Así que siéntate. Tienes una historia que contarme.
Bien. Odiaba a este tipo. Obedeció porque lo necesitaba, lo hizo porque sentía que tenía las palabras atoradas en la garganta y especialmente, porque estaba aterrado de pensar que este era el verdadero final de la historia que intentó consolidar con Jimin, de que no había un algo con él después. Estaba desesperándose porque su estúpida cabeza no era capaz de pensar en una solución por sí mismo y porque todavía no entendía lo que el omega quería hacerle ver, ese problema que necesitaba urgentemente solucionar.
NamJoon era bueno escuchando y él necesitaba a su amigo.
—Tú... —no tenía idea por dónde empezar, pero relatar su inseguridad podría ser lo mejor. —Tú sabes que Jimin tiene un destinado, ¿verdad?
Ese era el jodido problema.
—Lo sé —respondió el líder, cruzando varias ideas del porqué de ese detalle, pero entendiendo al poco hasta donde iría esta conversación. Joder, él jamás imaginó que la relación de ellos había profundizado tanto.
—Es... Bueno, NamJoon, yo —el beta comenzó a revolverse el cabello con frustración, parecía que iba a llorar en cualquier momento y esa actitud tan demostrativa no era propia de él. —Me gusta Jimin. Lo estábamos intentado, pero creó que la cagué
—Bueno, no sé qué hiciste, pero por su actitud parece que sí —le respondió NamJoon, tan tranquilo como podía y sin querer sonar tan crudo con su amigo, solo diciéndole la verdad de su propia impresión cuando el omega salió como si Yoongi nunca hubiera estado ahí, como si no existiera.
—Maldición, sí, lo sé, gracias —soltó mordaz, casi con rencor. —En su último celo, él me pidió pasarlo conmigo...
—Demasiada información para mí —interrumpió el líder, un poco incómodo de hablar de algo que solo competía a la intimidad de ellos dos. No creía que fuera correcto que el albino le hablase de ello.
—No es por eso, NamJoon —lo regañó. —El tema es que lo rechacé. Lo hice porque soy un jodido beta, Nam, no soy un maldito alfa como tú.
Ouch.
—Wow, eso sonó peor de lo que crees —el moreno se cruzó de brazos y le miró severo, pero Yoongi estaba desesperado, ni siquiera podía pararse a pensar en la estupidez que soltó.
—Yo no puedo satisfacerlo, nunca voy a llenar a su instinto, su omega nunca me escogerá por sobre su alfa destinado. Ni siquiera soy capaz de comparármele... Yo no lo puedo proteger. —continuó.
—¿Proteger? —cuestionó, un poco molesto de los comentarios de su mayor.
—¡NamJoon, lo sabes perfectamente bien! No tengo esa voz, no tengo aroma, no puedo marcarlo, ¡ni siquiera te pude enfrentar aquella vez!
Eso también dolió.
—Yoongi, ya basta. —le detuvo por fin, colocándose de pie y poniendo su mano sobre su hombro, con intenciones de detener sus murmullos.
—Estás siendo un idiota desconsiderado. —largó, lo que hizo al albino mirarle un poco enfadado por la conclusión del alfa. —Primero, Jimin no necesita tu mordida, no necesita tu aroma, no necesita tu protección. —empezó diciéndole. —Lamento lo de aquella vez, pero estoy seguro de que, de haber pasado a más, me hubieras golpeado incluso si eso significaba terminar medio muerto por defenderlo, el que no se diera la oportunidad solo te hace creer que no hiciste nada, pero no es así, basta.
—¡Me quedé de pie mirándote! ¡Fue eso exactamente, no hice nada!
—No lo hiciste porque me fui. —le recordó. —Fuiste el primero en abalanzarte a él para protegerlo con tu cuerpo, Yoongi.
—Eso no es...
—Y sobre su alfa —lo interrumpió, presionando con fuerza a propósito para obligar al beta a ponerle atención —¿no crees que él lo decide? Es decir, ¿lo has hablado con él?
—Sí, pero...
—¿Te dijo que lo quería a él? ¿O que su instinto te negaba?
—Jamás, Jimin no- —quiso explicar, el moreno volvió a obligarle a callar.
—Entonces no entiendo qué haces aquí. —recriminó —¿Crees que él no es sincero contigo? ¿No crees que él no quiera a su alfa? ¿O piensas que su omega no te quiere a ti?
—¡Soy un beta! ¡Y él es su destinado!
—Sí. Tú eres un beta, y él es el alfa destinado de Jimin, pero estaba contigo, ¿no? —suspiró largamente, Yoongi era terco e inseguro. —No veo una razón por la que, si él lo quisiera, no esté con su alfa entonces, pero no es así, te escogió Yoongi. Y yo ni siquiera sabía de esto hasta ahora, pero si él te lo dice y tú estás dudando, el problema es tuyo. Jimin está siendo sincero y tú no puedes decidir por él como crees que te ve su omega o como crees que se siente con respecto a su alfa.
—Es solo que no siento que sea suficiente para él —comentó el rapero albino, repentinamente desmoronándose.
—No creo que tengas que estar con él entonces —afirmó el moreno. No tenía intención de ser hiriente, y lo que dijo no es lo que realmente quería decir, pero necesitaba que el mayor entrara en razón y solo hablándole de lo bueno que era no lo iba a conseguir. —Si tú no confías en él, si no crees en su cariño, si no te sientes suficiente y no te aceptas como beta, porque es lo que eres, Yoongi, entonces déjalo ser. Él actuará profesionalmente contigo como compañero de banda qué es y nada más.
—Y-yo...
Lo acorraló. Era precisamente lo que necesitaba, porque Yoongi no quería aceptar ni trabajar su propia inseguridad, excusándose con cualquier cosa y lastimando a Jimin en el proceso. No es que él conociera la situación romántica que los parecía involucrar, pero no por eso era ajeno a los sentimientos de Jimin y hasta él sabía cómo habían resultado las cosas con el alfa destinado de Jimin. Era ridículo que Yoongi creyera que él sabía mejor lo que Jimin sentía sobre esa situación que solo lo involucraba a él.
—Yoongi, no puedes cambiar lo que eres ni lo que él es. Si que sea un omega te molesta, o te molesta que él conociera a su destinado, no hay nada qué hacer. Encontrarás otra pareja en el futuro que se adapte a lo que quieres, que sea un beta quizás para que no te sientas inseguro, Jimin no se merece lidiar con eso.
—Soy un idiota, ¿verdad? —cuestionó el albino mirándole a los ojos. NamJoon asintió. —Perdón amigo, no quería ofenderte.
—Si, bueno, no voy a excusarme por aquella vez, pero ser un alfa no es la solución a tus problemas.
—Fue estúpido de mi parte, lo siento —cedió. —Realmente no sé qué hacer, todavía me cuesta creerle cada vez que dice lo que siente, o que me pide esas cosas.
—Deberías haber aceptado... —el líder moreno pareció sonrojarse al decirlo. Él no quería, de verdad, meterse en la intimidad de los miembros —Es decir, haber aceptado quizá te ayudaría a comprender como el instinto de Jimin te ve realmente, si él quería confiarte eso, era la oportunidad ideal para no dejarte lugar a dudas, pero tienes que trabajar en tu propia inseguridad.
—La persona que sea tu pareja, NamJoon, es el jodido ser más suertudo que existe. —lo elogió, solo porque hacerlo sonaba mejor que seguir llorando o agradecerle sus palabras que aunque duras, habían sido completamente reales.
—Todavía sigo buscando, en cualquier caso —le respondió a modo de broma al tiempo que empezaba a empujarlo hacia la salida.
Yoongi abandonó el improvisado estudio y NamJoon se permitió decaer tanto como necesitó. Porque tan triste como fuera, de alfa casi únicamente le quedaba el nombre. Él ya ni siquiera se podía considerar un alfa.
¿Sigues ahí? Porque ya casi no puedo sentirte. La realidad es que NamJoon llevaba tiempo sin poder conectar con su instinto interno, y un largo período sin el celo acostumbrado de un alfa. Él de verdad no se podía considerar uno, si es que tenía un aroma y podía percibir los cambios en el aroma era mucho decir. Era inútil, un inservible, un alfa dañado. Que Yoongi llegara a recriminarlo, aunque no fuera su intención, solo lo hizo consciente de la situación que intentaba ignorar desde hacía un tiempo y que estaba comenzando a cobrar más y más importancia, porque cada vez ese vacío en su interior crecía más y con ello, la soledad en su interior. Cuando antes estuvo la presencia de su instinto, de su lobo interno, ahora solo había silencio. Desolador, porque en ausencia de él, NamJoon no era. Estaba incompleto.
Tomó su celular y tecleó un par de veces antes de agendar una cita médica en la proximidad. No podía seguir ignorando su problema y fingir que estaba bien. No después de hoy, cuando se hizo dolorosamente consciente de ello. ¿Qué tan hipócrita tenía que ser para decirle todas esas cosas a Yoongi cuando él estaba aterrorizado de perder a su alfa y, por consiguiente, la oportunidad que añoró alguna vez de encontrar a su pareja?
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