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Jimin se estiró largamente sobre su cama. Sus sábanas estaban impregnadas en su propio aroma y todo su cuerpo sudado era una real molestia. Al menos ya estaba consciente y el calor había desaparecido, necesitaba urgentemente tomar un baño para despejarse de esa sensación de suciedad que le acompañaba luego de sus celos. Planeaba cambiar las sábanas primero, así, una vez que se bañase, iba a poder tranquilamente descansar un poco más. Era temprano aún, pero al menos podría retomar su agenda desde medio día para empezar a acabar con los pendientes que le pudieron haber quedado esos tres días que se vio obligado a encerrarse.

Como siempre, tenía un montón de platos sucios acumulados, si bien entraban comida para él, no retiraban ninguno que hubiera usado mientras duraba el período, quizá por miedo a alterarlo por mover algo que lo desestabilizase, el celo casi siempre resultaba mentalmente inestable para los omegas, pero al menos comida no le faltó. Su hyung mayor siempre se ocupaba bien de ello.

Estiró el último cobertor sobre las sábanas de un tono negro que colocó esta vez, lanzando las sucias al suelo, las llevaría a la lavandería a terminar. Tomó una toalla y se adentró tranquilamente a su baño, queriendo disfrutar del agua recorriéndole el cuerpo y alejando los rastros de un celo que había pasado en solitario.

Nadie podría culparlo por querer un compañero, al menos así limpiarse resultaría solo una pequeña consecuencia de algo realmente gratificante. Aunque tampoco quería poner a todos en la casa incómodos por su situación si tuviera realmente una pareja. No quería imaginarse qué tipo de imagen verían ellos de él si lo escuchaban alguna vez.

Al finalizar su relajante y desestresante ducha, se acomodó sobre su cama pensando que se pondría. Ya que tenía una práctica pendiente y una sesión fotográfica en solitario, era mejor no usar algo demasiado complicado o incómodo, de todas formas, iban a estar cambiándolo y arreglándolo constantemente. Revisó la fecha en el calendario sobre su mesa de noche, tachando los últimos tres días marcados en rojo por él porque sabía que era la fecha de su celo, y justamente, pensando en ello, abrió el cajón. Sacó de su interior un segundo calendario del mismo año, colocado en el mismo mes, con el mismo diseño, solo que este tenía otros dos días marcados en rojo en aproximadamente dos semanas.

El rojo siempre había sido el color que usó para marcar la llegada de sus celos en el calendario, generalmente los ubicaba anualmente porque solo era cada tres meses y no habían muchos omegas con períodos irregulares, por suerte.

Observó los días marcados en dos semanas más de ese segundo calendario, acordándose de todo lo que pudiera haber ese día que tendría que cancelar o adelantar para evitar tener problemas, y de lo que prepararía en esta ocasión. Era un poco cansino, sin embargo... Si era por él, no había problema. Nunca podría molestarse por ello.

—¡Jimin! —Tae entró azotando la puerta sin golpear antes, Jimin de puro espanto lanzó el segundo calendario con fuerza bruta dentro del cajón y lo cerró de golpe, aterrado de pensar que su amigo pudo haber visto o descifrado lo que ahí escondía.

—¡Tae, maldita sea, golpea antes! —le reclamó, cerrando su bata para no ser visto desnudo. El beta apenas se molestó en hacerle caso antes de lanzarse junto a él en la cama.

—Jin hyung nos espera para desayunar —comunicó acurrucándose a su lado, tratando de encontrar calor para continuar dormido. Jimin bufó para apartarle y vestirse sin preocuparse de que su mejor amigo podría estar mirándole.

No lo hacía, obviamente.

—Vamos, hyung no es tan paciente —le jaló cuando calzó un buzo sencillo. Tae estaba casi dormido en esos apenas dos minutos que usó en vestirse.

El beta asintió adormilado y se levantó junto a él para caminar devuelta al comedor. Los otros ya estaban ahí y Yoongi venía llegando tras de ellos. Desayunar juntos era un plan común para ellos, ocasiones extrañas eran las que no lo hacían y todos lo preferían de esa forma. El omega saludó a todos con efusión, Hoseok incluso pegó saltitos a su lado porque incluso si solo fueron tres días, no contar con la presencia de uno de ellos no se sentía bien. Jamás lo hacía.

—Bienvenido devuelta —se atrevió a decirle el líder, casi en tono burlón. Jimin sonrió en su dirección y se concentró en los panes dulces servidos en el centro de la mesa.

No iba a negar que amaba la cocina de su hyung mayor.



SeokJin sabía que no era el mejor bailarían. Tardaba mucho más que el resto en aprenderse las coreografías e incluso cuando lo hacía, no le gustaba su propia forma de ejecución. No pensaba que bailaba mal, tampoco, pero estaba lejos del expresionismo y la emoción que podían retratar Jimin, J Hope o Jungkook al bailar. Por eso estaba constantemente practicando en solitario, mirándose al espejo, fijándose en las expresiones de su rostro o la fluidez de sus movimientos. Era agotador. Si de por sí sus prácticas en los días antes de un comeback estaban cerca de consumir 18 horas al día, pasarse tres o cuatro más en solitario acababan moliéndolo. Pero lo hacía. Quería mostrar siempre su mejor cara, estar a la altura de los demás, no sentirse por debajo de los otros al bailar.

Y por ello, estaba ahí. Encerrado solo en una de sus salas de prácticas, eran las diez de la noche. No le había dicho a nadie donde estaría y por fin, luego de un par de días había memorizado la coreografía, pero ahora faltaban los detalles, la coordinación y el ser capaces de entonar entre tanto movimiento. Tenía una grabación de Jimin y JHope bailando e intentaba guiarse de sus formas para hacerlo mejor. Para no parecer un robot al moverse.

Volvió a dejar correr la grabación en su celular para comenzar a bailar. En las partes que ya había practicado más se permitía dejar de ver el vídeo, centrarse en su propio reflejo. Notaba el sudor escurrirle cada parte de la cara y se había colocado la playera por debajo del pantalón de chándal para ser capaz de apreciar mejor sus movimientos. Los músculos ardían por el sobreesfuerzo y si era honesto consigo mismo, quería rendirse. Dejarse caer al suelo.

No lo hizo.

No lo hizo porque era demasiado orgulloso, porque quería demostrarse a sí mismo que podía, que realmente estaba a la altura de los demás. Jamás iba a ser el centro de atención ni nunca tendría un solo de baile como sus amigos, no importaba, pero quería que su baile transmitiese algo. Era una envidia sana, pero envidia, al fin y al cabo, la que le tenía a los de la dance line por la forma en que sus sentimientos salían a través de sus pasos. La intensidad de sus miradas, incluso la respiración.

Maldita sea, estaba agotado.

Solo un segundo todo se fue a negro, tan concentrado en las imágenes de sus dongsaeng y en la suya propia observada desde el espejo que su cuerpo cedió al cansancio que lo asediaba desde que se encerró. Se vio a sí mismo tirado en el piso de la sala de ensayos, mirando el techo con ojos perdidos. Tenía la respiración irregular y apenas las grandes bocanadas de aire le permitían oxigenarse.

Con la calma que logró por el breve descanso se dio cuenta al fin de la cantidad de llamadas perdidas en su móvil y de la entrante justo en ese momento, acompañada de la vibración. No se molestó en pensarlo demasiado antes de extender la mano para coger el móvil y contestar. Dudaba haber preocupado a algunos de sus compañeros, probablemente estaban igual de ocupados, o en su defecto, dormidos.

¿Hyung?—Bueno, excepto por él. La voz entrañable y con un tinte de preocupación de Namjoon se dejó oír y sintió su cuerpo vibrar al escucharle. —¿Dónde estás?

Si fuera cualquier otro, le habría mentido, pero no a Nam.

—En la agencia, en la sala de prácticas. —contestó. Volvió a fijarse sin interés en los focos sobre su cabeza, dejando que sus ojos se cegaran por el resplandor directo. Tenía el cuerpo enfriándose por el sudor y estaba seguro de que no podría continuar practicando, ya no podía más.

Estoy esperándote afuera, hyung.

Joder.

—¿Tan pronto?

Me imaginaba que estabas aquí. Sal rápido, vamos a comer. —la voz del moreno, tan suave y grave como siempre fue como una caricia de conforte. Comida era lo que necesitaba, y la compañía de su líder era siempre bien recibida. No pudo evitar sonreír.

—Dame cinco minutos. Estoy todo sudado. —contestó, dignándose a levantarse del suelo para dejar de barrer su ropa contra él. Las piernas le temblaron, apenas quería caminar.

Como si eso importara para comer, hyung.

Sí, buen punto. Obviamente ellos se conocían entre todos con la mejor y la peor cara. Eso incluía haberse visto desnudos, enteramente sudados, adoloridos o enfermos. No había nada que ocultar, y SeokJin lo sabía, pero quería lucir bien... Al menos no oler mal.

Colgó después de eso último y sin importarle las palabras de Nam, corrió hasta los vestidores destinados a ellos para darse una rápida ducha. No es como que él tuviera un olor particular que cubriese su sudor, y sabía que los alfas tenían un agudo olfato. Apenas terminó de refrescarse para salir a los tropiezos, ponerse su ropa limpia y encontrar al moreno afuera, esperándole como dijo que haría. Estaba recargado contra una de las camionetas que a menudo usaban para venir, pero no había un chofer acompañando al líder.

—¿Manejaste hasta aquí? —preguntó con reproche, dirigiéndose hasta su menor que vestía un sencillo conjunto deportivo recubierto de un largo abrigo que le llegaba casi hasta las rodillas.

—No, el mánager me trajo. Como volvería contigo él pudo irse antes en su auto personal. —explicó sonriente, extendiéndole las llaves a su mayor para subirse de copiloto al instante. —Sabes que no tengo licencia...

—Por eso lo pregunté, no podía asumir que habías sido un temerario para conducir sin licencia. —Seok se rió, mientras tomaba asiento y se dedicaba al instante a arreglar los espejos para ajustarlos a él.

—Ni siquiera puedo sentarme de ese lado sin sentir que mataré a alguien, hyung. —se burló de sí mismo, luciendo su sonrisa de hoyuelos y asegurándose con el cinturón. Jin hizo lo mismo antes de partir, sin necesidad de hablar nada, dirigiéndose hasta el local de comida rápida que ambos amaban. No tenía ganas de cocinar y Nam invitaba la comida, no iba a desaprovechar.

—Algún día aprenderás, Nam. —le animó

—No quiero hacerlo. —el moreno fijó sus ojos en él, pero Jin no pudo regresarle la mirada, porque después de todo, cualquier descuido podría ser fatal. —Me gusta que me acompañes, hyung.

Sintió como el calor le subía por las orejas y estaba seguro de que su cuello estaba igual. Agradeció al cielo que fuera de noche y su líder no pudiera notarlo directamente, aunque, a juzgar por la baja risa que soltó, probablemente ya lo sabía.

Odiaba la forma en que Namjoon perturbaba sus pensamientos, pero algo dentro de él se removió saltarín al escucharle. Quizá no debería sentirse tan especial cuando el menor usaba a cualquiera como chofer en realidad, pero eso no evitó que se sintiese inmensamente feliz.

Luego bajó de su nube.

NamJoon era un alfa. Un atractivo alfa soltero que buscaba a un omega ideal.

Y él era un simple beta.



La mañana del día siguiente, su cuerpo agradeció el descanso bien merecido que se dió. Su agenda no estaba tan llena y se dio el lujo de dormir un poco más. La tranquilidad se la arrebató la culpabilidad al sentirse egoísta de darse tal permisión. Ni siquiera había bajado a preparar el desayuno. Con eso presente, corrió a la cocina pensando en que podría preparar rápido para sus dongsaengs, o al menos los que quedaran en el departamento porque de seguro algunos ya habrían salido por sus actividades más temprano, pero se encontró con el agradable olor del dulce y el manjar.

Sobre la mesa, en una pila improvisada, un montón de panecillos descansaban a la espera de ser devorados. Taehyung estaba justo tomando uno mientras Yoongi mordía otro, manjar en mano.

—Hyung, buenos días. —saludó el menor primero, con su característica sonrisa y acercándose a ponerle uno de los dulces entre las manos. —No quisimos despertarle y trajimos esto para el desayuno. —explicó, volviéndose rápidamente a la mesa para seguir comiendo. Yoongi apenas le saludó.

Fue un poco estúpido de su parte. Debería estar más que agradecido por la rápida solución del resto de miembros para que todos comieran, agradecido también de que lo tomasen en consideración y le permitieran descansar más. En cambio, su corazón se oprimió un poco dolorosamente, repentinamente la palabra inútil llenando cada rincón de sus pensamientos.

Sin decir absolutamente nada, los acompañó en la mesa y apenas comió uno cuando volvió a encerrarse en su cuarto.

Era tonto, demasiado inmaduro de su parte sentirse mal por eso... Pero no lo evitó. El vago pensamiento de que cocinar era una de las pocas cosas en las que destacaba, reemplazado simplemente por un servicio delivery, lo hizo acurrucarse en sí mismo y abrazarse las piernas, deseando dejar la amargura que le causó.

Soy un imbécil.

¿Qué más podía hacer? ¿Qué otra cosa podía decir?

Miró nuevamente las anotaciones en su pos-it rosa acerca de las actividades de su día. Solo una sesión fotográfica en solitario para una de las marcas que promocionaba.

Nada más.

Nada más.



La sesión había concluido casi por la noche. Aburrido como estaba, agotado casi sin razón, pero al menos satisfecho con el resultado de su trabajo, llegó tropezándose con sus propios pies al departamento. Tenía ganas de una relajante ducha de agua tibia y luego de sus cómodas sabanas rodeándole el cuerpo entero, pero en medio de la oscuridad de casi todo el lugar, la luz tenue del salón llamó su atención.

NamJoon estaba en medio de los sillones, pasando distraídamente el dedo por la pantalla táctil de su celular mientras revisaba notificaciones y pasaba publicaciones de Twitter.

—Nam —dijo, parado al lado del sofá en que el otro estaba.

—Hyung, llegaste —el moreno pareció perder completamente el interés en lo que hacía con su móvil y bloqueándolo, fijó sus ojos marrones en los de su mayor. Seok lucía bien, incluso cuando le habían retirado el maquillaje, su piel ligeramente enrojecida por el paso de las toallitas desmaquillantes. Su piel siempre había sido muy sensible.

—Hace un segundo, pensé que dormías. —contestó, repentinamente olvidándose de su plan original y sentándose al lado de NamJoon en cambio.

—Te esperé —respondió —¿cómo te fue en la sesión?

—Bien. No conocía a este fotógrafo. —un largo suspiro abandonó su cuerpo. En general no trataban con el equipo externo si estaban todos juntos, porque solían distraerse entre ellos, pero en solitario, siempre el equipo se acercaba a hablar. —Parecía encantado con mi rostro —soltó con tono cantarín, recordando al chico un poco mayor que enfocó su rostro para la mayoría de sus fotografías. Por supuesto, bromeaba, pero Nam le miró arqueando la ceja con un rostro casi completamente serio.

—Eres atractivo, hyung —se encogió de hombros el moreno. El cumplido sonó totalmente contrario a todo su lenguaje corporal cerrado.

—Estoy cansado —replicó Seok, subiendo los pies al sillón. Evitó a propósito su comentario.

—Ven —extendiéndole la mano, Nam le miró con esa sonrisita calmada que solo él poseía y Jin ni siquiera procesó cuando sus dedos, un poco torcidos, alcanzaron la mano que le era ofrecida. NamJoon lo jaló, recostándole la cabeza contra su regazo, mientras sus largos dedos morenos comenzaban a dejar caricias por su cuero cabelludo.

Oh, él amaba eso. Seok casi ronroneó por la sensación placentera de ser mimado, cerrando los ojos y dejándose llevar. Su cansancio dejó la predominancia en su cuerpo, cediéndole el paso a escalofríos que le recorrían la columna.

Ni siquiera fue consciente cuando acabó durmiéndose ahí, recostado en las piernas de NamJoon, mientras él paciente y cariñosamente, le acariciaba el pelo.



. . .

HOLAAAAAA

Otra vez, sí, bastante pronto. Tiene su chiste publicar los primeros capítulos así, siento que queda un poco más armada la idea en mi cabeza, *yconvenzodequelean,seh*

Un comentario random un poco nada que ver, pero adoro los dedos de Jin, FDKJFDKS, necesitaba, de verdad, hacer notar sus deditos un poquito torcidos, me encanta que se haga notar cuando leo porque es uno de esos detalles que lo hacen él:c, en fin, ¿qué te pareció? ¿valió la pena leerlo? Sé que no, tranquilx, prometo que de a poco sí:ccc

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