Capítulo 14
Anne estaba aturdida, no sabía qué pensar, aunque una idea se formó en su cabeza: era la única explicación posible. La última hoja del álbum, contenía las fotos más recientes: una de su graduación de la escuela de Medicina, y otra con el Disney Magic de fondo. Extrajo esta última y advirtió que en el reverso estaba la caligrafía de su madre, Corine: "Anne trabajando en Disney Cruise Line".
Temblando, retornó la foto de regreso a su lugar; estaba pensando en dejar el álbum en su sitio, cuando la puerta de la habitación se abrió: era David. La sonrisa que el joven llevaba se borró de inmediato cuando la vio con el álbum en las manos; fue entonces que Anne comprendió que David sabía muy bien lo que estaba sucediendo y que le había ocultado la verdad.
Anne salió de la habitación corriendo, sin decir nada, pues no quería despertar a Annabelle. David la detuvo, tomándole por el brazo, aunque no con brusquedad.
––Anne, escúchame…
––Suéltame, David ––ella se libró de su agarre. Iba a decirle algo más, cuando la puerta de la suite se abrió: era Alice.
La mujer se alegró de verla, pero de inmediato notó que algo había sucedido. En quien primero pensó fue en Annabelle, y se asustó.
––¿Todo está bien? ––preguntó nerviosa.
Anne se marchó del lugar pasando por al lado de Alice sin decirle nada, ni siquiera podía mirarla a los ojos.
––Ha visto el álbum ––le explicó David rápidamente mientras iba tras de ella, en chándal, y zapatillas.
Los ojos de Alice se llenaron de lágrimas, y el temor la paralizó. Pensó en ir tras Anne, pero su esposo, que había escuchado todo desde la terraza, la detuvo a tiempo.
––No vayas, Alice, por favor ––le suplicó––. Es evidente que Anne no lo ha tomado bien y está en shock. Es mejor que David hable con ella primero, no quiero que las cosas se salgan de control…
Alice se dejó caer en el sofá, todavía llorando. Estaba muy afectada, mucho más después de haber visto la expresión en el rostro de Anne. ¡La joven ni siquiera quería mirarla ni hablar con ella!
––¡La culpa es mía! ––exclamó––. Olvidé guardar el álbum… No creí que Anne fuera a venir… ¡Solo me ausenté quince minutos!
––Cálmate, Alice ––su marido le dio un beso en la frente––. Esto podía pasar de un momento a otro. Tal vez de otra manera, pero todos sabíamos que era una posibilidad el que Anne lo descubriera por alguna vía.
––Tienes razón…
––Tal vez esto resulte ser bueno. Ella demorará un tiempo en asimilar la noticia, pero quien sabe si luego… ¡No pierdas la fe, mi amor!
Ella se enjugó las lágrimas, aunque todavía estaba muy afectada.
––Piensa en Annabelle ––prosiguió su marido––, no se siente bien y nos necesita. ¡No puede verte así!
Alice sabía que estaba en lo cierto, así que solo suspiró y recostó la cabeza en el pecho de Robert. Tenía un mal presentimiento. Sentía que había perdido a su hija por segunda ocasión en la vida, y el vacío era desolador.
David salió corriendo tras Anne, y la logró alcanzar en un corredor.
––Déjame hablar contigo…
––No tengo nada que hablar contigo, David ––ella estaba muy disgustada y no razonaba con claridad.
––No me apartaré de ti hasta que me escuches; si no quieres dar cabida a habladurías o a una escena, te pido que vayamos a algún sitio en el que podamos hablar con tranquilidad.
Anne lo miró un instante, sabía que David no bromeaba.
––Por favor, déjame en paz, David.
––No hasta que me escuches, Anne.
Ella caminó en silencio hacia un área que estaba vacía en la cubierta. Por fortuna muchas personas estaban viendo el musical o cenando, por lo que estaban prácticamente solos, salvo por algún oficial o empleado que pasaba aleatoriamente.
––Anne, tienes que hablar con Alice para que te explique… ––fue lo primero que le dijo.
––Ella… ¿Ella es mi madre biológica? ––la voz le temblaba, pero debía preguntarlo, aunque ya imaginara la respuesta.
––Sí ––David la miró apenado, por las circunstancias en las que lo había descubierto.
Anne se echó a llorar, por las emociones encontradas. Él intentó abrazarla, pero Anne se apartó de inmediato.
––¿Tú lo sabías? ––le increpó ella.
––Lo supe hace poco, después de que nos viéramos en el barco ––confesó.
––¡Me mentiste, David! ¿Cómo pudiste jugar conmigo? ––Anne estaba perdiendo la compostura.
––¡Jamás he jugado contigo, Anne! Le pedí a Alice que te lo dijera, pero no era un secreto que me perteneciera…
––¡Pero estábamos juntos, David! ––replicó ella––. ¡Tenías qué decirme!
––Estamos juntos, Anne y te quiero ––le aseguró intentando volver a acercarse––, pero no podía traicionar a Alice. Ella tiene derecho de contarte la verdad… ¡No podía ser yo! Por favor, compréndeme.
––¿Y quién me comprende a mí? ––sollozó Anne––. Yo tenía derecho a decidir si conocía o no a mi madre biológica. En cambio, tú me manipulaste para que pasara tiempo con tu familia, haciéndome creer que lo hacías porque te importaba y me querías… ¡Todo el tiempo estuviste haciéndole un favor a Alice!
––¡No digas eso, por favor! Estoy enamorado de ti, Anne ––le confesó––. ¡Cuando nos conocimos no sabía quién eras, ni siquiera conocía la historia sobre tu nacimiento! Nos besamos en Roma ajenos a este secreto que intenta separarnos ahora. Todo lo que hice es porque te quiero… Te llevé con mi familia como mi novia… La otra verdad no era yo quien debía decírtela.
––Pues lo siento mucho, David ––respondió ella enjugándose las lágrimas––. Lo único que veo es que me has mentido todo el tiempo y que, sabiendo lo que en verdad sucedía, me hiciste compartir tiempo con tu familia, ignorante de la verdad. ¡Era mi derecho decidir!
––Los quieres a todos, Anne ––refutó él––. No reniegues de ese tiempo compartido, porque fue maravilloso y lo sabes. Dale la oportunidad a Alice de hablar contigo. ¡Lleva más de veinte años esperando por este momento!
––Lo lamento, pero no quiero saber nada más de ella ni de ti… ––Anne se alejó.
––¿Tampoco de Annabelle? ––le preguntó David a sus espaldas––. ¿No tiene derecho a saber que tiene una hermana? ¿Le vas a privar del derecho a acercarse a ti?
Se hizo un largo silencio, Anne permanecía de espaldas hasta que finalmente contestó.
––Alice fue quien decidió, no yo ––respondió antes de marcharse por el corredor.
David se llevó las manos a la cabeza. La situación se había ido por completo de control, y no sabía cómo podrían revertirla. Anne había sido muy firme en decir que no quería ver a Alice, pero esa noticia dejaría a su madrastra debastada.
Anne regresó a su camarote, casi ahogada en sus propias lágrimas… Alice era su madre biológica, y Annabelle su hermana… Alice, la mujer que la dio en adopción, quien se desprendió de ella cuando era un bebé recién nacido. No podía quejarse de la vida que había tenido, pues sus padres fueron maravillosos, pero, ¿podía perdonar a Alice por lo que había hecho? ¿Podía entenderla, aceptar la verdad sin recriminaciones? No, no podía, porque le dolía demasiado…
Lo peor de todo era que ocultaron de ella la verdad, y que David se había prestado para manipularla y llevarla a aquellos paseos familiares para que Alice pudiera conocerla… ¿Valía ahora, luego de tantos años, su arrepentimiento, su interés, su afecto? Anne creía que era demasiado tarde y que lo mejor que podía hacer era mantener la distancia.
A su madre, Corine, no le diría nada por el momento. Era evidente que tenía algún tipo de contacto regular con Alice, pero no era lo mismo enviar una foto que saber que Alice había estado en contacto con ella… ¡No deseaba hacer sentir mal a su madre ahora que estaban tan lejos la una de la otra! Por fortuna, dentro de dos días, el crucero habría terminado, y los Preston se habrían ido de su vida para siempre.
Cuando Wendy llegó a la habitación al terminar el musical, se sorprendió de encontrarse a Anne con tan mala cara…
––¿Has estado llorando? ––le preguntó la chica, sentándose a su lado.
––Ha sucedido algo increíble… ––Anne aún no se recuperaba de la impresión.
––¿Qué sucede, amiga? Me asustas… ¿Peleaste con David?
––Eso se acabó…
––¡Anne! ¡Dime ahora mismo lo que está sucediendo, por favor! ––exclamó Wendy preocupada.
––Alice, la madrastra de David, es mi madre biológica…
––¿Qué dices? ––Wendy creía que estaba delirando, pero luego comenzó a darse cuenta de los indicios––. ¡Cielos! La niña es igualita a ti… Es tu hermana, ¿cierto?
––Sí ––Anne suspiró. Annabelle era la única ajena a todo, como ella. Lástima que… Ni siquiera podía terminar la frase en su cabeza.
––Anne, esto hay que asimilarlo con calma…
––No hay nada que asimilar ––repuso Anne disgustada––. ¡Todos me mintieron! David sobre todo lo sabía y no me dijo nada…
––No creo que David fuera el más indicado para decírtelo, Anne ––le contestó Wendy de corazón––. Yo sé que todo esto es muy fuerte y que ahora mismo estás muy mal, pues yo en tu caso lo estaría, pero ¿qué hubieras hecho tú en lugar de Alice? ¿Te hubieses presentado desde el primer momento? Ambas sabemos que te hubieses encerrado como una perla en su otra y que no le hubieses dado ni el más mínimo chance de explicarse, justamente lo que estás haciendo ahora. ¿O me equivoco?
––No, no te equivocas, salvo en una cosa: yo jamás hubiera estado en un lugar de Alice… De haber tenido a una hija siendo adolescente me hubiese quedado con ella…
––No juzgues por tu adolescencia o tus condiciones de vida, las decisiones de tu madre.
––No le llames mi madre… ––dijo molesta.
––Perdón, Alice ––se disculpó Wendy––. Solo no te dejes vencer por el dolor, Anne. Yo sé que es complicado, pero al menos escucha lo que tiene que decirte… Sé que hasta hace un par de horas los Preston eran grandes personas para ti y los querías… Eso es algo bueno, amiga.
––No quiero ningún tipo de vínculo con ellos, Wendy. No puedo perdonar a Alice… Respecto a David, desde que lo conozco siempre ha jugado con la verdad a su conveniencia. Primero en relación a Julie, luego con esto…
––Estás mezclando las cosas, Anne. Yo también soy hija única, y si a tu edad me dijeran que he ganado una hermana y hasta a una segunda madre, me pondría feliz…
––Es que tú eres demasiado buena, Wendy ––respondió la chica, todavía dolida––, y no sabes lo que se siente pasar años de tu vida sabiendo que fuiste rechazada al nacer. ¡Es un peso demasiado grande! Transcurre el tiempo y te preguntas tantas cosas… ¿Cómo eran tus padres biológicos? ¿Tienes hermanos? ¿Por qué te dieron en adopción?
––Todas esas preguntas Alice te las puede responder ahora…
––Ya no quiero escucharlas ––respondió––. Soy una adulta, ese es el pasado.
––No me gustaría que sacrificaras a un amor tan bonito como el que David siente por ti, solo por resentimiento ––apuntó Wendy.
––¡David me mintió! ––repitió Anne, molesta.
––David hizo lo mejor que pudo dadas las circunstancias, y es evidente que te quiere.
––No estoy segura y tampoco estoy de humor para seguir con esta conversación, Wendy. Tal parece que estás de parte de ellos…
––Estoy de parte tuya, y es precisamente por eso que te digo todo lo que no deseas escuchar. Las amigas también estamos para eso. Sin embargo, como no quieres escuchar nada más, me callo ––Wendy le dio un abrazo fuerte––. Iré a darme una ducha.
Anne asintió. Sentía tanto dolor, desconcierto y rabia por lo sucedido, que dudaba que pudiera pegar un ojo tras lo sucedido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro