Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

V e i n t i t r é s


¿En qué crees? ¿Crees que hay un alguien superior a nosotros? Estoy hablando de una entidad divina y perfecta que nos maneja. Existen tantas creencias como ideales, pensamientos y sueños, muchas veces seguimos lo que otros profesan o simplemente aceptamos que hay un algo superior, como una fuerza. Sin embargo, están esas ocasiones donde las personas aseguran haber visto lo que muchos quieren ver, su creencia comienza o se afianza.

Siempre creí que hay un alguien que nos mira desde las alturas, un ser todopoderoso, piadoso, amoroso y justo; pero lo hacía porque mi familia me lo inculcó. Luego, como una niña que necesitaba apegarme a algo superior cuando mi padre falleció, decidí creer en la Luna y que me concediera mi deseo. Y me lo concedió, aunque de una forma extraña, lo que me hace preguntar ¿realmente existe alguien, una fuerza intangible, que nos custodia o necesitamos creer con pasión en algo para que se vuelva realidad?

Tal vez solo trato de buscarle lógica a algo que no la necesita.

¿Por qué la pregunta? Bueno, porque si te es difícil digerir que una niña común y corriente adoptó una habilidad extraña solo por hablarle a la Luna, te sorprenderá saber que mis viajes al pasado, cuando todavía no nacía, no me dejaban como un ente que vagaba de forma espiritual, sino que necesitaba ocupar un cuerpo.

Te dije que en mi quinto viaje decidí saber qué pasó entre mis padres, quién era la persona que forzó su relación, descubriendo que fui yo, no obstante, no te conté cómo sucedió.

A papá le gustaba contarme sobre cosas especiales, hechos y acontecimientos que lo marcaron. Se sentaba a un lado de la cama con historias interesantes, le gustaba hacerme reír con imitaciones y a veces pegaba un salto fuera de la cama para darle más profundidad a sus relatos. Me encantaba escucharlo y verlo. Uno de sus relatos, el que más me atraía, era el día en que mis padres se conocieron. La colisión de dos personas en una parada de buses y el intercambio de diarios me pareció tan... extraordinario.

Me conocía bien la historia, con su fecha, hora y lugar. Sabía hasta los mínimos detalles que llevaron su encuentro a la realidad. Papá había sido muy específico y yo, como una seguidora fiel, los recordaba todos.

Pero, antes de que mis padres se conocieran, estaba ese día que todo lo cambió.

Yo lo llamo El día de la improvisación.

Desperté en el suelo rodeada de personas conmocionadas. Mi cabeza pesaba con el sonido de los autos, las bocinas, música y gritos; no pude levantarme sin la ayuda de las personas. Yo estaba choqueada, nunca pude acostumbrarme a los viajes más allá de mi nacimiento porque ocupaba cuerpos de personas que perdían la consciencia durante el tiempo en que yo permaneciera.

Mentiría si te digo que esos viajes más allá de mi existencia se toman a equis persona o simplemente a alguien aleatorio. Nunca entendería mi maldición en su totalidad. Pero creo que debe ser alguien ligado a mi sangre que tuviera relación con mis padres.

Esta vez estaba en el cuerpo de tía Bernardi, la hermana menor de papá. Me encontraba tan desorientada... Me levanté diciéndole a las personas que me encontraba bien, sacudí mi ropa, recibí un trago de agua embotellada y una pareja me llevó a casa de mis abuelos paternos, los padres de mi tía.

Mis abuelos se preocuparon bastante del estado deplorable en que llegaba a casa, tía Bernardi era el tipo de chica que apreciaba un buen sol, siempre, por lo que su tez era de un color aceitunado envidiable, razón por la que verla tan pálida causó conmoción. La abuela le exigió al abuelo llamar a una ambulancia, pero el abuelo creyó que no era para tanto.

"No dormí bien", les dije como una absurda excusa.

"¿Y saliste a correr?", preguntó la abuela con señal de desaprobación.

Me encogí de hombros porque, la verdad, la tía Bernardi que conocía no hacía deporte. Lejos de ponerme a teorizar qué llevó a mi tía de ser una atleta a ser alguien con sobrepeso, preferí tener mi momento de adaptación.

Me marché al cuarto de tía Bernardi y me recosté en su incómoda y crujiente cama. Allí permanecí un momento hasta que la curiosidad pudo conmigo. Me levanté para explorar hasta los rincones más oscuros del cuarto. Fotografías, diarios, chats, peluches, hojas, cuadernos... Todo. Tía Bernardi tenía dieciocho y un novio guapo, por lo que pude comprobar, además tenía mucha afiliación con las personas, cosa que fue todo lo contrario con papá.

Seh, me metí a su cuarto.

Organizado es una buena palabra para describir a papá.

También callado y propenso a ponerse nervioso siempre. Una oposición que se complementaba con mamá.

Sin embargo, al verme escudriñándose en su cuarto no me trató de la mejor forma. Su «Berna, deja mis cosas» me sobresaltó, acto que levantó sospechas. Mis abuelos lo regañaron diciendo que no me encontraba bien, lo que cesó la curiosidad de papá.

Si supiera que realmente su hermana era yo...

¿Sabes por qué le puse a ese día El día de la improvisación?

Digamos que las cosas no marchaban como suponía que lo harían. Tontamente creí que se abriría una especie de portal y que una persona del futuro le explicaría sobre mamá, su diario, las reglas y cuando se encontrarían. Pero las horas pasaban y mi estado anímico empeoraba. No podía volver sin saber quién era la persona. Me negaba.

No tengo el tiempo exacto del que aguarde por la aparición de dicha persona. Llegué a un punto donde los nervios me ganaron y creí que mi desaparición comenzaría, por eso tomé el valor necesario para levantarme, entrar al cuarto de papá e interrumpir su lectura.

Le hablé de mamá, de las reglas, de su personalidad, su familia, le hablé tantas cosas de forma que capté su atención. Conocía tan bien a papá que sabía cómo manipularlo. Le dije que podía tener una posibilidad con ella si era minucioso y arriesgado.

"Crea un diario e intercámbialo con el de ella", le propuse. "Piénsalo: chocas con ella, tomas su diario y podrás volverla a ver".

"No puedo hacer esa clase de cosa, Berny", me decía él, negándose a todo al comienzo. Demasiado correcto para hacer algo tan forzado, supongo.

"Oh, vamos... Tienes un diario en tus cosas, puedes escribir las tres reglas", insistía casi suplicando. "Yo te dictaré lo que podrás, luego tú haces el trabajo. Puedes buscarla si quieres, se llama Murphy Reedus".

El momento en que volví a mi presente pude percatarme de lo que hice. 

Ya estaba hecho, corroída por el miedo actué y desencadené mi existencia.

Recordaba ese momento cuando el viaje aleatorio me llevó a ese día otra vez. En mi sexto viaje la posibilidad de detener mi existencia volvía a estar en mis manos. La planificación de la colisión, El día de la improvisación, me suplicaba cometer un suicidio. Quien tenga miedo a la muerte sabrá que es difícil dejar este mundo por cuenta propia. 

Demonios, yo la tenía... Y bastante.

En el cuerpo de tía Bernardi, sentada en el columpio del patio trasero de la casa de mis abuelos, me quedé esperando mi turno para desaparecer en consciencia. No iría al cuarto de papá para hablarle de mamá, no lo convencería de chocar con ella, no le contaría del diario. No habría improvisación.

Desaparecería.

Pero jamás me fui. Mi existencia todavía permanecía.

"¿Por qué sigo existiendo?", pregunté observando mis manos.

No lo entendía. Ahora, sin embargo, creo que sé la causa.

Fue por obra tuya, ¿verdad?


***

El capítulo fue corto, pero así se le quiere (?). 

Hablando seriamente, fue corto porque así debe ser. Está digerible :v Solo espero haber explicado todo bien para que lo entendieran. Supimos un poco más de la vida de Alan y creo que las teorías que algunos hacían ya se aclararon :D 


Un jamoneo bien vesho <laaaf3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro