Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

T r e c e

#CapítuloPorMiCumple

#SíEstoyDeCumple :D


La misma tarde del miércoles, después de recordar que mamá no podría ir a buscarme a Sandberg a causa del excesivo nuevo proyecto en que trabajaba, volví a casa en la locomoción colectiva. Me sentía tan perdida en la ciudad que vívidas memorias sobre las primeras incursiones en mi habilidad se cruzaron por mis pensamientos.

Al enterarme de mi maldición tuve que experimentar muchas cosas para hacerla un fuerte en qué consolidar mis decisiones y viajes. Mis inicios con esta maldición no llegaron de la manera maravillosa que cuentan en los libros de ciencia ficción, películas o juegos. Adaptarme a este nuevo cambio produjo tantos errores como aprendizajes. Descubrí, por ejemplo, que tengo que esperar a que el día acabe para poder retroceder. Si quiero cambiar algo que pasó horas antes, no podré; sí o sí el día debe haber terminado. También descubrí que no puedo viajar con un simple gesto, como levantar mi mano, por ejemplo. Todo lo que necesito es mi celular y marcar la fecha en el calendario.

Volviendo a mi ajetreada tarde del miércoles, llegué a casa donde aparentemente las cosas andaban normales.

Aparentemente, porque los dos peludos gatitos no estaban allí para recibirme y abalanzarse sobre mis pies.

Dejé mi mochila sobre un sofá y subí las escaleras casi a tropezones. Tampoco llegaron en mi búsqueda una vez en el segundo piso. Avancé por el pasillo hacia la segunda puerta, mi habitación. Con una lentitud casi martirizante, giré el pomo y abrí, encontrando mi cama custodiada por un Rust durmiente y los dos felinos acurrucados a su lado.

La imagen provocó un suspiro que lo secundó una fotografía con mi celular. El chasquido de la cámara despertó a Crush, luego a su hermana. Acaricié a ambos y acerqué mi mano hacia la frente de Rust, que aún permanecía secuestrado en el mundo de los sueños.

Me detuve a pocos centímetros de que mis dedos rozaran su piel. En su lugar, procedí a despertarlo.

—¿Hace cuánto estás aquí?

—Desde que llegué —contestó, sentándose en la cama y acariciando a Berty.

Él de verdad lo hacía como si no fuese una respuesta obvia.

Antes de exigirle más explicaciones, se levantó de manera imponente, evidenciando la diferencia de estatura, y se posicionó frente a mí.

—Oí que amenazaste a mi hermana.

—¿Amenazarla? —repetí con tanta incredulidad que reí.

—Le diste a entender a base de intimidación que le harías algún mal a cambio de...

—Sé lo que significa amenazar, lo que no me calza es que digas que yo la amenacé. ¿Ella te lo dijo?

—¿Acaso importa? —espetó, tronando sus dedos. Ese gesto lo hacía como medio de intimidación. Sí, me intimidaba el hecho de que pudiese hacer sonar sus huesos y sonaran de manera tan horripilante. Me encogí de hombros queriendo ocultar la cabeza entre ellos—. No sé qué demonios sepas de nuestra madre, pero no vuelvas a amenazarla con eso.

—¿O qué? Si Tracy no actuara tan... tan... Olvídalo, tu hermana me odia.

Rompí el acercamiento dejándome caer sobre la silla de escritorio, justo al lado de la ventana. Rust me acompañó en disolver la tensión del momento y se sentó sobre la cama comenzando una lucha con ambos gatos que intentaban morder su mano.

—Tú también parece que la odias a ella.

—Un poco. Existen factores que influyen en eso, partiendo por lo mal que trata a los demás. —Esgrimí una mirada en su dirección, y dije—: Por lo que veo, eso es de familia.

—Puedo ser muy gentil con quienes me agradan —articuló arrastrando sus palabras de forma juguetona—. Tú no, por ejemplo —y terminó lo último de forma seca.

—A Rust le agrado. A Siniester... Creo que ese lado tuyo desconfía de mí.

Rust produjo un ruido similar al de un timbre.

—Error.

—Pero aun así estás aquí —repliqué—. ¿Qué haces aquí?

—Estoy aquí por mis bestias. —Sonó como un padre orgulloso—. Y me vas a ayudar con ellos, les daré un paseo.

Me levanté del asiento igual que Rust, aunque confundida. Ni siquiera pidió mi ayuda, como siempre creyó que estaba a su disposición.

—¿A dónde los llevarás?

—Al veterinario.

Me entregó al escurridizo Crush y no dijo más. Actuó cual dueño de la casa y me arrastró afuera. Apenas pude agarrar las llaves antes de salir, prácticamente estaba luchando por quedarme. Lamentablemente me ganó el sentido del deber; Berty y Crush aún no estaban vacunados.

Nos desplazamos con los gatitos en nuestros brazos, asustados por el ruido de los autos y con los ojos tan grandes como focos, mirando todo lo que se cruzaba por su campo visual. Llegamos a la veterinaria más cercana y esperamos sentados en la recepción, ahuyentando a un juguetón perrito que quería olfatear a los mininos a como dé lugar. El momento en que entró el can, Rust y yo quedamos en compañía de un pobre ventilador que sonaba más que nuestros propios pensamientos.

—¿Estás bien? —quise saber, al notar que él empezaba a inquietarse más que los propios gatos. Rehusando mostrarse vulnerable, asintió—. Haré como que te creo. Tú odias este olor, pero amas el pitido de la máquina. Quien te entiende...

Tardó en reaccionar.

—¿Cómo lo sabes? —mostró interés— Olvídalo... Una razón más para desconfiar en ti.

Sonreí por lo bajo captando su doble designio al pronunciar lo último.

—Lo estás diciendo para sacarme la verdad.

Amplié más mi gesto al descubrir que mi afirmación lo descolocó por segundos. Lo miré esperando que se declarara culpable.

—Bien, niña —dijo arrastrando sus palabras—. Tienes razón, lo confieso. Ahora confiesa tú.

«Obstinado», pensé.

—La verdad... es que soy una acosadora —canté, elaborando mi mentira. Rust se mantuvo como el mismo interés del comienzo, mientras yo acariciaba a Crush cual villano de película—. Así es, te acoso tooodo el tiempo y por eso sé tantas cosas de ti. Me he estado ocultando, siguiéndote hasta los lugares más turbios, observándote en silencio, admirándote desde lejos...

—¿Admirándome, Pecas? —Elevó una ceja.

—Sí, ¿por qué no? ¿Crees que no eres digno de admiración?

—Alguien de Monarquía admirando a uno de Legión, el chiste se cuenta solo. —Se reclinó en el respaldo y negó con la cabeza.

—No pertenezco a Monarquía —manifesté—. A ningún bando. Que insistas con eso empieza a cansarme.

Blanqueó sus azulados ojos y recayeron en mi figura, tensa y aburrida.

—Ajá, por eso Santa pasó de largo lo de la biblioteca.

—Claus es un idiota, y el que haya intervenido es otro cuento. Él y yo no tenemos nada, pero él quiere algo, ¿entiendes?

Me sentía como maestra de preescolar.

—¿Sabes algo, Pecosa? No me interesa.

—Para qué lo mencionas entonces —farfullé.

La puerta se abrió y el perro de antes salió alborotando todo. Los siguientes en ser atendidos fuimos nosotros.

Llegamos a casa una hora y media después. Mamá aún no llegaba, ni pretendía hacerlo en un rato. Esto motivó a Rust a pasearse por la sala a gusto, curiosear fotografías, decoración, libros y entusiasmarse por las cosas que teníamos en la nevera. Subimos a mi cuarto con dos potes de frutilla que comimos sentados sobre mi cama. Acabé de comer antes que él, lo que me dio tiempo en replantear la variedad de peticiones que tenía a cambio de cuidar a sus gatos.

—El 14 de noviembre probablemente me meta en un problema, uno que involucra a tu mejor amigo también. Cuando vayas a buscarnos ve con una máscara y no busques en ninguna habitación, es la última.

Con toda la calma del mundo se chupeteó los dedos.

—¿Qué?

—Es mi petición a cambio de quedarme con los gatitos. Recuérdala y haz lo que digo.

—El 14 de noviembre, Brendon, una máscara y la última habitación —repitió con una entonación de burla—. ¡Qué demonios!

—Lo entenderás luego.

En ese trance, en que su sonrisa se fundió en mis ojos, todo resultó como en los viajes pasados que olvidé la existencia de su noviazgo. Me levanté lo suficiente para tomar su cara y oler su cabello desordenado. No llevaba la gorra de béisbol y sus visos castaños y rubios se lograban apreciar bajo la luz tenue de la habitación.

—¿Qué haces? —preguntó ofuscado, sin comprender.

Volví a mi lugar, arrebolada por lo que hice y su respuesta.

—Es... una tonta manía.

—Contrólate, no me gustan las pelirrojas. —No tenía que repetirlo, solía decirlo muchas veces. Sí, no le gustan las pelirrojas, pero yo era la excepción. Y, al parecer la historia se repetía, pues se acercó a mí para oler mi cabello—. Pero... huele bien.

Quizás funcionó de manera diferente para él. Un simple gesto imitando el mío, nada más. Para mí resultó un hincapié para aventurarme en los turbulentos caminos que rebosaban mi más profundo anhelo. Tragué saliva, anudando más mi garganta, y abrí mis labios, temblando.

—No me odies por esto, por favor.

Aventajando la confusión en su expresión y la manera en que alzó su barbilla para observarme, rompí con toda brecha que separaba nuestros cuerpos, así también el pensamiento constante de mantenerme al margen de su persona. Mi droga preferida tiene su nombre, y llevaba demasiado tiempo en abstinencia. Pasaría, no lo podía evitar. Dejé que mi instinto se apoderara de mí, de mi cordura y de sus labios. Volver a sentirlo se trató de un momento sublime.

Fue ambrosía.

El tacto de sus dedos aferrándose a mi vestimenta enfrentó mi osada acción. Retrocedí en espacio y visualicé sus labios rojos e hinchados. Yo los tenía igual. Tardó más de lo esperado en reaccionar a mi silencioso «lo siento». Esto no impidió que se levantara de la cama pretendiendo marcharse. Lo seguí con la mirada en silencio, no aparté mi vista ni cuando se agachó para agarrar el marco de la ventana. Sin embargo, no salió. Yo misma me sorprendí al verlo girar en mi dirección y socorrer mis latentes labios.

Fue un beso corto, una prueba de valor.

Se inclinó hacia atrás, observándome, como si intentara convencerse de lo que acababa de hacer, y después de respiraciones entrelazadas, terminamos prolongando nuestro deliberado encuentro.


***

¡Hola, mis muffin lunáticos viajeros! (khá? Ya, en serio, elijan entre muffin y viajeros) Les traigo un nuevo y beio capítulo. Sí, así iba a concluir el anterior asdf tenía muchos deseos de terminarlo y... *suspira* me gustó. Rust cayó en las garras de Onne, esto merece un brindis

  (͡° ͜ʖ ͡°)  Exijo un nombre para el shipp de Onne y Rust (͡° ͜ʖ ͡°)   

PERSONA 1: Oshe pero romance tan pronto. Me dcpxionas.

YO: Soy una mujer romántica 7u7 A menos que... *inserte risa malévola*

Dato: Desde que escuché Fetish (la song de multimedia) que quería ponerla en una historia y poj, creo que calza con esta muy bien *-*

luego leemos nos ...fin En

LOS JAMONEO TAN INTENSAMENTE QUE LO ESCRIBO EN MAYÚSCULAS PARA QUE CREAN QUE LO ESTOY GRITANDO 🌚

PD: Ah, y sí, alto autospam el que me mandé con lo de Azerion akskdkka :v DÉJENME. (Para los que se preguntan por esha, estoy trabajando en eso 7u7 Quiero convencer a cierta persona para escribirla en conjunto jujuju)


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro