Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C i n c u e n t a y c u a t r o

Capítulo dedicado a agustina_akazawa por siempre estar aquí :)

Aviso: partes de este capítulo son imágenes de lectura, esto para evitar la creación de PDF y su venta. Lamento tener que hacer esto, pero no permitiré la venta de mis historias a menos que yo lo permita.

El lugar me pareció sucio, frío y sin sentido. ¿Qué hacía yo ahí, tomando una ducha y limpiando de mi cuerpo sangre que le pertenecía a alguien más? Una persona, por Dios... De solo pensarlo volvía a aquella habitación, temblaba debajo del agua, me despedía del cuerpo sin vida de Aldana. ¿Por qué? ¿Por qué tuvimos que huir? ¿Por qué tuvo que pasar? ¿Por qué ella murió? ¿Por qué no la pude acompañar? Entonces, tras tanto cuestionamiento, venía el repudio a los hechos y a mí misma, porque nada pude hacer, porque era una persona inútil sin la habilidad.

Lo único bueno que ocurrió en ese baño, además de poder limpiarme, fue que me desahogué como quise. Lloré todo lo que no pude, Matt llegó a llevarnos en Polarize. Rust y yo dejamos a nuestros amigos allí, tirados en el suelo como si no fueran personas, sino basura.

Eso también me duele.

Shanelle me prestó de su ropa para vestirme. Con cautela y en silencio me llevó hacia su cuarto con el fin de que me vistiera. El lugar era pequeño, asfixiante, lleno de moho y de un ambiente frío que era combatido por una estufa en el rincón. Me acerqué a ella para calentar la ropa.

Sin previo aviso, la puerta se abrió. Mi corazón dio un vuelto brusco, el ruido me obligó a ponerme a la defensiva. Por supuesto, nadie de los que en ese refugio estaban entraría sin tocar, a excepción de Rust. Él también se había duchado, pero a diferencia mía, mucho más rápido. Entró vistiendo prendas propias, limpias, sin rastro de sangre.

—Lo lamento —dijo.

Caminó con lentitud hasta situarse frente a mí y se quedó estático, mirándome. Sus ojos se veían negros, con el pequeño reflejo de la estufa brillando, y sostenía la mirada con una mezcla entre lástima y calidez. Acompañé el momento con una conexión silenciosa, un juego de miradas sombrías. Él fue el primero que cedió y me inspeccionó. Su mano tocó mi mejilla y se deslizó por mi cuello, mis hombros, brazos y más lugares que tenía amoratados.

—¿Duelen?

Negué con la cabeza.

—Ninguno de ellos duele más que la muerte de Aldi —tuve que morderme el labio inferior para reprimir mis ganas de llorar, pero terminé haciéndolo cuando Rust me abrazó—. Ella no tenía que acompañarme... Volvería mil veces para impedirlo...

—Lo sé —dijo él—. Así es esta puta vida: injusta. Los mejores siempre se van primero. Pero es lo mejor, ¿sabes?, así no se contaminan de esta humanidad de mierda. Y, maldición, aceptarlo es un trayecto largo, pero ¿qué más podemos hacer? Solo queda consolarnos entre nosotros.

—No puedo. Tenía la forma de evitarlo en mí, Rust. Yo pude haber insistido en que me dejara, enojarme con ella, no involucrarla... pero me apoyé en ella, igual a como lo hice muchas veces, y ahora ya no está. La perdí. La perdimos. Los perdimos...

—No perdimos a nadie, ellos siguen aquí. No lo olvides.

Entendía qué quería decirme, no obstante, el problema es que no lo aceptaba. Asimilar lo que había ocurrido sería un problema que me tomaría tiempo.

—Te traje esto. —Era un paquete de venditas adhesivas—. Rust dijo que tienes tus manos lastimadas.

—Sí... —suspiré y las recibí, ponérmelas no fue fácil, requerí la ayuda de Shanelle y ella no puso objeciones. Aprovechó la cercanía para preguntarme sobre lo que había ocurrido, ya que Rust parecía reticente a describirlo—. Todo se fue al carajo... Rust llegó al cuarto donde estaba, Claus le dijo algo pero no recuerdo qué, y mientras eso ocurría le enterré la navaja. El instinto me llevó a actuar, lo apuñalé tantas veces... Y luego, salimos, corrimos a toda prisa en busca de Brendon y mi amiga... —necesité tomar aire y calmar las ganas de llorar otra vez—. Snake los tenía. Estaba molesto por haber asesinado a Claus y luego... nos hizo confesar quién lo había matado. Brendon se echó la culpa.

Shanelle comenzó a llorar.

—Eso es muy propio de él.

—De nada sirvió —corté su acto heroico—. Al final, mataron a los dos. Y tuvimos que dejarlos ahí...

—Apenas Rust recibió el mensaje se fue a hablar con los miembros de Bohemia —entre respiraciones cortadas y gimoteos. Ambas llorábamos—. Estaba furioso, con ganas de patear a todos. Por suerte ellos entendieron y decidieron apoyarnos. Se armaron en un parpadeo, medio planearon el ataque y se fueron... Quizás si hubieran sido un poco más cuidadosos las cosas serían diferentes.

—No sé. Lo único que quiero hacer ahora es estar con mamá, se preocupará si llega a enterarse de que...

—Ojalá pudieras hacerlo pero... así como están las cosas, lo mejor es que te quedes aquí —advirtió—. Prometo que te regresaremos a la puerta de tu casa.

—¿Puedo llamarla, al menos?

Se compadeció de mí y me entregó su celular. El aparato lucía viejo y maltratado, bastante diferente al mío o el de Rust. No llevaba una clave para desbloquearlo, acceder a la pantalla de inicio fue simple. Allí, detrás de algunas aplicaciones, se encontraba una linda foto de Shanelle en su niñez acompañada de sus padres. Entré al teléfono e ingresé el número de mamá.

—Te daré algo de intimidad —musitó Shanelle, para marcharse luego.

Sola y con el tono de marcado metiéndose en mi oído, me pregunté si realmente era necesario avisarle a mamá. Solo iba a preocuparla, seguro que al escucharla no podría contener el llanto y ella querría saber qué ocurrió. Siendo ella una mujer decidida y testaruda, no iba a dejarme sola.

—¿Diga? —Su voz me dejó sin respirar durante un instante— ¿Hola, hay alguien ahí?

Me tragué las palabras junto al pesado nudo en mi garganta. Aburrida de que le tomaran el pelo, mamá colgó. Fue ahí, sola y con el celular en mis manos, que me tenté a probar de nuevo el sabor del tiempo, las ganas de volver atrás y remediarlo todo. Por supuesto, todo quedó en un deprimente intento.

Ese era el silencio después de una muerte.

Salí para entregarle a Shanelle su celular. Afuera había un largo pasillo, oscuro como de película, con lamparillas rectangulares colgando del techo, parpadeando y moviéndose al compás de una brisa que casi no se sentía. Me dirigí hacia la sala por donde había entrado, y encontré a Shanelle junto a Rust de espaldas, en lo que parecía una charla cercana. Por poco me regresé a la habitación, no quería interrumpirlos, mucho menos quedarme a observarlos durante más tiempo como si estuviera dispuesta a llenarme la cabeza de más mierda. Opté por carraspear y hacerme notar. Ambos voltearon con seriedad, sin mostrarse sorprendidos. Los ánimos de todos estaban por los suelos, pero Shanelle intentaba mostrarse optimista.

—¿Ya hiciste la llamada? —me preguntó.

Negué.

—No me atreví a hablarle a mamá.

—¿Quieres tomar o comer algo?

Pensar en comida me regresaba a Polarize, a las pequeñas visiones de mi yo iracundo arrebatándole la vida a Claus Gilbertson.

Negué una vez más.

—¿Quieres recostarte?

—Si recostarme significa perderme del mundo un momento, por favor, sí.

La primera sonrisa de la noche fue esbozada por Rust.

—Esa es la Yionne que yo conozco —dijo y se acercó. Frente a mí me tomó de la mano con precaución, sin tocar ninguna de mis heridas, y me llevó hacia un cuarto diferente al de Shanelle.

El sitio donde se estaba quedando Rust era igual de repelente que todo el refugio, creía que en cualquier momento se atravesaría una rata corriendo o una infesta de cucarachas proclamaría el cuarto como su territorio. Por suerte, eso no pasó. Sí tuve una lucha con algunas arañas a las cuales Rust —a juzgar por el desodorante inflamable y el encendedor— les gustaba incinerar. Supongo que en algo debía matar el tiempo. La habitación contaba con un sillón-cama, una televisión pequeña y antigua, un reproductor DVD y una pequeña mesita donde estos aparatos se encontraban. Era frío, lleno de grietas y pelusas.

—¿Aquí es donde te estás quedando? —tuve que preguntar, no para salir de la duda, sino para creerlo con totalidad.

—No tienes que usar ese tono, este sitio es como una suite presidencial, Rojita.

Agradecí que actuara como de costumbre, así al menos teñía de color mi cabeza completamente negra.

Me senté sobre el sofá armado y palpé el cubrecamas.

—Voy a conseguirte un secador. Cruza los dedos para que no provoque un corte.

Se marchó y a los pocos minutos regresó con un secador viejo, con medio cable expuesto. No me dio mucha confianza usarlo, pero no podía ponerme exigente a esas alturas de la madrugada. Como me vio reacia a tocarlo, se ofreció para secarme el cabello él mismo. 

Cerré mis ojos y dejé que Rust hiciera todo el trabajo. Sus largos dedos peinaban mi cabello con una delicadeza poco común en él. Agitaba el secador y procuraba no quemarme. Su gesto me recordó a mi niñez, cuando papá hacía que me recostara a los pies de la cama, con el cabello cayendo como cascara y él secaba. Decía que era una estrategia que solo él conocía. Yo solo exclamaba: «¡wow, papá es genial».

El cosquilleo en mi mejilla me indicó que lloraba. Rust se percató de ello, apagó el secador y se colocó frente a mí para secar mis lágrimas con la manga de su sudadera. Detuve sus movimientos tomándolo por la muñeca.

—No tienes que tratarme bien por lo que pasó —advertí—. No quiero tu lástima.

—Estás equivocada si piensas así —objetó haciendo una mueca—. Lo hago porque quiero. Es mi momento de consolarte.

Terminó con mi cabello y luego pidió mi ayuda para hacer la cama. Le pregunté si hacía ese trabajo todas las noches que dormía allí, a lo que respondió que sí y le hartada pues en el colchón se sentían todos los resortes. Con el secador calentó el interior de la cama y me hizo un gesto caballeroso para que me acostara.

Me recosté y Rust se acostó a mi lado. Igual que un niño pequeño ocultándose de los terrores nocturnos, nos cubrió de pies a cabeza, creando un pequeño mundo en el que solo existíamos los dos. Parecíamos dos bebés compartiendo el vientre de una madre, frente a frente.

—Gracias por cuidarme —murmuré sin estar segura de qué tan lejos o cerca se encontraba, allí dentro todo era oscuro.

—Gracias por mantener la cordura.

Hice un viaje rápido a la habitación en Polarize y vi, de manera imprecisa, el momento en que alzaba mi brazo empuñando la navaja y me preparaba para enterrarla en el pecho de Claus.

Cerré los ojos y agité mi cabeza.

—Una parte ella, querrás decir —le corregí, sucumbiendo en la culpa—. Tengo sangre en mis manos... otra vez.

—Hiciste lo que muchos deseaban hacer con sus propias manos. No eres una heroína, pero sí hiciste justicia —murmuró de manera lenta y con voz gélida—. Era necesario, te perseguiría para siempre.

—Ya lo hacía. Él planeaba matarnos —busqué convencerme.

Rust buscó mi mano y la tomó.

—Era él o tú.

Pero yo rehuí de su tacto.

—Pudiste haberme detenido —me removí para hacer un ovillo, esconderme todavía más de mi propio mundo o, tal vez, de mis impertinentes pensamientos—. Esto se siente como la mierda.

—Sí... Yo también maté a personas hoy, pero... aunque me pesa la conciencia, más grande es el dolor que siento por Brendon —confesó. Su voz imponente, llena de confianza, había perdido su tono al mencionar a su fallecido amigo—. Creí que formar parte de esto me prepararía para la muerte, ya había asumido las consecuencias de lo que podría pasar si las cosas se ponían turbias, con Ramslo y Jaho, pero pensar y sentir son dos extremos muy diferentes.

Suspiré y al percibir una corta ráfaga de aire contra mi rostro, deduje que Rust había hecho lo mismo. Estaba más cerca de lo que creía e igual de abatido que yo.

—Cuéntame algo —le dije a modo de distracción.

Se tomó un tiempo para pensar.

—De niño... —comenzó a hablar— No te vayas a reír, eh. De niño me gustaba creer que cada órgano de mi cuerpo tenían vida. Personificarlos.

—¿Cómo?

—Es decir darle rasgos o capacidades a cosas o animales para representarlos como...

—Me refiero a cómo los personificabas —repliqué con obviedad, repelente a escuchar una más de sus definiciones de diccionario.

—Ah... No sé, los imaginaba con ojos, boca y brazos. Era como si dentro de mi cuerpo hubiese un universo. El corazón y el cerebro eran los mandamás de ahí, pero tenían cierta rivalidad. Lo que pensaba el cerebro no lo sentía el corazón, lo que sentía el corazón, a veces, le parecía absurdo al cerebro. Competían por tener la razón, como de esta forma justificara algunos de mis actos.

Muy él.

—Ya entiendo por qué eres un impulsivo.

—Tiene sentido —aceptó sin ocultar el dejo de orgullo en su voz—. Ahora me dedico a no escuchar a ninguno, todo está en silencio.

Ojalá yo pudiera hacer lo mismo.

De pronto, recordé la historia que Claus me contó antes de querer asfixiarme.

—Cuando estaba atada, antes de que ustedes llegaran, Claus me contó que tú y él eran amigos de niños, pero que después de que confesó sus sentimientos por ti, te alejaste. Por eso el resentimiento.

—Esa es una mentira. Él y yo nunca fuimos amigos, lo recordaría. Si hay algo real de lo que contó ahí, es que alguna vez fue un niño, nada más. Gilbertson siempre fue un misterio, solo enseñó lo que él quería mostrarle a los demás. ¿Qué hubo detrás de su verdadera persona? Creo que eso jamás lo sabremos.

Me acomodé en la cama y miré la oscuridad que se formaba. Era la nada misma, lo mismo que veía al intentar pensar en el pasado de Claus.

—¿Qué convierte a una persona en el villano?

Rust se acercó y murmuró:

—Sus convicciones.




¿Veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen? Les dije (en ig) que este sería un capítulo tranquilo, pero tiene mucho significado. :) Pronto todo volverá a alocarse un poquito harto... 

Les recuerdo que quedan 6 capítulos para acabar esta historia. ¡Muy poco! Díganme, ¿qué cosas hay pendientes? 

He dejado una pequeña pista en este capítulo 7u7 Si la descubres eres una persona muy inteligente y no sé qué haces en wattpad, anda a resolver crímenes weee

En feeeeeeeeeeeeeeen <3 Síganme en mis redes sociales porque siempre ando molestando por ahí, y porque el buzón de Wattpad no me carga nunca :'( Hace poco les pedí su opinión con unas historias y estuvo muy entretenido leer lo que les gusta :) 

IG: @nosoyvioleta

Twitter: @vhaldai

Fb: @soyvhaldai

Pasen por mi perfil y agreguen a sus bibliotecas El arte de la ironía 7u7 Es mi nueva no-tan-nueva historia cliché de alumna-profe <3 Y de paso conocen a mi personaje femenino favorito: Mandy bb.

Ah, por cherto, si buscan UBBLL en Wattpad, se eliminó :( No la tengo en mis publicaciones ni en borradores, fue víctima de un bug. Ya mandé un ticket para que lo solucionen.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro