Capítulo 42
Penúltimo capítulo
Despierto sin recordar en qué momento me quedé dormido, seguimos en la tienda oscura iluminados por las linternas, no soy el único que se ha quedado dormido, Wheein y Jimin están recostados con la cabeza en el otro teniendo sus ojos cerrados. Las dos hermanas que apenas conocemos están junto a la vitrina que obstaculiza la puerta, están sentadas en el suelo, la pelirroja luce más preocupada que su hermana. TaeHyung está en una esquina echando un ojo a su arma, EunWoo está a su lado con la cabeza inclinada hacia atrás y...
— ¿Estás bien? —MoonByul se sienta a mi lado.
— Un poco—aclaro mi garganta— ¿Los zombis siguen allí afuera?
— No lo sabemos, no podemos esperar a la noche tampoco.
Vuelvo a mirar a las dos hermanas, la castaña le dice algo, pareciera que intenta ayudarla a mantener la calma.
— Me recuerdan a GaRin y su hermana—susurro—Eran unidas como ellas.
— ¿Cómo sabes que están unidas?
— Se nota en ellas, sólo míralas.
— Yo veo que una está más preocupada que la otra.
La castaña se levanta acercándose a EunWoo, tanto él como Tae se incorporan dirigiéndose a la puerta. Me levanto al igual que MoonByul, despierto a Jimin y Wheein antes de que abran la puerta. Los chicos están apuntando listos para disparar, pero no es necesario, la puerta está libre, lo malo es que hemos perdido la mayor parte del día.
— Será mejor volver—DaHye toma su pistola de su espalda—Anochecerá en poco tiempo.
— ¿Tienen dónde quedarse?
Wheein insiste en juntarnos con sobrevivientes.
— Sí, estamos en las vías del metro con los demás...
— ¡Unnie! —reprocha su hermana.
— Son sobrevivientes como nosotros—la castaña mira a EunWoo—Pueden venir si quieren.
— ¿Estarán bien si saben que vamos? —Jimin duda—Somos extraños...
— Todos somos extraños, pero debemos trabajar juntos—sonríe un poco—Si se sienten incómodos tienen completa libertad de irse.
MoonByul intercambia una mirada conmigo, todos esperamos respuesta de EunWoo quien acepta después de pensarlo.
...
— ¿No se supone que es peligrosa la oscuridad? Los zombis buscan de ella—comenta Tae siguiendo a DaHee de cerca, hemos llegado a la estación del metro, nuestros pasos hacen eco, no hay nada de luz, me causa un poco de ansiedad, las linternas nos iluminan y MoonByul se mantiene cerca de mí.
— Cierto, pero esta zona es segura.
— Cuando llegaron las bombas y los militares destruyeron ciertas zonas muchos se escondieron aquí abajo—la pelirroja abre la puerta de la tercera edad para que podamos pasar.
— ¿Qué fue lo que pasó? —pregunta Wheein.
— De repente el contagio aumentó, la comida que estaban entregando venía contaminada—DaHee baja las escaleras automáticas que se encuentran paralizadas. Todos vamos en fila, la pelirroja va detrás de mí y en frente está Wheein con Jimin—Las personas enfermaron, eso pasó.
— EunWoo es militar—dice Tae—No sabía de esos planes.
— Los ayudé a salir del refugio de Daegu—saltamos hacia las vías del metro—Estaban experimentando con los jóvenes más vulnerables.
— Me alegra no haber ido—dice la castaña.
— Muchos de los que han estado con nosotros se han ido por diferentes razones—DaHye al saltar casi tropieza de no ser porque tomo su brazo—Gracias.
— No hay de qué.
— ¿Cuántos son actualmente? —MoonByul se adelanta.
— ¿Doce tal vez?
— Es un poco difícil cuando hay un bebé de por medio.
— ¿Tienen un bebé? —eso no me gusta mucho.
— Mi sobrina tiene un año apenas—dice la pelirroja—Pero insistimos, pueden irse cuando quieran.
Caminamos por unos minutos en silencio, no se escucha nada más que nuestros pasos, las voces se van haciendo más claras, distingo algunos vagones del metro paralizados a mitad del túnel, hay algo parecido a una fogata que trae un poco de luz. Una niña de cabello castaño claro baja del vagón y sale corriendo a nosotros.
— ¡Omma!
La pelirroja sonríe acercándose a ella hasta cargarla. Jamás hubiera imaginado que tenía una hija.
...
La mayoría aquí son hombres, son siete chicos, dos mujeres (las hermanas Lim) y dos niños, la bebé de DaHee y la niña de DaHye. Según dicen había más personas, pero poco a poco fueron tomando su camino.
— También éramos un grupo grande—dice Jimin con nostalgia—La diferencia es que...no todos tomaron su propio camino.
— No conozco a alguien que no haya perdido lo que más quiere—comenta JaeBum quien parece ser el líder, de hecho, él es el padre de la bebé que tiene DaHee.
— Dijiste que eras militar, ¿No? —Jackson mira a EunWoo—¿No estarán buscándote ahora mismo?
— No creo que les importe mucho, deben pensar que morí en el refugio con los ataques.
Ya todos estaban al tanto del refugio en Daegu.
— Las chicas nos contaron sobre la comida contaminada que ofrecía el gobierno—Tae interviene—¿Sus familias...?
— La mayoría de mi familia está en Estados Unidos—dice Mark—No sé nada sobre ellos, el último mensaje que recibí fue de mi madre pidiendo que me cuidara e intentara regresar lo más pronto posible.
— ¿No eres de aquí? —pregunto.
— No, nací en Los Ángeles, California. Mi madre es de Taiwán y mi padre es americano.
— ¿Tienes hermanos?
— Tengo tres, todos en Estados Unidos.
Cada uno cuenta lo sucedido con sus familias y han sufrido pérdidas como nosotros, aunque algunos murieron por la comida envenenada, EunWoo de repente luce muy serio además de incómodo, alguien toca mi pierna, bajo la mirada encontrando a la hija de DaHye, su cabello es largo y castaño muy claro, sus ojos son iguales a su madre.
— Ahjussi, se le ha caído esto—me entrega la foto. Es la foto de la familia Lee, supongo que habría caído de mi bolsillo.
— Gracias—vuelvo a guardarla.
— ¿Quiénes son esas personas?
— Mi familia.
— ¿También los perdió?
— Sí.
— Yo también perdí a mi padre—dice—Omma dice que ellos siempre nos acompañan, aunque no podamos verlos—levanta su cabeza para verme.
— ¿Cómo te llamas?
— Lee GaRin.
— ¿Qué?
— GaRin—su madre aparece tomando su mano—Lo siento, ¿Estaba molestándote? —no puedo responder. ¿La niña se llama así o escuché mal? No, debe ser una simple...casualidad. DaHye carga a la niña alejándose mientras le dice algo.
Para los que digan que es muy cliché les comentó que no, a veces podemos conocer a alguien que se llame igual a otra persona, a mí en lo personal me ha pasado.
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