veintidós
Lisa's pov:
(+16)
Taeyeon estaba de rodillas acariciando mi miembro con la mano mientras lo llevaba a su boca y lo lamía cual paleta.
Ella es buena en ésto.
—¿Te gusta, eh? —gemí apoyada en mis codos.— Lo haces muy bien, Tete.
La castaña tomó la punta entre sus labios y lo metió en su boca, ni siquiera alcanzaba a llegar a la mitad sin embargo yo me sentía en las nubes. Acariciaba todo lo que quedaba fuera de su boca mientras sentía mi glande ser masajeado por su lengua y labios.
—Quiero follarte. —dije rápidamente.
Mi móvil comenzó a sonar indicando una llamada entrante. Me estiré en el sofá tomándolo y vi que era el número de Jennie, colgué a la primera.
La segunda vez que volvió a llamar decidí contestarle.
—¿Hola? —pregunté aclarando mi garganta mientras Taeyeon seguía en lo suyo.
—Hola. ¿Estás ocupada? —preguntó.
—No.. —solté un suspiró al ver como Taeyeon pasaba su lengua desde el único hasta el final de mi miembro.
—¿Te estás follando a alguien? —dijo ella molesta.
—No. ¿Quién te crees que soy?
—Alguien que piensa con la cabeza con la que no debería. —gruñó.
—¿Qué quieres, Jennie? —dije y Taeyeon se detuvo.— No, no. —supliqué y ella siguió masturbándome.
—Joder. Eres asquerosa. No interrumpiré tu follada. Disfrútala.
Colgó.
Joder.
—Lo siento, linda. —dije rápidamente a Taeyeon.— Tengo que hacer una llamada, Jennie no me ha dicho y quiero corroborar que mi hijo esté bien.
Taeyeon asintió y se levantó. Comencé a vestirme mientras marcaba el número de Jungkook.
[•••]
Caminé rápidamente por el hospital buscando a Jennie con la mirada. No la vi.
—Disculpe. Señorita. —llamé la atención de una enfermera castaña. Linda, por cierto.— ¿Sabe dónde está pediatría?
—¿Viene por alguien? —preguntó.
—Leo Manoban. Kim, perdone... Leo Kim.
—Oh, sí. Está con su madre, ¿qué desea?
—Soy su otra madre, Jennie me ha dicho que venga aquí.
Mentira. Jungkook le ha preguntado a Taehyung para que pueda venir hasta aquí.
—Oh, sígame.
Comenzamos a caminar por un pasillo amarillo y con pegatinas de caricaturas. Me señaló una puerta.
—Ahí están, el doctor ya lo ha revisado, solamente esperan a que el medicamento termine de pasar por la intravenosa.
Asentí lentamente.
—Gracias, señorita.
Caminé hasta la puerta, toqué dos veces y la abrí.
—¿Alguien pidió una Manoban? —pregunté y Jennie giró los ojos.
—Sí, ese fui yo. —dijo Leo con una sonrisa que me robó el corazón.— Te tardaste.
—Lo siento. El tráfico, ya sabes. Ya estoy aquí, ¿cómo estás de la pancita? —pregunté caminando hasta él.
Levantó su camiseta y vi un par de parches.
—Me inyectaron para hacer exámenes. Es... ¿Cómo se dice, mami? —preguntó girándose a Jennie.
—Alergia alimentaria. —dijo Jennie.— Aparentemente el queso de las pizzas le hace mal.
—Joder. —dije yo y Jennie me fulminó con la mirada.— No quise decirlo, lo siento.
—¿Qué es joder? —preguntó Leo.
—Lisa. —me regañó Jennie.
—Nada que debas decir o tu madre va a matarme. —dije rápidamente.
Él asintió.
—Mami, no la mates, por favor. Nos estamos conociendo. —suplicó Leo y Jennie mordió su labio inferior.
Recosté mi rostro junto al de Leo y comencé a acariciar su pancita.
—¿Te duele? —pregunté y él negó.
—Es muy relajante recibir caricias en la pancita, me gusta. —murmuró cerrando los ojos.
—A mi también... —murmuré observando a Jennie.
Flashback:
—Me duele. —me quejé.
—Te dije que no comieras tanta pizza. —murmuró Jennie recostándose tras de mí. Levantó mi camiseta y puso su mano sobre mi abdomen acariciándolo.— Te acariciaré la pancita hasta que te duermas, ¿te gusta esa idea? —preguntó.
—Sí, pero no te vayas. —murmuré.— Quédate aquí.
—Debo irme a hacer el trabajo con Jongin, amor... Pero te llamaré a la noche y haremos una llamada.
—¿Me dirás cosas sucias? —pregunté burlona y ella besó mi cuello.
—Todas las que quieras.
Interesante.
Fin flashback.
Leo había caído dormido de inmediato. Jennie me observó en silencio.
Su rostro estaba serio, recorrí con la mirada sus labios, el lunar en el párpado de uno de sus ojos y sus ojos café que me miraban sin expresión. Son los ojos más bonitos que he visto en mi vida.
—¿Por qué no me dijiste? —pregunté luego de unos minutos.
—Porque estabas follándote a Taeyeon. —susurró.
—¿Cómo sabes eso? Estás paranoica. —dije girando los ojos.
—¿Me equivoco? —preguntó molesta.
—Claro que sí, aún no follabamos. —dije rápidamente— Interrumpiste en la parte previa a eso.
—Wow, estabas follándole la boca. Hay mucha diferencia. —gruñó.
—Estás muy insoportable hoy.
—Cállate, ni siquiera sé por que viniste.
—¿No es obvio? —dije indignada.
—No.
—Por mi hijo y su pancita adolorida. —dije rápidamente.— No vine a verte. No te creas tan especial.
—Claro, yo no soy Taeyeon. Lo olvidaba. —dijo algo... ¿Celosa?
—¿Y a ti qué te importa? —dije molesta.— Ni siquiera sé por que odias a Taeyeon, ella me hace bien, tú me haces mal, tú follaste conmigo y luego te alejaste de golpe. —giré los ojos.— Pasaron meses desde eso, supéralo.
—Tú supérame. —dijo ella engreída.
—Yo no elegí que me gustes, Jennie. —suspiré.— Y créeme que es horrible que te guste alguien que no quiere nada contigo y te trata como la peor mierda del mundo, pero claro, finges que te importa con tus estúpidos celos sobre la mujer que pasa tiempo conmigo.
—No estoy celosa. Tú no me gustas, no sé que pasa por tu cabeza al creer que me gustas.
Auch... Juro que he intentado que Jennie deje de gustarme el último tiempo... Y poco a poco me gusta un poco más Taeyeon, pero... Jennie es... Jennie, a nadie le deja de gustar Jennie.
—Nunca dije que yo podría gustarte. —murmuré apartando la mirada.
—Entonces déjame en paz. —dijo molesta.— No estoy celosa de tu estúpida novia, pero te he llamado por tu hijo y colgaste.
—¡Creí que era algo sin importancia! ¡¿Por qué te molesta tanto?! —susurré alterada.
—Porque hace cuatro años hiciste lo mismo, ¿crees que confío en que estarás aquí para cuando Leo te necesite? —dijo y su voz se quebró.
Salió de la habitación rápidamente y la seguí. Vi a una enfermera y le pedí si podía vigilar a mi pequeño mientras iba por un café. Ella accedió y yo seguí el paso de Jennie hasta un baño.
—¿Qué haces aquí? ¡Vete! —gritó.
—Jennie, por favor. Esto no nos hace bien. —dije rápidamente.— ¡Te pedí perdón! ¡Quiero estar con ustedes!
—¡Querías estar conmigo hace cinco años y te fuiste!
—¡Era diferente! —grité.— ¡Todo lo hice mal! ¿Bien? ¡Me arrepiento todos los días desde que llegué, Jennie! —grité.— ¡Me gustas mucho, pero sólo te pido que me dejes acompañarlos!
Ella se quedó en silencio.
—No sé si confiar en ti.
—Jennie, es mi hijo... Yo lo amo y quiero ayudarte en ésto. Somos sus madres, él no debería vernos ni oírnos discutir... Por favor. Déjame acompañarlos. —susurré.— Yo realmente te amé y si pudiese haber evitado tomar el avión que me alejó de ti... Lo haría, pero ya no puedo...
Jennie se quedó en silencio. Estiré mis brazos y ella se acercó a mi para abrazarme. Apoyé mi mentón en su cabeza y ella pegó su rostro a mi pecho.
Escuchamos como alguien dejó correr el agua dentro de un cubículo y luego salió una abuela. Nos observó fijamente.
—Agh. Ésta juventud. —gruñó con asco y salió del baño rápidamente.
Ambas comenzamos a reír.
—Isti jivintid. —la imité.
Jennie no dejaba de reír contra mi pecho. Olfateé levemente el perfume en su cabello y dejé un beso sobre él.
—Anda que una enfermera se ha quedado con Leo y probablemente despierte.
—Le hablará sobre vacas. —murmuró Jennie.— Siempre al despertar habla de las vacas.
—¿Le gustan las vacas? —pregunté y ella asintió.— No sabía, por eso siempre quiere hacer una granja de vacas en minecraft.
—Por favor no le regales una vaca. —dijo ella rápidamente.— Con Skate y Jake peleando todo el día es suficiente.
Solté una risotada.
—Me gustaría ver eso.
—Los grabaré y te enviaré el vídeo. —murmuró y nos separamos.
—Acepto.
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3/3
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