treinta y seis
Jennie's pov:
—¡Mami! —gritó Leo molesto.— ¡Mamá! —insistió.— Mami.
Lo vi parado tras de mí jalando mi pantalón.
—Mami, mami...
—Dime, amor. —dije rápidamente.
—La cama está mojada —murmuró.—. Lo siento, es que no me di cuenta y la he mojado. Lo lamento tanto.
Observé a Leo.
—¡Pero ya me quité mis bóxers! —dijo emocionado.— Yo solito y así no te ensucias las manos.
Sonreí y lo tomé en brazos.
—Vamos a bañarte, amor. Luego limpiaré tu cama.
Leo me observó con una sonrisa en el rostro mientras lo bañaba. Le gusta el agua, le gusta la ducha y todo eso.
—Mamá. Quiero preguntarte algo. —murmuró.
Lo observé y él quitó mis manos de su cuerpo.
—No me bañes aún —gruñó.—. Yo solito.
—Bien, tu solito. ¿Eso era?
—No. Es sobre mami —murmuró.—. Es que la extraño.
—Oh... —sonreí.— Yo también. Deberíamos llamarla, aunque tal vez esté ocupada y ya la vimos en la mañana, nos fue a dejar a la escuela, ¿recuerdas?
—Sí, pero... Yo quiero que viva aquí con nosotros, porque así somos una familia.
—Amor... Eso no es posible —dije rápidamente.—. Tu mami tiene su casa y... Sí, somos una familia, pero no estamos juntas, no...
—¡Pero se dan besitos! —se quejó.— ¡Y yo quiero que viva aquí!
Se cruzó de brazos molesto.
—Leo.
—No, fuera.
—Leo, por favor.
—¡No, mamá! —gritó molesto.— ¡Fuera, fuera!
Suspiré y salí del baño. Sabía que no duraría mucho. Escuché el timbre de la puerta.
—¿Leo? —pregunté y mi hijo me ignoró. Es un resentido.— Amor, iré a abrir la puerta, ya vuelvo.
Abrí la puerta del baño y el pequeño se giró molesto nuevamente.
—Te amo. —dije con una sonrisa.
—Yo también, vete. —gruñó dándome la espalda.
—Eres hermoso —insistí.—. Y lo mejor que me pasó.
—Adiós.
—Y eres el bebé de mamá, ¿lo sabes, no? —pregunté insistente.
—Sí, lo soy, adiós.
Resentido.
Bajé las escaleras en cuanto salí de la habitación de Leo. Llegué a la entrada y abrí la puerta. Lisa estaba tras ella atando sus agujetas.
—Hola, Jen. —murmuró levantándose. Se acercó a besarme y yo me colgué de su cuello feliz de verla.
—Te extrañé. —murmuré. Ella hundió su rostro en mi cuello y comenzó a caminar conmigo en brazos.
Cerré la puerta con un pie mientras Lisa aún me sostenía en brazos besando mi cuello suavemente.
—También te extrañé, Jungkook me ayudó a instalar algunas cosas en casa, ya sabes, repisas y tal. Ya quedó todo listo y... Quería venir a verlos... —susurró volviendo a besarme en los labios.
—¿Te quedas a cenar? —pregunté y ella asintió.
—¿Necesitas ayuda con eso? No sé hacer mucho, pero puedo aprender. —murmuró.
—Quédate con Leo si gustas, no es necesario.
—De verdad quiero ayudar.
—Te enseñaré entonces —murmuré.—. Leo está molesto.
—¿Por qué?
—Nos vio besándonos y quiere que vivamos juntos como familia, así que se molestó al saber que no estamos juntas.
—Eso se resuelve muy fácil. —dijo ella.
—¿Cómo? Es muy resentido, y cuando cree que algo pasa de una forma es difícil hacerlo cambiar de parecer, es... Literalmente tú en una versión pequeña y malhumorada.
—Shh... —me hizo callar.— Seamos novias. Así de fácil.
—¿Y nos vamos a vivir juntas después de largos cinco años queriendo clavarnos un cuchillo en el cuello? —pregunté.— No, Lisa. Es muy pronto, ninguna es como era antes y...
—Así no dijo la chiqui. —gruñó Lisa.
—Tus viajes por latinoamérica te pusieron extraña. —murmuré y ella soltó una risita.— ¿Qué significa eso siquiera?
—Realmente no lo sé —admitió.—. Lo siento. Me siento presionada, ¿cuánto quieres que haga notar que los quiero y que me gustas? Quiero estar con ambos, y no me iré a ningún lado, incluso si no funciona entre nosotras, seguiré en la vida de ambos.
—Lisa... —murmuré.
No sé que decir, realmente tengo miedo de que se vaya nuevamente, pero ya no soy la misma chica de veinte años que veía su vida desvanecerse por perderla. Ahora tengo a Leo, mis prioridades cambiaron, mi prioridad es mi hijo y su crianza, nada más. Luego de eso sigo yo, claramente y ahí es donde entra Lisa porque es lo que quiero, pero... Si se va, no me quedaré de rodillas a llorar, porque ya no soy la misma persona que era.
—Déjame demostrarte que es verdad, dame una sola oportunidad —murmuró.—. Anda, di que sí.
Tomé su rostro y la besé mientras ella ponía sus manos en mo cintura.
—Bien, pero... Vamos lento. Confío en ti, pero vivir juntas es demasiado y... Ser novias...
—Es sólo un título, Jennie —murmuró.—. Te prometo que haré que antes de los seis meses juntas estés deseando pasar el resto de tus días conmigo —susurró rozando mis labios.—. ¿Quieres intentarlo?
Iba a contestar pero escuché a Leo llamarme por lo que pude salvarme de contestar aquella pregunta. ¡No es que no quiera! Me asusta.
Me asusta mucho.
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