treinta y dos
Lisa's pov:
—¿Te gustan las papitas? —pregunté y Leo asintió acariciando al pato sobre su abdomen.— ¿Quieres papitas?
—Mami no me deja comer papitas, ve y pregúntale. —murmuró mientras observabamos a Jennie.
—No, pregúntale tú.
—Me asusta. —gruñó él.
—¿Y crees que a mí no? —pregunté de la misma forma.
Jennie se acercó a ambos con papitas y Leo le agradeció.
—Pocas, o te dolerá el estómago. —moví mi mano al paquete de papitas y ella lo alejó.— Lo mismo para ti.
—Jennie. —gruñí.— Ya soy grande.
Ella giró los ojos y se sentó en el sofá de junto. Comenzó a comer helado y Leo siguió en lo suyo mientras la película avanzaba.
La película era aburrida, y realmente ninguno de los tres prestaba mucha atención. Leo quería sus papitas, Jennie me lanzaba miradas cada tanto y nos sonreíamos sin embargo intentabamos no hacer nada delante de Leo para no confundirlo, o que se hiciera ideas de algo que podría no funcionar.
—Quiero hacer una siesta. —murmuró Leo bajando del sofá.— Ya no quiero papitas.
Subió corriendo con su patito en las manos y el cachorro corriendo tras él.
Jennie y yo lo escuchamos cerrar de un portazo.
—Y aún no tiene dieciséis. —bromeé.— Yo soltaba la puerta así cuando discutía con mamá o papá.
—Recuerdo como discutías con ellos. —murmuró Jennie subiendo sobre mi regazo.— Necesitaba ésto... Así que le dejaremos pasar el portazo. —susurró contra mis labios.
(+18: Contenido Adulto)
Pasé mis manos por su trasero y dejé una nalgada fuerte en el. Ella se quejó y acaricié aquella zona subiendo mi mano por el espacio suelto de su short.
—Lisa... —gimió ella.— No. Basta, puede bajar.
—No, no bajará... Sólo quiero acariciarte. —murmuré besando su cuello y ella abrió sus piernas poniéndolas a cada costado de mis muslos. Su short de tela era delgado, podía sentirla sobre mi miembro y realmente no sé cuanto podré aguantar.
Jennie lo notó y comenzó a besar mi cuello con suavidad, mis manos pasaron por su espalda y sus caderas comenzaron a menearse lentamente sobre mi regazo. Mi miembro comenzaba a levantarse como si fuese... ¡Un soldado obediente! Joder. Odio a Limario en ocasiones.
—Jennie... No me provoques. —gemí de forma ronca.— Sabes que no voy a soltarte... —gruñí tomando su cadera con fuerza.
—Tal vez no quiero que me sueltes... —gimió ella sintiendo mi miembro duro bajó su sexo.— Mierda...
—Basta... Dijiste que no podemos, ésto no es justo. —gruñí.
—Las reglas las pongo yo, Lili. —susurró ella en mi oído.— Siempre ha sido así.
—No lo recuerdo... —murmuré.
—Haré que lo hagas. —susurró.— Bésame...
Jennie mordió mi labio inferior y siguió frotándose contra mí.
—Jennie... —gemí al sentirla comenzar a frotarse con mayor rapidez.— Acabaré en mi ropa y no quiero eso.
—Luego te duchas... Te encantaba que me frote contra ti. —gimió ella contra mis labios.
Mis manos en su cintura apretaban esperando detenerla. Su sexo se presionaba contra mi y yo estaba viendo estrellas. Intentaba pensar en otra cosa y no sentir nada ante su roce, pero era imposible.
—Jennie... No... —gemí sintiendo que estaba cerca.— Mierda, no, no...
Jennie siguió moviéndose de forma pareja mientras gemía en mi oído cosas... Poco aptas.
—¡Mamá, ven! —gritó Leo desde arriba. Jennie siguió moviéndose y yo sentí que mi orgasmo estaba por llegar.— ¡Mami!
—Ya voy. —dijo Jennie rápidamente.
—¡Tú no! —gruñó Leo.— ¡La señora mamá!
Jennie se detuvo y yo me dejé ir en mis pantalones. Apreté su cintura y sentí mis boxers húmedos.
—Mierda. Joder. —gruñí.— ¡Éste es el peor momento para llamarme! —gruñí por lo bajo.
—Ya eres una madre sexy... ¿No? —murmuró en mi oído.— Ve a cambiarte, ayuda a Leo y luego te das una ducha.
La besé con brusquedad molesta por la enorme mancha en mi pantalón. No podré volver a usarlos.
[•••]
—¡La cena es deliciosa! —dijo mi hijo emocionado.— Me gustan las ensaladas.
—Esa ensalada la hizo tu madre. Ella es increíble aderezando. —murmuré.
Jennie sonrió.
—Termina eso para que reposes y luego te des un baño. —dijo Jennie observando a Leo.
Leo le sonrió y asintió mientras continuaba comiendo de su ensalada, que realmente era ensalada para todos, pero él se ha adueñado.
[•••]
Jennie me ha dicho que lo bañaremos ambas. Me asusta, ya que jamás he bañado a un niño.
Mi pequeño está en la tina sentado mientras tiene algunos juguetes que le compré allí.
Utilizamos jabón de bebé, ya que Jennie siempre trae cosas que pueden servirle a Leo, a mi no se me habría ocurrido. Comencé a anotar en mi móvil cada cosa para comprar y tener en el baño de Leo.
El pequeño estaba feliz mientras su madre masajeaba su cuerpo. Jennie dejó un poco de espuma y la puso en mis manos.
—En su espalda, tal y como te tallarías. —murmuró. La observé con temor. Leo se ve tan frágil, me da miedo lastimarlo. Tomó mi mano y la puso en la espalda de Leo. Movió la suya encima indicando como debía hacerlo.— No le harás daño, Lisa.
Leo siguió en lo suyo como si nada ocurriera. Seguí ayudando a bañarlo y Jennie fue en busca de la toalla.
—Mamá, quiero salir ya. —murmuró Leo estirando sus brazos.
—Tu madre ha ido en busca de la toalla. —murmuré sentándome en el suelo. Él negó.
—Te hablo a ti. —murmuró.— Anda, mamá.
Sonreí ampliamente y lo tomé en brazos. No me importó que mojara mi camisa, solamente quería abrazarlo.
—Mami estoy desnudo. —gruñó.— Se me ven las pompis.
Jennie llegó y lo envolvió en la toalla antes de llevarlo dentro para secarlo.
Me dijo mamá.
Joder.
[•••]
—Y buenas noches, Skate. Buenas noches, Jake. Buenas noches mamá y mami. —susurró bostezando.
Ambas besamos la cabeza de nuestro pequeño y salimos en silencio de su habitación.
—Le gustan las historias, eh. —murmuré y Wanda asintió.— ¿Siempre habla tanto antes de dormir? Llevábamos una hora allí hablando sobre vacas.
—Oh, sí. Todo el tiempo, le encanta hablar. —murmuró.— Y lo peor es que siempre habla de lo mismo, hay que quererlo así.
Ella y yo comenzamos a reír.
—Leo es increíble. Me dijo mamá.
—Escuché. —murmuró.— Te llamó mami también.
Jennie tomó mi cintura y nos detuvimos a vernos fijamente unos segundos. Me besó cortamente y yo seguí el beso.
Me separé lentamente y acaricié su rostro.
—¿Quieres ver una película en mi habitación? —pregunté.
—Claro, vamos. ¿Puedo elegir la película? —preguntó ella.
Caminamos hasta la habitación que estaba en el piso de abajo. Jennie se recostó en la cama y mordió su labio inferior cerrando los ojos.
—Tu cama es increíble. —murmuró.— Es muy cómoda.
—Ya sé, Jungkook usa de éstos por sus dolores de espalda, me recomendó comprar uno, es suave y se acopla.
Me recosté a su lado y tomé el control remoto.
—¿De verdad prefieres ver una película? —preguntó ella observándome fijamente.
—¿Y qué sino?
(+18: Contenido Adulto)
Ella subió su mano por mi pecho y se acercó a besarme.
—Acabar lo que dejamos a medias hace un rato... —susurró sobre mis labios.— ¿Qué opinas?
—Me gustaría.. —susurré.— Tengo condones en el baño, ya vuelvo.
Me levanté en busca de los preservativos. Los tomé y volví a la habitación.
—¿Por qué tienes condones en tu casa? —preguntó en un tono algo celoso.
—Oh, no lo sé... —dije de forma sarcástica.— Tal vez por... Ti. —gruñí.— ¿Por quién más? No voy entregándole mi semilla a cualquiera.
Jennie comenzó a reír y yo bajé mi bragueta rápidamente.
—Tienes prisa. —murmuró ella y yo asentí.— Ven...
Palmeó la cama y me senté a su lado, ella metió la mano bajo mi bóxer y comenzó a besarme.
—¿Y el juego previo? —preguntó contra mis labios. Su mano tomó mi miembro que seguía sin erectarse y comenzó a acariciarlo.
Su lengua jugó con la mía buscando más espacio dentro de mi boca. Llevé mi mano hacía uno de sus senos acariciándolo lentamente.
—Quítate la ropa. —susurré.
Jennie se sentó en la cama quitando su camiseta y sujetador mientras yo me acariciaba observándola. Sus pantalones también cayeron y cuando terminó por desnudarse, yo imité sus acciones. Cuando ambas estuvimos completamente desnudas ella siguió acariciando mi miembro.
Poco a poco lo vimos completamente erecto mientras nos besabamos.
—Quiero que me folles... —gimió contra mi boca. Abrí el preservativo y ella me ayudó a acomodarlo con la boca.
Comenzó a darme sexo oral con el preservativo puesto.
—Joder... Así el látex no se siente tan mal... —gemí tomando su nuca y penetrando su boca con suavidad.
Jennie me masturbó unos minutos más y luego se detuvo sentándose a mi lado mientras me besaba.
Sonreí tomando su cintura y ayudándola a subir sobre mi regazo mientras yo me sentaba en la cama. Jennie tomó mi miembro y lo puso en su entrada comenzando a bajar lentamente por el.
—Mierda... —gemí apretando mis manos en su cintura. Ella tomó una respiración profunda antes de comenzar a subir y bajar de forma constante. Mis manos acariciaban su espalda mientras besaba su hombro. Jennie no dejaba de gemir mi nombre por lo bajo. Mi miembro desaparecía dentro de ella y podía notar lo húmeda que estaba solamente bajando la vista a su sexo.
—Lili... Más rápido. —gimió deteniéndose por un momento. Tomé su cintura dejándola bajo mi cuerpo y comencé a embestirla con rapidez. Sus uñas se clavaron en mi espalda y escondió su rostro en mi cuello. Mis embestidas eran cada vez más duras esperando el orgasmo de Jennie que parecía estar próximo.
—Lili. —gimió un poco más fuerte y decidí cubrir su boca para hacerlo más excitante. Jennie me observó fijamente mientras seguía embistiéndola.
Nos saltamos cualquier tipo de caricia romántica solamente para unir nuestros cuerpos.
—Mierda. Estoy cerca... ¡Lili! —gimió muy alto.
—Shh... —murmuré.— Despertaremos a Leo.
Sentí las paredes de Jennie contraerse contra mi miembro y se aferró aún más a mi espalda clavando sus uñas.
Se vino y decidí recostarla de lado. Ella separó las piernas y yo me recosté tras ella hundiendo mi miembro nuevamente en su entrada. Una de mis manos fue directamente a su cuello mientras me hundía lentamente en ella y volvía a salir repetidas veces.
Jennie solamente mordía su labio inferior tratando de no gemir tan fuerte como lo hizo antes.
Mantuve un ritmo constante en mis embestidas gimiendo contra el oído de Jennie, ella apretaba la sábana sintiéndose cerca. Ella giró su rostro besándome con desperación entre gemidos y jadeos.
Ambas llegamos al orgasmo luego de unos minutos más de embestidas. Cuando acabe salí de ella procurando que el preservativo no quedara dentro.
Me deshice de el en el baño y cuando regresé a la habitación Jennie llevaba una de mis camisetas puestas.
—Te ves preciosa. —murmuré.— No recordaba lo mucho que amaba verte con mis cosas.
Jennie sonrió levemente.
—¿Dónde dormiré? —preguntó y yo apunté mi cama.— ¿Y tú?
—El sofá. —murmuré.— Me vestiré y...
—Duerme conmigo. —murmuró Jennie.— Así podemos... Charlar sobre Leo.
—Tú quieres que te de un mañanero. —murmuré tomando su cintura y recostándola en la cama.
—Sí, así que duerme desnuda... —susurró contra mis labios.
Me recosté a su lado y ella se aferró a mí pegando su cabeza a mi pecho.
Joder... Es tan linda.
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