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treinta y cinco

(+18 contenido adulto)

Jennie's pov:

Lisa subió sobre mi cuerpo dejando sus manos a cada lado de mi rostro.

—Debemos aprovechar que ya se durmió. —murmuró contra mis labios.— Además... Mañana volverás a tu casa y vas a perderte todo ésto...

Observé su cuerpo desnudo. Es hermosa...

—Me gustas mucho, Lisa. —murmuré.— Eres perfecta.

Tomé sus manos y la hice caer. Su espalda tocó la cama y yo subí sobre ella. Ambas desnudas.

Bajé dando besos por su pecho hasta llegar a su miembro, estaba erecto, y realmente ni siquiera debo describir lo mucho que eso me ponía. Lisa jamás me decepcionaba.

Lo tomé y comencé a masajearlo lentamente, mi lengua tocó la punta acariciandolo con suavidad. La sentí tensarse y elevó un poco la pelvis buscando más contacto.

Tomé un poco más allá de la punta sin lograr siquiera tomar la mitad del miembro de Lisa.

—Jennie... —gimió ella.

—¿Serás una chica buena? —pregunté y ella asintió lentamente.— ¿Acabarás en mi boca? —pregunté y luego pasé la lengua desde la punta hasta el final de su miembro.

—Oh... Dios. —gimió ella apartando la mirada.

—Mírame, Lisa. —gemí. Ella negó.— Hazlo. —ordené y la vi bajar la mirada. Volví a hundir su miembro en mi boca y ella soltó un quejido.

—No voy a aguantar mucho si sigues mirándome así. —murmuró ronca.— Mierda... Tómalo todo, es tuyo... Joder. Sigue, Jennie.

—Anda... Córrete en mi boca, Lili... —murmuré antes de volver a succionar la punta.

Sentí el líquido pre seminal. Está cerca. Lisa llevó su mano a mi nuca pegándome más a ella. Tomé una respiración profunda y traté de manejar un poco más de su miembro dentro de mi boca. Lisa movía su pelvis follándome con rapidez. Ella estaba cerca.

—Joder... Mierda. —gimió.— Mierda. Estoy tan... Oh... Dios, voy a correrme.

Quitó su mano de mi nuca y yo la obligué a tomar mi cabello nuevamente. Comencé a masturbarla mientras lamía la punta de su miembro.

Lisa de pronto abrió su boca en forma de 'O' y vi como levemente su abdomen se contrajo. Sentí el gusto salado en mi boca y ella se relajó por completo.

La escuché respirar con dificultad y note el sudor en su abdomen trabajado. Cuando su miembro no tenía restos de su líquido, subí besando su abdomen. Pegué mi frente a la suya.

Lisa tomó mi cintura y me obligó a recostarme.

—Te toca... —murmuró.

—¿De verdad? —pregunté extrañada.

—Sí... —murmuró separando mis piernas. Se acercó hasta mis muslos y comenzó a besar su cara interna.

—Jongin no hacía ésto, decía que no le gustaba. —murmuré.

—Porque no le gustan las mujeres... —murmuró ella acercándose a mi sexo.— No pueden gustarte las mujeres y no querer comerlas de pies a cabeza...

Me observó fijamente y sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

—¿Eso quieres tú?

—Contigo, sí. Eso quiero...

Su lengua se acercó a mi clítoris acariciándolo con lentitud. Dos de sus dedos llegaron a mi entrada acariciándome. Comenzó a embestirme de forma pausada mientras su lengua se movía con rapidez contra mi nervio rígido.

—Eres tan buena con la boca... —gemí.— Lo había olvidado.

Ella siguió en lo suyo. Me ignoró y sin embargo agradezco que lo haga. No quiero que deje su trabajo oral.

Sentí como movía sus dedos un poco más rápido. Estoy cerca... Su lengua tocaba de la forma correcta.

—Voy a venirme... —gemí. Ella continuó. Mi orgasmo llegó en su boca y ella no se separó de mí.

—Te limpiaré, ¿bien? —preguntó y asentí. Sentí su lengua pasar por mis muslos, luego por mi sexo y en mi entrada.

—Creí que hablabas... De... Limpiarme de otra forma.

—Me perdería lo mejor. —murmuró ella subiendo a besarme.— Eres perfecta... ¿Te lo había dicho?

—No, pero repítelo. Me gusta.

Ella sonrió y escondió su rostro en mi cuello. Joder... Es linda.

Acaricié su espalda y luego su cabello. Ella comenzó a respirar cada vez más pesado.

—Voy a dormir... Si sigues.

—Duerme...

—No puedo dormir sobre tu cuerpo. —susurró.

—Me gusta... —dije rápidamente.— Quédate así...

Cerró sus ojos y de pronto comenzó a respirar pausadamente. Estaba dormida.

[•••]

—Anoche me dolía la pancita. —murmuró Leo.— Pero estoy mejor.

—¿Por qué? —preguntó Lisa.— Ya van dos días.

—Porque sólo come dulces y cosas que le das. —gruñí yo.— Pero al volver a casa no comerás dulces por una semana, Leo Kim.

—Kim Manoban, mami. —gruñó el pequeño.

Lisa intentó ocultar su sonrisa, sin embargo no pudo. Acaricié su mano bajo la mesa y ella me sonrió.

—Oh, casi lo olvido. La tía Rosé me envió la fotografía que querías, Leo. Mira, te la daré en un cuadro.

Lisa nos enseñó una fotografía bastante linda de Marco, Rosé, Lisa y Leo.

Sonreí al ver la fotografía. Mi pequeño se veía lindo y Lisa se veía increíblemente feliz. Más feliz que nunca.

—Me gusta esa foto. —murmuré.— ¿La tendrás en tu habitación, amor? —pregunté a Leo.

Él asintió.

—Sí, el abuelo, mami, la tía Rosé. —murmuró.— Junto a mi foto de ti, el tío Taehyung y el tío marica.

Lisa comenzó a reír por lo bajó y yo la observé molesta.

—¿De dónde aprendió eso?

—Yo no... —comenzó ella.

—Mami le dice marica al tío Jungkook. —admitió Leo.— Es gracioso, porque si es un...

—Leo no.

—Pero...

—No, ya dije. —gruñí.

—Pero mamá, mami también lo dice y a ella no la regañas.

—No me ayudes tanto. —gruñó Lisa.

—Mami también tendrá un castigo más tarde. —gruñí.

Leo asintió.

—Bien, así es justo. —murmuró él.

Lisa me observó extrañada. No sabe lo que le espera.

[•••]

—¿Paso mañana por ustedes para llevarlos a la escuela? —preguntó Lisa.

—Uh... Sólo si quieres. —murmuré.

Lisa asintió y besó a Leo quien entró corriendo a casa con sus mascotas detrás.

—Te quiero. —gritó pero el pequeño probablemente ya no la escuchaba.— Y a ti también. —murmuró mirándome fijamente.

Me acerqué hasta ella y uní nuestros labios.

—Yo también. Fue un fin de semana muy lindo... Gracias.

—Cuando quieras, mandu. —susurró contra mis labios.

Volví a besarla cortamente... Sospecho que cada vez me será más difícil separarrme de ella.

Salí del auto y entré rápidamente a mi casa.

Sí... Creo que cada vez será más difícil.

Ya la extraño.

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