diez
Lisa's pov:
—¡Me mintió! ¡Me lo ocultó! —grité molesta.
—Lisa... Eres la única que no notaba el parecido entre Leo y tú.
—¡Ustedes son los peores amigos del mundo! ¡Me vieron sufriendo y aún así no me dijeron nada!
—Lisa. No nos correspondía. —murmuró Jungkook.
—¡Cállate, marica traidor! ¡Eras mi mejor amigo!
—¡Lo soy, pero Jennie dijo que tú no quisiste oírla! —gritó molesto.
—¡Habría regresado si hubiese sabido que él existía! ¡Me perdí sus cumpleaños, su primera palabra, sus primeros pasos, todo! —grité sintiendo lágrimas caer por mis mejillas.
—Lisa...
—¡No! —dije molesta.— ¡BamBam si escuchó a su hija llamarle papá! —grité.— ¡¿Y yo?! Yo estaba emborrachandome creyendo que jamás en mi vida podría tener una puta familia.
—No nos correspondía... —insistió Jackson.— No quisimos lastimarte.
—Lo hicieron. Son todos unos hijos de puta mentirosos. —caminé hasta Jungkook.— Creí que siempre seríamos hermanos... Ahora veo que no, te idealicé.
—Lisa, somos...
—No. Ya no. Nunca lo fuimos. —murmuré alejándome.
Subí a buscar mis cosas a la habitación. Necesito irme de aquí, necesito estar sola y pensar.
Esto cambia muchas cosas.
[•••]
¿Qué tan difícil es conseguir un departamento en Seúl? Con los contactos adecuados... No lo es.
Mingyu había conseguido uno para mí, y luego de que le conté sobre lo ocurrido me ha dicho que está en camino. Llega mañana, se quedará conmigo unos días y me ayudará con los temas legales.
No pretendo quitarle a Jennie el pequeño, pero si quiero exigir mis derechos, visitas, el apellido, entre otras cosas.
Estuve tan enamorada de Jennie en su momento, jamás la creí capaz de ésto. Tal vez hubiese dudado de la paternidad por lo de Jongin, pero si un exámen corroboraba que era mi hijo hubiese dejado mi carrera y habría enseñado música en la escuela, solamente para poder criarlo.
Él cree que yo no lo amo y por eso me fui, joder. ¿Cómo no lo vi antes?
Mi móvil tenía un par de llamadas perdidas de Taeyeon, no quiero devolvérselas. He bebido lo suficiente como para saber que no quiero hablar con nadie.
Leo es mi hijo, ¿cómo fue la primera vez que se le cayó un diente? ¿Le tiene miedo a la oscuridad? ¿Es alérgico a algo? ¿Le gustan los cuentos? Sé que le gustan los Simpson y la música, se parece a mí.
¿Alguna vez lloró luego de una película? Yo solía llorar siempre. Jennie me consolaba cada vez que veíamos hachiko, no podía dejar de pensar en lo triste que me pondría si Silvestre muriese sin verme, sin embargo murió hace dos años en casa conmigo.
¿Y si le gustan los batidos de vainilla? Son mis favoritos. ¿Las donas? ¿Las ligas de fútbol? ¿Los días de lluvia?
¿Cuál fue su primera palabra?
Mi móvil comenzó a sonar y vi el número desconocido. Probablemente sea Mingyu desde el aeropuerto.
—¿Hola? —pregunté.
—Lisa. Soy Jennie. —habló desde el otro lado.
—¿Qué quieres? —pregunté molesta.
—Hablar, quiero que nos veamos para... Charlar sobre Leo.
—Que nuestros abogados lo arreglen. —insistí.— No quiero verte, Kim.
—Escúchame, Lalisa Manoban. —dijo molesta.— O te apareces por el parque frente a la iglesia en media hora o prometo que ni siquiera el diablo será peor que yo contigo. —gruñó antes de colgar.
La verdad si me asusté un poco.
[•••]
Son las once de la noche. Caminé hasta aquí ya que sólo queda a dos cuadras.
No he dejado de fumar. Creo que es mi segundo o tercer cigarrillo desde que llegué, y antes de eso ya había acabado una cajetilla. Debo dejar ésto o acabará matandome.
Vi el auto de Jennie estacionarse frente a la iglesia. La rubia camino en un abrigo negro y un beanie del mismo color hasta mí.
—Manoban. —dijo rápidamente.
—Kim.
Se paró frente a mí y pateé un poco de tierra a sus zapatos. Estaba sentada en un columpio y ella giró los ojos.
—Muy madura.
—Cállate. —volví a patear tierra a sus zapatos.— Ahora tus zapatos son feos.
—Tú eres fea. —dijo molesta.
—No decías eso hace cinco años. —contraataqué.
—Me dabas lástima. —insistió sentándose en el columpio de junto.
—Ajá, no sabía que chupabas penes por lástima. —murmuré.— Ah no, sí lo sabía. —gruñí.
Ella pateó tierra hasta mí y yo hice lo mismo. De pronto sólo había polvo en el aire y ella gruñó.
—Basta, Lalisa. Madura.
—No. Madura tú. Me ocultaste que tenía un hijo.
—Tú no contestaste mis llamadas, te acostaste con mujeres mientras yo... Yo estaba embarazada y llorando porque no me amabas.
—Eso o de rodillas delante de la polla de Jongin, como haces ahora. —murmuré molesta.
—No es de tu incumbencia lo que hago en éstos momentos.
—No, no lo es. Pero hace cinco años lo era, y aún así te comportaste como una cualquiera, podrías haber sido sincera.
—No sé de que hablas. —dijo rápidamente.
—Claro. —me burlé.— Vi las fotos donde besabas a Jongin en la universidad. —murmuré.— Fue horrible saber que ya no me amabas de aquella forma, hubiese preferido oír de tu boca que estabas besando a otro.
—Lisa... Yo...
—¿Tú qué? ¿Te tropezaste y caíste sobre sus labios y su polla? Claro. Deberías guionar para los vídeos porno, muy creativa, tal ve podrían poner tu historia. —me burlé y ella se levantó ofendida.
—Eres una idiota. —dijo molesta.
Su voz se quebró.
—No eres la víctima, Jennie.
—¡Tú tampoco! ¡No te quise cerca porque tú dejaste de amarme!
—¡Me engañaste!
—¡Yo no lo besé! ¡Jongin era mi amigo! —grité.— ¡¿Sabes cuál era el problema?! —dijo rápidamente.— Le gustabas a Sana, y ella aprovechó que Jongin me pidió besarnos para disimular, sus padres estaban cerca y él estaba descubriendose como bisexual. Iba a decírtelo, pero...
—¿Y los audios? —pregunté molesta.
—Todo era un trato entre amigos. —dije molesta.— Jongin fue un gran amigo conmigo y... Quería devolverle la mano.
—¿Qué? —pregunté.
—Cuando pasó lo de tu hermano, él... Me ayudó con algunas cosas para intentar animarte, y yo agradecí eso ya que... No sabía que hacer y a veces me sentía ahogada, me sentía culpable por no poder ayudarte y por sentir que me ahogaba, él me ayudó a no culparme y seguir para ti.
—¿No estaban juntos? —preguntó y negué.
—Iba a decírtelo para que nos rieramos un poco, de hecho Jongin grabó un vídeo de explicación para ti, ya sabes, le gustaba mucho eso de...
—Por algo estaba en el taller de audiovisuales. —murmuré y ella asintió.— Joder... Pero Kyung-soo revisó el audio y...
—Kyung-soo estaba celoso, él y Jongin tenían un romance en aquél entonces, pero Kyung-soo presionaba mucho a Jongin, y Jongin ya no estaba cómodo. —dijo rápidamente.— Jamás te engañé.
—¿Me amabas? —pregunté.
—Más que a nada. —mencionó con los ojos llenos de lágrimas.
Nos quedamos en silencio.
—Perdóname. —murmuré.— Pero eso no justifica que me lo ocultaras.
—¿Disculpa? —dijo molesta.— ¿Estás hablando en serio? —me quedé en silencio.— Eres una... ¡Un puto chiste! ¡Eso eres! —gritó.
—¡Me lo ocultaste! —grité.
—¡Tú no le dejaste explicarte y te fuiste!
—Yo....
—Tú nada. Jungkook dijo que le dijiste no querer saber de nosotros.
—Creí que era de Jongin. —murmuré.— Para mí los cálculos daban, porque me engañaste.
—Ahora sabes que no lo hice.
—¡Lo besaste!
—¡Una vez!
—No, el audio...
—El audio es sólo eso. —murmuré.— Era para que su madre lo escuchara y dejara de presionarlo. No fueron besos, él estaba haciendo esos ruidos y yo también.
Suspiré.
—¿Y ahora si están juntos?
—Dejamos de vernos cuando se graduó y sí, ahora nos queremos en serio. Vamos a casarnos.
Auch.
—Podrías haber sido mi esposa. Iba a proponértelo en la cabaña... —murmuré sintiendo un dolor inmenso en mi pecho.
Ella soltó una risita amarga, puso sus manos en su cintura y observó el cielo.
—¡Eres una idiota! ¡¿Por qué me dices ésto justo cuando llegas a desordenar todo?! ¡Te odio, joder! —gritó.
Me sentí tan atacada.
—¡Lamento haber sido una idiota! ¡Tenía sólo veinte años! —gruñí frustrada jalando mi cabello.
Jennie estaba de pie observando la noche pero notaba debido al farol las lágrimas que escurrían en sus mejillas.
—¡Ya casi tienes treinta y sigues siendo una idiota! —gruñe Jennie.— ¿Sabes algo? Desearía no haberme cruzado contigo otra vez. Lo único que haces es lastimar a todos sin importar nada.
Auch. Eso dolió.
—Eso no es verdad, yo jamás quise...
—Pero lo hiciste. —me cortó.— Pero ya no puedo hacer nada para que te alejes, ¿no? —preguntó.
—Me quedaré por él, ya sé que tú no me quieres cerca, pero tengo derecho.
—Sólo te pido que... Esperes a decirle... Es muy pequeño y saberlo...así, sin más... Podría dañarlo, él no sabe porque te fuiste.
—Porque no me lo dijiste.
—No quisiste oír. —insistió.— Ya no es mi problema, nunca lo fue. Estábamos bien sin ti.
Suspiré.
—Lo siento... Tanto... No es mi intención hacer todo mal. Estaba... Dañada. —murmuré.
—Yo también... —susurró.— Pero te amaba, y ante cualquier problema... Habría confiado en ti.
Ella se alejó hasta que se detuvo de golpe.
—Te llevo a tu casa. —murmuró.— No puedes quedarte llorando ahí. Es patético.
Me levanté sintiéndome una niña regañada. Me siento una idiota, no fue mi intención, juro por Dios que si hubiese sabido yo... Me habría quedado.
Subimos a su auto en silencio y ella comenzó a conducir a la dirección que le di.
—¿Te habrías casado conmigo? —pregunté de pronto.
Jennie detuvo el auto y me observó.
—¿Por qué preguntas ésto? No lo hagas más difícil, Lisa. Lo nuestro pasó y yo ya no te amo, estoy segura de que tú a mi tampoco y sólo te lastimarás pensando en lo que pudo ser y no fue.
—Quiero saberlo. Iba a pedírtelo. —insistí.
Ella suspiró.
—Habría dicho que sí. Hubiésemos sido una familia, ¿Feliz? —preguntó molesta.
—¿Eres feliz ahora?
—Sí. —contestó tajante.
—Yo era feliz contigo, no quería dejarte, me costó tomar la decisión, no quería atarte a mi por lástima, creí que... Creí que lo mejor era decepcionarte...
—Me usaste.
—No. No quise decir eso aquella vez, yo quería hacerte el amor por última vez y sentir que eras mía aún.
—Lo fui por años. Leo tenía un año y yo seguía esperando por ti. Hasta que Jungkook dijo lo que dijiste... En ese momento te solté.
—Me dejaste ir.
—Así como tu me dejaste ir primero. —murmuré.— Ya no importa.
Todos los recuerdos junto a Jennie me duelen. Ya no la amo, pero... Habría amado una vida a su lado.
—¿Cuál es su color favorito? —pregunté.
Ella sonrió levemente.
—El rojo, pero le dice color manzana. Jamás hay que contradecirlo, es un cabezota como tú. —murmuró y sonreí jugando con mis manos.
—¿Puedo comprarle algo bonito? —pregunté y Jennie asintió lentamente.— Gracias...
—Nos vemos mañana. —murmuró y asentí.
[•••]
Estuve observando aquellas fotografías antiguas que vivían en una memoria USB.
Tal vez ponerme nostálgica no arreglará nada, mucho menos si comienzo a confundir las cosas que siento por mi ex.
Es sólo el alcohol, lo sé.
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3/6
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