diecinueve
Jennie's pov:
Caminar por la calle del centro es estresante cuando tienes un niño que quiere pararse cada tres pasos a que le compres algo nuevo. Juguetes, dulces, aquella camiseta del hombre araña, un collar de flores hecho por artesanos.
—Cariño, te he dicho que debemos llegar a tu cita con el dentista antes de la una. Por favor. —insistí, sin embargo mi pequeño no parecía querer despegarse de la vitrina de la cafetería.
—¡Sólo un sandwich, mami! —suplicó.— ¡Así seré grande y fuerte! ¿No quieres que tu propio hijo sea grande y fuerte?
Giré los ojos. Manipulador, me quejaría pero mi madre suele remarcar que yo era así con mi padre de pequeña y en ésta ocasión me toca pagar por ello. Al menos fui una niña feliz.
—Bien, rápido. —murmuré abriendo la puerta. Leo corrió hasta el mostrador y llamó la atención del mesero.
—Dos sándwiches. —murmuré.— Y una malteada...
—¡Un batido para mí! —dijo un emocionado Leo.
La campana de la cafetería sonó y por instinto me giré, Lalisa abrió la puerta dejando pasar a una sonriente Kim Taeyeon. Lisa se veía muy feliz mientras ella entrelazaba sus dedos. Se sentaron en la mesa de la esquina y aparté la mirada.
—¿Algo más, señorita? —preguntó el joven castaño.
—No, muchas gracias. —sonreí incómoda.
—¡Mami, en esa mesa! —apuntó Leo una mesa y corrió a ella. Bien, son las diez y el dentista estará disponible hasta la una. Supongo que podemos ir a las once.
—¡Tía Taeyeon! —saludó el cajero tomando una libreta. Intenté no girarme y caminé hasta la mesa de mi pequeño.— ¿Señorita? —preguntó el chico y lo miré.— En dos minutos llevaré su pedido. —sonrió saliendo a atender la mesa de Lisa.
—Gracias.
Dicho ésto me senté frente a Leo que me observaba sonriente.
—Te amo, mamá. —murmuró.— Gracias.
Sonreí y acaricié su mejilla con suavidad.
—¿Whaea? —preguntó. Mi padre le había enseñado como pronunciar mamá en maorí, el cual era un dialecto en Nueva Zelanda y había ocasiones donde Leo solía utilizarlo.— ¿Esa es la maestra Manoban con la señorita Kim? —preguntó y me giré levemente.
—No lo sé, no veo bien. —fingí desinterés.
Aunque me pese aceptarlo, tal vez sólo me molesta un poco. Pero Lisa tiene derecho a buscar una novia, yo estoy comprometida con Jongin y nos casaremos, por lo que ambas tenemos derecho a elegir nuestra felicidad sin que un romance absurdo de niñas nos ate al pasado.
—¡Hola, maestras! —gritó Leo desde donde estábamos.
Joder. En éstos momentos si desearía haber usado un profiláctico.
—¡Leo! —escuché la voz de Lisa. Luego de un par de segundos la rubia estaba frente a ambos.— ¿Qué tal va todo? Hola, Kim. —me saludó estirando la mano.
Leo se acercó a besar su mejilla y Lisa se sonrojó levemente sin saber como actuar.
—¿Vienes con tu novia? —preguntó mi pequeño y aparté la mirada incómoda.
—Eh, bueno... Yo... Algo así. —soltó una risita y Leo palmeó su espalda.
—Es linda. ¿A que si mamá? —me preguntó y asentí bebiendo de mi malteada.
—¿Y tú? ¿Ella es tu novia? —preguntó Lisa bromeando y Leo asintió.
—Mamá es la única mujer en mi vida. —murmuró.— Oh, y tú ahora, sí... ¡Oh, y la abuela! No se me puede olvidar la abuela, me hace galletas los sábados mientras el abuelo me enseña palabras en naorí. —murmuró.
—Maorí. —corrigió Lisa y Leo tomó su malteada asintiendo.
—Sí, naorí. Porque mamá es neozelandesa.
Sonreí levemente.
—Y tú eres todo un bebé neozelandés, eh. —murmuró ella.— Que lindo que aprendas sobre las raíces de tu mamá.
—¿Y tú de dónde eres? —preguntó.
—Tailandia. —dijo rápidamente— Pero no recuerdo nada, mis padres me han traído hasta Seúl cuando era apenas una bebé.
Leo asintió.
—¿Y sabes hablar tailandés? —preguntó enarcando una ceja, gesto que Lisa imitó.
—Claro. ¿Quién crees que soy? —se mofó ella.
—A ver, hazlo. —la retó Leo.
—ฉันรักคุณลูกชายของฉัน. —dijo ella rápidamente y sonreí. Aún no se me olvidaban algunas palabras.
Le ha dicho que lo quiere... Eso solía decirme cada vez que dormíamos abrazadas en mi cama.
—¿Y eso qué es? —preguntó Leo.
—Te quiero, hijo mío. —murmuró ella y Leo sonrió levemente.
—Eso es lindo. ¡¿Me enseñas?! —preguntó emocionado y Leo asintió.
—Cuando quieras. —murmuró Lisa.— Podemos hablar por el móvil de tu madre y... Te enseño. —sonrió y yo asentí.
—Me parece buena idea. —murmuré ignorando la presencia de Lisa.
Leo asintió emocionado.
—Bien, debo irme a mi mesa. —murmuró.— Ya sabes, no es bueno hacer esperar a una dama. —dijo Lisa a Leo.
Leo asintió lentamente.
—Okay, suerte señora maestra. —sonrió y Lisa besó su cabello. Me guiñó un ojo y se alejó.
Nos llevaron los sándwiches y noté a Leo algo inquieto.
—¿Sucede algo? —pregunté.
—¿Puedes anotar eso que dijo? —preguntó.
—¿Qué cosa?
—No hacer esperar nunca a una dama, quiero recordarlo. Últimamente olvido todo. —murmuró en un tono muy Namjoon.
—Debo hablar con el tío Namjoon sobre lo parecidos que se ven. —murmuré.— Lo anotaré.
Él asintió comenzando a comer su sándwich en trocitos.
—¿Puedes quitarle la corteza, mamá? No me gusta. —murmuró y asentí.
—Dame dos segundos.
[•••]
—Entonces te follaste a Lisa. —dijo Seokjin burlón.
—Cállate, ni siquiera sé en que pensaba. —suspiré.— ¿Notas lo fatal que es? Me he follado a mi ex, quedan seis meses para mi boda, mi hijo está asumiendo éste proceso y tal vez existe la mínima posibilidad de que me molesta ver a Lisa con Kim Taeyeon. —suspiré.
—¿Taeyeon? Wow. Momento. ¿La Kim Taeyeon que trabaja contigo? —preguntó.
—¿Y qué otra Kim Taeyeon hay en el pueblo? —pregunté.
—Bueno, la ancianita de la tienda de lana junto a mi tienda de música. —murmuró.— Ella se llama Kim Taeyeon.
—Cariño, ella se llama Kim Taeyoon. —lo corrigió Namjoon quien paseaba al pequeño Sunoo en brazos.
—Oh, es verdad. —murmuró.— Taeyoon y Taeyeon son idénticos. —se encogió de hombro.
—¿Acaso estás perdiendo neuronas por el tinte rubio? —pregunté y él giró los ojos.
—Habló la que es pelirroja falsa.
—Cállate. —gruñí.
—¿Qué harás con lo de Lisa? —preguntó Namjoon interrumpiendo la pelea.
—Dejar de pensar en ello y acostumbrarme a la idea de que estaré obligada a verla hasta que Leo sea mayor de edad y pueda tomar sus propias decisiones.
Leo y Yerim corrían de un lugar a otro jugando mientras Namjoon dejaba a Sunoo en su cuna.
—¿Y crees que podrás con eso? Sabes que después de dejarte Manoban no fue de mi agrado, pero Jongin es mucho menos de mi agrado.
—Namjoon. Jongin es buen muchacho, yo cometí un error... Y... Lo hablamos. —murmuré.— Le dije... Algo similar a lo que pasó.
—Ya lo imagino. —se levantó Seokjin.— 'Jongin, amor. Me tragué a los hijos de Lisa. ¿No te molesta?' —hizo una pésima imitación de mi voz.
—Que te den, Kim. No fue así
—Tampoco le dijiste sobre el sexo. Te conozco. —dijo Namjoon sentándose en el regazo de su esposo.
—Le dije que nos besamos y que confundimos las cosas, que no llegó a más. ¡No quiero perderlo!
—¿Perderlo o perder la comodidad? —preguntó Namjoon.— Puedes confundirlo, porque tal vez te asusta enamorarte de Lisa y que vuelva a irse, no confías en ella.
—Si confío en ella. —dije rápidamente.— La dejé venirse en mi, porque por un momento medité el hecho de dejarlo todo.
—Te gusta. —dijo Thor.— cuando estuve con Wheein y Namjoon me besó, tuve la misma sensación. Mírame ahora, tengo un esposo maravilloso y dos hijos increíbles.
—Es diferente. Con Lisa todo es difícil, es cuidar de alguien más y en cambio Jongin es maduro, independiente... No necesita de mí. Lisa sí, Lisa es... Inmadura, una niña en el cuerpo de una mujer, tiene una motocicleta, vive en un departamento con un balcón aterrador, ella ni siquiera ha pensado a largo plazo con respecto a Leo.
—¿De qué hablas?
—Que a corto plazo ella dice que espera tener comunicación por llamadas con él... A largo plazo ni siquiera sabe si se quedara o se irá otra vez.
—Eso sonó muy pueblerino. —murmuró Seokjin.— Jennie y su pueblito.
—Cállate.
—Es que suena a película de Fox donde la protagonista se debate entre seguir sus sueños o quedarse en su pueblo con el amor de su vida. —murmuró y Namjoon jaló su cabello.— Oh, justamente eso ocurrió.
Suspiré frustrada.
—No te metas con mi pueblito. —me quejé pateando a Seokjin. Él se lanzó sobre mi cuerpo abrazándome.
—Te amo, y cuentas con nosotros para lo que sea, ¿si? —susurró en mi oído para luego dejar un beso en mi cabello.— Quédate a dormir, haremos noche de pizza y películas, ¿no te gustaba eso cuando éramos adolescentes?
—¡Extra queso y carne! —gritó Namjoon desde la cocina.
—Sí, quiero. —murmuré con un puchero.
Ambos me hacían sentir en casa.
Flashback:
—Quiero pizza. —murmuró Lisa adolorida.— Me duele la pancita pero quiero pizza. —sollozó.
—Amor, no puedes más. Ni lo intentes. —gruñí quitando su mano— Terminarás vomitando y no queremos eso.
Estamos haciendo noche de pizza para animarla, Leo falleció hace apenas unas semanas.
—Pero Jennie, un trocito pequeño, y luego...
—No, amor. —la regañé.— Te daré un masaje en la espalda si dejas de comer eso, te conozco y vomitarás todo.
Ella suspiró y se acercó para besarme. De pronto unas ganas de vomitar inmensas invadieron mi cuerpo y corrí al baño de inmediato.
—La embarazaste. —bromeó Jungkook.
—Cállate. Eso es imposible, el doctor dijo que las posibilidades de fecundarla no eran altas.
—No altas, pero nunca cero. —murmuró Seokjin.
Lisa llegó al baño y sustuvo mi cabello mientras acariciaba mi espalda.
—¿Todo bien? —preguntó y asentí dejando de vomitar.
—Me ha caído mal la pizza. Ya está.
Ella asintió y se aferró a mí en el suelo del baño.
—Creí que me apestaba la boca a camión viejo. —murmuró.
Solté una risita y ella también. Debo hacerme un test de embarazo... Sólo para salir de la duda...
Lisa aún no se hace aquellos exámenes que determinan si puede fecundarme o no...
Tiene miedo de no poder hacerlo y prefiere evitarlo.
Yo tengo miedo de estar embarazada y de que ella no quiera ser madre realmente... Siempre evita el tema de los bebés.
Mierda.
Fin flashback.
Los viernes de pizza sin ella se volvieron aburridos... Y solitarios.
Estaban todos enamorados cuando ella se fue, y luego estaba yo... Con Leo en brazos.
Supongo que él es el amor de mi vida.
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