cuarenta
Lisa's pov:
—Bueno, ahora que se conocen... Hagan negocios. —murmuré.
Mingyu comenzó a charlar con Jackson mientras yo observaba las fotografías de Leo. Toma mi móvil y se saca selfies todo el tiempo. Hay fotografías de absolutamente todo. Jennie y yo besándonos en la cocina, la sacó él escondido tras la encimera, está Skate, Jake mordiendo su pie, sus manitos, su ropa, sus ojos, su nariz. Es encantador.
—¿Qué opinas, Manoban? —preguntó Mingyu.
—Extraño a mi hijo —dije rápidamente.—. No estaba prestando atención.
Mingyu soltó una risotada y asintió.
—Tu hijo. ¿Cómo está?
—Bien. Hecho un galán y... Grande, muy grande. —murmuré con una sonrisa.— ¿Y Mina y su embarazo? —pregunté.
—Tiene un abdomen hermoso, nada mejor que ver a mi esposa embarazada...
Sonreí.
—Claro. Me imagino lo afortunado que eres, Mingyu. Disfrútalo, yo amaría vivir esa experiencia.
—¿Y tu chica? ¿Taeyeon? —preguntó.
—No sigo saliendo con Taeyeon. Jennie y yo, ya sabes. Estamos saliendo.
—¿Formalmente? —preguntó Jackson y sentí.— Felicidades, Lisa. Eso es grandioso. —palmeó mi espalda.
Sonreí observando el restaurante.
—Sí, está genial. Estoy feliz.
—¿Y qué harás con tu trabajo? —preguntó Mingyu.— A finales de año, giras y todo eso, ¿aún no firmas con nadie? —preguntó y negué.
—Con Ed otra vez, pero sólo para grabar el álbum nuevo, le dije que no sabía si podría comprometerme con una gira.
—¿Y el álbum cuanto tiempo te tomaría? —preguntó Jackson.
—Una semana o dos, sólo eso. Es el año siguiente. No hay problema.
Ambos asintieron bebiendo de sus copas.
Observé la hora, quiero llegar donde Jennie temprano, estoy aburrida. Antes probablemente habría sido divertido estar aquí todo el tiempo y salir de fiesta con mis amigos, pero quiero dormir con Jennie. Mi novia ha dicho 'Ven a dormir conmigo hoy también' no podía negarme.
—Deja de pensar en ella dos segundos, Lisa —murmuró Mingyu.—. No se va a morir sin ti por unas horas, estás de copas. Disfruta eso.
Asentí lentamente.
—Tú también te extrañas a Mina estando aquí. —él asintió.
—Pero porque me tardaré días en verla, tú la tendrás entre tus brazos en unas horas.
—Sí, es verdad. —murmuré con una sonrisa estúpida.— Bien. Vengan esas copas.
[•••]
—Hola, sexy. Noches buenas —dije sonriente.—. O era... No, así no era. —murmuré confundida.
Jennie tomó mi mano y me hizo pasar a su casa. Caminé hasta el sofá y una rubia se sentó a mi lado.
—Hola, linda. ¿Vienes sola? —pregunté.— Oh, no. Olvídalo, tengo novia. Me gustan tus zapatos... Descalzos, no, así no era. —murmuré.
Ella soltó una risita.
—Lisa, soy yo. —murmuró apoyándose en mi hombro.
La miré extrañada.
—¿Quién eres? —pregunté rápidamente.
—Tu novia.
— ¿De verdad? ¿De esas que se besan? —pregunté y ella asintió.
Wow, es linda.
—Aw —dije sonriente—. Dame un besito —murmuré subiendo sobre ella.—. Sólo uno.
Ella me besó y yo sonreí en medio del beso.
—Lista, Romeo. Vamos a la cama.
—¿Ya hicimos el amor? —pregunté extrañada.— No lo recuerdo.
—Te pasaste de copas, Lili. ¿Dónde dejaste el auto?
—Mingyu me trajo y se llevó el auto a mi casa. Está muy quedándose ahí —observé a Jennie.—. ¡Jennie, te extrañé! —dije emocionada— Dame un besito, sólo uno.
[•••]
Me desperté con dolor de cabeza. A mi lado estaba la rubia más linda del mundo. Tomé la cintura de Jennie y me pegué a ella. La luz que ingresaba por la ventana era molesta.
Jennie soltó un gruñido y se movió un poco. Sentí a mi amigo reaccionar de inmediato, ya entiendo por que se quejo.
—Lo siento —susurré—. Yo no manejo eso.
Me alejé levemente y ella me detuvo.
—No te dije que me moleste —murmuró—. Te dejé una pastilla y agua en la mesita de noche de tu lado —murmuró. Me giré y la tomé rápidamente.
Volví a abrazarla y besé su cuello.
—Gracias, linda.
Ella se giró y comenzó a besarme. Tome su cintura y la pegué más a mi subiendo sobre su cuerpo.
—Tenemos cuarenta minutos —murmuró—. ¿Prefieres dormir o...?
—Vamos a la ducha —dije pegando mi frente a la suya—. Dormir es para débiles.
[•••]
(+16)
Pegué a Jennie a la pared de la ducha. Tomé sus muslos y en cuanto la levante, ella llevó mi miembro a su entrada.
Me hundí en ella lentamente mientras el agua caía en mi espalda. Jennie pegó su boca a la mía gimiendo contra ella.
—Mierda... Lili. Más rápido.
Comencé a embestirla rápidamente. Ambas queríamos llegar a la cama y hacerlo otra vez allí, más cómodas, sin embargo con el poco tiempo que teníamos probablemente no podríamos y era mejor aprovechar aquí sin que Leo escuche algo.
Mi miembro entraba y salía de ella en la mejor forma en que podía debido a la posición. Jennie arañaba mi espalda y soltaba gemidos. Su cuerpo se elevaba en cada embestida que daba, tenía la boca abierta y los gemidos que salían de ella no paraban. Escondí mi rostro en su pecho mientras seguia embistiéndola con fuerza.
Estar con ella es increíble siempre. Estar dentro de ella, también.
—Te quiero... —gemí contra su clavícula.
Ella sólo se mantenía aferrada a mi recibiendome de la mejor manera. Está tan húmeda que mi miembro entra y sale de ella con libertad.
—Mierda... Estás tan húmeda por mi... ¿Te gusta sentirme dentro de ti? —pregunté jadeante.— ¿Te gusta sentirme hasta lo más profundo de ti, Jennie?
—Dios... Sí. Me encanta, soy toda tuya. —gimió uniendo su boca con la mía.
No podíamos mantener un beso por mucho tiempo, necesitábamos soltar aquellos gemidos. Sentí las paredes de Jennie comenzar a apretarse levemente alrededor de mi miembro. La sensación siempre terminaba por acercarme al orgasmo también.
Me vine dentro de Jennie y ella me besó con brusquedad.
—Mierda —gemí—. ¿Necesitarás la pastilla? —pregunté.
—Tomo píldora hace un par de meses, después de nuestro encuentro en la oficina, mejor prevenir que criar. —murmuró y solté una risita.
—Prefieres tenerlos en la boca que corriendo por la casa, ¿no? —bromeé y ella asintió con una sonrisa burlona.
La besé y la dejé en el piso de la ducha. Ella caminó hasta fuera envolviéndose en una toalla. Mierda es linda.
La vi dejar caer la toalla y luego se giró. Me observó mordiendo su labio inferior y pude sentir mi miembro levantarse nuevamente.
—Ups. Creo que debo levantar a Leo, adiós Limario. —murmuró risueña.
Agh.
—Mal momento para actuar. Te he dicho que no confiemos en ella —murmuré hablándole a mi miembro.—. ¿Y ahora qué?
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