Justin presionaba con todas sus fuerzas, Carter trataba de rasguñarlo aún sabiendo que probablemente no saldría con vida de esa situación.

Pero entonces él se detuvo y se alejó.

Justin comenzó a llorar desconsoladamente por el miedo que sentía en aquel momento, estaba a punto de quitarle la vida a una persona con tal de salvar a otra, pero era su madre.

— Tengo que sacarte de aquí – Susurró Justin, quitándose su abrigo para ponérselo a la castaña –. Llegarán en cualquier momento.

Él rubio rompió las cintas que impedían la movilización de sus manos, acto seguido desprendió con fuerza la cinta que cubría su boca y la cargo entre sus brazos, para a paso apresurado subirla a su auto el cual estaba estacionado a unos cuantos metros.

Justin colocó a Carter en el asiento del copiloto y se subió, encendió el auto y puso marcha a este ignorando todos los sollozos y llamados de auxilio de la castaña.

Unos diez minutos después, ambos se encontraban estacionado en medio de la carretera vacía. El asiento del copiloto estaba manchado de sangre de Carter-la cual seguía fluyendo de su cuerpo-

— Justin....– Ella susurró con la voz entre-cortada –. Ayúdame...

— Cállate – Demandó el rubio mientras colocaba sus manos ensangrentadas sobre el volante y lo presionaba con fuerza mientras ponía su cabeza en medio de ambos brazos.

— Necesito ir a un hospital – Ella sollozó, mientras miraba sus heridas, sabiendo que no quedaba mucho tiempo –. No quiero morir...

— ¡CIERRA LA MALDITA BOCA! – Gritó golpeando el volante con todas sus fuerzas.

Entonces observó la navaja que yacía en el piso del auto-Entre sus pies- la tomó en sus manos y miró a Carter quien lo miraba aterrado.

— Mi madre... Ella tiene Cáncer– Justin aclaró su garganta y continuó hablando –. Me pagaron para que te enamorara, y luego te dijera que todo era una farsa. Al principio no me importaba para ser sincero, pero luego las cosas cambiaron – Él tomó las manos de la castaña las cuales temblaban –. Porqué si me enamoré de ti, pero no quería lastimarte, por eso era frío contigo, quería que tu misma decidieras no estar a mi lado –. Sollozó –. Pero luego todo cambió, no se como; pero ellos se enteraron de lo grave que era el estado de mi madre y me prometieron unos cuantos miles para su tratamiento si me deshacía de ti. Pero no puedo hacerlo, no puedo Carter – Dijo y sostuvo con fuerza la navaja en sus manos –. Pero quiero que sepas que mi intención nunca fue lastimarte físicamente... Solo quería que mi madre estuviera bien. Pero como ya no lo estará y probablemente iré a prisión luego de hoy... Solo, no pienso quedarme a ver como todo a mi alrededor se desmorona.

Entonces con toda la energía que le quedaba clavo la navaja en su estómago repetidas veces haciendo que Carter chillara de horror, mientras lloraba descotroladamente admirando la escena de como el chico dulce del cual se había enamorado perdidamente, se suicidaba a unos cuantos centímetros de ella.