SPECIAL - REWIND.
Si tuviera que elegir el momento en que aquel tormento comenzó, definitivamente sería el día de mi cumpleaños hace tres años.
Mi relación con Yeo Sang no había sido todo miel y flores, frecuentemente teníamos muchas diferencias, sin embargo podíamos "solucionarlas" en la cama, aquello siendo el detonante de todo, pues el no hablarlo y dar por sentado que todo estaba bien hizo que las cosas fueran acumulandose.
Siempre fui consciente del carácter de Yeo Sang, siempre explotaba sin importarle el lugar, pero él sabía hablar, sabía convencerte con las palabras bonitas, haciéndose recurrente su frase "lo siento, no volverá a pasar, mi amor… ¿me perdonas?", y después de ello venía una buena sesión de sexo.
En la preparatoria tuvimos una platica sobre violencia en la relación, mi primer pensamiento fue que aquello era completamente estúpido, pues a alguien como a mí nunca iba a pasarme, en aquel tiempo creía que aquello solo era cosa de mujeres y yo siendo gay, no entraba en la categoría de 'macho'
Sin embargo ahí estaba, el día de mi cumpleaños esperando a que aquella conferencia terminara para poderme ir celebrar con Yeo Sang, cada segundo poniéndome más inquieto, si algo odiaba el mayor era que llegara tarde y ya lo era, solo tenía media hora para llegar a nuestra cita y obviamente no lo lograría.
Pero aquella conferencia se alargó más de lo que debía, casi una hora y siendo obligatoria me era imposible salirme de ahí. Ni siquiera me despedí de Beom Gyu cuando dijeron que nos podíamos ir, solo salí corriendo para tomar un taxi, iba tarde, muy tarde, mi cita con Yeo Sang era a las seis y ya eran las siete con quince minutos, si tenía suerte y no había tráfico, llegaría antes de las ocho, pero al ser la hora pico, quedé atrapado entre miles de autos.
Sentía mi celular vibrar dentro del bolsillo de mi pantalón, pero tenía miedo incluso de responder, en ese momento debí de darme cuenta de que las cosas no estaban bien, ¿quién teme responder una llamada de la persona que ama?, muy en el fondo lo sabía, incluso Beom Gyu comenzaba a darse cuenta de lo controlador que se estaba volviendo Yeo Sang conmigo, con mi vida, pero yo lo justificaba diciendo que era normal, que eso era amor.
¿Cómo sabría un adolescente de diecisiete años que eso no estaba bien?, desde que había cumplido quince mi vida se había convertido en un constante infierno, en mi casa nadie me hablaba, yo era la decepción de la familia, así era como me llamaba mi papá, ¿era un pecado tan grande ser gay?, en ese tiempo creía que sí, había caído en una depresión muy grande y Beom Gyu me había dejado quedarme en su casa cuando mis padres me dijeron que no podía vivir más con ellos, cuando creía que todo mejoraría mi mejor amigo me había llamado "error", rompiendome por completo, pero entonces Yeo Sang apareció y llenó todo espacio de mi ser que se encontraba vació, ¿cómo podía él hacer algo que me lastimara?, me negaba a creer en ello, todos estaban equivocados.
Pero ese día entendí que el "amor" puede ser doloroso. Me había mudado al apartamento de Yeo Sang tan pronto comenzamos a salir, sus padre vivía en el extranjero y su madre había muerto cuando él era muy pequeño, así que su padre siempre había intentado comprar su cariño con cosas materiales, algo conveniente pues el apartamento donde vivíamos era bastante grande y lujoso, Yeo Sang siempre me llenaba de regalos caros, algo que no podía rechazarle pues entendía que aquella era la manera en que su padre le había enseñado a demostrar su amor.
Mientras subía por el elevador de aquel enorme edificio, mis piernas temblaban y algo dentro de mí me decía que debía huir de ahí, esa parte racional en mi cabeza que cada vez estaba más callada ahora estaba completamente alerta, podía percibir el peligro en el aire cuando me paré frente a la puerta del apartamento, casi podía jurar que escuchaba la respiración agitada de Yeo Sang al otro lado de la puerta, pero probablemente eran imaginaciones mías, deseaba que lo fueran.
Era mi cumpleaños, tal vez si le explicaba a Yeo Sang porqué había llegado tarde, él entendería y podríamos celebrar como él tenía planeado, con ese tonto pensamiento conseguí el valor suficiente para meter la llave a la cerradura y abrir la puerta. Todo estaba completamente oscuro, pero la luz del pasillo fue suficiente para iluminar el rostro de Yeo Sang entre las sombras del recibidor, la puerta fue cerrándose lentamente atrás de mí y entonces lo supe, supe que estaba condenado.
Ni siquiera pude pronunciar palabra alguna antes de que Yeo Sang me diera la primer golpiza de mi vida, por suerte no me había roto nada, pero incluso cuando él regresó en sí y me vió desnudo abrazandome el cuerpo en un rincón de la sala, temió haberme provocado algún derrame interno, las disculpas vinieron casi de inmediato igual que el llanto, ¿por qué lloraba él?, ¿no deberia de ser yo quien estuviera llorando?, pero no podía, las lágrimas ya no venían.
Yeo Sang le pago mucho dinero a un doctor privado para que fuera a revisarme, sabiendo que esa no sería la única vez que lo vería, y no me equivoqué. Sus visitas eran constantes una o dos veces al mes, nunca más; se me habían terminado las excusas para decir porque llegaba con el labio roto o los ojos morados, así que dejó de golpearme en la cara y yo dejé de hablar con mis amigos para no tener que explicarles porque me temblaban las manos al tomar el bolígrafo o las piernas al caminar.
Sabía que todos en la escuela lo sabían o al menos lo intuían, pronto las personas dejaron de hablarme y Yeo Sang era el único a mi alrededor, Beom Gyu siempre intentó meterse, pero yo lo aleje de mí con el miedo de que Yei Sang le pudiera hacer algo. Así pasó un año, un año en el que muchas veces deseé estar muerto, era mejor que seguir viviendo ese infierno, no tenía nada, ni amigos, ni familia, recordaba aquella conferencia y no podía evitar reírme ante lo irónico de la situación.
Fue un día antes de mi cumpleaños número dieciocho cuando un nuevo chico de intercambio me pidió ayuda con unos papeles que Yeo Sang explotó. Lo supe antes de entrar en el apartamento, igual que aquella primera vez, pero está vez iba con la esperanza de que él terminara con todo, de que me matara y lo habría hecho, me habría matado si Beom Gyu no hubiera aparecido con la policía, ni siquiera recuerdo muy bien qué pasó ese día, solo que desperté en el hospital dos semanas después y que el médico no dejaba de de decirme que había sido un milagro que siguiera vivo… jodido milagro.
A Yeo Sang no pudieron procesarlo por ser menor de edad y gracias al dinero de su padre; había tenido que esperar al menos cuatro meses para salir del hospital, un año para pagar la cuenta de este y al menos otro para lograr conocer un juez al que no pudieran sobornar y me otorgara la orden de restricción contra Yeo Sang, durante esos dos años supe que la única persona a la Yeo Sang le temía era y sería siempre Beom Gyu, porque a pesar de todo, ellos habían sido buenos amigos y había sido Beom Gyu quien me lo había presentado, siendo entendible la culpa que sentía este por todo aquello.
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Por eso amigos debemos evitar la relaciones tóxicas, es mejor no llegar a aquello ya que es muy complicado. Por favor, si alguna vez pasan por algo así, denuncien. 🥺
Espero les guste los capitulos. ❤
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