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ONE WEEK.

Aún en mi ensoñación, fui hasta la habitación a buscar algunas sábanas y tomar una de las almohadas de la cama, pero cuando entré vi a Kai durmiendo en una mala posición, así que me permití acomodarlo para que no se fuera a lastimar.

—¿Qué haces?

La voz de Soo Bin me hizo girar asustado, como si realmente estuviera haciendo algo malo, Kai se removió un poco pero no despierto, así que lo arrope.

—Estaba durmiendo torcido, no quería que se lastimara.

—Ah… ya veo, gracias.

Las palabras de Soo Bin se habían vuelto frías, al igual que su mirada, no podía culparlo, estaba parado frente a una persona que le había causado tanto daño, pero eso no significaba que no me doliera, era curioso darme cuenta de que en realidad, no había conocido el dolor hasta que Soo Bin apareció en mi vida y era un sentimiento que no me gustaba en absoluto. Tomé las mantas y la almohada para salir de ahí, no supe porqué creí que sería buena idea decir aquello, pero las palabras simplemente salieron de mis labios.

—Buenas noches, princesa.

Justo cuando pasé al lado de Soo Bin, él me tomó por la muñeca y me la apretó con fuerza, una fuerza que desconocía de él.

—No me vuelvas a llamar así Yeon Jun, ya no soy tu putita, ¿vale?

Aquellas palabras me tomaron por sorpresa, un nudo se formó en mi garganta y las lágrimas amenazaron con salir, Soo Bin me empujó fuera de la habitación y cerró la puerta. Arrastré las mantas hasta el sofá y me dejé caer en este, cubriendome hasta la cabeza y luego comencé a llorar en silencio, lloré hasta quedarme dormido, ahora estaba sintiendo todo lo que le había hecho sentir a Soo Bin, estaba pagando por todo.

Desperté con alguien sentado en mi vientre, no me costó mucho trabajo averiguar que se trataba de Kai, quien ahora miraba en la televisión un programa para niños del cual no tenía la más mínima idea. Un delicioso aroma llego hasta mis fosas nasales, me quité las mantas del rostro y vi a Kai mirándome con curiosidad mientras daba pequeños brinquitos sentado sobre mi vientre, señalo el televisor y dijo algo que no pude entender en absoluto, así que solo sonreí.

—Huening Kai, vas a despertar a Yeon Jun. ¡Kai!, bájate de ahí, te dije que te sentirás en la alfombra.

Me estaba tallando los ojos cuando Soo Bin se acercó hasta donde estábamos, sonriendo al ver su cabello un poco despeinado.

—Déjalo, no me molesta, esta cómodo y no pesa nada.

—Lo sé, pero no es correcto, vamos Kai, bájate y discúlpate con Yeon Jun.

El pequeño se bajo haciendo un pequeño berrinche, me senté en el sofá y me estiré, Kai me miraba con curiosidad, le sonreí y estiré mi mano para despeinar su cabello. Huening Kai era adorable, era el primer bebé que no huía de mí, pues ese era el efecto que yo tenía en los niños, siempre salían huyendo. Doble las mantas y luego senté a Kai en el sofá mientras iba a dejarlas a la habitación que nuevam volvía a tener impregnada el aroma de Soo Bin, solo una noche fue necesario para ello.

Regresé a sentarme junto a Kai, quien me decía varias cosas que a veces entendía y otras no, así que Soo Bin desde la cocina tenía que hacer de traductor cuando casi le regalé mi celular a Kai.

—El desayuno está listo.

Así que ese era el delicioso aroma que me había despertado, como creí que era obvio que yo no estaba invitado a desayunar no me moví de mi lugar, sabía que Soo Bin no prepararía nada para mí, pero el pequeño regresó y tomó mi mano, jalandome para que me levantara.

—Comida...

Señalo la mesa y me sorprendió ver tres platos servidos, miré a Soi Bin y este se agachó con las mejillas un poco sonrojadas, haciendo como que acomodaba los platos. Cargué al pequeño Huening Kai y fuimos hasta la mesa, estábamos por sentarnos pero Soo Bin puso una mano en su cintura y nos miró con desaprobación, negando.

—¿Ya se lavaron las manos?

Por un momento había creído que me diría que aquel plato no era para mí, por eso sus palabras me hicieron sentir aliviado, Kai  negó y me miró, luego señaló el fregadero, le sonreí y caminamos hasta ahí; le ayude a lavar sus manitas, luego lave las mías y regresamos a la mesa con Soo Bin.

Soo Bin probablemente se había levantado temprano a hacer las compras, pues en el refrigerador, que yo recordara, solo había huevos, leche y varias cervezas y el platillo que había preparado llevaba verduras, cosa que nunca había en mi refrigerador, pues casi siempre comía y desayunaba fuera, también había fruta fresca y un batido de fresa, todo lucía jodidamente delicioso y nuevamente me permití imaginar que aquella era mi familia.

Soo Bin cargó a Kai para ayudarle a comer, el pequeño comió todo gustoso, sin poner pero a nada excepto a las zanahorias, yo solo me quedé observándolos con anhelo, aquella era la familia que me había imaginado mil veces con Soo Bin, pero la triste realidad era que… yo no pertenecía a ella.

Comencé a comer y solo entonces pude confirmar que la comida estaba deliciosa, ni la comida de mi restaurante favorito se comparaba, Soo Bin seguía discutiendo con Kai para que comiera su zanahorias, no sabía si aquello era imprudente, pero de igual manera me acerqué a Kai y le susurré al oído.

—Si no comes tus zanahorias, no vas a ser alto como tu papá.

Kai miró a Soo Bin y tomó una zanahoria con cada mano, comiéndolas rápidamente, mientras Soo Bin me miraba con curiosidad.

ㅡ¿Qué le dijiste?

ㅡUn secreto.

ㅡNo quiero ser pequeño.

Soo Bin me pateó por debajo de la mesa, yo me sobe mientras reía y Kai me hacía segunda, Soo Bin tenía hasta las orejas rojas y sabía que de no ser por Kai, me habría golpeado ahí mismo. El momento fue interrumpido por un celular que comenzó a sonar, Soo Bin lo saco del bolsillo de su pantalón y tan pronto vió el nombre en la pantalla, su sonrisa se hizo enorme, de oreja a oreja.

—Es papá, Huening Kai

La expresión en el rostro de Kai cambió por completo, su emoción fue tanta que dejó las zanahorias de lado, de pronto me sentí ajeno a esa escena, como si yo no tuviera que estar ahí, y no debía, mi corazón poco a poco se fue volviendo pesado, mi sonrisa despareció y solo me mantuve ahí como el masoquista que era, pues quería escuchar. Kai le arrebato el celular de las manos a Soo Bin y se puso a hablar con Min Gyu, diciendo cosas que yo no entendía, pero que suponía que Soo Bin sí por la forma en la que reía a veces.

—¿Papi, cuándo vienes? ¿Cuándo es un semana?

Miró a Soo Bin con los ojitos tristes, mientras yo sentía que mi mundo terminaba, una semana, ese era todo el tiempo que me quedaba con Soo Bin, solo una semana. El pequeño se despidió de Min Gyu y le regresó el celular a Soo Bin.

—¿Ves? Te dije que estábamos bien, puedo cuidarlo yo solo, ¿entonces vienes la próxima semana? Está bien, preparare tu comida favorita, si yo también te quiero, jajajajaja, hasta pronto.

Sentía tantos celos, Soo Bin se veía tan feliz, me descubrió viéndolo y yo solo agaché la mirada rápidamente, continuando con lo mío, mirando el reloj pues había olvidado poner mi alarma, pero apenas eran las siete am, aún tenía casi dos horas para ir a trabajar, Soo Bin se puso de pie y fue solo cuando se quitó el delantal que llevaba que me di cuenta de que estaba vestido bastante formal, joder… casi escupí lo que acababa de llevarme a la boca, se veía tan guapo, tan sexy que no pude evitar arrancarle la ropa mentalmente.

El timbre sonó y Soo Bin fue rápidamente a abrir, una chica lo saludo alegremente y luego terminó abrazandolo, sintiéndome celoso incluso de ella, por lo afortunada que era. Ambos notaron que me había quedado mirándolos como idiota, así que Soo Bin se alejó y se paró frente a mi.

—Yuna, él es Kai, de verdad lamento que tengas que cuidarlo desde tan temprano, pero en la empresa no quisieron cambiarme el horario, por suerte salgo a las cuatro y a más tardar a las cuatro treinta ya estoy aquí.

—Oppa, no se preocupe, Huening Kai es una ternurita, yo encantada lo cuido, además me sirve levantarme temprano, así puedo practicar mientras cuido al pequeño.

La chica volteo a verme curiosa, con una enorme sonrisa en el rostro, luego se acercó a Soo Bin y golpeó su costado con su codo.

—No me dijiste que Min Gyu era tan guapo.

—Él no es Min Gyu.

La chica abrió los ojos como platos, cubriendo su boca y luego riendo a carcajadas.

—Oppa, usted si que no pierde el tiem...

—Es un conocido, de hace tiempo, se quedará aquí unos días en lo que encuentra un nuevo apartamento.

—¡Oh! Ya veo, es una lástima, no me molestaría verlo todos los días.

No puede evitar sonreírle, ella se rió cubriendo su boca y Soo Bin solo rodó los ojos, mirándome fijamente.

—Ni te atrevas a acercártele, que ni siquiera pase esa idea por tu sucia mente.

—Sabes que no me gustan las mujeres, aunque por ella, podría hacer una excepción.

Obviamente decía aquello para molestarlo, el gesto que hizo Soo Bin, casi me hicieron ver celos en él, pero el golpe que recibí en el brazo me hizo regresar a mi triste realidad, Soo Bin se acercó a la chica y puso su mano sobre su hombro.

—Ella es casi como mi hermana, así que si tú la tocas, yo te castro Yeon Jun.

—Vale, ya entendí, me mantendré lejos, me gusta mi parte tal y como esta.

—¡Yeon Jun!

—¡Soo Bin!

—Contigo no se puede hablar seriamente.

—Contigo tampoco, no después de verte con ese pijama de conejitos.

Las mejillas de mi princesa se sonrojaron, se veía tan adorable que me dieron ganas de ir a besarlo, pero la chica estalló en carcajadas y luego me miró.

—Yeon Jun oppa, la próxima vez, tómale una foto por favor, eso valdría oro.

—¡Yuna! ¡Yeon Jun! ¡Ah! Sabía que esto no era buena idea, ustedes son demasiado parecidos.

—Cálmate Soo Bin, aunque te tomara una foto, estas serían solo son para mí, no las compartiría con nadie.

Le guiñe un ojo a la chica, ella hizo un pequeño puchero de decepción y Soo Bin solo suspiró derrotado, tomó su mochila y se la colgó, le dió una libreta a la menor y se acercó a besar las mejillas de Kai.

—Papi tiene que ir a trabajar, regreso por la tarde amor, Yuna te cuidará y verá que Yeon Jun recoja los platos y los lave, tiene que hacer algo.

—Te quiero papi...

Huening Kai besó la mejilla de su papi, jamás había sentido celos de un niño, pero ahí estaba yo, queriendo ser él para poder besar aunque fuera la mejilla de Soo Bin.

Termine de comer, recogí los platos y los lave, Yuna jugaba con el pequeño mientras escuchaban música, fui a cambiarme y a limpiar un poco la casa para hacer tiempo, pues aún faltaba media hora para que tuviera que salir del apartamento. Ya quería ver a Yoon Gi y contarle todo lo que había pasado, me sentía un adolescente enamorado, pero no lo podía evitar, no cuando de Soo Bin se trataba.

Me senté un rato en el sofá a revisar mi celular, Yuna se sentó junto a mi con Kai en sus piernas, así que la vi como la oportunidad perfecta para sacar un poco de información.

—¿Hace mucho que conoces a Soo Bin?

—Lo conocí por su hermana, Lia, íbamos en el mismo taller en el instituto, solo soy dos años menor que Soo Bin.

—Pues pareces de veinte...

—Eso es un gran halago, y tú ¿hace mucho que conoces a Soo Bin?

—Lo conocí cuando él iba en la universidad.

—¡Oh! En la época oscura, ya veo... me hubiera gustado estar con él en ese tiempo, Lia dice que debió ser muy duro para su hermano, aunque realmente no sabemos bien lo que pasó, él nunca habla mucho de sus problemas.

—Es bueno que no lo sepan, no me gustaría que le tuvieran lastima a Soo Bin.

Una sonrisa se dibujo en el rostro de la chica, algo que me desconcertó bastante.

—Ya veo... él te gusta.

—No solo me gusta, estoy enamorado de él...

—Bueno, si no fuera por Min Gyu, te diría que adelante, pero...

Suspiré pesadamente, lo sabía, pero el que que me lo dijera alguien tan cercano a Soo Bin me hacía caer en mi cruel realidad; tomé mi mochila y me puse de pie, Yuna me miró un poco preocupada, debía tener cara de ser el hombre más desafortunado del mundo.

ㅡDebo ir a trabajar, nos vemos otro día.

ㅡClaro… ve con cuidado por favor.

ㅡLo haré, gracias.

ㅡKai, despídete.

El pequeño me abrazo como si me conociera de toda la vida y luego regreso a lo suyo. Ese día decidí ir caminando al trabajo, intentando aclarar mis pensamientos, intentando aceptar mi realidad.

Soo Bin había regresado, pero ahora él era feliz con alguien más, yo no podía ser un hijo de puta nuevamente y arrebatarle esa felicidad que tanto le había costado construir, él era lo más importante en mi vida, por eso… estaba dispuesto a renunciar a cualquier esperanza que había tenido con él con tal de verlo feliz, aunque yo no fuera parte de su felicidad.

Una semana, ese era todo el tiempo que me quedaba con mi princesa.

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