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BROKEN.

Cuando renuncias a la persona que más has amado en la vida, sientes que tu mundo ha terminado y sólo quieres desaparecer. Los días fueron pasando poco a poco y sin darme cuenta dos meses habían transcurrido desde la última vez que había visto a Soo Bin, dos meses de aquel terrible encuentro en su apartamento.

Suspiré derrotado, mirando por la ventana de mi oficina, el día estaba nublado y aquello solo me hacía sentir más triste, más solo, más miserable. Alguien llamó a la puerta, tomé un largo sorbo de mi café antes de ir a sentarme nuevamente en mi escritorio, peinando mi desordenado cabello hacia atrás.

ㅡ Adelante.

La puerta se abrió y Luna, mi secretaria, entró con un pequeño paquete en las manos.

ㅡAcaban de entregarlo, viene dirigido a usted.

ㅡGracias.

ㅡCon permiso.

Esperé a que Luna saliera de la oficina y cerrara nuevamente la puerta, me quedé mirando el paquete, no tenía idea de qué podría ser, le dí la vuelta y cuando leí el remitente, sentí mi corazón acelerarse, rompí el embalaje con desesperación y cuando la caja por fin estuvo abierta, mi corazón se detuvo de golpe. Las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas, teniendo que cubrirme la boca para que mis lamentos no se escucharan; con mi mano libre tomé el único objeto que venía dentro de la caja, tan pequeño pero en mi mano pesaba una tonelada, era el celular que le había regalado a Soo Bin, ese iPhone que había sido el inicio de todo.

Mi mano tembló cuando presioné el botón de encendido y la pantalla se iluminó, por un momento temí que estuviera bloqueado pero no fue así, no tenía ningún tipo de seguridad, me desplace por los mensajes y llamadas, todos eran de un mismo número, el mío. No había imágenes, así que fui a los vídeos, mi corazón se aceleeo cuabdo dentro de la carpeta solo había un archivo de poco más de dos minutos de duración, con el corazón latiendome a mil por hora me acomodé en mi silla y le puse play.

Soo Bin apareció de inmediato en la pequeña pantalla, mi corazón se detuvo y volvió a latir como si acabara de terminar un maratón, él miraba a la cámara y mordía su labio inferior como sí estar ahí le provocara mucho dolor, tenía los ojos hinchados y rojos, era evidente que había estado llorando y esa simple imagen me rompió el corazón en mil pedazos, estuvo en silencio por un rato, solo mirando a la cámara, hasta que por fin hablo.

"Hola Yeon Jun… había escrito todo lo que iba a decirte y esta es la décima vez que intento grabar esto pero simplemente no puedo. No entiendo tus motivos, no quiero entenderlos, no sé porque hiciste esto, tampoco quiero saberlo, simplemente quiero cerrar este doloroso capítulo de mi vida. Cuando veas esto, lo más seguro es que yo ya no esté aquí, voy a irme a un lugar muy lejano y no creo volver, y es solo por eso que me he armado de valor para grabar esto, porque sé que no podrás venir a buscarme, porque sé que no te veré más, porque sé que no volveré a ser débil ante ti. Quiero creer que… que nos conocimos en el momento equivocado, quiero creer que si las circunstancias hubieran sido otras tú y yo… nosotros… habríamos estado juntos y llevado una bonita y sana relación, quiero quedarme con eso. Solo… solo quiero decirte adiós y cuídate"

El vídeo terminó con Soo Bin medio sonriendo, una sonrisa tan forzada que me dolió verla, yo era el causante de todo aquello, si tan solo hubiera aceptado mis sentimientos antes, si hubiera hecho las cosas bien nada de aquello estaría pasando. Dejé el celular nuevamente en la caja, sabía lo que significaba aquello, él estaba poniendo punto final a nuestra historia; apoyé mi frente contra la fría mesa, dejando que las lágrimas cayeran, estuve llorando tanto tiempo que cuando por fin no hubo más lágrimas para derramar, ya había oscurecido. Fui al baño a lavarme el rostro, me puse gotas para los ojos y luego regresé a mi oficina por el teléfono que había pertenecido a Soo Bin, lo guarde en mi bolsillo y me dirigí a casa.

No me sorprendió encontrar el apartamento vacío, hacia mucho que Woo Young no dormía conmigo y pronto comenzaríamos con los papeles de divorcio, toda esa situación me hacía sentir miserable y por primera vez en mi vida, conocí la soledad. Se había vuelto un hábito para mi el llegar y beber, no hasta emborracharme, pero sí lo suficiente como para sentirme bien, me serví un gran vaso con whisky, tomé el celular y me fui a la habitación, ahí bebí y vi el vídeo hasta quedarme dormido.

Por la mañana mi rutina fue la misma de siempre, con la única diferencia de que las palabras de Soo Bin se me habían grabado profundamente y ahora no podía dejar de escucharlas en mi cabeza. Luego de ducharme y medio arreglarme, salí del apartamento rumbo al trabajo, pero una llamada entró y al ver el número de Woo Young, conteste con el manos libres.

ㅡDiga…

ㅡYeon Jun soy yo, Woo Young… ¿estás ocupado hoy?

ㅡMmh… tengo una sesión en dos horas, ¿por qué?

ㅡNecesito verte, es para hablar sobre el divorcio.

ㅡ¿Hablar sobre qué? Creí que ya habíamos llegado a un acuerdo.

ㅡLas cosas han cambiado, necesitamos hablar.

ㅡPero Woo Young…

ㅡTe envío la dirección.

Maldije y golpeé el volante, Woo Young seguía sacándome de mis casillas aún cuando ya no estábamos juntos, su actitud no había mejorado mucho y habíamos llegado al punto en que aunque ya no me mantenía vigilado, debía decirle dónde estaba y con quién.

ㅡ¿QUÉ MIERDA ESTÁS DICIENDO, WOO YOUNG?

ㅡEso es lo que quiero, de otra manera no firmaré el divorcio.

ㅡ¿TE HAS VUELTO LOCO? Esto debe ser una jodida broma.

ㅡNo y no, estoy hablando muy en serio, quiero todo lo que tienes, dinero, autos y el apartamento, prometo que después de eso, nunca volverás a saber de mi, velo por el lado bueno… podrás buscarlo.

Aquello me hizo detenerme a pensarlo seriame, ¿qué era el dinero a comparación de volver a tener a Soo Bin de regreso? Ni siquiera tuve que pensarlo, podía volver a hacer aquella fortuna en poco tiempo, sabía administrar mi dinero y dónde invertirlo, así tomé la pluma aún con la advertencia de mi abogado y leí aquel acuerdo.

ㅡ¿Me das tu palabra de que nunca volverás a molestarme a mi o a Soo Bin?

ㅡLo juro, está escrito ahí.

ㅡAl menos déjame dinero para el boleto de avión y el hospedaje.

ㅡMientras no sea en primera clase.

ㅡ¿El bebé?

ㅡTe dejaré verlo cada que quieras con un intermediario para que no tengas que ver mi cara.

ㅡDebo estar jodidamente loco.

ㅡSolo estás enamorado.

ㅡLo estoy, yo lo estoy.

Tomé aire antes de firmar aquel papel, a pesar de que le estaba cediendo prácticamente todo a Woo Young, no me sentía mal, al contrario, me sentía tan feliz, en mi cabeza comenzaban a formarse una y mil historias de cómo sería mi encuentro con Soo Bin, de lo que le diría, de todas las cosas que haríamos juntos.

Salí de ahí sin nada más que el poco dinero que había en mi cartera y lo suficiente para ir y venir con Soo Bin, ya me las arreglaría para comprar un apartamento, podía usar el dinero que tenía escondido y del que Woo Young no sabía, no era mucho, pero me alcanzaba perfectamente para el apartamento que quería comprar.

Para mi mala suerte, solo pude comprar el boleto de avión para un mes después pues me había salido trabajo y necesitaba hacerlo. Aquellas semanas habían sido agotadoras, entre hacer el trato del apartamento y la mudanza, sentía que había envejecido al menos diez años, pero nada podía quitarme la sonrisa de la cara, la idea de tener a Soo Bin de regreso era lo único que me daba la fuerza para seguir, sintiéndome cada vez más ansioso conforme la fecha del vuelo se acercaba.

Había planeado todo, el como le confesaría mis sentimientos, nunca había sido cursi, pero con mi princesa quería esforzarme, así que había investigado muy bien. Aunque había un pequeño problema… no sabía exactamente dónde estaba Soo Bin, sabía que estaba en algún lugar de los Ángeles, pero no sabía bien en dónde y tampoco quería llegar a la universidad del más bajo y hacer un alboroto, quería algo discreto que solo él disfrutara y quisiera presumirlo al mundo.

Así que me puse a investigar los hospitales de los Ángeles, uno por uno, hasta que di con el nombre que buscaba, Kim Min Gyu, sonreí de oreja a oreja por mi buena  investigación y talle mis ojos mirando la hora, debía ir a ducharme o no llegaría a tiempo a mi sesión.

El día por fin había llegado y con maleta en mano abordé un taxi para ir al aeropuerto, repasé mentalmente mi perfecto plan para pedirle a Soo Bin regresar conmigo, sonriendo solo de imaginar su carita. Pero aún había algo que debía hacer, solo para confirmar, luego de registrar mi pequeño equipaje e ir a sentarme a la sala de espera, marqué el número del hospital en el que Min Gyu estaba trabajando, la voz de una mujer me respondió y me pidió que esperara. En los Ángeles debían ser cerca de las seis o siete, no recordaba muy bien, pero rezaba porque Min Gyu siguiera en su consultorio, sonreí de oreja a oreja cuando escuche su voz, iba a colgar pues mi idea era solo confirmar que era a quien buscaba, pero una voz me hizo detenerme.

ㅡHello… Hello?

ㅡAmor… ¿ya estás listo para ir a cenar?

ㅡDame un segundo amor, estoy al teléfono.

Era Soo Bin, era la voz de Soo Bin, podría reconocerla entre miles, mi corazón se acelero solo por oírlo.

ㅡHello?

ㅡBueno amor, te espero en el auto, date prisa, no quiero que mi esposo muera de hambre.

Sentí el tiempo detenerse, todo se movió lentamente frente a mí, había imaginado muchas situaciones, Soo Bun rechazandome, golpeándome, pero en cada una tenía algo planeado para hacer, había imaginado todo menos eso, sentí el aire escapar de mis pulmones y mi celular cayó de mis manos, estrellándose contra el suelo, la pantalla rompiéndose al instante, como mi corazón. Levanté mi celular y lo guarde en mi bolsillo, tomé mi maleta y salí del aeropuerto rumbo a mi nuevo hogar, hogar que nunca podría compartir con Soo Bin.

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