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uno.


Gran Premio de Monaco
Montecarlo, Mónaco. 2021.

Si a Bianca le preguntaran si alguna vez había soñado con estar en el lugar en el que estaba, ella respondería que si, y que era incluso más de lo que podría haber soñado alguna vez.

Pero ahí estaba, con el micrófono en la mano, en el circuito de Mónaco, en la parte de los medios lista para entrevistar a los tres pilotos que habían logrado subir al podio.

Le gustaba la Fórmula Uno y si tuviera que elegir un piloto favorito se inclinaría por Sebastian Vettel sin pensarlo, aunque también le tenía un gran cariño y respeto a Lewis Hamilton. Había crecido viéndolos y apoyándolos a ellos, y a pesar de que le hubiese gustado verlos entre los tres primeros y mucho más entrevistarlos, el resultado había sido distinto y tenía que ser profesional.

Estaba esperando que Carlos Sainz Jr terminara su entrevista con un medio británico, para que sea su turno, cuando su asistente llegó a ella con una mueca que significaba que traía malas noticias.

—Bianca... nos acaba de llegar un comunicado desde la jefa de prensa de Red Bull; Max Verstappen no te dará entrevistas a ti—le avisó, e inmediatamente Bianca abrió sus ojos, sorprendida—no podrás entrevistarlo y el canal no permitirá que perdamos la oportunidad de tener la palabra del ganador de esta carrera, así que decidieron que cambiarían de periodista.

—¿Y justo me avisan ahora?—preguntó ella—¿porque me hicieron venir entonces?

—Lo lamento mucho Bianca, es un pedido de Red Bull, del piloto y del canal—se disculpó él—solo será la entrevista a los tres pilotos y luego podrás seguir cubriendo el día con normalidad. Debes entregarme el micrófono y Ben te ayudará con el equipamento del micrófono para dárselo a la otra periodista.

Bianca asintió con su cabeza y se dirigió hacía Ben, tras entregarle el micrófono a su asistente. Le quitaron los cables y todo, para llevarlos a otro lado, mientras ella se quedaba de brazos cruzados a un lado y se apoyaba en una de las vallas, viendo como ya llegaban Carlos Sainz Jr, Lando Norris y max Verstappen con sus respectivas agentes de prensa, hacía el lugar que le correspondía a ella.

Acababa de perder un trabajo importante para su carrera y solo estaban en Mayo. ¿Que le esperaba para el resto del año? no podía dejar de pensar en ello.

Quiso culpar a Max Verstappen por su decisión, pero lo entendía. Había sido muy crítica con él y había tocado un tema delicado, uno en el que no se tendría que haber metido desde un principio, pero lo hecho, hecho estaba y no podía cambiarlo. Solo le quedaba aceptar sus errores y hacerse a un lado.

Vió desde lejos como una chica castaña se acercaba a los pilotos, y en cuánto vió al camarógrafo y a esa silueta tan confiada e imponente, supo de quién se trataba.

Obviamente la elegirían a ella.

Y a pesar de que comenzaba a sentirse molesta, no pudo desviar su mirada. ¿Porque le quitaban su trabajo para dárselo a ella, que no lo necesitaba? Habían muchos periodistas más que podrían haber ocupado su lugar, y también habían muchos que habían criticado al piloto estrella de Red Bull, siendo mucho más duros de lo que ella había sido, y seguían dándole entrevistas.

Su ceño se frunció al ver que Max Verstappen le sonreía a la entrevistadora y le hablaba con tranquilidad e incluso se reía de que lo decía y rodó sus ojos con molestia.

Lo detestaba con toda su alma.

Y parecía ser un sentimiento recíproco, porque Max aprovechaba cada ocasión que tenía para responder de manera indirecta a cada comentario que hacía Bianca en su contra, sobre su estilo de manejo o sobre su personalidad, dejando en evidencia que estaba al tanto de cada una de sus críticas.

Ella simplemente lo sabía, y no le importaba. Era obvio que él estaba al tanto o se enteraría alguna vez, porque solo bastaba con revisar las redes sociales o escuchar a su jefa de prensa contarle lo que ocurría y lo que se decía sobre él.

Max Verstappen obviamente tenía algo personal en contra de Bianca Di Marco, así como también tenía y usaba su privilegio de ser el golden boy de Red Bull Racing.

Un privilegio que había usado para no tener que ser entrevistado por ella. Él, el líder del Campeonato de Fórmula 1, él que tenía más prestigio y atención en ese momento, no le daba entrevistas a una periodista en ascenso que estaba a punto de perder su trabajo y dejar de ser contratada y considerada por otros medios.

Bianca se sentía frustrada y tampoco entendía su criterio. Habían otros periodistas que decían cosas horribles sobre él y hasta deseaban que algún piloto de Mercedes lo derrotara, pero seguía hablando con ellos como si nada. Sin embargo, cuando ella lo hacía... ocupaba su tiempo en quitarle trabajos que serían importantes para su carrera.

Con sus comentarios sobre él no planeaba ganarse un enemigo o molestarlo. Ella simplemente se quejaba de que era muy agresivo en la pista, de que maldecía en sus radios y trataba mal a su ingeniero, insultaba a los demás pilotos y no sabía trabajar en equipo.

Lo que hacían todos los periodistas.

Cuando la entrevista terminó, dejó sus pensamientos de lado e hizo una mueca y esperó a que su colega le dejara su micrófono y su equipamiento a Ben, y una vez que ella estuvo lejos y se despidió de todos, Bianca se acercó para volver a colocarse todo.

—Hizo un gran trabajo—comentó Ben. Bianca levantó sus cejas y se aguantó de poner sus ojos en blanco.

—Me alegro—respondió ella desinteresada—tiene bastantes cosas en común con ellos.

—¿Que cosas?—preguntó él, con curiosidad.

—Los privilegios, Benny. Tienen dinero y el nepotismo suele abrir muchas puertas. A veces, a gente que no se lo merece.

Y tras decir eso, volvió a caminar por el circuito hasta llegar a los demás pilotos. Entrevistó a varios y luego siguió con los directores de algunos equipos, sorprendiéndose de que Christian Horner se acercara, incluso cuando él no estaba en su lista del día.

Cuando finalizó con su trabajo, dejó las cosas a su equipo y volvió al hotel, agotada por el día que había tenido.

Mientras guardaba todas sus pertenencias en su maleta dispuesta a volver a su casa en Londres, pensó en todo lo que había pasado ese día.

Quizás tendría que considerar dejar de trabajar en la Fórmula Uno e inclinarse hacía otros deportes.

Escuchó que golpeaban su puerta, así que la abrió, encontrándose con Ashley. Ella era quién se encargaba de la fotografía y las redes sociales del medio en el que trabajaban y se habían convertido en buenas amigas durante ese año que llevaban viajando juntas.

—Me enteré lo que pasó—dijo ella, cerrando la puerta y sentándose en el sofá que había a un lado de la cama—¿cómo estás?

—Enojada—respondió Bianca con sinceridad—pero eso me pasa por criticar a los deportistas, es parte de mi trabajo.

—Pero...

—Aunque hay otros que hacen críticas peores y no les hacen lo mismo que a mí—agregó ella, indignada, mientras cerraba su maleta y miraba a su amiga—estoy empezando a creer que es personal. ¿Será porque soy mujer? Sino, no lo entiendo.

Ashley hizo una mueca y miró a su amiga confundida.

—No creo que sea algo personal, no eres de la primera periodista que se queja—comentó—y tienes suerte de que no te lo haya dicho en la cara, hubiese sido incómodo.

—Pero no me da muy buena imagen que un piloto no quiera darme una entrevista, Ash—se quejó ella—ahora varios van a considerarlo antes de darme una. ¡Me hace quedar mal!

Ashley abrió su boca para decir algo, pero prefirió quedarse callada. Bianca estaba enfadada y jamás aceptaría que ella también había cometido un error, así que prefería no discutir. Solo soltó un suspiro y le dedicó una sonrisa amistosa y genuina, porque de alguna forma, entendía como se sentía y porque actuaba así.

—¿Y sabes que es lo peor de todo?—agregó, sentándose frente a ella. Ashley cerró sus ojos y los abrió, buscando paciencia.

—¿Qué?

—¡Que le dieron las entrevistas a ella!—se quejó, tapándose su rostro con una almohada—ni siquiera era su día de trabajo hoy, nunca estuvo en la Fórmula Uno. La única vez que entrevistó a un piloto fue a Vettel y eso fue hace años, y de repente la ponen ahí a entrevistar a los tres que quedaron en el podio. O sea, a los que más les interesa a la gente escuchar.

—Bian... mírale el lado bueno—trató animarla su amiga, pero la castaña la miró cansada.

—No existe el lado bueno, no hay nada positivo en todo esto—comentó, mordiendo su labio y mirando por la ventana.

Ashely volvió a quedarse callada y miró una vez más a su amiga, antes de abrazarla, sintiéndose apenada por la única que no se daba cuenta de las cosas, era siempre la mismísima Bianca.


AAAA al fin está acá la introducción de Disaster! Tenía muchas ganas de escribir un "enemies to lovers" y que mejor que de Max? Así que espero que les guste y que estén listas para ver como estos dos se tiran con todo.

voy a estar dejando edits de esta fic en mi cuenta de tiktok @wnderlandaisy y avisos en mi ig @wnderlandaisy así que vayan a seguirme ahí porque a veces hay adelantos 👀.

En fin, espero que disfruten la lectura, que voten, comenten y me digan que opinan en los comentarios! 🤎

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