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seis.

BIANCA
12 de Diciembre de 2021

Circuito Yas Marina,
Abu Dhabi

El Gran Premio de Abu Dhabi había llegado, y no era un Gran Premio común y corriente. Era el gran premio que lo decidiría todo. Fuera cual fuera el resultado ese domingo, marcaría un antes y un después en la Formula Uno.

Si ganaba Max Verstappen su primer campeonato, sería quitándole la posibilidad a Hamilton de romper el récord y superar a Michael Schumacher en títulos mundiales y abriría mucho más la era de los pilotos de la "nueva generación", y si Lewis Hamilton ganaba su octavo campeonato, sería histórico porque se convertiría en el primer piloto en conseguir ocho mundiales — definitivamente un numero que sería muy dificil de igualar para los futuros pilotos.

Todo mi apoyo estaba con Lewis Hamilton, obvio. Admiraba mucho a Michael Schumacher, pero los récords estaban para romperse y ver a un piloto tan talentoso y experimentado como Hamilton conseguir su octavo titulo sería histórico y algo que recordaría toda mi vida.

La clase de datos que les contas a tus nietos cuando sos vieja, sin dudas.

En Abu Dhabi, Dylan fue el encargado de acompañarme desde el aeropuerto hasta el hotel apenas llegué el día jueves, y desde entonces, nos habíamos conocido mucho más, en especial porque él me acompañaba en el paddock o en los recorridos del hotel hacía el circuito o viceversa. Era un chico bastante agradable, gracioso y respetuoso. Al principio era algo tímido, pero luego se soltaba un poco más y se permitía dejar un poco de lado la formalidad.

Aunque entendía a que se debía; todos en Mercedes actuaban de esa manera, tenían un comportamiento intachable digno de un equipo que se había mantenido en lo alto y había logrado tantas cosas importantes.

Por otro lado, Susie y Toto Wolff se habían tomado un tiempo para hablar conmigo apenas me vieron en la hospitalidad de Mercedes. En realidad, primero se me acercó Susie y tomamos un café juntas, y luego se acercaron ambos y fue cuando pude conversar un poco más con un Toto Wolff que parecía muy interesado en mi trabajo, mis conocimientos y mi horrible experiencia con el piloto que se había convertido en su peor pesadilla ese ultimo año; Verstappen.

Me comentó que para el próximo año George Russell sería su piloto –cosa que ya se sabía porque lo habían anunciado con anticipación–, y que aún no tenían una agente de prensa para él.

Qué casualidad, ¿no? Se pensaban que yo era boluda.

Si algo aprendí trabajando en la Formula Uno, era que no se puede confiar en nadie, y yo ya había aprendido mi lección. No hablaría de más. A veces, es mejor callar y reservarse algunas cosas y eso fue lo que hice.

Además, respondí con sutileza a su comentario de la falta de una agente de prensa para Russell, contándoles que durante para el 2022 ya tenía un contrato firmado para hacer entrevistas en varios torneos de Tenis.

No obstante, parecía que Toto Wolff no estaba dispuesto a rendirse. Era muy insistente y aunque había decidido dejar de lado el tema cuando comenté mi situación laboral, igualmente me hizo saber que podía hacer un lugar para mi en Mercedes para volver a cubrir la Formula Uno.

¿Había un truco oculto? Quizás, pero todavía no era tiempo de descubrirlo.

Y la verdad, teníamos un enemigo en común.

Toto Wolff sabía que Max Verstappen y yo no podíamos vernos ni en figurita, y seguramente sabía que el desagrado que el neerlandés sentía por mi había sido la razón por la que me habían despedido de mi trabajo.

Y obviamente buscaría debilitar a un rival usando a la periodista que había tenido un enfrentamiento con él.

Sin embargo, ese día, decidí que no pensaría mucho en eso, sino que me enfocaría en disfrutar de la carrera. Por suerte, Lewis Hamilton había obtenido la pole y todo parecía estar a su favor.

Yo estaba junto a otra chica que decía ser una influencer conocida de Argentina que se llamaba Tamara, y recorrí el paddock y la hospitalidad de Mercedes junto a ella.

Afortunadamente no me había cruzado en ningún momento a Verstappen, porque tanto él como Lewis caminaban rodeados de cámaras y reporteros que no se querían perder detalle o movimiento de los pilotos que estaban a horas de protagonizar el cierre de temporada más entretenido de los últimos años.

Yo sería uno de ellos, pero lamentablemente me habían despedido y me tocaba vivirlo como fan, y no como parte de los periodistas que se encontraban en el sector de medios.

—No sabía que eras amiga de Pierre Gasly—habló la chica influencer sacándome de mis pensamientos, después de que nos sentábamos en nuestros asientos de las gradas.

Tamara se refería al momento en el que Pierre se había acercado a saludarme en el paddock, y como siempre, habíamos tenido una breve conversación de la cual ella no formó parte, pero al parecer, no se perdió de nada. Bastante observadora.

—No somos amigos, solamente nos llevamos bien—le contesté, porque esa era la verdad. Nos llevabamos bien y podíamos mantener uma conversación amigable porque nos veíamos seguido cuando yo trabajaba en ese mundo, pero no sabíamos nada sobre la vida privada del otro ni eramos tan cercanos como para ser amigos.

—Oh, pensé que si eran amigos—respondió ella, encogiéndose de hombros—¿y con Leclerc?

—Lo mismo, todo es por lo laboral, viste, como yo antes los entrevistaba y tenemos la misma edad, nos llevabamos re bien, nada más—le expliqué, levantando una ceja—¿porque te interesa tanto, igual? Pensé que no estabas tan metida en la Formula Uno.

Tamara se veía algo nerviosa y hasta soltó una risa media rara, seguramente porque se había dado cuenta de que yo ya le había sacado la ficha.

—Curiosidad—contestó, cambiando su semblante por una expresión de tranquilidad que estaba fingiendo, porque no se veía para nada genuina—¿quién te gustaría que ganara?

—Hamilton, obvio—respondí inmediatamente, irritándome un poco se que siguiera hablándome mientras yo hacía crujir mis dedos, sintiéndome un poco ansiosa por lo que estaba a punto de iniciar. Los autos ya se encontraban en sus respectivos lugares de partida, los mecánicos, los directores de equipo, los pilotos y los medios se encontraban ya en la pista, al igual que algunas celebridades que me parecían irrelevantes.

No faltaba nada para que iniciara la carrera y yo ya no daba más. Y por alguna razón, sentía una extraña sensación que parecía ser un nudo que se había formado en cuestión de minutos en mi estómago y que me mantenía inquieta y ansiosa.

—Es solo una carrera, Bianca—trató de tranquilizarme Tamara, aunque sonó como un comentario muy forzado. La miré de reojo y decidí ignorarla.

La verdad, todo sobre Bianca me parecía forzado y sus acciones muy premeditadas. No era una persona honesta o genuina y desde que nos presentamos, me pareció que algo no encajaba. Y parecía ser que mi sexto sentido no había fallado, porque ahí estaba esa chica, diciéndome que era solo una carrera, queriendo hacer que ese comentario pareciera ser amistoso cuando en realidad tenía una expresión de irritabilidad muy evidente en su rostro.

Supongo que entendió la mirada que le di, porque no volvió a hablarme.

Los siguientes minutos se me pasaron volando y ya era momento de la largada. Afortunadamente, Hamilton logró mantener la primera posición y comenzó la carrera como se esperaba; liderando, seguido de Verstappen. Se tocaron un poco en las primeras vueltas e incluso le avisaron a Verstappen que no habría investigación de los comisarios, y eso solo fue lo que indicó que podíamos esperar para el resto de la carrera.

Yo bajé al garage y decidí ver la carrera allí, con los auriculares puestos para no perderme de nada y obtener la experiencia completa.

Vuelta veinte. Sergio "Checo" Perez había sobrepasado a Hamilton, defendiendo su posición de un Hamilton que luchaba y buscaba un hueco y el lugar correcto para pasarlo y volver a liderar la carrera, cosa que consiguió una vuelta después, pasando al piloto mexicano con una maniobra por fuera de la pista, aunque eso le permitió a los Red Bull trabajar en conjunto y utilizar el DRS.

Checo Perez estaba ayudando demasiado a su compañero, cosa que se esperaba de él por las posiciones en las que habían quedado y el contexto en el que se encontraban, y justamente por esa razón dejó pasar a Verstappen sin protestas.

Rodé mis ojos al escuchar la radio del imbécil del neerlandés y me concentré en seguir viendo la carrera, sintiendo que en el garaje la tensión y los nervios estaban muy presentes. Y era para menos. No hubo ni siquiera un solo minuto durante todas esas vueltas, en las que se pudiera sentir un poco de calma.

El resto de la carrera siguió así, tensa y peleada. Hamilton liderando y peleando su lugar con Verstappen, algo que era entretenido hasta que las vueltas comenzaban a ser cada vez menos.

La vuelta cincuenta y dos. Todo parecía indicar que Lewis lograría consagrarse como campeón del mundo, y una mezcla de emoción e ilusión ya estaba instalada en el garaje entre los empleados y los mecánicos del piloto británico. Ya ni siquiera enfocaban a los demás pilotos, porque el espectáculo era ver a los dos pilotos –de escuderías distintas– que estaban peleando el campeonato mundial.

Vuelta cincuenta y tres. La maldita vuelta cincuenta y tres en la que Nicholas Latifi chocó contra el muro de contención en la curva catorce.

Verstappen aprovechó el auto de seguridad y entró a boxes, pero Lewis Hamilton, a pesar de ser llamado y tener a sus mecánicos listos para cambiarle los neumáticos por unos nuevos en caso de que se relanzara la carrera, se negó a ingresar. Una decisión muy arriesgada que podía costarle todo el esfuerzo y el impecable trabajo de defensa que estaba haciendo.

La vuelta cincuenta y seis. Los comisarios comunicaron que los autos rezagados no podrían sobrepasar, y obviamente, Red Bull comenzó a presentar quejas que aparecieron en la radio de cada maldita pantalla que había en ese garage.

La vuelta cincuenta y siete. Los comisarios anunciaron que los autos rezagados-Norris, Alonso, Ocon, Leclerc y Vettel, tenían que sobrepasar al auto de seguridad. Lo que dejaba a Verstappen, para mí, injustamente detrás de Lewis.

Nunca había visto algo así en la Formula Uno, y lo decía siendo una persona que había visto todas las carreras posibles desde que era una niña.

El auto de seguridad terminaría en esa vuelta, 57, y me sentí algo comprendida cuando noté que no era la unica confundida con esas decisiones, porque todos en Mercedes estaban igual de confundidos y desconcertados que yo.

El auto de seguridad salió en la vuelta cincuenta y siete y eso significaba que solo quedaba una sola vuelta para correr. Y en cuestión de segundos, el Red Bull de Verstappen se encontraba a la par del Mercedes de Hamilton.

El piloto británico enía la ventaja de que estaba liderando e iba primero, pero tenía la desventaja de que no había ingresado a boxes a cambiar los neumáticos por unos nuevos, mientras que Verstappen tenía muchas más chances y la ventaja de tener neumáticos blandos nuevos. Unos neumáticos que había calentado ya durante las vueltas que hicieron detrás del auto de seguridad.

Estaba muy nerviosa. Mi pie no dejaba de moverse, golpeando el suelo sin parar, mientras mis pulsaciones se aceleraban cada vez más. Apoyé mis codos sobre la barra y cubrí mi cara con mis manos unos segundos, antes de quitarlas y observar la pantalla que estaba frente a mi, en la que los mecánicos ya tenían toda su atención.

—Que manera de pasarla como el orto—solté, frustrada, viendo como Lewis seguía liderando, pero con Verstappen siguiéndolo desde cerca. Que pesadilla, realmente.

La ultima vuelta. Todo parecía ir bien para Lewis, al menos hasta que en la curva 5, Verstappen lo pasó por dentro, sin tocar ni rozar el Mercedes.

—¡No, la puta madre!—me quejé, colocando mi mano en mi frente, mientras sentía que ya mi corazón se me estaba por salir por los nervios y la emoción. Eran muchas sensaciones juntas. Bronca, indignación, confusión y un poco de incredulidad porque no podía creer lo que estaba viendo.

Lewis seguía luchando para recuperar el liderazgo, y casi lo consiguió, pero los neumáticos del Red Bull eran mucho más nuevos y marcaban la diferencia con los del Mercedes. Apoyé mi mentón sobre mi puño, sintiendo que si no me apoyaba en la barra y me colocaba de esa forma, me desmayaría ahí mismo. Y no era la unica que se sentía así. Simultáneamente, los gritos de un enojado y frustrado Toto Wolff inundaban y hacían eco en el garage, mientras se quejaba de las decisión del comisario.

Lo que se comentaba a mi alrededor, era que esa decisión era errónea y que no podía hacerse eso porque no estaba en el reglamento.

Podía ser. Es decir, tomaron esa decisión después de que Horner se quejara en la radio con los comisarios.

No puede ser. No hay manera. Eso era lo unico que pensaba mientras miraba en la pantalla como Max Verstappen se alejaba cada vez más de Lewis Hamilton hasta llegar a la ultima curva y dejar ver el lugar de la llegada, donde ya lo estaba esperando la bandera a cuadros que bajaría apenas el auto azul atravesara la linea.

Los empleados de Red Bull pasaban corriendo fuera del garage, yendo hacía el podio para esperar a su piloto estrella, que se había convertido en Campeón del Mundo.

Max Verstappen, mi nemesis, la persona que más me desagrada en el Mundo y el culpable de que no estuviera ejerciendo mi profesión en lo que era mi trabajo soñado, se había convertido en Campeón del Mundo.

Le había quitado el octavo título a Lewis Hamilton. El británico ya no superaría la cantidad de títulos de Michael Schumacher. Había ganado de la manera más confusa, casi con ayuda de los comisarios y de su compañero que defendió para él y lo dejó pasar.

Cubrí mi rostro con mis manos y me quejé en voz alta, sabiendo que no se escucharía. Arreglé mi pelo con mis manos y me quité los auriculares apenas comenzó a escucharse su voz, en la que era evidente la emoción y la alegría. Rodé mis ojos y me mantuve en el lugar, observando como Toto Wolff seguía golpeando la mesa y las partes de su micrófono y auriculares estaban esparcidas por todos lados, especialmente sobre la mesa y el suelo. Los mecánicos se veían decepcionados y los demás empleados se miraban entre ellos con desilusión y sin poder creer lo que había sucedido.

Ese día no se suponía que debía terminar de esa manera, me negaba. Seguramente si Mercedes apelaba e investigaban esa decisión, podían hacer algo.

—Que carrera de mierda.

Salí del garage, dirigiéndome hacía la hospitalidad porque no estaba dispuesta a quedarme mientras veía como Verstappen y todos en Red Bull festejaban en el podio.

Ingresé a la hospitalidad, donde una chica se acercó con una bandeja llena de vasos de agua para preguntarme si quería uno. Tomé uno en mis manos y le agradecí, para luego sentarme en un sofá mientras veía la transmisión en una televisión que estaba colgada en la pared.

Le tomó un tiempo a Lewis para bajarse del monoplaza, minutos, quizás. Pero cuando lo hizo algo cabizbajo, igualmente saludó y felicitó a Verstappen de manera respetuosa.

Que caballero. ¿Como hace?

—Me dijeron que te vieron caminar hacía aquí—habló alguien a mi lado. Levanté mi cabeza y me encontré a Dylan, que me observaba con una mueca—¿cómo estas?

—No puedo creer como hace Hamilton para no reaccionar de mala manera y tirarle el casco por la cabeza—admití, escuchando la risa de Dylan.

—Lewis es un señor, muy caballero y educado—comentó Dylan, con tranquilidad—hace terapia, eso le ayuda muchísimo con sus sentimientos. Ser piloto de Formula Uno no es facil, y más cuando eres EL Lewis Hamilton.

—No puedo creer lo que fue esta carrera—opiné, indignada—no tenía que terminar así.

—Créeme, yo te entiendo—respondió él, sentándose a mi lado—todos aquí en Mercedes queremos mucho a Lewis y festejamos cada logro como si fuera nuestro porque somos un equipo y... esto no será facil de afrontar, pero al menos nos quedamos con el Campeonato de Constructores.

—Dios, ¿que pasará con Lewis?—pregunté en voz alta. En la televisión mostraban una imagen de su padre abrazándolo y consolándolo, y luego, la imagen que contrastaba era la de Max Verstappen junto a su padre, que también lo abrazaba mientras ambos hablaban y sonreían, una escena inusual para todos los que conocíamos la historia de esa familia.

—Veremos—soltó—puede pelear por un campeonato el año que viene. Yo... Bianca... siento mucho que te hayan despedido de tu trabajo, eras increíble. Bueno, ahora también haces un gran trabajo en los torneos de Tenis.

—Gracias, Dylan—le agradecí, dedicándole una sonrisa.

—Estoy seguro de que Toto estaría encantado de tenerte en el equipo en el futuro, tu currículum debe ser impecable—agregó, subiendo sus cejas y sonriendo de manera genuina—deberías presentarlo.

Mordí mi labio y luego solté una risa.

—A eso lo tengo que pensar con la cabeza fría pero te agradezco, de verdad—le dije con honestidad—no estoy acostumbrada a que halaguen mi trabajo. De hecho, el idiota que ganó hoy es el culpable de que la gente solo se enfoque en mis malos artículos y crear una narrativa en la que soy lo peor que le pasó al periodismo de automovilismo.

—No deberías enfocarte mucho en eso, Bianca—me dijo—eres muy talentosa, carismática y seria. Lo que te sucedió fue injusto, pero eso no debería limitarte ni impedir que vuelvas.

—Pero me despidieron y...

—Ese canal no es el unico que cubre la Formula Uno—mencionó, alzando sus manos a cada lado de su cuerpo—¡solo digo! Hay otras formas en las que puedes volver, ser periodista es muy útil aquí. Y no solamente para entrevistar, escribir artículos y comentar las carreras.

—Voy a ver que hago—casi que le prometí, sonriendo con mis labios apretados—¿sabes? Eres muy agradable, Dylan. Me gusta hablar contigo.

—¡Oh, gracias!—exclamó, contento—a la gente usualmente no le gusta que hable mucho.

—Yo también hablo mucho—confesé—solamente que ahora estoy muy indignada.

Dylan soltó una carcajada.

—¿Que te parece ir a la fiesta de Mercedes esta noche?—preguntó, levantando sus cejas. Yo fruncí el ceño, mirándolo algo confundida.

—¿Que fiesta?

—La fiesta de esta noche no se suspende—me avisó—ganamos el Campeonato de Constructores, eso no es cualquier cosa.

Una fiesta. ¿Que tan malo podía ser ir a una fiesta de Mercedes en Abu Dhabi? Me serviría de distracción y hacía mucho tiempo que no salía.

—Puedo ir a una fiesta, si—respondí, asintiendo con mi cabeza.

Nos pusimos de acuerdo con Dylan para ir juntos después de que todo terminara, así que había tenido tiempo de bañarme y cambiarme en mi hotel antes de llegar al lugar donde sería la fiesta de cierre de temporada de Mercedes. Creí que sería en un hotel, un salón o en un restaurante, pero en realidad era en el puerto, e incluso tenían un gran yate.

Apenas llegamos, Tamara Cavalli se nos unió y no se despegó de nosotros en ningún momento, por lo que Dylan y yo tratábamos de tener conversaciones simples y de cualquier cosa que no fuera sobre nosotros mismos, para que ella pudiera unirse. Honestamente, ella no me había caído muy bien, y a Dylan tampoco, porque cada vez que ella tomaba su brazo y se acercaba a él cuando se reía, este la miraba con el ceño fruncido, ocultándole su incomodidad.

Hubo un momento en el que pude salir del yate y dirigirme hacía la barra para buscar más tragos porque los nuestros se habían acabado, y apenas lo hice solté un suspiro de alivio al no tener que escuchar a Tamara hablando sobre su ex y sobre lo "dificil" que era su trabajo como influencer. Dificil. Había gente que tenía trabajos más difíciles que subir una historia a Instagram etiquetando a una marca que te paga justamente para que hagas algo tan sencillo como eso.

Me faltaban tan solo unos pasos para llegar a la barra y tenía la boca seca, pero antes de que pudiera acercarme más, me choqué con el cuerpo de alguien. Sostuve mi bolso con mis manos para que no se me cayera al agua –ya que estaba arriba de un muelle— y esa acción impidió que le prestara atención a la persona que ya se había girado para verme.

—¡Lo lamento!—escuché que dijo una voz que no solo me pareció muy conocida, sino que me pareció irritante. Rodé mis ojos al darme cuenta de quién me había chocado y sentí que toda expresión de calma y alegría se esfumó de mi rostro, para ser reemplazada por una de desagrado.

Tenía a Max Verstappen frente a mí, mirándome con una sonrisa burlona.

—Di Marco—soltó. Tenía una remera negra y sostenía un trago con su mano, y eso fue lo único que alcancé a ver porque no lo miré más, ya que cerré mis ojos y tomé el puente de mi nariz con mis dedos—tanto tiempo sin verte... ¿estás festejando algo?

Crucé mis brazos y lo miré con una ceja levantada, dedicándole una mueca de asco.

No quiero hacer esto. No me lo crucé en todo el fin de semana, ¿y justo lo encuentro esa noche?

—Tengo que buscar los tragos, así que... deberías salirte de mi camino, idiota.

—Woah, no hay necesidad de que seas tan grosera—dijo él, seguramente disfrutando del hecho de que estaba arruinándome la noche—siempre pensé que eras bastante injusta conmigo en tu trabajo, pero no creí que eras de las personas que no felicitan a alguien por sus logros, Di Marco.

Sonreí con falsedad y ladee mi cabeza hacía un lado. ¿En serio esparaba una felicitación de mi parte? Yo hubiese apostado todo mi dinero en su contra. No quería que se convirtiera en Campeón del Mundo.

Jamás lo podría felicitar, mucho menos después de esa carrera.

—No tengo nada que felicitar—solté, mirándolo directamente a sus ojos, notando que él sonreía con diversión—no te lo merecías.

Su sonrisa divertida se desvaneció en cuanto hablé y supe que él todavía no estaba tan ebrio como para olvidarse de eso o dejarlo pasar, porque no actuaba como alguien que estaba pasado de copas. Había reaccionado, lo había entendido y se mantenía parado frente a mi sin tambalearse o tartamudear, como asimilando mis palabras, y no fue capaz de responderme de manera inmediata como acostumbraba hacer cuando discutíamos.

Aproveché esa falta de reacción para rodearlo y caminar hacía el lugar al que me dirigía antes de cruzarme con él, pensando en que era muy estúpido que esperara una felicitación de mi parte.

No me salía felicitarlo. Estaba indignada por el resultado, no estaba contenta por su logro y todavía no olvidaba el dato de que él había formado parte en la decisión que me había causado tanto daño.

El resto de la noche, dejé ese tema de lado y no volví a pensar en ello, porque no creía que mis palabras pudieran tener algun efecto en ese tipo tan arrogante y egoísta.


Nuevo capítulo de Disaster!! 🥳 la verdad me costó mucho plasmar mis ideas para este capitulo acá, pero espero haberlo hecho bien y que les haya gustado. El primer acto se va a hacer largo, pero les aseguro que va a valer la pena.

Que piensan de la enemistad de Bianca y Max?? Me encantaría leer sus opiniones, sus teorías y demás!! Así que este es un lugar en el que pueden charlar 😌💞

No odien a Bian xfa, es mi chiquita y está en su #resentida era.

Enfin, voten, comenten y opinen que es gratis y me sirve muchisimo para motivarme y también para saber si les gusta o no esta historia 😘.

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