El tiempo se mueve y los días pasan sin indicio del gran Justin Bieber deteniéndose en casa.

Mamá lo invita para la usual cena de domingo, pero él declina, siempre diciendo que tiene cosas pendientes que hacer.

No lo echo de menos. Sería lindo verlo una última vez antes de que empiece mi primer semestre en Brown.

Bajo a la cocina por un vaso de agua, lo bebo y sabe bien, muy bien, tenía mucha sed, subo las escaleras dirigiendome a mi cuarto y me pongo a ver películas mientras como palomitas de maíz.

Y así pasan los días, esperando por mi universidad, ver películas, pintarme las uñas, hablar por teléfono con amigos y amigas. Tengo curiosidad... ¿Dónde está Justin?

La noche antes de que me vaya a la universidad, me despierto en medio de la noche y encuentro a alguien en mi cama. Una mano cubre mi boca antes de que pueda gritar. Abriendo los ojos, no puedo ver nada en la negrura que me rodea. Mi corazón palpita, no puedo escuchar nada más que el latido en mis oídos.

-Shhh. Soy yo -susurra él.

Mi corazón da un latido. ¡Justin! ¡En mi cama!

Gracias, hada del sexo.

Me muevo a tientas en la oscuridad y agarro su cara, aplastando mis labios sobre los suyos, besándolo con un hambre que no sabía que poseía, tomando todo lo que me había perdido. Gracias, joder, porque él me besa de vuelta. Nuestras lenguas se enredan, probando, saboreando hasta que quiero derretirme como mantequilla. Nuestra respiración es acelerada cuando finalmente apartamos nuestros labios.

Acaricia mi mejilla.

-Lo siento. No quería desaparecer de ti. Estaba confundido. Tu papá va a matarme si averigua lo que sucedió... Tu hermano, joder, me odiaria. Pero no puedo sacarte de mi mente. Tenía que verte una vez más antes de que te fueras. Sentirte alrededor de mi. Una vez, nena. Déjame tenerte, se mía por última vez. -Su voz es tentadora, suave y seductora. Mi parte íntima ya palpita, duele y se vuelve pesado con cada palabra susurrada.

Inhalo.

-También estaba esperando verte antes de irme.

Justin sonríe, es una sonrisa seductora y que me pone tan jodidamente caliente. Frota sus labios sobre los míos, haciendo que mi corazón aletee como una mariposa.

Con los ojos ahora acostumbrados a la oscuridad, miro alrededor de mi habitación. Mi puerta todavía está cerrada desde el interior. ¿Cómo entró?

Debe haber leído mi confusión. Su voz es baja, probablemente así no despertará a mis padres durmiendo en la habitación principal al final del pasillo.

-Tu ventana está abierta.

Lo olvidé. Justin es un comando especial, un chico que es un maestro en entrar a hurtadillas en lugares prohibidos y peligrosos sin ser detectado.

Besa mi cuello, sus manos vagando por un momentos antes que se dé cuenta que estoy desnuda bajo mi manta. Me había masturbado con el mi consolador favorito antes de quedarme dormida.

-Dios -Su voz en un susurro ronco.

No dudo en tentarlo.

-Quítate la ropa y únete a mí. La puerta está cerrada y mis padres tomaron valium antes de que fueran a la cama. No nos escucharán, incluso si hay un terremoto. Pero es mejor que no hagamos mucho ruido. Solo por si acaso -Acaricio su cuello, mis dientes mordisqueando el lóbulo de su oreja.

Justin se levanta y se desviste, tirando toda su ropa negra y dejándola caer en la alfombra.

Realmente había estado listo para este ataque a hurtadillas. Pronto, se desliza en mi cama conmigo, su cuerpo cálido y desnudo contra el mío. Sin ropa, nada que evite que acaricie su piel lisa. Adoro acariciar sus bíceps tonificados, sus abdominales. El pene grueso del justin está duro y listo.

-Eres tan hermosa. - susurró y su aliento chocó con mi boca.

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Se acerca el capítulo FINAL.

Las quiero trillones.