Después de varios intentos, al fin conseguí hacer la tortita perfecta. En uno de nuestros viajes a Wonsik le encantaron, así que cada vez que puedo, aprovecho mis mejoras en la cocina. Cuando tuve todo listo, subí al piso de arriba y entré a nuestro cuarto. La luz entraba entre las cortinas anunciando un nuevo día. Lo miré, era adorable cuando dormía acurrucado bajo la manta.

- Sikkie – Puse mi mano sobre su hombro. – Despierta. –Dije con voz cantarina. – Wonsik abrió uno de sus ojos con pereza mirándome con odio. - Buenos días cachorrito.

- No me llames así. – Volvió a cerrar los ojos para seguidamente girarse para el otro lado.

- Levántate. – Me giré para abrir las cortinas mientras lo escuché bostezar. – Te he preparado el desayuno.

- Gracias, amor. – Me siguió con algo de pereza, de camino vimos el buen tiempo que hacía y seguidamente el calendario, mirando la fecha de hoy.

- Gran día ¿Verdad?

- Si... Claro... - murmuró no muy alegre.

- ¡Venga vamos! , lávate esas patas sucias.

Wonsik devoró su desayuno en cuestión de pocos minutos, mientras yo recogía los aparatos de cocina que había utilizado para las tortitas. Miré el reloj, aún era temprano y las noches de luna llena nos gustaba pasarlas en casa sin salir, disfrutando de la compañía del otro. No solíamos hacer nada especial, pero a Wonsik le encantaba verme mientras estaba concentrado en algún libro y a mí me gustaba que estuviera a mi lado. Esos detalles, como el que me abrazara por detrás mientras yo solo colocaba los utensilios en su sitio o esos besos largos sin ser ningún día especial era lo que nos mantenía unidos.

Las horas pasaron y poco a poco iba oscureciendo, Wonsik estaba sentado en el suelo con la mirada perdida, sabiendo lo que le tocaba aquella noche.

- Es hora. – Me acerqué a él y le tendí la mano. Subimos con lentitud por las escaleras. - ¿Quieres que te lleve en brazos, cachorrito?

- Basta... - Noté como gruñía detrás de mí, me reí.

Llegamos a nuestra habitación, el anochecer ya comenzaba a hacerse presente. Mi peliblanco se quitó la camiseta, quedándose solo en ropa interior y fue a lo que llamábamos su rincón y se sentó. Del armario saqué las cadenas de plata.

- ¿Otra vez las de plata? ¿En serio? – No le hizo mucha gracia.

- La última vez rompiste mi lámpara favorita. – Dije mientras le ataba las cadenas. – Un mes una lámpara y el siguiente mes podría ser yo.

- Sabes que no me gusta que bromees con eso, nunca podría... - Sonreí.

- ¿Necesitas una almohada o algo? Podría ponerla debajo de ti para que estés más cómodo.

- Estoy bien.

Quiso decir algo más, pero la luz de la luna comenzaba a iluminar la estancia, y sus rugidos empezaron, para calmarle lo besé en la frente, me miró cambiando su expresión.

- Bueno, aúlla si necesitas algo...

Todo esto se había convertido en una rutina, ya estaba acostumbrado a sus comportamientos y a lo que pudiera pasar cada luna llena, así que continué con el libro que estaba leyendo hasta que me quedé dormido.

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El aullido del lobo me despertó horas después, así que subí a verlo, me tenía preocupado. Wonsik intentaba liberarse de nuevo de las cadenas, yo sabía que se hacía daño y odiaba no hacer nada. Me acerqué a él y me puse a su altura, por mucho que el lobo me conociera, sus gruñidos no cesaban, y aquel miedo que sentía en los comienzos ya no lo volví a sentir nunca más, así que le reñí como si de un niño se tratara.

- Cállate de una vez. – Wonsik me hizo caso y agachó la cabeza, sonreí y me acerqué de nuevo para dale un beso en la nariz.

No había más remedio, así que bajé a buscar mi libro y me senté junto a él, de ese modo sus gruñidos cesaron. Pasaron los minutos, y aunque el lobo se había calmado aún quería desatarse. Noté como apoyaba la cabeza en mi hombro y me miraba con cara de lástima.

- Como le voy a decir que no a esa carita... - Caí ante sus encantos y acabé soltándole. Sabía que no había peligro, en todo este tiempo su personalidad había cambiado por completo. – Solo te pido que no salgas corriendo otra vez.

Como si hablara en vano, el lobo cogió carrerilla y saltó por la ventana, rompiéndola en mil pedazos. Suspiré cansado, cuando volviera le caería una buena.

Salí a la calle, pero no pude avanzar, pues una horrible imagen que creí que no se volvería a repetir estaba a mis pies, esta vez tenía nombre y un collar rojo. Cogí al pobre gato como pude, miré a los lados, suplicando que nadie me viera y lo escondí entre los arbustos de la entrada. Esta vez se había pasado.

Anduve por la calle en su búsqueda, el barrio estaba muy silencioso así que mi siguiente opción era el bosque. Camino allí, una de las vecinas me detuvo.

- ¡Taekwoon! ¿Qué haces en la calle a estas horas?

- Mi perro...se ha vuelto a escapar.

- ¿De nuevo? He oído que algo está matando mascotas por aquí. Están poniendo trampas en todos los lados. Ten cuidado.

- Si...

- Bueno, suerte en tu búsqueda, ahora tengo un gato, Taffy sale a pasear cada noche, pero siempre regresa a casa.

El cuerpo se me paralizó, sentí escalofríos al saber que Taffy nunca regresaría con su dueña, necesitaba salir de allí de inmediato.

- Bueno... voy a seguir...

- ¡Buena suerte!

Seguí caminando hasta adentrarme en el bosque, la luz de la luna hacía que fuera más fácil ver entre los árboles. Escuché aullar de nuevo y seguí el sonido hasta la zona más despejada de allí. A lo lejos pude distinguir la silueta peluda de Wonsik, que mordía con rabia algún tipo de animal. Me acerqué y el lobo me miró.

- ¿En serio Wonsik? No necesito que caces para mí ¿De acuerdo? – Seguí avanzando poco a poco. - ¿Y atacaste a otro gato? ¿De verdad? ¿Quién hace eso? – Sus ojos verdes me miraban, parecía arrepentido. – Sé que no es fácil, pero han pasado tres años, ya deberías tener algo de autocontrol. – le hablé como si de una madre se tratara. – Vale, eres un hombre lobo, pero también eres un humano, y no eres tonto así que deja de andar por ahí matando cosas.

Wonsik me miraba y antes de que pudiera avanzar más a él, corrió hacía mí y me empujó tirándome al suelo. Escuché un sonido de metal y seguidamente los lamentos del lobo, tumbado en el suelo y con una trampa enganchada a una de sus patas. Si hubiera dado un paso más, aquel aparato me habría enganchado el pie, de nuevo Wonsik me había salvado.

Corrí hacía él lo más rápido que pude, me miró quejándose del dolor y a mí se me saltaban las lágrimas por verlo en ese estado, con una fuerza que no sabía que tenía, abrí la trampa y logré sacar la pata herida. Sus ojos profundos me miraban con tristeza, diciéndome todo y lo único que se me pasó por la cabeza fue abrazarlo y acariciarle las orejas como tanto le gustaba.

- Volvamos a casa.

Con cuidado de que nadie nos viera, llegamos a nuestro hogar, a pesar de su fuerza Wonsik andaba bastante cojo, sabía que se recuperaría pero eso no quitara que no le doliera. Se tumbó en la cama mientras le vendaba la pata.

- Ya está.

Mi lobo cayó agotado y cerró los ojos, lo miré como tantas otras veces, aún lo quería tanto o más que el primer día. Recordé todos los momentos a su lado, mi vida no habría sido la misma si Wonsik no hubiera aparecido. Sonreí, me tumbé a su lado y noté como una de sus patas me rodeaba, yo solo me acurruqué aún más. Este era mí día a día y no lo cambiaría por nada del mundo.

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Aquí tenéis el motivo por el que surgió esta historia, como dije me inspiré en un corto y he querido utilizarlo de epílogo, creo que es una bonita forma de terminarla.

Bueno y fin... De verdad, espero que realmente os haya gustado, hacía tiempo que no se me ocurría nada y con este corto, parte de la historia se escribía sola y luego en otras partes estaba tan bloqueada que me arrepentía de haberla empezado... yo creo que no ha quedado mal del todo.🤗

En fin, solo agradecer a todas esas personas que han invertido minutos de su tiempo en leer, y segundos en darle a la estrellita. Y todos esos comentarios que me sacaban una sonrisa allá donde estuviera, Gracias!!❤😘❤😘

Nos vemos en mi próxima locura!^^

PD: No perdais de vista la historia, tal vez haya algún especial😉😉

A continuación os dejo el link del corto con subs en español, espero que os guste tanto como a mi!