Comencé a sentirme culpable cuando descubrí las múltiples heridas que el muchacho tenía por todo su cuerpo, incluida la marca rojiza en la cabeza a causa del golpe que yo mismo le propiné. Como pude lo arrastré al interior de mi casa, lo tumbé en el sofá y comprobé, con suerte, que aún respiraba.
El chico únicamente vestía con unos pantalones cortos y algo rasgados, por lo que seguí el rastro de las extrañas heridas que envolvían su cuerpo con facilidad, y por las formas parecía que hubiera estado atado con algún tipo de cadena y que ésta le hubiera quemado la piel.
Fui directo al botiquín, siempre a mano debido a nuestra poca destreza en la cocina, cogí algunas vendas y crema para quemaduras y golpes. Volví a situarme a su lado, y con cuidado le apliqué los productos como pude. El rastro de las marcas iban desde el cuello, envolviendo sus brazos y el abdomen, también recorrían parte de las piernas hasta los pies desnudos.
Finalmente llegué a su rostro para intentar sanar el golpe en su frente y me paré a observar con detenimiento la forma de su cara, increíblemente perfecta. Me llamó la atención el blanco de su pelo alborotado que, teñido o no, parecía de lo más natural. Sus facciones eran muy marcadas, los labios eran gruesos y carnosos, bastante deseables.
Volví a mis sentidos, me había quedado embobado mirando al intruso que se había colado en plena noche, con heridas o sin ellas, seguía siendo allanamiento de morada. Dudé si llamar a Hakyeon para contarle lo ocurrido, pero a estas horas probablemente ya estaría con algunas copas de más o tal vez pasándoselo bien con Ken y era normal que no respondiera su teléfono. El chico tampoco estaba tan grave como para llamar a una ambulancia y consideré que avisar a la policía era demasiado exagerado, simplemente lo dejé descansar en el sofá.
Fui a por mis apuntes a la habitación y me senté en uno de los sillones junto a él, me había despejado por completo así que volví a repasar la vida de Beethoven por enésima vez hasta que finalmente acabé cerrando los ojos.
.
El sonido de la carcajada de Hakyeon me despertó, por un momento me sentí desorientado. Después de restregarme los ojos y parpadear volví a la actualidad y rápidamente busqué al chico de pelo blanco, el cual estaba en una conversación bastante entretenida con mi compañero de vivienda, ambos desayunaban, o más bien comían pues ya eran pasadas las doce del mediodía, mientras reían como si se conocieran de toda la vida. Me acerqué a ellos.
- ¡Buenos días bello durmiente! – saludó mi amigo con mucha energía. - ¿Dónde tenías escondido a Wonsik? Podrías haberme dicho que estarías en compañía y yo no habría vuelto esta noche.
- ¿Wonsik? – Miré con el ceño fruncido al único que podría corresponderle el nombre.
- Creo que anoche no tuvimos tiempo de presentarnos... - Al fin le escuché hablar, su voz era profunda.
- Vaya... - Hakyeon nos miró sorprendido. – Así que fuisteis al grano...
- Algo así – Sonrió el intruso.
- Eso no es-
- Vamos Taek... - Me interrumpió mientras se acercaba, pude observar su penetrante mirada. – No seas tímido... - Su rostro estaba peligrosamente cerca del mío. – Anoche no dudaste... cuando me tocabas de arriba abajo. – Aquello último lo dijo en un susurro que me hizo estremecer. Hakyeon carraspeó a nuestro lado.
- Bien, será mejor que me vaya. Ken me está esperando. ¡Qué os divirtáis! – Y salió sin dejarme responder.
Su cercanía me estaba poniendo algo nervioso, y con extraño pesar volví a mis sentidos.
- ¿Ha que ha venido eso? – Lo empujé. - ¿Quién eres y por qué entraste en nuestra casa? ¿Por qué le has dicho eso a Hakyeon?
- Tranquilo gatito... - Levantó las manos en son de paz. – Técnicamente no he dicho nada que fuera mentira... sí que es verdad que me tocaste. – Me dedicó una sonrisa pícara y me pareció ver un brillo color verde en sus ojos. Continuó sin dejarme responder. – Además no es buena idea que nadie sepa nada de lo de anoche. Su expresión cambió de repente a un rostro serio. - ¿Qué viste?
- Solo alguien entrando en casa ajena. – Aún seguía con el mismo atuendo, lo único que había cambiado eran sus marcas. Era extraño, pues ya no se distinguían, ni si quiera un pequeño rastro de cicatriz. Wonsik se dio cuenta de lo que estaba buscando.
- Me curo rápido. – Se cruzó de brazos como si se sintiera orgulloso. – En fin, gracias por tu hospitalidad... me alegro de haberte conocido Taekwoon.
Se dispuso a marcharse, pero se lo impedí.
- ¿No crees que me debes una explicación de lo ocurrido?
- Mmm... no. – Me apartó a un lado siguiendo su camino, y de nuevo me puse delante.
- Te cuelas en mi casa, semidesnudo, con el cuerpo lleno de heridas... - Conté cada detalle con los dedos.
- Hubiera salido de nuevo, si alguien no me hubiera atacado con a saber qué.
- Con el mando a distancia.
- ¿En serio?... vaya o tienes mucha fuerza o yo me estoy volviendo débil... ¿De qué está hecho ese aparato?
- ¡Eso no viene al caso! – Me estaba sacando de quicio. – Lo que- Me interrumpió poniendo sus manos sobre mis hombros y mirándome fijamente de nuevo.
- Créeme cuando te digo que es mejor que no sepas lo que pasó, de verdad te agradezco lo que hiciste por mí, de hecho si no... - se calló a sí mismo, pensando que decir. – Olvídalo ¿vale?
De nuevo me dejó sin palabras, quise responderle e impedir que se fuera, pero me quedé en el mismo sitio donde lo paré mientras le seguía con la mirada hasta que finalmente salió por la puerta.
.
Intenté pasar el resto del sábado sin pensar en Wonsik, pero fue casi imposible. A cada momento me venían imágenes de la noche anterior, comenzando por sus heridas ¿En qué situación tendría que estar metido como para que lo encadenaran? ¿Sería un criminal? ¿Había ayudado a escapar a un preso de la cárcel? Me agarré la cabeza desesperado, pensé todo tipo de teorías, aunque sabía que no me serviría de nada. Fuera lo que fuere ya no volvería a verlo nunca más, ¿Por qué darle más vueltas?
Cambié de ambiente y me fui a la cocina, Hakyeon seguramente estaría a punto de llegar así que busqué algo comestible en nuestra nevera, pero no tuve éxito, pues con algunas verduras y un poco de leche no sacaríamos ningún plato decente. Mi siguiente opción fue llamar para que nos trajeran comida a casa y aprovechando que mi compañero no estaba pedí lo que quise, pues él era siempre el que seleccionaba nuestra cena.
Me senté en el sofá donde había pasado la noche Wonsik y cogí el mando con el que le di el golpe. El botiquín aún seguía en una de nuestras mesas, recordé la rapidez con la que se le curaron las heridas, cosa que me pareció extraña. La última vez que intenté preparar algo que no estuviera precocinado, el aceite caliente saltó más de lo debido a mis manos y estuve más de dos semanas con marcas en ellas, aun habiéndome aplicado la misma crema que le puse a Wonsik la noche anterior. Me curo rápido, esas fueron sus palabras. Me cabreé conmigo mismo por seguir pensando en el tema.
Finalmente picaron al timbre, me levanté para abrir al chico que venía cargado con un par de bolsas de comida recién preparada y en ese mismo instante, Hakyeon se encontraba justo detrás.
- ¡Qué bien, la cena! – Dijo mientras entraba y ponía las bolsas encima de la mesa. Yo terminé de pagar al muchacho y me acerqué a él. - ¿Sabes que solo vivimos dos en esta casa, no?
- Tengo hambre. – Respondí sin más, encogiéndome de hombros.
- ¿No será... que tenemos algún invitado especial? – Me sonrió. - ¿Dónde está? ¿En tu cuarto? Que escondido te lo tenías... - Me dio con el codo en las costillas.
- No digas tonterías.
- ¿Tonterías? ¿Qué hacía Wonsik esta mañana en nuestro sofá... y sin camiseta? La verdad, siempre pensé que tenía buen cuerpo, pero hoy ha superado mis expectativas...
- Espera un momento... ¿Siempre pensaste? ¿Es que ya lo conocías?
- ¿Tú no? ¡Si trabaja en la universidad! En la biblioteca central.
Mi método de estudio no se basaba en pasarme horas en la biblioteca, la mayoría de mis libros estaban en mi clase y si tenía que buscar algo simplemente miraba en internet, además prefería la tranquilidad de mi habitación. Hakyeon me contó que él sí que pasaba bastante tiempo allí, en la zona de la hemeroteca, donde miraba las revistas y periódicos pasados, en una de sus visitas conoció a Wonsik, quien al parecer trabajaba allí y por eso esta mañana ambos hablaban con tanta facilidad.
- Creí que lo conocías de allí... ¿Cómo os encontrasteis?
- Asaltó nuestra casa, me asusté, le di con el mando de la televisión y se desmayó. Lo demás ya lo sabes. –Lo conté todo de un tirón sin detalles. Hakyeon me miró sorprendido y empezó a reírse. - ¿Qué te hace tanta gracia?
- Vamos, conmigo no tienes que inventarte nada, él no dijo eso. Además es la primera vez que te veo nervioso ante un hombre. – Noté como mis mejillas comenzaron a arder. – Nos conocemos desde hace mucho, no puedes esconderte.
- ¿Sabes qué? Piensa lo que quieras- Cuando se ponía así me sacaba de quicio. Comí mi último bocado y me levanté dispuesto a irme.
- ¡Woonie! – Gritó detrás de mí antes de que pudiera entrar en mi cuarto. - ¡No te enfades! – Me giré y le vi haciendo un puchero como si fuera un niño pequeño. No pude resistirme y al final reí. – Ven aquí, te tengo que contar como me fue con Ken.
Nos sentamos en el sofá y me explicó con todo detalle como oficialmente tenía novio. Yo conocía su historia desde el principio, desde el momento en el que les tocó hacer un trabajo juntos, siguiendo con el día que quedaron para ir al parque de atracciones y finalmente se dieron su primer beso. La parte dramática vino cuando llegó el novio extranjero de Ken y mi amigo entró en una depresión, pues él lo había utilizado solo para divertirse y me juró que nunca se volvería a enamorar. Ken se arrepintió de todo y dejó a su novio para intentar volver con Hakyeon, pero este no quería y se dedicó a ir de flor en flor, y por consiguiente los celos de Ken eran evidentes. Hace unos días atrás mi amigo llegó a casa destrozado, pues sin ninguno de los dos acordarse terminaron juntos en la misma cama, y discutieron fuertemente. Desde ese día ambos se dedicaron a darse celos mutuamente, de ahí que Hakyeon me pidiera acompañarle la última vez. Era un culebrón de televisión del que no me perdía ningún episodio.
Pero al parecer todo eso ya va a desaparecer, pues anoche Ken se le declaró de manera oficial y según me contó fue de una forma muy romántica, y de ahí que mi amigo esté cantando continuamente y me haga el desayuno con formas de corazón por las mañanas.
*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*
Aquí el segundo capítulo ^^ A ver que os parece!
Gracias a las que os pasasteis por el primero, así dan ganas de seguir! :)
Us saranghae!!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro