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Capítulo 11

La luna llena ya comenzaba a hacerse presente, y después de contarme toda la verdad sobre su ser, Wonsik comenzaba a retorcerse a causa de su transformación. En una situación normal debería estar asustado, pero lo único que quería en ese momento era estar a su lado, después de conocer su historia entendí todo lo que había sufrido.

- Alé...jate - Dijo con dificultad mientras su voz cambiaba a un rugido.

Hice lo que me pidió y observé como poco a poco todo su cuerpo cambiaba, comenzando por la cara, bajando hasta las manos y terminando en los pies. Ahora pude verlo con detenimiento, no era el típico lobo, sino un animal que podía sostenerse a dos patas, con el doble de su tamaño y cubierto de pelaje blanco.

La transformación cesó, y el licántropo únicamente quería desencadenarse pero cada vez que lo intentaba rugía aún más, pues la plata le quemaba la piel. Al cabo de varios minutos Wonsik se dio por vencido, paró de moverse y se me quedó mirando. Tal vez su apariencia física había cambiado, pero reconocería esos ojos verdes entre un millón. Quise acercarme, pero en cuanto di el primer paso volvió a gruñir.

Entre otras muchas cosas, me contó que mientras estaba transformado no era consciente de lo que hacía, pero que su forma lobuna distinguía las cosas y las personas, de ese modo si Wonsik me conocía, el lobo también. Me alejé de nuevo y me senté en el otro lado de la habitación, observándolo desde la distancia.

No entendía como a un chico como él le había tocado tal destino. Según me contó, Wonsik no tenía ningún recuerdo de su familia biológica, ni tampoco quería tenerlo, pues al parecer donde realmente creció y vivió fue en un laboratorio y quien quiera que fueran sus padres, lo vendieron. Taekwoon pudo imaginarse su historia como si de una película de terror se tratara.

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En aquel laboratorio realizaban experimentos para una posible nueva guerra, y solamente los altos mandos del país conocían su paradero. Allí nacieron armas ilegales, productos tóxicos absolutamente peligrosos y quién sabe si alguna mutación.

A la edad de catorce años le introdujeron el sinac supul, una sustancia creada a partir de genes de licántropos reales, aquellos que nacían con sangre de lobo en sus venas. De ahí que las leyendas que se leían en libros y en la actualidad podíamos ver en televisión, eran completamente ciertas.

Él fue el niño escogido para tal atrocidad, y dado que no tenía familia, era el candidato perfecto, pues si le pasaba algo nadie lo lamentaría, ni buscaría. El punto con algo de suerte fue cuando aquella sustancia no causó ningún efecto secundario, sino todo lo contrario, Wonsik se volvió más fuerte y su cuerpo reaccionó mejor de los que trabajaban allí esperaban. Todos celebraron su éxito, menos Wonsik al cual tenían encerrado en una jaula como si de un animal se tratara, aunque a partir de ese momento no sería muy diferente a uno.

Las semanas y los meses pasaron de lo más lentos para el muchacho, día sí día también lo sometían a pruebas y ejercicios, para ver hasta qué punto había cambiado tanto física como mentalmente. Las peores noches eran las de luna llena, pues no podía controlar su transformación y era sumamente dolorosa. Con ayuda de algunos documentos históricos los científicos también descubrieron una de sus debilidades, la plata. Aquel material quemaba la piel del animal, y aún peor, pues con grandes cantidades podría llegar a morir.

En cuanto hubieron analizado todo lo posible sobre Wonsik, aquellas personas decidieron dar un paso más, y gracias a él y su ADN, lograron crear nuevas sustancias mejoradas, las cuales, aplicadas de nuevo en personas, no tendrían el defecto de la transformación obligatoria por la luna o el problema con la plata. Aun así no todo eran mejoras, pues a pesar de esto descubrieron que la fuerza de Wonsik seguía siendo mayor a la de los nuevos licántropos y por ello lo mantuvieron siempre apartado y lo consideraron como el "arma especial" en caso de ataque.

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Los rugidos de Wonsik me volvieron a despertar, intentaba dormir apoyado en la pared de aquella casa abandonada, mientras él se retorcía del dolor y encogiéndome el corazón cada vez que lo hacía. Miré la hora en el teléfono, y me alegré al ver que quedaban pocos minutos para que amaneciera al fin. Me intenté acercar de nuevo a él.

- Ya queda poco. - Wonsik solo me miraba. - No me gusta verte sufrir.

Sin miedo de sus dientes afilados, ni sus garras, ni siquiera de los fuertes movimientos que hacía, me atreví a rodearle con mis brazos como pude, debido a su tamaño era complicado.

- No me separaré de ti, no dejaré que te capturen.

Apoyé mi cabeza en su pelaje blanco, era suave y escuché como de su respiración salían pequeños gruñidos que poco a poco fueron cesando, como si mi abrazo lo estuviera calmando.

- ¿Así que para relajarte solo tenía que hacer esto? Si lo llego a saber antes...

Puse mis manos a ambos lados de su cara, y acaricié la parte de atrás de sus orejas mientras sonreía, me pareció adorable ver que cerraba los ojos.

- Solo eres un perro grande.

Continué de ese modo hasta que terminé recostado sobre él, con mi frente en su hombro, mis ojos cerrados a causa del sueño y los brazos alrededor de su grueso cuello. A los pocos segundos noté como el tamaño de su cuerpo se iba reduciendo y como el pelaje iba desapareciendo dejando ver aquella piel que tanto me gustaba. Ahora era más fácil rodearlo, así que me pegué a él lo máximo que pude.

- ¿Qué haces? - Lo escuché hablar al fin, no cambié de posición solo hundí mi nariz en su cuello, mientras lo besaba. - Taekwoon... ha sido peligroso, ¿Cómo has podido? - Suspiré, dejé mis caricias y lo miré.

- Parecías estar sufriendo mucho, solo quería calmarte. - Sonreí. - Y lo he conseguido, en cuanto te he abrazado has dejado de gruñir. - Agachó la cabeza.

- Eres idiota... podría haberte matado. - Le levanté la cara para que me mirara a los ojos.

- Pero no lo has hecho. - Aún atado con las cadenas, adelantó lo suficiente la cabeza como para poder besarme, le correspondí sin dudarlo, pero lo corté rápidamente, sabía que se estaba haciendo daño. - Déjame que te quite eso primero.

Saqué la llave de mi bolsillo y abrí el candado, las cadenas cayeron al instante, Wonsik suspiró aliviado. Las aparté y las coloqué en la trampilla donde estaban guardadas anteriormente, al acercarme de nuevo a él me di cuenta que estaba completamente desnudo, enrojecí al instante. Era algo lógico, la ropa no se transformaba, y los pedazos de tela estaban esparcidos por el suelo.

Wonsik seguía sentado sobre las baldosas, las cadenas le habían dejado marcas de nuevo y parecía cansado.

- ¿Estás bien? - pregunté mientras me ponía a su altura. - Será mejor que te vistas y volvamos a casa. - Me miró y al fin pude verle sonreír.

- No tengo por qué vestirme aún. - Sus ojos aún tenían toques verdes, su boca era de lo más apetecible.

No me dejó responder, solo le abalanzó sobre mí para estar en las mismas condiciones en cuanto a ropa.

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- Entonces... ¿Responderás todo lo que te pregunte? - Apreté su mano, asintió sobre mi cabeza. Nos encontrábamos en el tren, camino a casa. - ¿Sin excepción?

- ¿Qué más da? Después de conocer todo, no te vas a sorprender.

- Bien, primera pregunta. ¿Qué es aquello que descubriste y no querías aceptar? - Se agachó para mirarme con el ceño fruncido. Sabía igual de bien que yo a lo que me refería, por si acaso comencé a buscar el mensaje en mi teléfono, me paró.

- ¿De verdad me vas a preguntar eso?

- Has dicho cualquier cosa...

- ¿Y no te interesa más la manera en la que escapé del sitio? ¿O lo que como? O yo que se...

- En realidad esa era mi segunda pregunta, y en cuanto a lo que comes... yo como más que tú. Así que no es misterio. - Me crucé de brazos esperando su respuesta, pero no habló. - Bien... ¿Qué es aquello que-

- Te he escuchado la primera vez. - Wonsik estaba completamente serio y evitaba mirarme.

- Entonces...

Le animé a continuar pero una voz nos avisó que acabábamos de llegar a nuestro destino, así que se levantó rápidamente y cogió sus cosas. Yo hice lo mismo y sin mediar palabra salimos de la estación. Mi mente imaginaba la respuesta y deseaba que lo dijera, pero por mucho que insistiera seguía callado, incluso cuando llegamos a su casa.

Decidí dejar el tema, tal vez lo que quería escuchar no era verdad y solo me hacía ilusiones. Lo ayudé a acomodar su equipaje y fui a la puerta, con intención de marcharme.

- ¿Ya te vas?

- Si... no he avisado a Hakyeon y estoy sin batería, seguro que está preocupado. - Intenté sonreír. Asintió y solo dejó que saliera por la puerta.

Suspiré algo triste, di un par de pasos, hasta que escuché abrir el picaporte y seguidamente unas pisadas fuertes. Wonsik me abrazó por detrás, rodeándome los hombros y apoyando su cabeza en uno de ellos.

- Celos. Tenía celos del tipo que fue tu novio. Esos celos me hicieron descubrir aquello que no quería aceptar. Darme cuenta de lo mucho que me importas... - me apretó fuerte. - Darme cuenta de que estoy enamorado de ti.

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No se por que este es uno de mis capítulos favoritos, espero que no os haya parecido muy rara la historia de Wonsik, y se haya entendido que esa parte es contada en tercera persona como si Taekwoon la estubiera visualizando.
Nada más que contar, nos vemos el viernes!😘😘😘

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