La castaña arreglaba su ropa aún completamente enojada y con las lágrimas saliendo de su rostro. No amaba a meliodas, no lloraba por el divorcio. Lloraba de la impotencia que sentía. El dinero y la comodidad se habían evaporado por esa sucia mujer albina, la odiaba, la detestaba por completo. Quería matarla y si es que tuviera más dinero estaba segura de contrataría a alguien para que la asesinarla.

Bufo ante esto, para su desgracia eso no sería posible, el dinero que iba a recibir por el divorcio no iba a ser suficiente, debía de acostumbrarse a lo poco que obtendría y buscar rápido algún esposo millonario, no quería trabajar en la empresa de su padre. El recuerdo de uno de sus amantes llegó hasta su mente, recordaba que una vez conoció a un chico llamado theo el cual tenía gran dinero.

Se limpio las lágrimas rápidamente, sacó sus maletas de la habitación sin siquiera mirar a el rubio que la esperaba para quitarle las llaves de la casa y que se largará. No lo necesitaba, con suerte pronto tendría a theo en sus garras y podría olvidarse de él rubio y la albina. Solo necesitaba comodidad, dinero y amantes. Sencillo.