Suelen decir que la fe mueve montañas. 

Y lo hace. 

No literalmente, claro. 

Si no más bien en el sentido de que con fe se logran muchas cosas. 

Durante mucho tiempo en mi existencia me pregunte cual era la diferencia entre fe y esperanza, luego de un tiempo lo entendí. 

La fe es una creencia, es la fuerza y la emoción que existe cuando un gran grupo de personas creen en ti (O en algo). 

Y en este mundo la fe es poderosa. 

Por que si muchas personas tienen fe, si muchos creen y anhelan desde el fondo de su corazón, pueden llegar a hacer cosas increíbles, a veces imposibles, y realmente muy locas. 

Así fue como surgió el primer dios de todos, a base de fe. 

Luego de ese dios vinieron otras cosas, como la magia, los espíritus y demás. 

Las criaturas que habitan en la noche se crearon a base de la fe, los enemigos y los aliados también. 

Gracias a la fe surgió el primer héroe como nosotros. 

Debo admitir que por un momento la idea de ofrecer mi alma para acabar con mis tres dioses creadores me aterró. 

Pero luego pensé que simplemente sería como dormir, simplemente apagar mi conciencia y ya está, no sentiría, no pensaría. 

Y así fue, al menos por un tiempo. 

Resulta que nada más la fe de un solo pueblo es suficiente. 

No sabría describir bien lo que sentí o lo que sucedió segundos antes de que abriera los ojos de nuevo. 

Solo puedo decir que llore al ver a Luzu mirarme. 

Llore al sentir su abrazo alrededor mío. 

Y si, llore cuando me pegó por haberme sacrificado. 

Pero llore de felicidad, por que había vuelto. 

Ahora ya no era un mortal, técnicamente ya no era un héroe. 

Ahora mi poder era libre e infinito. 

Era un dios. 

Así es como ellos me trajeron. 

Aquel día fue extraño, como un sueño. 

Ser un dios hace que de alguna forma todo se sienta distinto. 

Resulta que Luzu también se volvió un dios. 

Todos lo hicieron, de hecho. 

¿Nos comportamos distintos luego de aquello solo por ser dioses? 

Bueno, honestamente las destrucciones que causábamos eran más grandes. 

Pero repáralas también resulto ser más sencillo. 

No nos intereso ser dioses. 

Nunca lo buscamos. 

Y la gente del pueblo nos honra como los "Dioses Oscuros". 

Aquellos que alguna vez fueron mortales. 

En realidad nos da un poco igual. 

Ni siquiera actuamos como dioses. 

Solo somos nosotros mismos, los mismos tontos de siempre. 

Y debo admitir que siempre estaré feliz de haber vuelto. 

¿Qué si me hacen enojar y me dejan calvo? 

Bueno, así es mi familia. 

Y Luzu siempre logrará calmarme. 

Esa es mi manada.