Fue una sensación extraña, como si realmente el espacio frente a él se despejara, pero en vez de una neblina dispersándose, la gran e imponente construcción aparecía ante sus ojos nuevamente. 

Aquellas imágenes... aquellos conocimientos... no eran suyos ¿Entonces cómo los tenía? ¿A quién pertenecían? 

-¡¡Chavales!! ¡¡Que no es invisible!! ¡¡Es que no hay nada!!- ¿Qué?... Miró a Lolito, intentando comprender el motivo de su comentario. 

El pelirrojo estaba caminando en círculos en la entrada de la puerta explotada, con los brazos extendidos como temiendo chocar contra algo que no había. 

-¿De qué hablas Lolaito? ¿Qué haces? Si esta ahí mismo- Apuntó hacía los pies del faro, en donde se encontraba el ascensor. 

-Luzu ¿Qué no ves que ahí mismo es donde esta Lolito? Él ya tendría que haber chocado con el faro o las escaleras- Los chicos lo miraban preocupados, y Lolito, ajeno a ellos, seguía dando vueltas en la entrada. 

-¡¡Claro que no!! ¡¡Lolito solo esta dando vueltas en la entrada!! No esta ni cerca del ascensor... él...- Allí comprendió lo que sucedía. 

El hechizo que había recitado solo había hecho efecto en él, la ilusión seguía afectando al resto de los chicos, engañando sus sentidos para hacerles creer que allí realmente no había nada. 

-Tú puedes verlo...- Alexby se había dado cuenta también de lo que sucedía -Tienes que ir, eres el único que puede pasar, el único que sabe que esta sucediendo...- El resto de los chicos les miraron confundidos y Lolito, quien seguía a solo dos metros de ellos, comenzó a caminar nuevamente en círculos y luego en línea recta, ganándose al lado de los chicos otra vez. 

Decidió no hacerle caso a la extrañeza de aquellas acciones y simplemente comenzó a avanzar en dirección a la gran estructura -Alexbitas, tú y Mangel quedáis a cargo, si los noobs regresan quiero que les expliques que hubo un problema y que se solucionará pronto ¿Si?- El oji azul asintió con expresión decidida. 

Ay, míralo que tierno que es, tiene esa expresión de querer hacer bien su trabajo para que nos sintamos orgullosos de él... Pero si yo ya me siento orgulloso de él... Lo sé, lo sabemos, pero él no.

Escuchó el jadeo de sus compañeros en cuanto atravesó la entrada, pero lo ignoró, ya que seguramente era debido a que ellos habían dejado de verlo, y continuó avanzando hasta el ascensor, subiendo inmediatamente. 

El ambiente dentro de las murallas de la isla era sumamente extraño. Una quietud escalofriante cubría todo el lugar, ningún sonido salía de los animales y ni siquiera el sol parecía avanzar, era como si todo simplemente se hubiera estancado en algún momento exacto en el tiempo. 

Abrió la puerta de la mansión lentamente con la espada en mano y avanzando de tal forma en la que sus pasos no se oían. 

Encontrar a los chicos no le costó nada, estaban en el mismo lugar que cuando él salió de allí con los demás; Estaban allí, parados en la entrada de la cocina, sin hacer absolutamente nada, simplemente quietos y mirando un punto indefinido. 

A los pies de ambos chicos se encontraba la espada de Willy tirada, estaba cubierta de sangre roja y fresca ¿De quién era esa sangre? Willy no tenía heridas, pero Frank tampoco. 

Ya, pero Frank tiene una gema... 

¿Y Vegetta dónde estaba?

Un destello captado por el rabillo del ojo le llamo la atención, en el comedor, al otro lado del pasillo, justo a los pies de la gran mesa, se encontraba el teléfono de Willy. Si Willy estaba en la cocina... ¿Cómo su teléfono había llegado hasta allí? ¿Dónde estaba Vegetta? 

Regresó con los chicos a la cocina y ahí lo vio, a su pareja, estaba tirado en el suelo, arrodillado y encorvado, se abrazaba así mismo con tal fuerza que incluso se enterraba las uñas y pequeños hilos de sangre caían por sus brazos. 

-Samuel...- Soltó su espada y se acercó rápidamente, él tampoco se movía, con suerte si parecía respirar ¿Qué estaba sucediendo? -Vege, Samuel, mi amor ¿Me escuchas? Reacciona por favor- Comenzó a sacudirlo, entrando en pánico al no saber que hacer ¿Qué había pasado en el tiempo en que se fueron? ¿Cómo había sucedido aquello? 

Se sintió inmensamente aliviado cuando el dueño y constructor de la mansión jadeó de repente, parecía respirar con dificultad, como si hubiera gastado mucha energía o le hubieran quitado el aire. 

-Luzu... ayuda... no... yo soy... ¡No!- Los ojos de Vegetta eran extraños, cambiaban continuamente de color de forma hipnótica; El derecho en morado, el izquierdo en rojo, luego el derecho en rojo y el izquierdo se volvía morado, y luego volvían a cambiar -Debes... algo... no puedo... pararlo...- Soltó un grito, como si lo hubieran herido de la nada, y luego volvió a abrazarse a si mismo con fuerza. 

Con miedo y dolor se alejó de su amado, no tenía idea de que hacer, pero tal vez podía lograr que los chicos reaccionaran, si alguno de ellos le contaba lo que había pasado quizá podría ayudar a Vegetta. 

-Willy, Guillermo ¿Estas ahí? ¿Por qué no reaccionas? ¿Staxx? ¿Frank? Vamos compañeros ¡¿Qué les pasa?!- Se congeló al sentir el filo de una espada en su cuello, la voz calmada y profunda de Vegetta resonó en sus oídos. 

-Ellos no se moverán, por que no les di la orden de hacerlo-