¡¡Había funcionado!! Se encontraba parado dentro de la gran isla flotante de Vegetta, frente a él se alzaba imponente la mansión de su amigo. Había algunas cuantas luces prendidas en el piso de arriba pero nada más. 

Luzu se adentró lentamente en la casa, sintiendo que caminaba directamente a la boca del lobo. Las sillas del salón izquierdo estaban volcadas y rotas, los cuadros de la entrada estaban rasgados por completo, cada jarrón, cada pintura, cada foto que se pudiese observar en aquel lugar parecía estar roto.

Se dirigió al salón que daba con la cocina, la tele y los sillones estaban en buen estado, pero los maceteros y los cuadros de aquella habitación también estaban destrozados ¿Qué había sucedido aquí? Habría avanzado para ver el estado de la cocina, pero en filo de dos espadas se lo impidió. 

En el reflejo de la televisión pudo ver a Vegetta, completamente furioso, sosteniendo una espada que apuntaba directamente a su cuello mientras que con su otra mano y su brazo le mantenía en el sitio con otra espada, esta ultima con el filo directamente a punto de cortarle la garganta. 

-Hey... ¿Qué tal Vegettita? jeje ¿Cómo vamos?- Decir que no estaba sudando por el susto sería mentir, la mirada de su amigo parecía ser tan helada y cortante como el filo de las dos espadas encantadas que sostenía. 

-¿Cómo entraste aquí?- Si Luzu tuvo alguna pequeña esperanza de que su amigo solo estuviese fingiendo, murió en ese momento Okey... definitivamente esta molesto.

-Las torretas del pasillo están apagadas, intente poner bloques para subir pero las torretas de los costados están activas, así que tire una ender pearl ¡¡Pero no rompí ningún bloque!! ¡¡Lo juro!!- Su explicación fue rápida y demostraba claramente su nerviosismo Vamos Luzu, cálmate, que Vegettita nunca nos haría nada... ¿Verdad? 

-¿Y que haces aquí?- La única cosa que salvaba a Luzu de desmayarse por los nervios era el hecho de que la voz enojada de Vegetta no sonaba a un Vegetta completamente enojado, no parecía gruñir, no, solo estaba molesto, extremadamente molesto. 

-Ne... necesito hablar contigo, sé lo que paso ayer, con los dioses- Sintió a Vegetta tensarse, luego calmarse, y finalmente lo escuchó suspirar mientras dejaba de amenazarle con las espadas. 

-Esta bien, te creo, siéntate- El dueño de la mansión caminó hasta la cocina mientras las espadas se guardaban en su inventario. Luzu se quedó perplejo ¿Vegetta le creía? ¿Así de simple? ¿Sin preguntas? ¿Vegetta solo le creía y ya? -Dije que te sientes- Cuando volvió a prestar atención a su alrededor su amigo estaba parado frente a él sosteniendo dos vasos con agua.

-¿Eh? Ah, si... ¿En serio me crees? ¿Así de fácil?- Un escalofrío envolvió a Luzu cuando Vegetta le miro, completamente serio, mientras dejaba ambos vasos en la mesa. 

-¿Acaso me estas mintiendo?- Negó rápidamente con la cabeza -Entonces no veo por que no habría de creerte- Ante lo dicho Luzu solo pudo abrir y cerrar la boca, atrapado entre la sorpresa y la idea de responder algo -No le des tantas vueltas, solo toma- La mano de Vegetta le indicó con un gesto el vaso sobre la mesa -No tiene veneno, no lo mires de esa forma- Vegetta sostuvo su propio vaso y dio un trago -Ahora comienza a hablar Luzu- 

El nombrado respiró hondo, era ahora o nunca, debía explicarle todo lo que sabía a Vegetta, así que abrió la boca, y comenzó.