Dos días fue lo que tardamos en organizarnos, pero valió la pena. 

Los noobs eran los encargados de distraer a Vegetta, por decirlo de alguna forma, ya que este ultimo sentía un cargo de responsabilidad por su participación en la guerra próxima, así que los tenía siempre vigilados. 

Los demás, denominados como "héroes de Karmaland" éramos los encargados de buscar al gato y las decoraciones de la fiesta. 

De esa forma, cuando a nosotros nos tocase entrenar, los noobs irían en busca del gato y las decoraciones, y echábamos a la suerte el saber que grupo encontraría al gato primero. 

-Entonces... solo para estar claros... ¿Nuestro plan se basa en intentar engañar al mejor detector de mentiras de todos?- Willy, a quien le habían explicado el plan en cuanto despertó, miraba al resto de sus compañeros como si a todos les hubiera salido otra cabeza de la nada. 

-Mira, sabemos que es muy difícil y arriesgado ¡¡Pero es Vegetta!! No es que tengamos muchas opciones precisamente si queremos realmente sorprenderlo, y realmente queremos sorprenderlo- Explicó Alexby calmado, los demás asentimos en señal de apoyo. 

-Escucha, Willy- Jesus le llamó la atención y nosotros también le miramos -No te conozco de nada, pero de nada, te acabo de conocer casi que hoy mismo y en realidad no nos hemos dirigido la palabra hasta ahora, pero sé que eres básicamente el mejor amigo de Vege, si alguien puede ayudarnos, en especial con la decoración y la distracción, o sea, con todo, eres tú, por favor, ayúdanos- Volvimos a mirar a Willy suplicantes. 

Teníamos solo una hora aproximadamente para que Vegetta volviera del pueblo, lo que se traducía en que disponíamos únicamente de una hora para intentar adelantarnos a todas las reacciones que Vegetta tendría hasta que llegase el día de su cumpleaños.

Willy suspiro, sonriendo y cubriendo su rostro con sus manos con exasperación -Esta bien, os ayudaré con esto- Celebramos con unos cuantos gritos e inmediatamente nos pusimos a planear todo. 

-¿Sabéis una cosa?- Lexosi llamo nuestra atención mientras acariciaba la cabeza de Lobo Plateado -Igual, si no encontramos un gato para regalarle a Vege, podemos simplemente ponerle un moño a Luzu y los dejamos encerrados en la misma habitación...- ¡¿Qué?! Me sonroje de forma inmediata y todos los demás comenzaron a reírse. 

-¡¡Callaos!! ¡¡No pienso hacer eso!!- De la nada poco a poco fueron apagando sus risas y me miraban con sorpresa y temor ¿Por qué me miran así? No nos estas mirando a nosotros... 

-¿Qué cosa no piensas hacer, Chiqui?- Me giré lentamente y pude ver a Vegetta detrás mio, con los brazos cruzados y una sonrisa ladeada en el rostro -¿Y bien? Sigo esperando una respuesta- Si fuera posible me sonroje todavía más. 

-Eh... Ejem... Nada, nada, es solo que están siendo muy tontitos y les gusta molestarme, no te preocupes Vegettita- Me miro con una ceja alzada y luego a los chicos, claramente sin haber creído lo que dije, pero por suerte decidió dejarlo pasar. 

-Esta bien, en fin... Sois bastante tontitos la verdad, apuesto a que ni siquiera habéis visto que hora es- Giramos inmediatamente la cabeza para ver el reloj de la sala. 

-Son las 15:43... eso significa que es...- Rubius no termino su oración e inmediatamente todos nuestros estómagos rugieron al mismo tiempo. 

-Es hora de almorzar, tontitos- Samu sonrió un poco y se dirigió a la cocina mientras nos mirábamos entre nosotros sonrojados y riéndonos de forma nerviosa. 

Una sensación de felicidad y calidez se extendió por mi pecho, ahuyentando todo el nerviosismo que sentía. Levante la mirada y pude ver a Vegetta, quien nos observaba de reojo con una sonrisa desde la cocina. 

¿Por qué se sentía tan feliz? ¿Qué tenía nuestra imagen de nerviosos y hambrientos que lo hacía tan feliz? 

Sonreí tranquilamente cuando lo comprendí. 

Somos su familia.