Corría desesperado por los caminos de Karmaland, asegurando a la gente, socorriendo a algunos niños que se habían perdido y dejándolos en la casa más cercana, pidiéndole a los aldeanos que no salieran de su casa hasta que se les avisara que era seguro y demás. 

Ahora no era solo que la lluvia amortiguara el resto del sonido, ahora las nubes eran tan oscuras que de no ser por las antorchas no podría ver nada a su alrededor ¿Cómo podían existir nubes tan malditamente espesas y oscuras?

Oye, podríamos intentar convertirnos en león, sabemos que no lo lograremos realmente, pero la ultima vez que practicamos lo de transformarnos logramos sacar los ojos Cierto ¿Cómo era? Ojos para ver en la oscuridad, orejas para escuchar lo que sea y una cola para el equilibrio y la agilidad, además de un aumento en la velocidad Exacto. 

Me concentré un poco, intentando no prestarle atención al sonido fuerte sonido de la lluvia a mi alrededor. Pensé en mi "espíritu animal", se me vino a la cabeza la imagen de un gran león con melena dorada. 

Sentí un ligero cosquilleo en mis ojos, de repente mis oídos se taparon, no oía nada, y al segundo después escuchaba más cosas que solo la lluvia. 

Ha funcionado, y además parece que logramos lo de las orejas. 

Abrí los ojos, el mundo parecía considerablemente más brillante de esa manera, y aunque la lluvia seguía estorbando mucho, era suficiente.

Con mis partes de animal activas podía ayudar más fácilmente a los aldeanos que encontraba, topándome de vez en cuando con alguno de los guardias que caminaban por el pueblo asegurándose de que no hubieran mobs. 

Cuando pude asegurar a todos los aldeanos de la zona sur de Karmaland corrí lo mejor que pude hasta el centro. Allí estaba Alexby junto a Vegetta, parecía que estaban hablando de algo, así que me acerque a ellos.

-¡¡Hombre, Luzu!! ¡¡Hasta que llegas!! Por favor dile a Vegetta que... ¡¿Qué cojones te paso en la cabeza?!- No pude evitar reírme de su reacción. 

-Alexby, lo explicamos luego, es parte del secreto- Al terminar de decir eso pude ver a Vegetta mostrar su forma de híbrido, Alexby también lo miro a él sorprendido -Escucha, necesito que entren a ese lugar- Apunto la construcción más cercana que había -Allí podrán hablar con los demás, necesito que se aseguren de que los chicos vayan a los alrededores de Karmaland, se acercan hordas de mobs increíblemente grandes y los guardias no podrán con todos si es que llegan a entrar al pueblo- Hablaba rápido y miraba hacia los lados preocupados. 

-¿Qué? ¿Por qué nos tenemos que asegurar de eso nosotros? ¿Por qué no lo haces tú?- Después de preguntar aquello él solo me miro sonriente, una sonrisa triste y agotada. 

-Ya no soy más un héroe de este pueblo, no tengo ni el derecho ni el deber de participar en una junta así, pero todavía puedo luchar y proteger a quienes son inocentes, iré a la zona Sur del pueblo, intentaré eliminar a la mayor cantidad de monstruos que pueda- Escuchamos un grito y vimos a Lolito acercándose a nosotros -Debo irme ahora, lo siento, suerte- Y antes de que Alexby o yo pudiéramos detenerlo, salió corriendo, con su oscura y fornida silueta perdiéndose entre la lluvia y la negrura.

-¡¡Hey, chicos!!- Antes de que Lolito llegará a nuestro lado hice desaparecer la marca de mis ojos y mis orejas, el sonido de la lluvia volvía a encapsular todo y apenas si podía ver a Lolito acercarse -¡¡Chicos!!- Nuestro compañero pelirrojo llego al centro junto a nosotros. 

-¡¡Lolaito!! ¡¡Vamos!!- Junto con Alexby lo arrastramos hasta el edificio que Vegetta nos había señalado. 

Entrar y cerrar la puerta fue un alivio, ya no sentíamos el golpeteo de la lluvia sobre nosotros y el sonido quedo levemente amortiguado, además de que el edificio (El ayuntamiento, al parecer) estaba bien iluminado. 

-¡¡Esos son Willy y Auron!! ¡¡Y ahí esta Mangel!!- Apenas recuperamos un poco el aliento Alexby miro por la ventana. Tenía razón, afuera, en el mismo lugar en donde habíamos estados parados nosotros, estaban llegando los chicos de a poco -Iré a buscarlos, Luzu, Lolito, alguno busque por el lugar cualquier cosa que pueda servirnos para la pelea- Asentimos de inmediato, aunque Lolito seguía un poco sorprendido. 

Pronto estuvimos los ocho en la misma sala, mojados, irritados, y con una mirada seria y preocupada en el rostro. 

Esto parece un consejo de guerra. 

Nos miramos los unos a los otros sin decir nada. 

Es que lo es, la guerra acaba de empezar.