-¡¿Frank? Como... o sea... ¿Frank Garnes? ¿Staxx? ¿ByStaxx?- Vegetta soltó una carcajada ante la clara sorpresa y estupefacción de su compañero. 

-Si, ese mismo Chiqui ¿De qué otro podría estar hablando? Se dio la casualidad de que él buscaba lo mismo que yo, así que nos enfrentamos juntos a unos cuantos tipos y tal, él me ayudo a llegar al limite de Karmaland de regreso- Comió su desayuno lentamente, viendo como Luzu no salía de la sorpresa todavía.

-Pe...pero... tú... ¿Cómo esta? ¿Esta bien? ¿Por qué se fue? ¿A dónde se fue? ¿Qué estaban buscando? ¿Por qué no volvió? ¿Por qué él...?- El peli castaño había empezado a tartamudear y hablar cada vez más entrecortado. 

-Calma Chiqui, calma... ¿No sabes por qué se fue? ¿Willy nunca se los explicó? Vaya... Guillermo es una rata asquerosa de mucho cuidado...- A pesar de todo lo que estaba diciendo, Vegetta seguía completamente calmado, y hablaba lentamente, calmando y confundiendo a su compañero. 

-¿Willy? ¿Qué tiene que ver con la ida de Frank?- Vegetta suspiro, sonaba frustrado, molesto y... decepcionado. 

-Luzu, Willy es la razón por la que Frank se fue de Karmaland, tuvieron una pelea por algún desacuerdo, gritaron, lanzaron cosas, lucharon, y al final de aquel día Frank solo cogió todas sus cosas y se fue, así sin más, sin despedirse ni mirar atrás- Luzu miro su plato, el cual casi no había tocado, en silencio, ni él ni Alexby habían estado cuando eso sucedió, en aquella época ellos también habían estado fuera de Karmaland -Y sobre tus otras preguntas... esta bien, se ve bastante bien en realidad, estaba tan sorprendido como yo cuando nos encontramos- Se perdió por un momento en aquellos recientes recuerdos. 

-¿Y qué fueron a buscar? Según recuerdo ayer dijiste que era algo que nos serviría en la batalla o algo por el estilo- Vegetta asintió sonriendo nuevamente -Genial, si, explícame que cosa vale tanto la pena como para que llegues muriendo a casa-Vegetta se rio suavemente, pero abrió su inventario y saco aquellas gemas que casi le costaban el viaje de ida. 

-Esto lo vale- Abrió la palma de la mano, y le mostró a su compañero aquello que sostenía -Las gemas de Valkyre (Val-qui-re)- Aquellas joyas en su mano brillaban suavemente, Luzu las miraba casi con expresión hipnotizada.

-¿Cómo es que tú...? ¿Cómo los conseguiste? ¡¡Por eso te curaste de esa forma!! Pero... Creí que eran un mito, una leyenda...- Miro con los ojos abiertos por la sorpresa al dueño de la mansión, luego a las gemas, luego al dueño y así muchas veces. 

-Lección dos para Hechiceros aprendices, nunca, jamás, creas que algo es un mito o una leyenda. En este mundo todo es posible hasta que literalmente, y de todas las formas posibles, pruebes lo contrario ¿Quedo claro?- Luzu asintió, recordando levemente la noche en la que se hicieron compañeros. 

Luzu volvió a mirar las gemas. 

Era increíble, las gemas de Valkyre eran un cuento entre la gente, mencionados en la leyenda de una guerrera que se gano el favor de sus dioses, y en recompensa por sus hazañas se gano un amuleto con 3 piedras mágicas, dependiendo de la versión de la historia que escucharas las piedras podían curarte, darte energía, fuerza, o hacerte inmortal durante un periodo limitado de tiempo. 

Eran una leyenda que circulaba entre la gente desdé la época antigua, cuando los héroes morían de forma permanente, se decía que, cuando la chica había muerto, el amuleto se fue con ella, llevándose el poder de esos dioses a la tumba. Pero ahí estaban, frente a él, brillando en la mano de la persona a la que amaba... 

Amor... ¡¡La confesión de Rubius!!

Luzu despertó de su ensoñación de inmediato, sintiéndose repentinamente ansioso y asustado, Vegetta le miro confuso, demostrando que ya se había dado cuenta de lo que el otro sentía. 

-Vege... Vegettita, es... wow... es increíble que las hayas encontrado, en serio, pero... eh... hay algo que tengo que contarte que paso ayer... algo sobre Rubius-