El reloj marcaba las doce cuando el de ojos violetas se despertó, Luzu seguía pacíficamente dormido en el sillón y afuera el sol brillaba en todo su esplendor Bueno, eso es algo, al menos ya dejo de llover. 

Tenía un poco de hambre pero sabía que en la cocina no habría nada más que agua, la comida se le había acabado hace días y usualmente salía a comer al pueblo. 

Se levanto suavemente del sillón, intentando no despertar a su compañero dueño de Manolo y partió a limpiar su gran mansión.  Barrio la tierra de los floreros rotos, recogió los trozos de cerámica rota y los marcos destrozados de las fotografías del salón y el comedor. Arreglar las pinturas del pasillo le tomo relativamente poco tiempo, de hecho, en menos de una hora tenía toda la primera planta de su mansión limpia.

Subió al segundo piso suavemente sin querer hacer mucho ruido con sus pisadas, la sala de cofres había estado cerrada todo el tiempo con sus mascotas adentro por lo que no tenía que limpiarla, pero su cuarto... su cuarto era otra cosa. 

Las sabanas completamente desordenadas, su armario completamente roto y sus ropas tiradas por doquier, los fragmentos de vidrios de la foto de Rubius y él riendo...

-No puedo creer que haya hecho esto, no es propio de mi, no puedo dejar que alguien venga por cualquier motivo y vea todo este desastre ¿Qué pensarían de mi?- Hablo consigo mismo el de ojos amatista mientras recogía cuidadosamente los trozos de vidrio que habían quedado en el suelo de su habitación. 

-Pensarían que eres un poco más humano- Pego un salto al escuchar la voz de Luzu, los vidrios cayeron de su mano y al intentar recogerlos rápidamente se hizo un corte, soltó unas cuantas maldiciones por lo bajo -Pero bueno, he visto muchas cosas últimamente, pero nunca dejara de sorprenderme el hecho de escuchar al gran Vegetta maldecir- Se acerco un poco. 

-Si, ya... ¿Qué quieres Luzu? ¿Era necesario pegarme tremendo susto? ¿Cuánto tiempo llevas despierto?- El recién nombrado rio suavemente. 

-Lo siento por lo del susto, desperté hace unos minutos y decidí buscarte al ver la hora, no sé si lo sabes, pero son las dos, y estoy seguro de que, como yo, no has comido nada todavía, ni como almuerzo ni como desayuno- ¡¿Las dos?! ¡¿Tan rápido paso el tiempo?! 

-No te preocupes, no tengo hambre- Y claro, como el destino parecía querer arruinarlo, su estomago rugió y su compañero le miro con una ceja alzada. 

-Si, claro, y yo no soy bisexual, te espero abajo, iremos al pueblo a almorzar- Antes de que el dueño de la casa pudiese reclamar Luzu siguió hablado -Y no acepto reclamos- Vegetta frunció el ceño. 

-Pero Luzu, ya dije que no...- Intento alegar tercamente el oji violeta.

-Sin reclamos he dicho- Se acerco suavemente a donde estaba Vegetta y se agacho para quedar a su altura, tomo la mano en la que se había enterrado un vidrio y deposito suavemente un beso sobre la herida -Venga, te espero abajo- Y salio de la habitación con una sonrisa, dejando a un Vegetta sonrojado en el suelo de su propio cuarto.

Maldito y sensual Luzu... ¿Qué me estas haciendo?